Flor Barán, terapeuta maya kakchiquel y parte del grupo técnico de Mujeres Mayas Kaqla, afirma que el bienestar también es político y que para lograrlo entran en juego diversos factores. Considera que es necesario reconstruir la memoria histórica, vivencias y valores que ayuden a transformar las prácticas opresivas que se han vivido de manera individual y colectiva.
Esta entrevista forma parte del especial 500 años, que centra la mirada en la reflexión y las demandas contemporáneas de los pueblos originarios a través de cuatro voces y pensamientos que resignifican y analizan estos cinco siglos desde una visión indígena.
Para cerrar este espacio nos preguntamos sobre la importancia de reflexionar y pensar en la posibilidad de un país que reconozca su historia e indague sobre los efectos psicosociales que ha dejado la violencia ejercida en distintos momentos de la historia en la población.
En este diálogo conversamos con la terapeuta kaqchikel Flor Barán, parte del grupo técnico de Mujeres Mayas Kaqla. Ella es originaria de Patzún Chimaltenango. Lleva casi 23 años asistiendo a procesos de formación con esta organización y actualmente se encuentra coordinando procesos de liderazgo con niñez y juventud en Chimaltenango.
Kaqla se interpreta como arcoiris en idioma Q’eqchi’ y es una organización conformada por mujeres mayas que llevan 28 años trabajando en temas terapéuticos desde la cosmovisión maya. Su principal enfoque es la sanación de tramas históricos y colectivos.
A lo largo de su formación y carrera, Flor ha aprendido que es necesario limpiar el camino a través de sanación de emociones, eventos y traumas.
Flor Barán
Terapeuta maya kakchiquel
“Muchos vemos a nuestros ancestros y a nosotros mismos como víctimas. Lo que nos toca hacer es dejar de verlos como víctimas porque, al verlos como víctimas, dejamos de ver su capacidad, su sabiduría, su ser científico, su fuerza y su poder”.
Según el libro de Kaqla, titulado “Tramas y Trascendencias” en nuestros pueblos está profundamente enraizado el ser víctimas. “Eso sucede porque realmente hemos vivido situaciones sumamente difíciles que nos han hecho vernos, sentirnos e identificarnos como víctimas, por lo que es necesario desestructurar esa trama colectiva de la víctima, ya que es un filtro a través del cual vemos la vida y la vivimos”.
Ellas han llamado tramas a la secuencia de traumas qué se viven. Son los traumas que son colectivos, históricos y transgeneracionales. Por ejemplo, el racismo, opresión y represión que han generado efectos no solo a una persona, sino que a varias, a través de los años y generaciones.
El dolor provocado por lo vivido crea maneras de pensar, explicaciones y justificaciones que delimitan la manera de vivir y de mirar el mundo. Con ello se perpetúan el dolor, el miedo y los prejuicios existentes y se construyen otros nuevos.
P- ¿Cuál ha sido el impacto de la colonización en la vida de los pueblos indígenas en términos psicosociales?
R- Nosotras, como organización y colectiva de mujeres mayas, hablamos mucho de la internalización de la opresión. Esta internalización de la opresión significa que este proceso histórico de violencias que hemos vivido, y hablando de este caso concreto de la colonización, generó efectos. Por un lado, una visión equivocada de nosotros mismos, pero también una visión equivocada que los demás tienen de nosotros. Esa creencia o esa visión que tenemos de que ser blanco es mejor que ser de piel morena, o ser indígena.
El sentirse inferior es parte de esos efectos, esto implica que lo vamos integrando a nuestro sentir.
Sentimos de ciertas maneras porque muchas veces nos hicieron sufrir. Por ejemplo: la violencia, el autoritarismo y lo rechazamos porque lo vivimos y porque nos hicieron sufrir como colectivos. Sin embargo, a pesar de haberlo sufrido, lo ejercemos también y lo llevamos a nuestras prácticas cotidianas, a nuestra vida diaria.
Flor Barán
Terapeuta kakchiquel, parte del grupo Kaqla
Los sistemas de opresión y de violencia que hemos vivido son históricos, son colectivos, pero también son transgeneracionales.
Por ejemplo, la manera de tratarnos entre nosotros, nosotras, de tratar a los demás; la manera en que hacemos las cosas. Y este es uno de los puntos que nosotras planteamos en relación a los efectos que la colonización trajo a nuestras vidas. Esto marca mucho la manera en la que nos sentimos ahora.
Muchas veces hablamos de la herencia genética o la herencia biológica, pero todos estos acontecimientos, todo lo que ellos sintieron en ese momento, también nos lo fueron heredando.
Y por eso nosotras planteamos que los sistemas de opresión y de violencia que hemos vivido son históricos, son colectivos, pero también son transgeneracionales. Y esto ahora lo planteamos así, como un hallazgo que tuvimos al realizar una investigación que nosotras llamamos tramas y trascendencias. Esto lo hicimos en el año 2011 y lo que implica es que los procesos para trascender de todos estos efectos primero tienen que ser colectivos y no solamente personales. Y una de las vías es la sanación. Entonces lo que nos toca es abordar y sanar colectivamente para limpiar el camino de las siguientes generaciones.
P- ¿Cuando se habla de sanación, es posible sanar la historia y la violencia que han vivido las poblaciones indígenas a lo largo de varios siglos?
R- Desde la experiencia de nosotras, como mujeres mayas Kaqla, los traumas y los efectos de estos traumas que nos han dejado, a través de la violencia, a través de la opresión, estas historias de represión desde nuestras experiencias, sí es posible sanarlas. Por ejemplo, hago mención de uno de los procesos que nosotras hemos experimentado y que, a partir de ahí, generamos también una metodología. Y es hablar del trauma de la victimización, que también lo podemos ver como uno de esos efectos que ha tenido impacto en nuestras vidas y en nuestras generaciones, pues esto ha generado efectos en nuestros pueblos.
Si sanamos nuestra propia vida, también sanamos la de las siguientes generaciones. Y estos efectos los vemos en las generaciones que viven de manera más plena, desde el amor, desde el tomar su misión de vida. Muchos de los planteamientos que hacemos son desde nuestra cosmovisión, recuperarla y retomarla. Vivir desde nuestra cosmovisión, que es parte del despojo que sufrimos también. Nos quitaron esa sabiduría ancestral y que, de alguna manera, muchas veces la vemos también como que no es válida, como que en este contexto ya no funciona.
Flor Barán
Terapeuta kakchiquel
Si sanamos nuestra propia vida, también sanamos la de las siguientes generaciones.
Nuestro principal planteamiento es que nos tenemos que sanar a nosotras mismas, reconocer y volver al amor. Y no hablamos del amor romántico, sino de sentirnos plenas, de sentirnos felices. Eso conlleva la relación que tenemos con los que nos rodean, la red de la vida, de los elementos de la naturaleza, el aire, el agua, el sol, el fuego, la tierra. Todos estos elementos nos sirven como un referente de vida. Y también hablamos de reconocer lo que se excluye o reconciliarnos con lo que hemos dejado a un lado.
Esto es parte del camino que tenemos nosotras sobre la sanación que es posible hacerlo. Solucionar lo que nos corresponde. Porque muchas veces nos llenamos de tantas cosas que queremos hacer, con tal de lograr esta plenitud en nuestra vida, que tomamos algo que no nos corresponde. Nosotras llamamos campos mórficos y son esos campos de fuerza. Al final la sanación funciona también como una onda, si algo se mueve, todo lo que está alrededor se mueve. Si nosotros logramos sanarnos a nosotros mismos, también todo lo que nos rodea. Y es lo que hemos visto, sobre todo con nuestra familia.
P- ¿Puede poner un ejemplo?
R- Por ejemplo, las violaciones sexuales que se vivieron durante los distintos momentos históricos, se repiten en la historia. Por eso hablamos mucho del proceso de sanar, pero también refiriéndonos a la reconciliación también. En la parte legal de estos casos, se puede condenar a los violadores, es raro que pase, pero en dado caso si se llega a dar una condena, la víctima, la sobreviviente de violencia, tampoco se siente bien.
O sea, sabe que ya está preso por lo que le hizo, pero los efectos que esa violencia sexual generaron en la vida de esta persona, continúan. Muchas veces hablamos, del espíritu, al momento de una violencia sexual, el espíritu se queda fragmentado, por eso planteamos que muchas veces lo legal no soluciona del todo. Sí en la parte de la justicia que necesitamos, y que merecemos, como seres humanos; pero no repara los efectos que tiene en la vida de esta mujer. Y entonces aquí hablamos de la reconciliación.
P- Me llama mucho la atención el tema de victimización, ¿cómo podemos abordarlo? porque hasta hoy día hay represión hacía los pueblos indígenas, hay racismo y este se manifiesta a niveles estructurales.
R- Es algo desafiante que conlleva un proceso, al final nosotros hablamos mucho de que la sanación no es solamente superficial, sino que es llegar al origen. Por eso hablábamos de la trauma de la victimización, porque lo que se ha generado es una revictimización, en el que muchas veces nos vemos como los pobres, pobrecitas, los que sufrieron, y nos quedamos en este papel, y salir de este agujero representa todo un desafío. Por eso es que yo también mencionaba lo de solucionar lo que no nos corresponde.
Muchas veces los cambios que necesitamos hacer son en nosotros mismos. Por ejemplo, cuando sanamos ese trauma llegamos al origen de muchas cosas que nos han pasado, muchas son históricas, puede ser que le hayan pasado nuestras abuelas/abuelos, bisabuelas/bisabuelos, a generaciones anteriores y, a partir de ahí, también esos efectos recaen en nosotros.
Flor Barán
Terapeuta maya kakchiquel
A lo largo de la historia vidas fueron arrebatadas, interrumpidas, muertes que vienen desde la colonización, conflicto armado interno y demás momentos históricos, todas estas no han tenido un cierre, muchas personas siguen buscando a sus seres queridos, entonces ¿cómo puede una sociedad sanar estas heridas que han sido profundas y que no han tenido la oportunidad de esclareserse?
En nuestra cosmovisión como pueblos indígenas hay tanta sabiduría. Además del valor de la palabra de los mayores por su experiencia, por lo que han pasado. Y también hablamos de la energía. De alguna manera, estos conocimientos se han ido perdiendo, también la misión de vida de cada persona. Y entonces, por ejemplo, con esta sabiduría, con los duelos no cerrados, en la colonización, y en todos los otros momentos históricos que ya mencionaba anteriormente, hemos vivido duelos no cerrados.
Hay duelos abiertos y, que, de alguna manera, los vamos arrastrando en nuestras generaciones. No sabemos por qué nos duele tanto, por qué tanto alcoholismo, que es algo que se menciona mucho de los pueblos indígenas. Pero no se ve ese dolor que hay detrás de estos efectos. Todo ese dolor que hay oculto y del que muchas veces no se habla. Y que en estas generaciones vuelve a resurgir. Porque son cosas que no hemos sanado. Son cosas que no hemos cerrado y, muchas veces, no sabemos ni siquiera qué fue lo que pasó.
Entonces creo que también se va encaminado a esa apuesta por desarrollar procesos colectivos desde nuestras cosmovisiones, desde nuestros pueblos, desde nuestras comunidades. Viendo la espiritualidad como elemento de cambio, como elemento de trascendencia. También de todos estos factores de todos estos momentos de sufrimiento, de dolor en nuestras ancestras/ancestros, nuestras generaciones anteriores.
P- Cuando se habla de sanación por lo general esta parte la asume quien ha atravesado por una serie de traumas, si lo vemos ahora de manera colectiva, esta responsabilidad la han tratado de asumir los pueblos que de alguna manera han sido oprimidos ¿En dónde queda el papel del agresor opresor? ¿Cómo se puede convivir en un espacio en donde está presente siempre el opresor/victimario?
R- En términos de sanación hablamos de la víctima y victimario y cómo esa relación entre víctima y victimario muchas veces parte del proceso que hacemos de vernos a nosotros mismos. Esta parte es un proceso muy largo, y por eso habló yo de reconciliación. Muchas veces hablar de la palabra perdón es algo muy fuerte de hacer, que conlleva todo un proceso. Por ejemplo, esto no significa que con el simple hecho de decir “ya te perdoné” ya podemos seguir como si nada, no.
Nosotros hablamos mucho de la reconciliación, porque de alguna manera estamos reconociendo lo sucedido, estamos asintiendo lo que pasó y que esto nos ayuda a trascender la situación y el momento que se vivió. En nuestro país, con la diversidad que hay también, esto representa todo un desafío.
En nuestro contexto actual se sigue viendo mal el tener una relación armónica entre mestizos e indígenas, incluso muchas veces entre nuestras mismas comunidades. Nosotras vemos la dualidad y la complementariedad, por eso hablo de los valores y principios de la cosmovisión maya, porque nos complementamos entre seres, ya sea entre mestizos e indígenas o entre garífunas, diversidad de personas. Y aquí es donde retomo lo de la cosmovisión maya, cómo es que los planteamientos desde nuestra cosmovisión, que, si bien no es perfecta, porque también tenemos que ver esa parte, tiene planteamientos muy útiles para nuestra vida en armonía.
P- ¿Crees que hay un miedo o resistencia a decir sanemos, porque no se trata solo de dejarle esta responsabilidad a las poblaciones indígenas, en dónde está la otra parte, cuando no hay una apertura a la sanación?
R- Al final es desafiante abordarlo, porque muchas veces la sanación implica vernos a lo interno. Cosas que quizás nosotros no veíamos, o no queríamos ver. El proceso de sanación muchas veces es doloroso, y eso, de alguna manera, no invita a hacer el proceso de sanación.
El proceso de catarsis de toda esta parte en la que se maneja el dolor, el sufrimiento, pero también el crear conciencia, todo eso que no queremos ver, que no queremos sentir de nosotros mismos. Muchas veces nosotros no lo aceptamos, no lo queremos ver así, o realmente no tenemos conciencia de nuestros actos, por eso es que yo hablaba de que uno de los puntos importantes es el poder ver todas estas opresiones. Lo que implica cambiar nuestra manera de actuar, nuestra manera de ver las cosas, nuestra manera de plantear las cosas. Por eso yo hablaba que nuestra apuesta es poder llegar al origen de estas violencias.
Flor Barán
Terapeuta maya kakchiquel
La sanación implica vernos a lo interno. Cosas que quizás nosotros no veíamos, o no queríamos ver. El proceso de sanación muchas veces es doloroso.
P- Desde esas reflexiones que ustedes han creado ¿Cómo debería de iniciarse ese proceso de reconciliación en un contexto tan complejo y tan adverso como el que estamos ahora, si hablamos en términos de colectividad?
R- Hablar de la reconciliación al final también es un tema un poco complejo de entender. Nosotros hablamos mucho de la energía, independientemente si es entre pueblos, entre mujeres y hombres, que es otra de las situaciones en las que nosotras estamos viviendo. Yo considero que sí es posible, o nosotras consideramos que sí es posible, porque trabajamos mucho desde la energía en nuestros procesos de sanación. No es que pongamos frente a frente a la víctima de violencia sexual con el violador, por ejemplo, pero energéticamente traemos la esencia, el ser, y entonces, a partir de ahí, se hace este ejercicio que yo hablaba del proceso de sanación. Entonces ,creo que la manera con nuestros pueblos, no solo el pueblo maya y mestizo, sino pueblo garífuna y xinka, pueden sanar.
No solo hablamos de reconciliación de las víctimas o victimarios, sino que hablamos también la reconciliación con nuestra historia, reconciliación con nuestra familia. Hablamos de poder tomarla y verla tal y como fue, sentirla tal y como fue. Porque no podemos volver a la historia y cambiar lo que sucedió, sino que lo que podemos cambiar es nuestra manera de ver lo que sucedió, de vivir lo que sucedió. La reconciliación parte de esto, de cambiar y trascender la manera en la que vamos a vivir esto qué sucedió y eso genera impactos muy grandes en nuestra vida.
Hablamos de que el ser es integral y se refiere al aspecto espiritual, al aspecto mental, al aspecto emocional, y el aspecto físico. Nosotras hablamos de la puesta de la sanación colectiva, porque son procesos que implican sanar el origen de estas violencias, que pueda trascender y de alguna manera cada acto, cada acción, cada cosa que nosotros hagamos en nuestros espacios, lo hagamos desde nuestra misión de vida.