El Infectólogo y epidemiólogo Edwin José Joaquín Asturias Barnoya fue juramentado el pasado 4 de junio por el presidente Alejandro Giamamttei para ocupar el puesto de director ejecutivo de la Comisión Presidencial de Atención de la Covid 19 (Coprecovid). En esta entrevista explica su perspectiva acerca de la situación de Guatemala ante la pandemia y su misión al frente de esta comisión que reúne a cinco ministerios y una secretaría presidencial.
P-¿Cuál es su papel dentro de la Comisión Presidencial de Atención de la Covid 19 (Coprecovid) ? ¿Aconsejar, coordinar o tomar decisiones?
R-Tomar decisiones no. Para eso tenemos una constitución y un sistema de leyes como población. El mandato constitucional establece que es el organismo ejecutivo y sus dependencias como ministerios quienes toman las decisiones de Gobierno.
La Comisión como tal es un ente que viene a articular, a tratar de ayudar al Gobierno en esa coordinación, ayudarlo dándole un consejo técnico, basado en la mejor evidencia científica y epidemiológica. Básicamente se trata de proveer apoyo a un Estado con un ministerio de salud y los demás instituciones que han sido sobrepasados por la epidemia.
P-Entonces, las consideraciones suyas tendrían que ser escuchadas dentro del gabinete del gobierno
R-Claro, pero el gabinete tiene la decisión final de tomar las decisiones porque la comisión tiene una característica técnica importante; mientras que saldrán aspectos políticos de la toma de decisiones que el Presidente y su gabinete tienen que determinar.
P-¿Y no le genera conflicto que al final prevalezca la decisión política sobre la técnica?
R-Por supuesto que a veces hay conflicto entre decisiones técnicas y decisiones políticas, pero tampoco podemos considerar que sólo las decisiones técnicas deben prevalecer. Estamos muy conscientes de que hay aspectos políticos… Cuando digo políticos no hablo de politiquería sino de política social que es un aspecto importante de considerar. Para ello es que hemos elegido un presidente y un vicepresidente: para dirigir este país.
P-De lo que ha visto desde su nombramiento, ¿Cree que haya necesidad de aplicar algún correctivo en la forma que se ha manejado la epidemia?
R-Debemos estar conscientes de que ningún país tenía una receta para enfrentar esta pandemia. Contamos con evidencia que nos está ayudando a entender cómo manejarla de mejor manera. Las intervenciones iniciales han ayudado a que la primera oleada de esta pandemia haya sido retrasada de seis a ocho semanas en el país.
Pero estamos en esa escalada que la mayoría países está viviendo en este momento. Necesitamos Recomponer algunos procesos para que pueda responder a esta siguiente fase de control de la epidemia.
P- En este momento se empiezan a llenar los centros de atención. ¿Existe alguna forma de medir en qué medida el colapso del sistema de salud incide en la mortalidad a causa de este virus?
R-No sabemos si podemos establecer una relación directa, pero es obvio que si los centros hospitalarios se llenan, va a ser difícil atender a todos los que lo necesiten. Por ejemplo, si llega una persona enferma seriamente de coronavirus y no hay espacio en el hospital, va a ser difícil decirle a otra persona “mire, usted: sálgase porque vamos a atender a este paciente”. Esas son las decisiones que no queremos llegar a tomar en Guatemala si la epidemia continúa expandiéndose.
P-¿A partir de qué momento se puede decir que sea superado un pico?
R-Al momento que estemos empezando a ver la disminución de casos constante. Y cuando digo constante no me refiero a que de hoy para mañana veamos una disminución, sino a la constante disminución de casos por 14 días. Además podemos usar otros indicadores, como el porcentaje de positivos que se presentan de las pruebas que estamos corriendo.
Viendo los casos en aumento y la cantidad de población potencialmente contagiable, ¿Es posible hablar en este momento de superar un pico en un futuro cercano?
R-Lo único que nos va poder ayudar a contener el pico actual de la primera ola son las medidas de confinamiento y prevención. Otros países han empezado a medir cuántas personas se infectaron en esta primera ola y no es suficiente para proveer lo que llamamos inmunidad de rebaño o la protección colectiva que nos permite que el virus ya no se reproduzca de la manera tan eficiente.
Es obvio que tenemos que trabajar mucho en las recomendaciones de prevención que han estado siendo una y otra vez mostradas como las maneras de disminuir ese contagio
P-¿Y cuánto puede tardar en llegar esta inmunidad de rebaño? ¿Décadas?
R-No creo que debamos decir décadas. La inmunidad colectiva va a llegar en el momento que alrededor del 60 o 70% de la población haya sido infectada. En algunos países se ha podido ver el número de infectados en miles y miles, con lo que se infectó el 5% de la población. Pero hablar de entre un 5% a un 60% implica que todavía nos falta.
Además estamos muy esperanzados de que exista una vacuna pronto. Si la vacuna es eficaz entonces va a poder ayudar a proteger al resto de población.
P-Se dice que en epidemias y pandemias, las segundas oleadas son las que más víctimas cobran. ¿Por qué?
R-Por lo general, la segunda ola es la más grande. La razón que hemos visto es que esa segunda ola coincide con la reapertura de escuelas y universidades. No se puede tener mejor lugar para contagiar enfermedades que uno en el que jóvenes y niños están reunidos con guías y profesores, compartiendo un espacio. Es el ambiente ideal para la reproducción de infecciones.
P-¿Existe el riesgo de que la Covid-19 se convierta en una enfermedad estacional que pudiéramos tener cada año?
R-No lo sabemos. Tenemos dos ejemplos anteriores de virus que son primos hermanos del SARS-CoV-2 (virus causante de la Covid 19). De estos, El SARS-CoV (virus causante del Síndrome Respiratorio Agudo Severo) se pudo contener y desapareció por completo. No lo hemos visto desde el 2003. Mientras que el virus del MERS-CoV (virus causante del Síndrome Respiratorio de Medio Oriente), ha seguido endémico durante los últimos años en los camellos y las personas que tienen contacto con los camellos .
Existe la posibilidad de que sea endémico y dependerá mucho de su comportamiento, pero es muy prematuro decir si lo será o no.
P-¿Es necesario que exista una unificación de criterios en las autoridades y la población para el combate de una pandemia?
R-Diferentes crisis en salud tienen diferentes maneras de abordarse. Hay epidemias que no se pueden contener sólo a nivel local y lidiar con ellas requiere de la coordinación de varios sectores de un gobierno o inclusive de la población.
Una epidemia de dengue, por ejemplo, requiere que se trabaje de la mano, tanto del sector salud como de las autoridades ambientales, de comunicaciones y otros actores, para tratar de evitar las condiciones que permiten que el mosquito se reproduzca.
Una epidemia que tiene una importancia o una diseminación más grande, obviamente, requiere de una coordinación muy cercana tanto de las entidades del Gobierno, como de la población y sus diferentes sectores
P-¿Como la de la Covid-19?
R-Claro, y eso es parte de por qué el presidente ha llamado a constituir esta Comisión que es parte de su misma coordinación y es la respuesta que el presidente da. Al final de cuentas él es el capitán o el director del equipo, que hizo un llamado a un grupo de expertos que van a ayudarlo.
P-¿No le preocupan las reacciones adversas adversas de sectores que no ven con buenos ojos las medidas que se emplean para reducir los contagios?
R-En una sociedad democrática, la posibilidad de que diferentes personas tengan diferentes opiniones es normal. Uno debe aceptar que eso puede existir y tener esa tolerancia. Creo que vamos a sacar este trabajo basados en la mejor evidencia científica y en los hechos. Vamos a tratar de apoyar al presidente y a todo su equipo para que seamos exitosos, pero el éxito nuestro va depender de todo el trabajo en conjunto con Guatemala.
P-¿Y qué riesgo representan los sectores que no acatan las medidas?
R-Tenemos que estar muy claros en algo: tratar de que esta pandemia no nos afecte de la peor manera implica una responsabilidad individual de cada persona y una responsabilidad social. Responsabilidad individual porque las personas que deciden, por cualquier razón, no seguir las recomendaciones que la evidencia científica muestra, están arriesgando su salud, su vida y la de sus familiares cercanos.
Y responsabilidad social, porque no protegerme incide en la posibilidad de que la epidemia sea más grande y que rebase la capacidad que tenemos de atender a los demás. Es una responsabilidad hacia la sociedad seguir las medidas de protección que se recomiendan. Si la epidemia rebasa la capacidad del sistema yo voy a afectar a miles de guatemaltecos que probablemente pueden enfermar y morir.
P-¿Y esta evidencia científica establece el aislamiento como mejor estrategia?
R-No hay una sola estrategia. Sabemos que el distanciamiento social es muy bueno para ayudarnos a que esta epidemia no sea tan seria, pero va acompañado de otras medidas como el uso de la mascarilla, el lavado de manos. Pero sí, el no salir cuando no es necesario, el distanciamiento social es una de las estrategias claves.
P-¿Cuál fue su motivación para aceptar ser comisionado?
R-Soy un médico epidemiólogo guatemalteco. Siempre he estado comprometido con mi país. Cuando a uno lo llama su país porque piensa que puede contribuir en lo que todos los guatemaltecos están haciendo, tratar de contener esta epidemia, uno no puede decir que no.