NARRATIVA – INVESTIGACIÓN – DATOS

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Transcripción Iván el terrible

CAPÍTULO 07: IVÁN EL TERRIBLE

Medellín, Colombia, 1991. Un joven procurador regional se dirige a una cafetería a la altura de la Glorieta Gema, en el occidente de la ciudad. Como todo procurador colombiano, una de sus misiones es investigar la corrupción dentro del Estado. Lo acaban de nombrar en el puesto, y todavía no sabe muy bien por dónde empezar. Alguien en la institución le ofreció presentarle a dos hombres que podrían ayudarle en su labor. Ahora va a encontrarse con ellos. 

El joven procurador llega a la cafetería, un lugar amplio, abierto sobre la calle. Se sienta con los dos individuos. Intercambia los saludos de rigor. Le traen un café. Al cabo de un tiempo, uno de ellos le dice: “mire, aquí en el carro tenemos algo para usted. Es un regalo que le manda Pablo.” No hace falta decir el apellido. Estamos en 1991 y en Medellín no hay otro Pablo. 

CLIP DE VIDEO: Campña política. Viva Pablo Escobar Gaviria.  

En aquel momento, el jefe del cartel de Medellín estaba preso. Vivía como un rey en la cárcel de La Catedral que él mismo había construido. Allí, todos los guardias y reos estaban a su servicio. La Catedral era el centro de operaciones de un lucrativo negocio. 

Los emisarios le dicen al joven procurador que la intención de Pablo es agradecerle su trabajo en pro de los derechos humanos. “No gracias”, les contesta. “Yo ya recibo un sueldo por mi trabajo y no puedo aceptar regalos.”

Los dos hombres se quedan pasmados. Insisten. Es inconveniente rechazar un regalo de Pablo. Y además, ¿qué sentido tiene? Todos en Medellín reciben. Pablo le da a todo el mundo. Pero no. El procurador no acepta. Se levanta y se va, consciente de que su gesto puede traer consecuencias. Corren los tiempos de plata o plomo. 

El nombre del procurador, ya lo habrá adivinado el oyente, es Iván Velásquez Gómez, el futuro jefe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala. Esta no fue la última vez que su camino se cruzó con el de Pablo Escobar. 

Entrada del podcast. Desde No Ficción, Guatemala, esto es El Experimento. 

Dos temporadas y trece capítulos para contar los éxitos y fracasos de la CICIG, el equipo internacional que reveló las entrañas corruptas del Estado de Guatemala. 

Escrito y producido por Sebastián Escalón. Narrado por Guillermo Escalón. 

Capítulo 7 : Iván el Terrible

[Iván Velásquez] Nací en Medellín en 1955, una familia de siete hijos. Cuatro hombres y tres mujeres. 

La infancia de Iván Velásquez siempre estuvo marcada por los problemas económicos. Tanto así que en Barranquilla, donde vivió parte de su niñez, no pudo seguir en el colegio franciscano donde estudiaba.  

[Iván Velásquez] : No hubo forma de continuar pagando la mensualidad y los padres exigían pago cumplido. 

Por lo menos, con los curas aprendió de memoria la liturgia de las misas. Su familia pensó que su vocación era el sacerdocio. 

[Iván Velásquez] : Esas eran las intenciones maternas. Muchas familias, muchas madres en ese tiempo, creían que tenían que entregarle un hijo a Dios. A consagrarlo. 

Dios no lo quiso así. Después de estudiar en escuelas públicas en Medellín, el joven Velásquez vaciló entre ser periodista o abogado. Ganaron las leyes. Entró a la universidad de Antioquia y empezó a trabajar en los juzgados de la ciudad. Ya graduado, trabajó como abogado en diversos bufetes, y al mismo tiempo, empezó labores en pro de los derechos humanos. Participó, por ejemplo, en un grupo que buscaba mejorar las condiciones de vida de los prisioneros. La consigna del grupo era:

[Iván Velásquez] : Los cactus también florecen. El hecho que una persona esté presa no significa que perdió derechos ni que haya dejado de ser humana ni que en su condición de humana merezca el aprecio y pueda producir flores hermosas como los cactus, que también florecen.

En 1991 fue nombrado procurador regional de Antioquia. Eran años de violencia desatada. El cartel de Medellín se había partido en dos facciones: una fiel a Pablo Escobar, y otra que juraba matarlo. Los ajustes de cuentas despellejaban la ciudad. Mientras tanto, las guerrillas y los paramilitares secuestraban y masacraban civiles por todo el país. Y en medio de eso, la procuraduría, con recursos mínimos, se encargaba de investigar las violaciones a los derechos humanos. 

En esas tareas estaba Iván Velásquez cuando Pablo Escobar intentó sobornarlo. Haber rechazado el dinero era un riesgo. 

[Iván Velásquez] Claro porque es un rechazo a la magnanimidad del poderoso.

Decidió entonces ir a la cárcel de la Catedral, y explicarle en persona a Pablo porque no podía recibir regalos. 

[Iván Velásquez] Y efectivamente, fui a la cárcel de La Catedral y le dije a Escobar “recibí a dos personas que usted me envió que me llevaban un regalo. Muchas gracias, pero como les dije a ellos y le mandé a decir a usted, yo nunca recibo ningún dinero diferente al sueldo”. Ah porque él dijo “no, que un fue un error, qué pena con usted haber hecho eso, pero era sin mala intención. Era solo como el reconocimiento”. 

[Entrevistador] : Y era como una forma de ponerlo en su planilla. 

[Iván Velásquez] : Claro, claro. En esto una persona recibe la primera vez y recibe por toda la vida hasta que el dueño decida. 

Meses después, Iván Velásquez volvió a La Catedral. Su misión: inspeccionar la cárcel para documentar los lujos de los que gozaba el jefe del Cartel de Medellín. 

[Iván Velásquez] : Las habitaciones de los presos eran espaciosas. Uno entraba y estaba la sala con muebles, como los de cualquier casa de clase media alta. No son lujosos, pero son muebles finos. Y al fondo se veía una pequeña cocina con una barra como de comedor y luego allí a la derecha uno entraba y estaba una cama que debía ser como de dos por dos, dos metros por dos metros. Con un tendido de cama fino. Una biblioteca, un escritorio elegante.

Iván Velásquez tomó fotografías de todo lo que observó y las mandó a sus superiores. Luego, estas llegaron a manos de la prensa. Las imágenes provocaron un escándalo de talla mundial. 

[Entrevistador] : Y estas fotografías son las que al final influyeron para que el gobierno decidiera sacarlo de esa prisión…

[Iván Velásquez] : En parte. Porque se presentó un hecho que resultó de muchísima más gravedad que las condiciones de vivienda o reclusión de esta gente, y es que dentro de la cárcel, Escobar mató a socios de él.  

[CLIP DE NOTICIARIO] Hombres de la fiscalía regional continuaron hoy en las instalaciones de la cancha de microfútbol de la antigua cárcel de la catedral, en donde ayer se encontraron enterrados restos humanos y algunas prendas de vestir. Las características de los pedazos de tela hallados coinciden con la ropa que llevaba puesta el cuatro de julio del año pasado Fernando “el negro Galeano”, uno de los hombres que se dice fue ajusticiado por Escobar dentro del penal. 

El gobierno decidió ponerle un hasta aquí al preso más rico del mundo. En julio de 1992, las autoridades organizaron un operativo para trasladarlo. Escobar entró en pánico. Pensó que lo querían matar o peor aún, extraditarlo a Estados Unidos. Tomó rehenes y luego escapó junto a sus hombres más fieles.  

Por alguna razón, Escobar pensó que el origen de toda la operación era Iván Velásquez.

[Iván Velásquez] : Cuando se produce la fuga, al día siguiente, estaba en una reunión con el gobernador de Antioquia y con el secretario de gobierno y una periodista, cuando la periodista recibe una llamada de Roberto Escobar. Roberto Escobar, hermano de Pablo Escobar

[Entrevistador] : .¿El hermano? 

[Iván Velásquez] : El hermano. La periodista pone el altavoz y este Escobar está enloquecido. Gritando, vociferando. “Que a ese hijueputa procurador lo vamos a matar y es el primero. Él sabía lo que iban a hacer y lo mataremos. Pero es que ese es el primero, ese tal por cual ya no vive”, y yo escuchando ahí. 

Los 18 meses que duró la fuga de Escobar fueron un infierno. El capo, desesperado, mandó a colocar bombas que mataron a decenas de civiles. En su huida asesinó a más de cien de policías y jueces. 

[Pablo Escobar]: Si nos dedicamos a darle a esos políticos, a quemarles las casas. Cuando hay una guerra civil bien berraca nos llaman a paz. Es la única fórmula que yo le veo a eso. 

Todo terminó en diciembre de 1993.

[CLIP DE NOTICIARIO] El bloque de búsqueda de Pablo Escobar acaba de abatir al jefe del cartel de Medellín en una operación cumplida en inmediaciones de la plaza de la América en el sector del occidente de Medellín.

[Interludio]

Cuatro años después de esos sucesos, Iván Velásquez fue nombrado jefe de la fiscalía regional de Antioquia. La muerte de Pablo Escobar no trajo un instante de paz a Medellín. La violencia política arreció. Los grupos paramilitares se enraizaron en la región y con la excusa de luchar contra la guerrilla, empezaron a matar. 

[Iván Velásquez] : Eran organizaciones de civiles en el día y asesinos paramilitares por la noche.

Con el apoyo del Ejército, expulsaron a decenas de miles de campesinos de sus tierras. Cometieron masacres por todo el territorio colombiano que recuerdan demasiado a las del Ejército de Guatemala y las patrullas de autodefensa civil. Igual que en Guatemala, todo disidente era considerado subversivo, y todo subversivo debía ser eliminado. 

Entre las víctimas de los paramilitares, Jesús María Valle, amigo cercano de Iván Velásquez. 

[Iván Velásquez] : Jesús María Valle venía denunciando desde el año anterior la participación de militares con paramilitares en las masacres que se cometían en su pueblo Ituango. 

Estas denuncias le costaron la vida. Dos hombres entraron a su oficina y lo abatieron. 

[Iván Velásquez] : Era el último día de febrero, el día del cumpleaños de Jesús María Valle, que lo matan en su oficina, y entonces como director llego yo a la oficina de Valle. Allí está, tirado en el suelo, asesinado, con los pulgares amarrados con cordón de zapatos, los dos pulgares, signo paramilitar de inmovilidad. 

Esas eran las fuerzas a las que Iván Velásquez se enfrentaba en la fiscalía. Una fiscalía infiltrada por el crimen organizado. Para obtener resultados, tuvo que armar un equipo de confianza aislado del resto de la institución. 

Pronto realizaron un descubrimiento decisivo. En un parqueo de Medellín encontraron la oficina de los paramilitares. Cuando los fiscales entraron, cuál fue su sorpresa al ver a un hombre que intentaba comerse documentos y romper disquettes. Era el contador de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá. En la oficina, encontraron la lista de financistas del grupo criminal: finqueros, políticos, empresarios. Iván Velásquez ordenó bloquear más de quinientas cuentas bancarias de estos financistas e inició una investigación contra todos ellos. 

Fue un golpe brutal, pero la reacción fue más brutal aún. En los meses siguientes, uno por uno, los detectives y fiscales cercanos a Iván Velásquez cayeron bajo las balas. 

[Iván Velásquez] : Desde octubre del 1997, hasta creo que fue abril de 1999 en que yo permanecí en la dirección de fiscalías, hubo doce o catorce homicidios. 

El propio Iván Velásquez sufrió un atentado. Le cortaron los frenos a su carro blindado. Junto a su esposa y sus tres hijos, sufrió un accidente del cual, por fortuna, nadie salió gravemente lesionado. 

Para colmo, desde Bogotá, el fiscal general le arrebató a Velásquez el caso del parqueo. Luego sepultó el expediente al estilo Consuelo Porras y el contador de los paramilitares obtuvo una orden de libertad fraudulenta y desapareció. 

[Iván Velásquez] : Si en 1998 se hubiera realizado con verdadero propósito la investigación respecto a las finanzas del paramilitarismo, se hubiera logrado impedir mucho de lo que después ocurrió en el país. 

En abril de 1999, ese mismo fiscal general despidió a Iván Velásquez. Y allí, parecía que terminaba su lucha contra el terror paramilitar. En realidad, apenas empezaba. 

[Interludio]

Un año después, Velásquez fue nombrado magistrado auxiliar de la Corte Suprema de Justicia. Tras la pesadilla de Medellín, ese parecía un cargo fácil. Un cargo gris y fuera de los focos de la prensa. Básicamente, un magistrado auxiliar es el ayudante del magistrado titular. Es un letrado cuya tarea es facilitarle el trabajo jurídico a su jefe. Un cargo tan sin riesgos que Iván Velásquez iba todas las mañanas al trabajo en autobús, como cualquier oficinista bogotano. Un remanso de paz que le duró poco.  

En el 2005, un jefe paramilitar llamado Salvatore Mancuso declaró que su organización controlaba más de un tercio del Congreso colombiano. Nadie le creyó. Seguro que estaba exagerando para darse importancia. Pero Iván Velásquez quiso ver si algo de verdad había en eso. Resulta que en Colombia, la Corte Suprema tiene autoridad sobre Congreso. Eso le permite investigar, juzgar y condenar a los diputados y senadores en procesos bastante rápidos. Velásquez tuvo luz verde para armar un equipo de investigación. Y sus resultados sacudieron a la sociedad colombiana. 

[CLIP DE NOTICIARIO] 

Cuando el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso dijo los nombres de los principales dirigentes con los cuales se habían hecho pactos para acceder a alcaldías, gobernaciones, consejos asambleas y hasta el congreso de la república. Los acuerdos entre políticos y paramilitares ocurrieron entre 2000 y 2006, por eso la prensa bautizó ese oscuro episodio de la vida nacional con el nombre de parapolítica. 

Iván Velásquez demostró que los paramilitares usaban su poder de intimidación para manipular elecciones a cuenta de políticos amigos. A veces rellenaban las urnas. Otras veces, a punta de fusil, obligaban a los habitantes de un municipio a votar por tal candidato. Y así, el Congreso se llenó de aliados de los paramilitares.

Pronto, las investigaciones pusieron en aprietos a un hombre: Álvaro Uribe Vélez, presidente de la república. Muchas figuras de la parapolítica eran sus aliados más cercanos. Gente de poder, gente que se creía intocable. Gente como Mario Uribe, presidente del Congreso y primo de Álvaro Uribe. Él fue uno de los que ganó las elecciones con la ayuda de los paramilitares. Lo condenaron a 7 años de cárcel. Pero no fue el único.

[CLIP DE NOTICIARIO] Álvaro Araújo Castro, Alfonso Campos, Muriel Benito Rebollo, Mauricio Pimiento, Luis Eduardo Vives, Eleonora Pineda, Juan Manuel López Cabrales, Reginaldo Montes y César Pérez García, fueron otros de los legisladores a los que la justicia halló culpables. 

Las investigaciones iniciadas por Iván Velásquez llevaron a la cárcel a más de 250 personas, entre ellas 59 diputados y senadores. Pero, sobre todo, mostraron que el paramilitarismo gozaba del respaldo de sectores muy poderosos de la sociedad colombiana. Según Velásquez, los paramilitares eran el brazo armado de la captura del Estado colombiano por las élites económicas. 

[Iván Velásquez] : Aquí no es que un grupo de hombres armados resolvió de pronto, tomarse el Estado. Sino que más bien en frente de la posibilidad de avances democráticos, las élites que han controlado el poder por siempre aquí, utilizan ejércitos paramilitares para controlar, impedir que haya avances en la democracia en Colombia que significarían también inclusive transformaciones en el modelo económico. 

Las élites y Álvaro Uribe no se iban a quedar de brazos cruzados mientras Velásquez diezmaba el Congreso. La contraofensiva tomó cuerpo. Velásquez y su familia fueron puestos bajo vigilancia. Los servicios de inteligencia intervinieron sus teléfonos. Su propio chofer se convirtió en informante, al igual que la mujer que limpiaba su oficina. Campañas mediáticas orquestadas por el presidente, buscaron detener sus investigaciones. Incluso, aparecieron testigos falsos que intentaron, sin éxito, incriminar al magistrado auxiliar. 

Finalmente, el pacto de parapolíticos consiguió su objetivo. Los nuevos magistrados de la Corte Suprema empezaron a obstaculizar el trabajo de Velásquez. Le arrebataron sus casos para enterrarlos mejor. Velásquez entendió que su tiempo en la Corte Suprema había terminado. 

En el 2012 renunció a su cargo sin imaginar que muy pronto, un nuevo reto se abriría ante a él. La lucha contra la parapolítica le había dado tal prestigio internacional que en el 2013 fue contactado por Naciones Unidas. Le pidieron que postulara al puesto de jefe de una tal Comisión Internacional en un país centroamericano que apenas conocía. Y así fue como Iván el Terrible, como se le llamó en referencia al primer Zar de Rusia, aterrizó en Guatemala.  

[Sonido avión]

[Suena Marimba]

No se puede decir que Iván Velásquez llegó en el mejor momento de la CICIG. Los grandes casos, Portillo, Rosenberg, Vielman habían quedado atrás. En el 2013, sus trabajadores estaban desmoralizados. 

Los casos no avanzaban en los juzgados y las labores de investigación habían decaído. Para el comisionado anterior, Francisco Dall’Anese, la CICIG ya no tenía verdadera razón de ser. Los aparatos de represión del Estado no presentaban la actividad de antaño, y el tiempo de la CICIG se agotaba. 

La presencia de la CICIG en los medios de comunicación se había reducido tanto, que nadie parecía lamentar su próxima clausura. Para casi todo el mundo, Iván Velásquez solo venía a darle un entierro digno a la comisión. 

[CLIP DE NOTICIARIO] 

No más de media hora fue lo que sirvió para que el presidente Otto Pérez y el comisionado de la CICIG Iván Velásquez se entrevistaran tras la llegada ayer al país de Velásquez. Noticiero Guatevision hizo la primera pregunta al comisionado. ¿Comisionado, durante su periodo, únicamente se dedicará al cierre de la CICIG o abrirá nuevos casos de investigación?

En esa primera reunión entre Otto Pérez Molina e Iván Velásquez, el presidente se lo dejó muy claro. 

[Iván Velásquez] : Él me dijo, usted viene a cerrar la Comisión. No hay que iniciar investigaciones, aquí lo que necesitamos es transferencia de capacidades. Entonces los casos que tenga, empiecen a cerrarlos porque ya no se pueden abrir más casos.  

[Entrevistador] : ¿Qué contestó usted? 

[Iván Velásquez] : Eh.. “Sí, yo sé, estoy consciente que esto es hasta el tres de septiembre del 2015 y que vamos aa cerrar”. Yo no recuerdo exactamente, pero no me opuse. Bueno, entendido. Más bien, decirlo en esos términos “entendido”.

Iván Velásquez admite que, en ese momento, no tenía un plan de trabajo claro. No conocía Guatemala, ni tampoco conocía el funcionamiento de la CICIG. Le quedaba mucho, mucho por aprender. 

Tanto así que, después de presentarse ante los equipos de la comisión, lo que hizo Iván Velásquez fue… desaparecer. Así lo recuerda la abogada de la CICIG Verenice Jerez:

[Verenice Jerez]: Lo que yo si recuerdo es que estuvo como por decirte encerrado en sus oficinas como unos 5 o 6 meses, que uno no sabía para donde íbamos. No sé si él estaba enterándose de cómo estaba la situación. No sé qué estaba haciendo. Pero digamos nosotros, estábamos un poco a la expectativa, de ¿qué va a hacer? ¿qué va a hacer con nosotros?, ¿vamos a seguir trabajando como estamos trabajando?, ¿qué lineamientos va a dar? Porque ya te digo, fueron como cinco o seis meses de silencio, que solo él sabrá que hacía entre cuatro paredes o hacia donde iba, qué estaba estudiando. Solo el sabrá.

[Entrevistador] : Entonces, ¿era como un fantasma?

[Verenice Jerez]: Sí, porque claro, uno sabía que estaba allí.

Encerrado entre las cuatro paredes de su despacho, Iván Velásquez emprendió un curso acelerado sobre el contexto guatemalteco. Necesitaba aprender cómo estaba organizado el Estado, quién dirigía qué, y cómo funcionaban las mafias. Armó un equipo político y se autoimpuso un maratón de reuniones con diversas personalidades.  

[Iván Velásquez]: Como decir expresidentes, exvicepresidentes. O exministros. Personas de organizaciones de sociedad civil líderes sociales pero también de personalidades, de líderes sociales, estudiantes, de autoridades indígenas.

Al cabo de unos meses llegó a dos conclusiones: primero, la CICIG debía seguir investigando. Decidió ignorar la solicitud del presidente. Segundo, la CICIG necesitaba una actualización, una versión 2.0. Según el mandato firmado por Guatemala y Naciones Unidas, la CICIG estaba para luchar contra los CIACS, los cuerpos ilegales y aparatos clandestinos de seguridad. Su misión principal consistía en desmantelar esas mafias violentas surgidas del conflicto armado. Pero estos cuerpos ilegales habían evolucionado. Habían mutado en diferentes variantes. Se habían convertido en lo que la nueva CICIG bautizó redes político-económicas ilícitas.

La captura del Estado ya no se hacía a través de matones, tortura y asesinatos. No. Ahora, se lograba a través de abogados, jueces, administradores de empresa y políticos. El tacuche había sustituido al chaleco. El acta notarial había reemplazado al tiro en la frente. Las mafias se movían en un mundo gris en el que actores respetados, decentes, se aliaban con el inframundo del crimen. Pasaban de lo legal a lo ilegal como criaturas anfibias. Los poderosos seguían ordeñando las finanzas públicas, pero de manera discreta, sin arriesgar su buen nombre.  

Si la CICIG quería combatir la captura del Estado por las mafias, tenía que evolucionar tanto en su enfoque como en su estructura. Iván Velásquez decidió reorganizar a la CICIG en pequeñas unidades especializadas.

[Iván Velásquez]: Entonces vamos a crear las unidades con un abogado internacional, con un abogado guatemalteco, con los investigadores criminales, con los analistas criminales, con el investigador financiero, y todo está bajo la dirección del abogado internacional. 

Una estructura modular que le había dado muchos resultados en su país.  

[Iván Velásquez]: Yo podría decir que la CICIG es la acumulación de experiencias desde la Procuraduría Departamental hasta esta actividad de la investigación de la parapolítica en Colombia. 

A cada equipo le dio un área de investigación. Eran cinco áreas, que representaban los grandes focos de corrupción en Guatemala. La primera: corrupción en aduanas. La segunda, corrupción administrativa, es decir, la corrupción dentro de los ministerios, municipalidades, y demás instituciones públicas. La tercera: corrupción judicial. La cuarta, el financiamiento electoral, el origen mismo de la cooptación del Estado. Y la quinta, el despojo de tierras, un eje que la comisión no logró desarrollar demasiado.

[María Eloísa Quintero]: Las decisiones de líneas estragégicas, para poder enfocarse en un área y no en otra, tienen que ver con todo un plan de visibilización del fenómeno que estaba haciendo el comisionado. 

Ella es María Eloísa Quintero, experta en redes criminales. Quintero fue directora de investigaciones de la CICIG. En el 2014, era asesora de Iván Velásquez. 

[María Eloísa Quintero]: Como una institución de apoyo, era la Cicig, uno tiene que elegir. Uno de los criterios era el caso que ayuda a visibilizar o un nuevo fenómeno o un arista de un fenómeno a los efectos de dejar en claro un patrón de comportamiento. Por ejemplo, cómo se utilizaban las empresas fantasmas. O por ejemplo, en el caso este que vimos que fue durante mi gestión, el caso del sometimiento del poder legislativo en manos del poder ejecutivo, entonces ahí uno ve que uno puede visibilizar porque si uno quiere combatir la corrupción y la impunidad cuando ya se tocan las aristas de la división de poderes, pues esa es la importancia de tener una visión macro y una visión integral. Revelar cuál es el papel de las plazas fantasmas. En un momento, en el desarrollo de la Cicig, cuando llegué, había muchos casos de plazas fantasmas porque habían sido develados, pero cuando uno hace una investigación macro y cruza el resto de las informaciones, se da cuenta que eso no solamente está presente en muchos de los supuestos y los casos previos, si no que la plaza fantasma es el síntoma de otra cosa. Que la plaza fantasma no es un caso por sí mismo, si no que es la moneda de comercio del fenómeno de la corrupción. Entonces es interesante ir a ver el fenómeno de la corrupción que está por detrás, donde una de las monedas es la plaza fantasma.

A sus equipos Iván Velásquez les dijo, vayan y busquen. Revisen archivos, vean qué denuncias tiene el Ministerio Público y qué señalamientos nos han llegado. Tráiganme casos que merezcan una investigación.

Y así, la comisión relanzó sus investigaciones con un ímpetu renovado. 

[CLIP DE NOTICIARIO]: A primeras horas del día, delegados de la Comisión Especial contra la Impunidad en Guatemala…

Los resultados no tardaron en llegar. Las estructuras corruptas que campaban a sus anchas dejaron de ser invulnerables. 

[CLIP DE NOTICIARIO]: … fiscales del MP y agentes de la PNC realizaron una serie de allanamientos en diferentes puntos de ciudad capital para dar con la captura y desarticulación de una estructura criminal que lidera presuntamente desde un centro carcelario el capitán del ejército Byron Lima Oliva. El masivo operativo concluyó con la captura de 13 personas. La noticia se volvió aún más polémica…

Condenado a 20 años de prisión por el asesinato del obispo Juan Gerardi, Byron Lima se había convertido en el reo más poderoso del país. Como todo un Pablo Escobar, entraba y salía a su antojo la cárcel de Pavoncito, su feudo, su cuartel general. Prisioneros y guardias le obedecían. Le obedecía incluso el director del sistema penitenciario. Desde Pavoncito, manejaba sus negocios lícitos e ilícitos.   

Una de sus fuentes de ingresos era la extorsión a otros reclusos. Cuando alguien importante caía preso, un narco por ejemplo, Byron Lima exigía su traslado a Pavoncito. Ya en su poder, el reo tenía que pagar sí o sí. Y cuando no tenía dinero: 

[Flor Gálvez] : Si no tenían dinero le pagaban con carros o propiedades. Por eso es que se hizo de propiedades en el puerto de San José. Tenía carros que no eran de él, pero los presos a los que les cobraba verdad, le pagaban con carros. 

Flor Gálvez litigó contra Byron Lima. Así, supo de todas las actividades lucrativas del exmilitar. 

[Flor Gálvez]: También él ingresaba a muchas modelos y a muchas edecanes y las vendía allí adentro. Hacía fiestas, entraba licor… Tenía él, ahí en Pavoncito, una fábrica de camisas y de gorras.

Byron Lima, empresario textil, imprimía camisetas y gorras para la campaña electoral del Partido Patriota. Byron Lima, empresario constructor, ganaba contratos de obra pública de la Municipalidad de Guatemala. Byron Lima tallerista, ofrecía clases de manualidades y empoderamiento. 

[Flor Gálvez]: Creo que hasta él prefería estar en la cárcel y no salir porque le daba réditos estar preso. 

El 3 de septiembre de 2014, la CICIG y el MP desmantelaron su red de apoyo. Capturaron a varios funcionarios del sistema penitenciario, entre ellos su director.

Con esas capturas, Byron Lima se sintió traicionado. El gobierno no lo estaba protegiendo como debía. En los juzgados, ante la prensa, empezó a amenazar a sus cómplices del Partido Patriota. Les recordó lo mucho que sabía de ellos. 

[Byron Lima]: Y el Partido Patriota, cuidado, cuidado porque hay mucha gente que está vinculada que son: diputados del Parlacen, que son diputados del Congreso de la República, y muchos fiscales que son tumbadores que se saben de las artimañas y de los juzgados de ejecución de transes con tal de asesinar reos.

Dos años después, Byron Lima fue asesinado. Un ataque brutal en el interior del penal acabó con su vida. Tres de sus guardaespaldas y una de sus edecanes murieron con él.

[Flor Gálvez]: Estaba todo deshecho. La cara deshecha. La mitad del cuerpo deshecho. Me impresionó mucho. 

El hombre que había reventado la cara del obispo Gerardi con una piedra, yacía reventado en un penal donde se creía todopoderoso. 

[interludio]

Dos meses después de la desarticulación de la estructura de Lima, la CICIG capturó a otro intocable. Uno de los hombres más peligrosos de Guatemala. Haroldo Mendoza Matta, narcotraficante, terrateniente y jefe de sicarios temido en todo Izabal y Petén. Nadie se había atrevido hasta entonces a ponerles un hasta aquí a la familia Mendoza.

[Leily Santizo] : En algún momento el comisionado, nos pasa una información de una denuncia que se había interpuesto en contra de Haroldo Mendoza, esa fue la primera investigación. Por un tema vinculado a asesinatos y a usurpación agravada de tierras. 

Ella es Leily Santizo, abogada de la CICIG que llevó el juicio contra los Mendoza. Un trabajo peligroso por el que recibió amenazas. Durante el juicio, uno de los matones de Mendoza se le acercó y le preguntó qué pensaba de las personas que se suicidan. 

[Leily Santizo]: Ellos se dedicaban básicamente a hacer limpieza social, pero además de la limpieza social, hacían favore s a los amigos. sos favores eran básicamente que si alguien le caía mal a una tercera persona y lo mandaba a matar, Haroldo le hacía el favor de matarlo. Entonces habían creado entre la misma población esa sensación de terror.

Para la CICIG, obtener testimonios era imposible en esas condiciones. Pero las escuchas telefónicas fueron clave. Las conversaciones interceptadas mostraron quiénes eran los sicarios y cómo organizaban asesinatos, robos de tierra y asalto a furgones. 

[Entrevistador] : ¿Cuántos asesinatos lograron contabilizar?

[Leily Santizo] : En esa primera fase del caso son siete asesinatos. Luego hubo una masacre, que nosotros le llamamos  La masacre de Navajoa, que si no recuerdo mal, tenía 7 asesinatos más.

En Navajoa, Morales, 7 personas de una familia muy humilde fueron acribilladas por sicarios de los Mendoza. ¿La razón? 

[Leily Santizo] : La masacre de Navajoa se relaciona con un robo de pavorreales.

Un robo de pavorreales. Pertenecían a un lugarteniente de Mendoza, un hombre apodado El Cubano. 

[Leily Santizo] : En un inicio esta persona que le decían El Cubano estaba muy molesto por el robo de sus pavorreales y lo único que quería era matar a las personas que se habían robado los pavorreales.

Siete muertos, entre ellos tres adolescentes y una mujer embarazada. Todo por unos pavorreales. 

Eso era, eso es, el clan Mendoza. 

En el 2007, Otto Pérez Molina admitió en la embajada de Estados Unidos que su partido había recibido financiamiento electoral por parte de ese grupo. En cuanto al actual presidente Alejandro Giammattei, una investigación del diario digital Nómada sostiene que los Mendoza le regalaron una camioneta blindada. También se encargaron de su seguridad en la campaña electoral del 2007 en Izabal. 

[Entrevistador] : Estos dos casos, supongo que le recordaban bastante a Colombia, ¿no? 

[Iván Velásquez]: Sí sí sí… Y en general, yo creo que las situaciones de Colombia y Guatemala son muy similares y uno podría dedicarse a reflexionar los puntos de semejanza entre Guatemala y Colombia y encontraría muchísimos.

Los casos Mendoza y Byron Lima mostraron que la CICIG había vuelto. Ya nadie era intocable. Pero apenas estábamos en el 2014, y era imposible imaginar lo que el 2015 nos preparaba. Minuciosos, precavidos, sigilosos, los hombres y mujeres de la CICIG y del Ministerio Público, acumulaban información sobre una misteriosa banda que operaba en las aduanas de Guatemala. El caso la Línea se estaba cociendo a fuego lento. Pero esto, lo veremos en el siguiente episodio de El Experimento.

El Experimento 02 es un podcast producido por No Ficción Guatemala. Narrado por Guillermo Escalón. Investigación, guion y montaje Sebastián Escalón. Edición de textos, Oswaldo Hernández. La música es de Lloyd Rogers.
El Experimento ha sido posible gracias a la Seattle Foundation y de más de 150 patrocinadores que respondieron a nuestra campaña de crowdfunding. Gracias por el apoyo!
Material de archivo:
Para contar la trayectoria del comisionado Colombia, nos basamos en los libros Iván Velásquez el retador del poder, de Marta Soto, y Aquí no hay muertos, de María McFarland.
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