En alguna parte de México hay un migrante cruzando los dedos en la oscuridad de un trailer esperando correr mejor suerte que la que tuvieron los 56 fallecidos en el accidente de Chiapas el 9 de diciembre. Mientras los gobiernos de Guatemala y México proponen ir tras los coyotes, en Chajul, Quiché, la madre de Domingo Raymundo sigue esperando que su hijo sea repatriado.
“Hay un periodista en el teléfono, quiere que alguno de ustedes le cuente qué pasó, ¿quién se anima?”, dice Barbara Zucker, comunicadora de la Cruz Roja de Chiapas el 10 de diciembre del 2021 por la mañana en la sede de Tuxtla Gutiérrez. Al fondo se escuchan murmullos y risas de más de 30 migrantes heridos que sobrevivieron al accidente de un tráiler que se volcó la tarde del día anterior en el cruce de Chiapa de Corzo.
“A ver, echeme las preguntas”, dice Esvin Chipel de 19 años, originario de Chicaman, Quiché, que viajaba en el trailer y que corrió con la suerte de únicamente fracturarse la muñeca izquierda y moretones en todo el cuerpo.
“El 9 de diciembre un grupo de personas, saber cuántas pero muchas, cruzamos la frontera de La Mesilla (Huehuetenango) y caminamos. Yo no sé dónde estábamos exactamente, el grupo se hizo más grande. Ese trailer blanco estaba parqueado en la carretera, una persona nos dijo que nos subiéramos y que al llegar a Puebla nos iban a cobrar.
El trailer lo abordó en San Cristobal de la Casas, la idea era recorrer 777 kilómetros hasta la parte central de México en Puebla, sin embargo se accidentó cuando apenas llevaban tres horas de viaje.
“No pasaron ni tres horas cuando todo se dio vuelta”, explicó Esvin.
El tráiler volcó trás chocar con un puente en el cruce de Chiapa de Corzo a Tuxtla Gutiérrez. Viajaba a alta velocidad con más de un centenar de personas escondidas.
El accidente ocurrió en el kilómetro 291 de la ruta México-Chiapas de la carretera Panamericana, dentro del tráiler viajaban 160 migrantes aproximadamente, 105 resultaron lesionados, 83 son hombres y 22 mujeres. Fallecieron 56 personas, de las cuales 39 de ellas han sido identificadas como guatemaltecas, solo 19 han sido repatriados y 21 personas más siguen en hospitales de Chiapas en estado delicado.
El cabezal era propiedad de Autotransportes Río Blanco, de Chiapas, y el furgón le pertenecía a Zeta Transportes de Veracruz, según la investigación de la Fiscalía General de la República (FGR) de México.
Esvin era albañil en Chicaman, donde no ganaba más de Q30 al día. Su idea era llegar a Nueva Jersey, donde un tío lo esperaba, pero el accidente del tráiler le cambió los planes. “Estoy herido así no puedo seguir, muchos nos vamos a regresar”. El 3 de enero Esvin contó a No Ficción vía whatsapp haber vuelto al pueblo del que huyó, y aseguró que por ahora no piensa intentar llegar a Estados Unidos una vez más. Contó además que está trabajando como albañil de nuevo.
La clandestinidad del viaje pone en riesgo a migrantes como Esvin Chipel que corrió con la fortuna de sobrevivir, al contrario de los 37 guatemaltecos que fallecieron y otros 11 que hasta el 31 de diciembre estaban internados en México en estado grave.
Un éxodo cada vez más peligroso y concurrido
México es cada vez más peligroso para quienes emprenden el éxodo. El 2021 no nos deja mentir. Apenas era el 22 de enero cuando 16 guatemaltecos originarios de Comitancillo, San Marcos, fueron masacrados en Camargo, Tamaulipas.
El año pasado repatriaron los cuerpos sin vida de 138 personas que fallecieron en la ruta mexicana o en el borde sur de Estados Unidos, según reportó el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex), cifra similar a la reportada en el 2019 cuando el Minex repatrió a 135 guatemaltecos sin vida. Muchos de estos casos son individuales y pasan desapercibidos muchas veces al ojo mediático.
El peligro en la ruta y sobre todo la violencia sin control del norte de México estaría ligado principalmente a estructuras de narcotráfico, aunque en la masacre de Camargo, Tamaulipas, que dejó sin vida a incios del año pasado a 16 guatemaltecos, habría sido perpetrada por las propias fuerzas especiales mexicanas: 12 policías están enfrentando proceso penal por el asesinato de 16 guatemaltecos, un salvadoreños y dos coyotes mexicanos.
Algunos mueren, otros logran llegar eludiendo la muerte instalada en la ruta, burlando el muro, pero muchos otros desaparecen, las cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), datan que entre 2014 y 2020 unas 2,243 personas fueron reportadas como desaparecidas durante su tránsito por México, tampoco hay rastro de otras 667 que fueron vistos por última vez en Centroamérica.
El viaje interrumpido de Domingo
Domingo Yobany Raymundo era un joven maya Ixil de 18 años del barrio central de Chajul, Quiché, quien también iba en el tráiler accidentado el pasado 9 de diciembre y que no corrió con la misma suerte que Esvin.
“Un amigo de Domingo que iba en el trailer nos dijo por teléfono que Mingo ya estaba muerto, sacó una toalla de su mochila, le cerró sus ojos y le cubrió la cara”, declaró Pedro Raymundo Caba, padre de Domingo.
Para llegar a Chajul, hay que recorrer casi ocho horas de carretera desde la ciudad de Guatemala, el tramo final está lleno de cráteres, baches enormes, que son fiel retrato de un abandono estatal, y que bien podrían tratarse del camino a casi cualquier comunidad indígena del país. La historia de Domingo, aunque tiene sus propios matices, podría ser la de la gran mayoría de personas que deciden huir hacia el norte.
Domingo Raymundo Mateo, tenía 18 años, el 7 de diciembre del 2021 decidió realizar su segundo intento por llegar a Estados Unidos para trabajar, sin tener claro a dónde iba y sin un familiar que lo recibiera en aquel país. La primera vez que lo intentó tenía 17 y fue deportado, “Mingo fue a sacar su DPI y a los días agarró sus cosas, le dijo a mi mamá que se iba para conseguir dinero para comprar una casa en el pueblo y terreno para sembrar milpa y se fué”, contó María Raymundo hermana mayor de Domingo.
La noticia del fallecimiento de Domingo inundó de tristeza la casa de su madre, Teresa Mateo, en su hogar sin energía eléctrica, sin agua potable, paredes de adobe y piso de tierra y con una sola ventana, ubicada a tan solo tres cuadras del parque municipal de Chajul.Maria Raymundo aseguró Domingo se fue por la falta de oportunidades y con la intención de apoyar a sus cuatro hermanos.
La navidad y el año nuevo fueron tristes en Chajul, específicamente en la casa de la familia Raymundo Mateo, el jóven Domingo no fue repatriado antes de estas fechas. Su familia sufrió un intento de estafa, un número telefónico mexicano les contactó en repetidas ocasiones, el teléfono de la hermana de Domingo circuló en redes sociales días antes y así les localizaron, la persona que aseguró ser un médico de Chiapas les pidió Q8,000.00 a cambio de enviar el día siguiente el cuerpo de Domingo.
Domingo fue uno de los 37 guatemaltecos que perdió la vida en Chiapas el 9 de diciembre del año pasado, de ellos solo 19 han sido repatriados; el viceministerio de relaciones exteriores dirigido por Eduardo Hernández es quien ha dirigido estas diligencias en coordinación con México y aún no existe certeza de cuándo serán repatriados los 18 que hacen falta de ser entregados a sus familias en sus comunidades de origen.
Hernández ha justificado que la demora se debe a los procesos científicos que se deben agotar para identificar plenamente cada cadáver, desde la visión de Pedro Pablo Solares aunque si se trata de un proceso complejo, también es una cuestión de la debilidad y enfoque institucional del Minex para atender este tipo de crisis.
“La dificultad de reacción del Minex para dar los servicios mínimos e indispensables que encima tiene un tinte humano por el sufrimiento de las familias en medio de una tragedia, es una muestra de la incapacidad que tiene el Estado a través de su red consular en el exterior (…) primero empieza desde una visión de poco interés en esta población a la hora de distribuir los recursos para dar servicio”, enfatizó Solares.
Domingo no logró el sueño de apoyar a su familia llegado a Estados Unidos y enviado remesas, una historia que se repite a diario en Guatemala, mientras los gobiernos le declaran la guerra a los coyotes, las causas originarias del éxodo hacia el norte parecen seguir profundizándose en las comunidades sin un verdadero plan estatal para revertirlas.
“Vamos trás los coyotes”
24 horas después de la tragedia, Pedro Brolo y Marcelo Ebrad, cancilleres de Guatemala y México aseguraron que irían detrás de la organización transnacional responsable de haber subido al tráiler a los migrantes. Un mes después, aún no existe ninguna persona capturada.
El conductor del tráiler no fue localizado en el lugar del accidente, la Fiscalía Contra el Tráfico Ilícito de Migrantes del Ministerio Público (MP), entrevistó a los sobrevivientes y a sus familias, con la intencción de obtener datos para dar con el paradero de los coyotes responsables de haber colocado a más de un centenar de personas en ese trailer.
“Estamos desarrollando diligencias que nos permitirán en corto plazo identificar e individualizar a los responsables en Guatemala de haber facilitado el traslado de nuestros compatriotas hacia México”, aseguró Stuardo Campo, jefe de la fiscalía Contra el Tráfico Ilícito de Migrantes.
Esta fiscalía fue creada en septiembre del 2019, con el objetivo de perseguir el delito del tráfico ilícito de personas, como también para también desestructurar organizaciones dedicadas al coyotaje.
Pero ¿qué son los coyotes?, eran y son comerciantes, expertos en trasegar arroz, cigarros, gasolina, prendas y muchos otros productos de consumo desde el lado mexicano de la frontera hasta las tierras altas de poblados mayas como San Pedro Soloma en Huehuetenango, su agilidad para movilizarse a través de la frontera e incluso el poder hablar el español con acento mexicano les convirtió en “coyotes privilegiados” que ahora se dedican a guiar viajes clandestinos a través de México, así lo define Stefanie Korn en el libro “Coyotes norteños, Transeúntes y Viudas Blancas. Transmigración, Género y Ciudadanía en la Frontera Guatemalteco-Mexicana”, publicado en mayo del 2007.
En la actualidad debido al control que el narcotráfico tiene sobre las rutas y las políticas migratorias de Estados Unidos, un coyote puede cobrar en Guatemala entre $10 hasta $12 mil, por persona, según los datos publicados en un reportaje del Washington Times.
Pero los coyotes no trabajan solos, el MP tiene varias investigaciones en curso donde podrían estar implicados funcionarios públicos. Durante los primeros meses del 2021 cuatro agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) fueron capturados por facilitar el tránsito irregular de migrantes. “Incluso utilizaban las patrullas, para movilizar a las personas migrantes que los habían contratado”, enfatizó el fiscal Campo.
El fiscal Campo sabe que enfrente tiene un enorme reto, “es un fenómeno criminal complejo, no hay cultura de denuncia, nos enfrentamos a la reticencia de los migrantes víctimas y sus familiares en cuanto a poder suministrar información de las personas que les ofrecen viajar de forma irregular, esto dificulta la investigación” declaró.
Es difícil pensar que las personas denunciarán a los coyotes, cuando estos son parte de la comunidad, incluso a veces son familiares, generalmente gozan de prestigio social, tienen poder económico y político, son dueños de hoteles, cooperativas, líneas de transporte extraurbano y con tentáculos en diferentes superficies. Para Pedro Pablo Solares, consultor en temas migratorios, enfocarse en batallar contra los coyotes con mano dura no es lo más atinado.
Durante el 2021 la Fiscalía Contra el Tráfico Ilícito de Migrantes, desarticuló una banda de 17 personas dedicada al coyotaje en Huehuetenango, el fiscal Campo asegura que estas personas se encuentran a punto de enfrentar debate oral y público. “El caso más reciente fue en noviembre, desarticulamos un grupo delictivo en Nahualá, donde se detuvo a cinco integrantes de esta estructura y en ese operativo se incautaron 2.5 millones de quetzales en efectivo” aseguró Campo.
“Es absurdo creer que a través de políticas de seguridad se pueda combatir a organizaciones de coyotaje que tienen mucho más recursos que el Estado, son estructuras que se originan en aldeas y municipios donde muchas veces el MP ni siquiera tiene presencia (…) “Los gobiernos no tienen capacidad de combatir esas estructuras y la única forma de enfrentarlo es darle mejores condiciones de vida a la población” enfatizó Solares.
Las crudas cifras de migración del 2021
La “creatividad” de las redes de coyotaje para transportar a personas principalmente centroamericanas a través del territorio mexicano por diversas rutas se ha diversificado para llevarlos lo más cerca posible de Estados Unidos; todo esto porque los últimos gobiernos norteamericanos decidieron trasladar su muro lo más al sur posible.
Mucha gente se sigue yendo por más costoso y peligroso que sea el viaje. Aunque no existe forma exacta de saber cuántos guatemaltecos huyen del país, las cifras de personas detenidas ayudan a tener una idea.
Del 30 de septiembre del 2020 al 1 de octubre del 2021, la Patrulla Fronteriza norteamericana reportó haber capturado a 39 mil 546 guatemaltecos en 9 cruces fronterizos desde San Diego California en el oeste hasta Río Grande Texas en el este. El 44% del total de capturados en la frontera de Estados Unidos son guatemaltecos, hondureños y salvadoreños.
Estados Unidos reporta haber detenido a 26,398 menores de edad que viajaban solos, de los cuales 11,059 son guatemaltecos, esto representa un frío y crudo 41%: casi la mitad de las niñas y niños capturados por Estados Unidos son de Guatemala, casi duplicando la cantidad de niños hondureños y triplicando la cantidad de salvadoreños.
Además durante el año pasado casi 40 mil, niñas y mujeres de todas las nacionalidades fueron capturadas las 38,249 detenidas es una cifra que representa un 158% más que el promedio reportado entre 2014 y 2019, cuando se detuvo en promedio de 3 a 5 mil mujeres y niñas anualmente.
A consideración de Juan José Hurtado director de la Asociación Pop Noj, que se dedica al acompañamiento de familias de migrantes en Huehuetenango; la gran cantidad de menores de edad guatemaltecos capturados por la Patrulla Fronteriza, puede explicarse con las características migratorias que dominan en el país.
“Hay que pensar que la migración tiene diferentes características por país, en Guatemala los niños pequeños viajan con sus padres y generalmente los adolescentes viajan por su cuenta. El muro de contención para los migrantes en general está siendo México, pero en el caso de Guatemala me parecería que logran más llegar a la frontera, eso explica en parte por qué hay más deportación y detención en Estados Unidos. Mientras que, como la mayoría de Honduras viajan en núcleos familiares, generalmente son detenidos antes de llegar a la frontera estadounidense” explica Hurtado.
Mientras que las personas detenidas en la frontera siguen sus propios cauces migratorios, esperando en centros de retención o albergues, en el caso de los niños y niñas, cuando los procesos se terminan muchos de los migrantes son enviados de nuevo a Guatemala.
Durante 2021, Estados Unidos envió a Guatemala 184 vuelos de deportación, todos provenientes de centros de detención de Texas, Florida, Arizona y Louisiana. En total, 17,806 personas llegaron en estos vuelos, de ellos 3,793 son menores de edad, según las cifras del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM).
El año pasado, sumando las deportaciones aéreas y terrestres se recibieron 63,304 connacionales, lo que representa un 44% de aumento en comparación al 2020. San Marcos el departamento fronterizo con México fue el que recibió más deportados el año pasado con 1,775 personas enviadas desde Estados Unidos, seguido por Huehuetenango, Quetzaltenango y Quiché, según un análisis cuantitativo del IGM publicado el 30 de noviembre del 2021.
Ursula Roldan, directora del Instituto de Investigación sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDTG), considera que la visión y objetivo en materia migratoria del gobierno de Biden es la misma que la del ex presidente Trump, con un cambio de discurso únicamente.
“Lo que han hecho las políticas migratorias iniciadas por Donald Trump y continuadas por el gobierno de Biden es generar embudos en las fronteras del sur, eso nos preocupa porque cientos de migrantes quedan varados en zonas de tráfico de personas, de violencia o toman rutas más peligrosas en el intento de llegar a Estados Unidos, no se ve una intención de mejorar las condiciones humanas”. destacó Roldán.
“¡Dan ganas de irse, pues!”
Era una tarde fría en Chajul el 12 de diciembre 3 días después del accidente donde murió Domingo, la brisa golpeaba los techos de teja y lámina, algunas familias limpiaban la cosecha de maíz, ancianos platicando en el parque, se respiraba paz y parecía válido preguntarse ¿por qué los jóvenes ixiles de este municipio están migrando?
“Acá no hay fuentes de trabajo, no hay presencia de empresas, por eso acá mucha gente mayor le dice a los jóvenes que el estudio no sirve, porque se gradúan pero no encuentran oportunidades”, cuenta Abraham Telis, un joven Ixil de 28 años, estudiante del cuarto año de derecho en la Universidad Rural y gestor cultural.
Aunque Telis está a pocos pasos de tener una carrera profesional y ser apenas el tercer abogado activo originario de Chajul, asegura que la única razón por la que no ha migrado a Estados Unidos es porque no tiene una propiedad para empeñarla y obtener un préstamo y pagar el viaje y seguir el ejemplo de uno de sus primeros que desde Austin Texas, mes a mes envía remesas.
Los trabajos a los que se puede optar en Chajul se reducen a la milpa de maíz, frijol para el consumo propio, además la mayoría de casas los hombres se dedican a la tala de árboles para obtener leña para sus hogares. Las opciones para las mujeres son aún menos, todo se reduce al tejido de la indumentaria maya y otras consiguen trabajo cuidando hijos o lavando ropa ajena de quienes tienen empleos en otros municipios.
“Es que todos miramos las casas de tres pisos, los carros y los negocios de aquellos que se fueron hace 20 años y claro que dan ganas de irse, ¡pues!”, sentencia Telis.