NARRATIVA – INVESTIGACIÓN – DATOS

Dibujo Edgar Esquit, antropológo guatemalteco. Por: Diego Orellana.

Edgar Esquit: “El nacionalismo de los guatemaltecos surge de la combinación entre racismo y patriarcado”

En 2024 se cumplieron 500 años desde la llegada de los españoles a Guatemala. Este especial centra la mirada en la reflexión y las demandas contemporáneas de los pueblos originarios. En este segundo diálogo conversamos con Edgar Esquit Choy, Doctor en antropología Social. Esquit ahonda en la construcción de la identidad nacional pensada desde raíces criollas y los distintos momentos y evoluciones que esta ha tenido durante más de 200 años de independencia.  Además, cuestiona el racismo y patriarcado sobre el cual fue construida la identidad en este país.

Esta entrevista forma parte del especial 500 años, que centra la mirada en la reflexión y las demandas contemporáneas de los pueblos originarios a través de cuatro voces y pensamientos que resignifican y analizan estos cinco siglos desde una visión indígena.

Edgar Esquit, originario de Patzicia, Chimaltenango, lleva gran parte de su carrera tratando de desentrañar el nacionalismo en Guatemala. Esquit no solo es antropólogo sino también historiador, y tiene como una de sus principales líneas de investigación las comunidades indígenas del Altiplano de Chimaltenango. Entre estas, destaca su interés por escribir sobre la movilización política de los mayas durante el siglo XX y la vida de los pueblos y comunidades indígenas a partir de archivos existentes en los municipios. En la actualidad, se encuentra trabajando en una investigación sobre las tradiciones religiosas en estas mismas localidades.Además, cuenta con una maestría en Antropología por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) en México. Actualmente es investigador del Instituto de Estudios Interétnicos y  de los Pueblos Indígenas de la Universidad de San Carlos de Guatemala. 

Entre algunas de sus  publicaciones se encuentra Proyecto Político Maya y Reconstrucción de la Historia, Comunidad y Estado durante la Revolución, Relaciones intrínsecas en Tecpán y su entorno departamental, La superación del indígena, la política de la modernización de las élites indígenas de Comalapa, Rebeliones y motines: sobre la (in) visibilidad y la heterogeneidad de las identidades políticas mayas en la historia y el presente siglo XX y Camino hacia la utopía.

En este diálogo con Edgar Esquit hablamos sobre la construcción de la identidad nacional y demás identidades que constituyen a quienes habitan este territorio.  

Según el cientista social, el nacionalismo guatemalteco que se constituyó en el siglo XIX y en el siglo XX con la creación de la República, o incluso los procesos democratizadores que se intentaron en 1944, están basados en el racismo  y en el patriarcado.

Edgar Esquit, antropólogo e historiador. Foto: Cortesía.
Edgar Esquit, antropólogo e historiador, realizando trabajo de campo. Foto: Cortesía.

A partir  de la colonización y durante estos 500 años de la misma,  ¿Cómo se ha ido construyendo la identidad en este país?

Si hablamos de una identidad nacional tendríamos que pensar en los procesos que se produjeron durante la revolución de 1944. Creo que ahí es donde la élite que empezó a gobernar, empezó a construir una idea de lo nacional. Y esta idea de lo nacional estuvo muy vinculado con  las ideas de modernidad que estaban tratando de impulsar, muy ligado también al capitalismo.  Ahí se intenta construir lo que ellos llamaron en ese entonces, la integración, la cual implicaba una serie de aspectos como, la economía, política, cultura, y otros aspectos sociales. Esta integración lo que generaría sería una unidad, es decir, todos se iban a identificar como guatemaltecos, todos iban a tener un amor a Guatemala y entonces este amor a Guatemala sería lo que hermanaria a todos. 

Esta es una perspectiva clásica sobre lo nacional y sobre la identidad nacional,  los intelectuales  de la revolución iban atrás de eso.  Ahora yo no voy a decir rápidamente si esto está bien o está mal, pero la contrarrevolución transformó esta idea o este ideal que perseguían los intelectuales de la revolución y lo que vino después de eso, fue un nacionalismo más vinculado a lo militar, a lo contrainsurgente, anticomunismo, la lucha contra  los incivilizados  para ponerlo en esta lógica general del colonialismo. Es decir, uno es guatemalteco, es amante de esta nación, de la patria, si uno es anticomunista y entonces esta noción militarista se fue metiendo a la fuerza, se  construyó con violencia y esto estuvo a la orden del día durante las décadas de los 60s 70s 80s.  

Junto a esto también se fue fomentando una identidad  guatemalteca muy vinculada a lo alegórico. Algo que ya se había trabajado desde el siglo XVIII, cuando el historiador Francisco De Fuentes y Guzmán empezó a escribir su “Recordación Florida”.  Él empezó a pensar Guatemala como un paisaje; y este paisaje es algo que se va a ir apropiando. Pero en el imaginario de las élites esa tierra está allí y  hay que apropiarsela, hay que encontrar  la manera de  cómo  colonizarla. Principalmente es una tierra veraz, como decían ellos en ese tiempo. Y, entonces, adentro de este paisaje está el indio, que es como una planta, es como un árbol. Es como una piedra o un animal que también forma parte de ese paisaje.  Esto  tiene una connotación racista muy fuerte, qué sería uno de los componentes más grandes diría yo de este nacionalismo.

Se concretiza a través de la alegoría que se va  colocando como parte del inicio  de lo moderno. Pero  todo esto llega finalmente con lo indígena. Y cómo lo indígena va a tener un lugar también en esta construcción alegórica de la identidad nacional. Por ejemplo, el traje de la mujer indígena  llega a tener un lugar  muy específico,  hasta llegar a la banalización del huipil y el corte. Esta construcción del nacionalismo en la segunda parte del siglo XVIII  pasa por todas estas formas. Es decir, desde lo militar hasta la banalización de la vida de los indígenas en la alegorización de la identidad nacional.

El inicio de lo guatemalteco y la negación de la historia de los pueblos indígenas

¿Cómo impactó el proceso de colonización y la independencia en la construcción de la identidad nacional?

Yo creo que podemos seguir pensando en esto que decía sobre el trabajo de Francisco De Fuentes y Guzmán.  Porque en este texto (Recordación Florida) se habla sobre la tierra que se conquistó y destaca una serie de personajes que conquistaron la tierra; se habla de personajes que también narran esta  tierra. Y uno de los personajes más importantes en este sentido es Bernal Díaz del Castillo y  su libro Historia Verdadera de la Conquista, que nos está hablando de este momento inicial. Es ahí en donde los criollos empiezan a pensar el nacionalismo guatemalteco a partir de  esta conquista.

De este momento trascendental para ellos. Y, entonces, el proceso de colonización se inicia allí y la imaginación sobre lo nacional es colocada en ese lugar.  Si nosotros nos damos cuenta, tanto historiadores , políticos y personas en general hablan  sobre la historia de Guatemala y empiezan a hablar desde la conquista, entonces uno se pregunta ¿Por qué se coloca ahí el inicio de lo guatemalteco? Si el inicio de la Nación se da a partir de 1821 con la firma de la independencia.  Y la Constitución Política sería el pacto a través del cual se constituye esta comunidad política.

Generalmente se lleva hasta 1524 porque para los historiadores o para las élites en su imaginario,  allí empieza la civilización. Allí empieza todo, como dice un eslogan de los tecpanecos, donde todo empezó.  Un pensamiento bastante vinculado a esta mentalidad criolla,  ahora  reproducido por los propios mayas.

Los conquistadores buscaban el dominio total

¿Qué consecuencias tiene esta perspectiva para los pueblos mayas?

Esta perspectiva obviamente está negando la historia de los pueblos indígenas, está negando la historia de los chinamit, de los amaq mayas, porque está colocando una narrativa criolla sobre las narrativas de los pueblos indígenas. Esta negación de la memoria, niega a la gente, niega a las comunidades.   Así se  construye entonces  la identidad nacional y pues obviamente la independencia de 1821 es el momento en donde los criollos de verdad se imponen. 

A mí me gusta pensar o hablar desde algunas ideas que nos ha planteado el historiador Armando Muyolema, que es Quichua. Él nos dice que, las  independencias del siglo XIX fueron la manera en que los criollos resolvieron un largo conflicto que traían con la corona española.  Ese largo conflicto implicaba el dominio de la tierra y el dominio de la población. Porque ellos, desde los primeros conquistadores, reclamaron ese dominio total, pero no lo lograron. La corona les arrebató ese dominio total sobre la tierra y sobre la población, entonces ellos a lo largo de los 300 años del dominio de la Corona española, lucharon por mantener ese control y construyeron una serie de dispositivos  buscando este control.

Lo que lograron ellos en 1821 fue desplazar a la corona y  colocarse en el gobierno de esta tierra y en el gobierno de la población. Pero el siglo XIX fue un momento también de mucho conflicto entre estas élites, y no lograron  imponerse totalmente y fue hasta 1871 cuando  hubo una élite que impuso sus ideas, que impuso su control sobre la población. Algunos historiadores hablan de que 1871 es el momento cuando el ideal criollo de controlar  la tierra y a la población se logra en sí mismo y fue la esclavización de los  pueblos indígenas.  

La esclavización que se produjo en ese momento negó totalmente alguna forma de ciudadanía para las poblaciones indígenas,  por eso yo empecé mi idea  sobre identidad nacional en 1944 porque antes de esto, yo diría que las élites no se preocuparon por construir una identidad nacional. Sí tenían unas formas de nacionalismo,  pero no se preocuparon por construir una identidad nacional hasta 1944.

Entonces la independencia construyó estas nociones que  podríamos destacar, es decir, el indígena hombre como mozo la mujer indígena como sirvienta y estos seres no tienen una identidad política y tampoco  se le puede llamar hermanos a estos seres incivilizados,  no pueden ser ciudadanos y tampoco pueden ser hermanos en una nación.

La independencia dividió más que construyó, aunque el nacionalismo de las élites se fue conformando desde la época colonial en el  siglo XIX fue un momento de ruptura y de división en Guatemala, por lo menos en este territorio, porque yo diría que no había ninguna identidad nacional en ese momento.

Edgar Esquit, antropólogo e historiador. Foto: Cortesía
Edgar Esquit, antropólogo e historiador. Foto: Cortesía

El manejo de dos identidades, la local y la guatemalteca

¿Se antepone la identidad nacional a las poblaciones indígenas que de alguna manera no se sienten reconocidas por el Estado?

Para decirlo de una manera esquemática, yo diría que sí. Existe un sector indígena que tiene estas identidades mayas y que son unas identidades que surgieron también en la segunda parte del siglo XX. Mucho a partir de la vinculación que lograron establecer los mayas a raíz de múltiples procesos de formación y que se podría llamar toma de conciencia. Algo  que empezó a tener mucha más fuerza en la década de 1970 y  que tomó auge en los 90s. Esta identidad llega también a ser una identidad nacional hasta cierto punto, es una identidad nacional vinculada a la idea de pueblo.

Pero yo diría que, junto a esta identidad nacional que se fue formando por este lado, que agrupa a varias personas que manejan un imaginario sobre el ser maya, también prevalece  un  gran sector de indígenas con una identidad guatemalteca.  Y, en esta identidad guatemalteca, siempre está presente la idea de lo civilizado. Es decir, hay un fuerte sector de indígenas que tienen como utopía el llegar a lo civilizado, o de perseguir lo civilizado, que ahora le llamamos desarrollo.

Entonces, la noción de civilización es lo que sigue prevaleciendo. Y  el ejemplo más claro es lo que hicieron los tecpanecos, o algunos tecpanecos, al celebrar los 500 años de fundación de la ciudad de Guatemala en Iximché, ¿Por qué? Porque la ciudad es el símbolo más fuerte de lo civilizado.

La ciudad en nuestro imaginario, o en el imaginario de estas personas,  es ese lugar hacia donde quisiéramos llegar, ese lugar que deseamos. Y, en ese sentido, estamos copiando esta noción de los criollos sobre la identidad nacional, y lo civilizado pues nos ha penetrado.

Pero junto a esto también tenemos, o por lo menos buena parte de la población mantiene, una identidad local muy fuerte. Porque Tecpán es una localidad y la gente se siente orgullosa de que en este lugar se haya producido un hecho tan importante como la fundación de una ciudad. Pero están hablando de Tecpán, no están hablando de ningún otro lugar, entonces el lugar, nuestro lugar, también tiene una fuerza muy grande en la construcción de unas identidades indígenas.

Y creo que en este imaginario sobre el lugar,  también está el paisaje, está la familia, está la idealización de ciertas tradiciones que conocemos,  y que constituye cada uno de los lugares a los que nos adscribimos. Allí hay un manejo de dos identidades, la identidad guatemalteca y la identidad local, que en muchos momentos se vinculan, como en el caso  de Tecpán, o en muchos otros casos. 

Hay momentos en los que estas identidades se apoyan una a la otra y van construyendo la vida de la gente en estas localidades. Bueno, la celebración del 15 de septiembre en nuestras comunidades nos muestra esas dos identidades funcionando en el mismo momento. 

También hay  identidades comunales muy fuertes en un gran sector del campesinado indígena, en donde los campesinos indígenas que tienen un fuerte apego a la tierra y que construyen una vida en familia también apegado al trabajo,  a la cooperación, a los rituales, en las organizaciones religiosas, es  gente que construye su vida a través de lo comunal.

Ellos  construyen una identidad comunal muy fuerte y aunque  tienen nociones de  la identidad guatemalteca,  son nociones que no van más allá del documento de Identificación DPI, de la firma, es decir de firmar un documento o de la burocracia y eso es  lo nacional para estas personas,  tienen que entrar  a eso nacional solamente cuando es necesario, entran a  este espacio de lo de la nacional o usan esta identidad para poder sobrevivir ante los sistemas de control que están operando sobre ellos.  Y entonces este sector creo yo, tiene una fuerza muy grande en las  comunidades y actúa también políticamente en diversos momentos. también  son críticos ante muchos de los problemas que enfrentan sus comunidades, aunque no tengan tanta fuerza para criticar al Estado específicamente.

Comunidad y Estado durante la revolución es un libro de Edgar Esquit.
Comunidad y Estado durante la revolución es un libro de Edgar Esquit.

Los símbolos en el nacionalismo

¿Qué función tienen los símbolos?

Los símbolos del nacionalismo guatemalteco que se manejan en la actualidad tratan de ser popularizados, de ser llevados al pueblo. Y, entonces, el pueblo lo toma.El capitalismo también tiene una función muy grande en esta popularización  de esta producción simbólica, para mí tan banal. Entonces el pueblo construye  su fiesta alrededor de esta producción simbólica, esta fiesta en donde el pueblo se manifiesta  tiene una fuerza muy grande, ya sea para fomentar la identidad local y también tiene una fuerza muy grande para reproducir un imaginario, sobre el ser guatemalteco. 

Pero aquí el asunto es la fiesta,  la fiesta como algo que nos sirve para reproducirnos en la formación de nuestras identidades, y que las élites tienen otros tipos de celebraciones,  tienen otras formas de construir sus símbolos de lo que ellos consideran su identidad.  Porque a lo mejor las élites en el país están pensando más en procesos  de globalización  en donde sus ideas de ciudadanía ya no son exactamente Guatemala, sino Estados Unidos, Europa y sus símbolos son Cayala,  Miami,  Europa y las ciudades de estos lugares.  Las élites a lo mejor están pensando en París, están pensando en Londres, entonces su celebración está más vinculada a estas ideas globales

Y además ven a este lugar Guatemala como su finca, como ese paisaje, ese lugar que ellos tienen que administrar, que ellos tienen que controlar, pero que no existe un apego a este lugar como lo tendría un maya o un ladino  de los sectores populares que tiene un apego a un lugar. 

Quienes cuestionan son criminalizados

Cuando hablamos de identidad nacional, estamos hablando de elementos, símbolos y prácticas que deben de seguirse ¿Qué pasa cuando no se siguen estas normas?

La identidad nacional es un sentimiento de hermandad,  cuando  la gente está reproduciendo sus ideas sobre la  hermandad  usa estos símbolos que se le presentan. Esto que se ha llamado símbolos patrios y entonces buscan encontrarse, se exige también una fidelidad, hay una exigencia de que si somos parte de esta nación,  tenemos que responder a esta nación, no tenemos por qué traicionar a este lugar, a la gente de este lugar. 

 Pero aquí viene un asunto importante, no tenemos porque traicionar a las leyes de este lugar, el amor a la nación implica el respeto a estas leyes.   lo de los símbolos es un asunto banal, a pesar de que los símbolos como  el árbol nacional o la Monja Blanca están ahí, quizás la Constitución es el símbolo más importante de esta nacionalidad.  Pero mucho de lo que dice la Constitución o de lo que está escrito en las leyes está hecho para dominar y controlar a la población.  

La justificación de la violencia contra los indígenas está en definirlos como indios comunistas cuando se oponen a estas normas injustas como las que favorecen el extractivismo o  las que les niegan educación o esas leyes que no les dan espacios políticos entre muchas otras.  A los indígenas se les imponen leyes injustas y cuando cuestionan esa injusticia  son vistos como criminales. La nación se pone en su contra.

Una fuerte construcción política

¿Cómo los pueblos indígenas han mantenido su resistencia en cuanto a su identidad originaria a pesar de tener una identidad nacional, construida a partir de un Estado criollo?

Destacaría primero la identidad comunal que se empezó a formar  desde 1542. Los pueblos se fueron estableciendo, pero como sabemos este orden implicaba el control en este espacio. Un control para seguir extrayendo la fuerza de la gente. Pero en estos espacios llamados pueblos de indios la gente supo reconocerse entre unos y otros. Y ese reconocerse entre unos y otros, volver a verse después de la gran violencia que vivieron, los hizo construir su vida a partir de ese reconocimiento y constituyeron formas de relacionarse. Formas de organizarse, establecieron una memoria, recordaron la vida de sus antepasados.  Todo este entramado que se fue conformando más o menos desde 1580 hacia adelante, es lo que podríamos entender como comunidad y que llega hasta nosotros. 

Atrapados sí, dentro del pueblo de indios, atrapados dentro de un municipio, atrapados en un espacio organizado por las élites. Pero están allí y adentro de este espacio también hay una construcción política muy fuerte, que a veces ha sido reconocido como resistencia. Ha sido reconocido como motín incluso, pero es una fuerza política muy grande que está centrado sobre una utopía o una esperanza por la autonomía, por una autodeterminación, por una esperanza de la gente por darse una vida propia.

Y creo que esta fuerza sigue siendo muy grande en la actualidad y entonces es lo que mantiene a la gente, es decir esta política. Pero también este reconocimiento entre unos y otros del que hablé hace un momento, porque el apoyo mutuo que la gente se tiene, el apoyo mutuo que la gente se tiene en el vecindario, entre la organización religiosa, una cofradía, si es una  capilla de la Iglesia Católica, si es durante la muerte, si es durante el bautizo y cualquier momento y en cualquier espacio de cualquier forma la gente mantiene una solidaridad.

Pero también hay conflictos, también hay controversias, hay enojos, pero hay formas de resolver estos conflictos que surgen en esta comunidad.  Y entonces este hecho mismo de vivir de esta manera es  un cuestionamiento ante las formas dominantes de existir, es decir, ante el capitalismo porque  lo comunal se forma en este sentido en el que yo lo he tratado de explicar, es algo contrario a la reproducción del capital. Todas estas formas de la economía, todas estas formas de encontrarse entre las familias y entre la gente es algo diferente a lo que sucede en una producción capitalista.

Y aunque el capitalismo también es una forma de reproducir la vida, la comunidad es una forma distinta  de reproducir la vida  y entonces  de alguna forma se opone a este control que impone el capitalismo y hay ahí una lucha en un campo de poder tan grande, que podría ser el mundo entero o podría ser un espacio como América Latina o Guatemala, pero los indígenas actúan en este espacio, a partir de sus identidades comunales.

 Los fuertes movimientos que se han mantenido a lo largo del tiempo y los que vemos en la actualidad parten desde ese lugar, estas identidades que nosotros hemos hablado hace un momento  de ser maya, de ser kaqchikel partieron desde este lugar.  Aunque adquieren otra forma a partir de la década de los 90s y otra forma en la actualidad, estas identidades llegan a tener una forma de nacionalismo maya, todas partieron de la comunidad. El nacionalismo maya siempre recurre a lo comunal, siempre regresa a este lugar para tratar de manifestarse o para tratar de hacerse ella misma.

Claro que para muchos el nacionalismo maya solo es un indigenismo más, pero no se dan cuenta de lo que esto implica en la construcción de las identidades y de las formaciones políticas, pero yo coloco en este sentido a la comunidad como  esto tan fuerte, este espacio de encuentro tan fuerte en donde reproducimos la vida y en donde reproducimos una política.

Esta entrevista forma parte del especial 500 años, que centra la mirada en la reflexión y las demandas contemporáneas de los pueblos originarios a través de cuatro voces y pensamientos que resignifican y analizan estos cinco siglos desde una visión indígena.

Ilustración especial 500 años. Por Diego Orellana


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