El colectivo Guardianas del Lago y Tz’unun Ya’ recolectan cada mes la basura de las playas del lago Atitlán. En una jornada de febrero, recogieron más de mil 600 libras de basura en Atitlán.
La lucha por salvar el Lago de Atitlán comenzó en 2009, cuando un brote de cianobacterias alertó a la comunidad sobre la contaminación del agua. En 2018, se formó la colectiva Tz’unun Ya’, dedicada a la limpieza subacuática y a la sensibilización ambiental en San Pedro La Laguna.
Dentro de este esfuerzo, destaca el trabajo de las «Guardianas del Lago», un grupo de mujeres, del que forman parte algunos hombres. Cada mes recogen basura de las playas de Atitlán para evitar que los desechos plásticos afecten a la fauna y la salud humana.
«Nosotros no tiramos esta basura, pero nos toca recogerla. Esta llega arrastrada por el oleaje y los desechos de otros municipios», explica Jackie Samol, integrante del colectivo y especialista en contaminación por microplásticos.

El colectivo organiza limpiezas con frecuencia. El 8 de febrero de 2025, en una jornada masiva liderada por el colectivo Tz’unun Ya’, recolectaron más de mil 600 libras de basura.
“Si siguen llegando desechos de otros lados, nunca se verá limpio el lago», advierte Nancy, de Tz’unun Ya’. La contaminación se intensifica al inicio de la temporada de lluvias, cuando el agua arrastra residuos a la cuenca, especialmente desde El Picacho, un basurero clandestino en el municipio de San José Chacayá.
Más de 300 libras de llantas

Aunque desde 2009 se realizan jornadas de limpieza, el peso de los desechos recolectados comenzó a registrarse hasta 2024, cuando el colectivo llevó a cabo una limpieza masiva el 27 de julio de ese año con el apoyo de la Autoridad para el Manejo Sustentable de la Cuenca del Lago de Atitlán y su Entorno (Amsclae).
El informe de esa jornada, daba cuenta que se recolectaron 305 libras de llantas, 65 libras de toneles de metal, 35 libras de vidrio, 30 libras de ropa, 18 libras de plástico de tereftalato de polietileno y 32 libras de plástico duro.
«Nunca se había pesado la basura hasta el año pasado. Depende de la época del año, pero si llueve, hay más residuos porque la corriente los arrastra hacia el lago», explica Nancy.

Leyes para proteger al lago
En 2016, la Municipalidad de San Pedro La Laguna aprobó el Acuerdo 111-2016, el cual prohíbe el uso, venta y distribución de plásticos de un solo uso (bolsas, pajilla y duroport) en esta comuna.
«Este acuerdo es un paso importante, pero debería extenderse a toda la cuenca del lago», sostiene Samol.
Guardianas del Lago impulsa otras propuestas, como recuperar la franja de playa, y prohibir la extracción de arena, porque ésta actúa como un filtro natural para el agua.
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Sin embargo, Samol denuncia que la falta de coordinación entre municipalidades y la escasa inversión estatal en tratamiento de desechos impiden que se alcance un cambio real y para ello considera que deben desarrollarse otras acciones concretas como clausurar el basurero clandestino de El Picacho e implementar una gestión adecuada de desechos en toda la cuenca.
También, resalta, sería importante ampliar la prohibición de plásticos de un solo uso a otros municipios y educar al turista local, ya que genera más desechos que el extranjero.
Mervin Pérez, director de Amsclae, afirma que la entidad trabaja para mitigar la contaminación del lago con varias iniciativas, como “asesorar a municipalidades sobre gestión de residuos y aguas residuales, promover prácticas agrícolas sostenibles, fomentar el turismo responsable y el uso de energías limpias”.
Amsclae también impulsa proyectos de saneamiento en colaboración con colectivos como Tz’unun Ya’ y las Guardianas del Lago.
«El agua es vida. Sin el lago, no hay futuro», advierte Samol.
Esta nota es producto del Diplomado Fundamentos de la Conservación de la Naturaleza, apoyado por la Fundación Luis von Ahn y Defensores de la Naturaleza, coordinado por Laboratorio de Medios. Los autores son los responsables del contenido.