NARRATIVA – INVESTIGACIÓN – DATOS

Las cifras de la crisis humanitaria del triángulo norte

Los países de la región norte de Centroamérica enfrentan condiciones de desigualdad económica, diferentes formas de violencia y vulnerabilidad a los choques climáticos que causan el desplazamiento forzado en la región. Reportes de Naciones Unidas dan cuenta que la atención a esta crisis humanitaria en Guatemala, El Salvador y Honduras carece de fondos para el año 2022.  

Al menos 274 millones de personas necesitarán asistencia y protección humanitaria durante 2022, según reportes del Panorama Humanitario Mundial de Naciones Unidas para este año. Esta cifra representa 39 millones más respecto a los 235 millones de personas de hace un año. Entre estas personas en vulnerabilidad se encuentran 8.3 millones de Guatemala, El Salvador y Honduras.

En 2022, la acción humanitaria en estos países además deberá adaptarse a las consecuencias de la pandemia del COVID-19, los conflictos internos en estos países y la pobreza extrema en aumento. Estas son algunas de las causas de los desplazamientos y el panorama de la crisis humanitaria en los tres países del norte de Centroamérica.

Guatemala

En Guatemala alrededor de 8.5 millones de personas -la mitad de la población del país- viven en la pobreza, lo que debilita su capacidad para mitigar el riesgo ante los fenómenos climáticos.

En 2020, la pandemia del  COVID-19 y las tormentas tropicales de Eta e Iota agravaron las condiciones humanitarias preexistentes, detalla el informe de país Panorama Humanitario Mundial 2022 de Naciones Unidas.

Estas tormentas dejaron a 1,8 millones de personas necesitadas de ayuda humanitaria. Agravaron el desplazamiento de poblaciones, la migración, y la inseguridad alimentaria y nutricional.  En 2021, el número de guatemaltecos estimados en situación de inseguridad alimentaria aguda fue de alrededor de 3,45 millones de personas. La desnutrición crónica afecta al 47% de los niños menores de 5 años, la tasa más alta de América Latina y el Caribe. Esta cifra alcanza el 58% entre los niños indígenas.

Entre enero de 2020 y julio de 2021, más de 235 mil 400 guatemaltecos fueron detenidos en la frontera entre México y Estados Unidos. Registros migratorios detallan que casi 46.000 personas fueron devueltas a Guatemala desde Estados Unidos y México en 2020, entre ellas más de 4.500 niños y adolescentes no acompañados. 

El Panorama de Necesidades Humanitarias 2021/2022 identificó a 3,8 millones de personas que requieren asistencia un aumento del 15% en comparación con los 3.3 millones de personas que la necesitaban en 2020. Para 2022 este estudio de Naciones Unidas espera “que la situación humanitaria empeore debido a la falta de oportunidades de subsistencia, las pérdidas de cosechas y las interrupciones en el acceso a los alimentos, así como la limitada cobertura de los programas de protección social”.

Y para 2023 se prevé que los desplazamientos aumenten un 35 % respecto a 2020, hasta alcanzar a 578,400 personas “debido a la escalada de violencia y al deterioro de la situación socioeconómica y de los derechos humanos”, detalla este estudio.

Prioridades de atención

El Plan de Respuesta Humanitaria (HRP) 2021-2022 para Guatemala  requiere 210 millones de dólares. Prioriza estratégicamente a los grupos vulnerables y las zonas geográficas más afectadas por Eta e Iota, las comunidades del Corredor Seco sujetas a choques climáticos recurrentes y las zonas con una presencia significativa de personas en movimiento. 

Los objetivos estratégicos del HRP pretenden proteger y salvar las vidas de las personas afectadas, al tiempo que refuerzan la resiliencia. “En medio de los elevados niveles de violencia e inseguridad, incluidos el feminicidio, la violencia de género y la violencia contra los niños, la protección es una cuestión transversal clave a la que se da prioridad en toda la respuesta”, detalla el informe.

El Salvador

El Panorama de Necesidades Humanitarias 2021/2022 identifica a El Salvador como uno de los países más densamente poblados de América Latina con “altas tasas de exclusión socioeconómica, la inadecuada planificación urbana y de infraestructuras, el déficit cualitativo y cuantitativo de viviendas y el importante hacinamiento”.

Alrededor de 656 mil  personas viven en la pobreza extrema, casi el 10% de la población del país. Además, las condiciones geográficas lo hacen propenso a los choques climáticos recurrentes, como las sequías, las tormentas tropicales y la actividad sísmica.

Además enfrenta el impacto agravado de la sequía 2018-19, las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal, y el deslizamiento de tierra de Nejapa en 2020. Así como una gran degradación medioambiental que lo hace propenso a la erosión y los desprendimientos de tierra, detalla el estudio de país.

La crisis de COVID-19, además, agrava las vulnerabilidades preexistentes, “incluidas las lagunas en el acceso equitativo para atender las necesidades básicas, como el agua potable, y los inadecuados servicios de nutrición y salud, incluida la salud sexual y reproductiva, los servicios de protección y otros servicios de respuesta para los supervivientes de la violencia de género (VG)”, resalta el estudio. 

Las tasas de homicidio han disminuido significativamente desde 2019, pero en 2020 hubo 19,8 homicidios por cada 100 mil habitantes, y una encuesta nacional revela que 63 de cada 100 mujeres entrevistadas había sufrido violencia sexual. Los salvadoreños siguen saliendo del país en busca de protección internacional, y aproximadamente 38 mil 200 fueron detenidos en la frontera con Estados Unidos entre enero y septiembre de 2021.

El Panorama de Necesidades Humanitarias 2021/2022 identificó a 1,7 millones de personas que requieren asistencia (el 25% de la población salvadoreña). “Esto supone un asombroso aumento del 164% respecto a las 643.000 personas necesitadas identificadas en 2020, antes de que la pandemia de COVID-19 y los impactos de las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal multiplicaran las vulnerabilidades existentes”, expone el estudio de Naciones Unidas.

Prioridades de atención

Se prevé que el número de desplazados internos y de personas en riesgo de desplazamiento aumente, junto con el agravamiento de las condiciones socioeconómicas. En 2020, 33 mil 200 salvadoreños solicitaron asilo principalmente en México y Estados Unidos, con lo que el número total de solicitantes de asilo de El Salvador pendientes de una respuesta asciende a 149 mil 265.

En 2022, la comunidad humanitaria pretende asistir a 912 mil 200 de las personas más vulnerables (alrededor del 54% de las personas necesitadas), muchas de las cuales tienen necesidades relacionadas con los medios de subsistencia, la protección, la salud, la nutrición, la educación y el agua y el saneamiento básicos. El Plan de Respuesta Humanitaria (HRP) 2021/2022 de Naciones Unidas requiere de 156 millones de dólares.

Honduras

La pandemia de COVID-19 y las tormentas tropicales de Eta e Iota debilitaron significativamente la capacidad del Estado hondureño para afrontar las crisis humanitarias multidimensionales, señala el Panorama de Necesidades Humanitarias 2021/2022 de Honduras.

Las tormentas “dañaron o destruyeron 10 hospitales y 404 centros de atención primaria, lo que, sumado al cierre parcial o temporal de los centros de salud durante la pandemia de COVID-19, está creando un déficit de cobertura sanitaria”, resalta el estudio. La tendencia al aumento de las sequías prolongadas relacionadas con El Niño, así como las lluvias cada vez más intensas derivadas de la actividad de las tormentas tropicales, han tenido efectos devastadores en la salud, la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia.

Se estima que el 70% de la población, es decir, unos 6,6 millones de personas, vivían en la pobreza a finales de 2020, lo que supone un aumento del 11% respecto al 59,3% registrado en 2019.  Con una tasa de 37,6 homicidios por cada 100.000 habitantes Honduras ocupa el tercer lugar entre los países de América Latina y el Caribe en 2020 en violencia homicida. Esa tasa incluye el mayor índice de feminicidios de la región, con 6,2 muertes por cada 100 mil 000 mujeres.

Más de 937 mil 000 personas fueron desplazadas internamente debido a desastres en 2020, el mayor número de nuevos desplazamientos en América Latina y el Caribe. Además, Honduras se está convirtiendo cada vez más en un país de tránsito y destino para las personas que se desplazan en la región, una situación que podría agravarse debido al deterioro de las condiciones en Nicaragua. 

Se estima que 2.8 millones de personas necesitan asistencia humanitaria, más del doble de los 1,3 millones de personas necesitadas que se estimaron en el Panorama de Necesidades Humanitarias publicado a principios de 2020, antes de la pandemia de COVID-19 y los impactos de las tormentas Eta e Iota. 

“En términos más generales, la pobreza estructural y el debilitamiento de las capacidades de resiliencia seguirán teniendo efectos adversos sobre los medios de vida y la seguridad alimentaria, lo que agravará aún más la desigualdad e impulsará la migración dentro y fuera de las fronteras”, resalta el estudio de Naciones Unidas. 

Prioridades de atención

Al menos 1.8 millones de personas, incluyendo 612 mil mujeres y 828.000 niños en todo Honduras requerirán asistencia a través del Plan de Respuesta Humanitaria (PRH) 2021-2022, el cual tiene un costo estimado de 222 millones de dólares. 

La respuesta multisectorial en el marco de este plan se dirige a las personas con las necesidades más graves en 127 municipios prioritarios, seleccionados de entre los 298 municipios de Honduras tras un análisis exhaustivo de las zonas más afectadas por el COVID-19, la violencia y los desastres naturales.

“Dada la gravedad y el alcance actuales de las necesidades en todo Honduras, las necesidades del PRH superan las necesidades combinadas de los dos últimos llamamientos de Honduras para responder a Eta e Iota (90,1 millones de dólares con una financiación de 71,5 millones de dólares para una cobertura del 79,3%) y a la pandemia COVID-19 (98 millones de dólares con una financiación de 24,5 millones de dólares para una cobertura del 25%)”, expone el estudio de Naciones Unidas.

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