Producción, voz y edición: Amanda Chiquitó
Con apoyo de: Oswaldo J. Hernández
AUDIO
//Una vez subiendo a un bus yo me senté naturalmente al lado de una persona y la persona se levantó diciendo que no podía sentarse con una negra porque se podría convertir en negra//.
Elsa Amanda: Este relato parece ser muy duro e increíble que pueda pasar en pleno siglo XXI, pero esta es solo una de las muchas situaciones o expresiones que pueden escuchar en su cotidianidad las personas con identidades Maya, Garífuna y Xinca en un país como Guatemala, donde cohabitan cuatro pueblos reconocidos legalmente por el Estado desde 1996, después de que se firmaran los acuerdos de paz.
En 2018, el último censo poblacional detalló que en el país hay seis millones quinientos dieciocho mil ochocientos cuarenta y seis habitantes indígenas, equivalentes al 45% de la población total. Y aun así el racismo cotidiano es una realidad demasiado dura en Guatemala.
Música de transición
Elsa Amanda: En este segundo episodio, les contaremos dos historias, la de una mujer garífuna y una xinca. Cada una comparte su experiencia de cómo es vivir a diario en un país racista como Guatemala. Además de reflexionar sobre cómo esta circunstancia configura profundamente las desigualdades de nuestra sociedad.
Las luchas que se realizan desde distintas cosmovisiones y territorios pueden tener características similares. A cada una, además, las atraviesa un racismo cotidiano que tiene raíces históricas y estructurales. Este relato trata sobre ello, sobre cómo las mujeres con trayectorias importantes dentro de sus comunidades, con liderazgo, han tenido que enfrentar prejuicios y estigmatizaciones, sobre todo porque el racismo es mucho más predominante hacia las mujeres, ya que son ellas las que portan su indumentaria y hablan el idioma. Y ese día a día, contado por ellas mismas, nos ayudará a entender cómo todo ese racismo sigue pesadamente activo en nuestra época contemporánea.
Maudi Ucelo
Pienso que el racismo se sustenta a través de la dominación étnica, a través de que crea desigualdad en los grupos y se manifiesta el racismo en las instituciones del Estado, a través del gasto público, desfavoreciendo a los pueblos indígenas, se nota como que los pueblos indígenas no valemos y no somos importantes para la clase alta, desde ahí vemos el racismo.
Elsa Amanda: Ella es Maudi Ucelo, una mujer joven Xinca, activista y es parte de la Asociación de Mujeres Indígenas Xincas de Santa María Xalapán Jalapa AMISMAXAJ. Ella, junto a otras mujeres de la región, se han logrado organizar para la recuperación de su cosmovisión y cultura. Tienen claro que parte de las desigualdades que viven en su territorio es por la poca distribución de recursos hacia las poblaciones indígenas.
Según datos recopilados por la investigación sobre Inversión en Pueblos Indígenas, del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), publicado en julio del 2017, el Estado de Guatemala invierte solo 0.4 USD diarios en cada indígena y 0.9 USD diarios en cada no indígena. En consecuencia, la pobreza afecta al 75% de habitantes indígenas y al 36% de habitantes no indígenas. Además, la desnutrición crónica está presente en el 58% de indígenas en comparación con el 38% en no indígenas. Los números reflejan la desigualdad estructural y cotidiana de la que nos habla Maudi.
Nos discriminan por ser mujeres Xincas, somos mujeres xincas que estamos en nuestra recuperación de nuestra identidad, nos desvalorizan por nuestra forma de vestir y nuestra habla, por nuestra propia cultura, no nos dan oportunidades tanto de participación política y como participación en cualquier espacio público, quitándonos las oportunidades laborales ya que por ser mujeres del pueblo xinca creen que no sabemos. Mucha de nuestra población no tuvo la oportunidad de asistir a una escuela o colegio, desde ahí nos vienen discriminando porque vemos que cuando vamos a la cabecera del departamento es otro trato, si una persona que es de color blanquita o tiene otras características físicas es otro trato diferente y completamente distinto hacia nosotras las mujeres y hombres también.
Desde ahí vemos el racismo, en nuestros entornos laborales, muchos espacios, lamentablemente están muy internalizados, en muchas prácticas que realizamos y realizan y si he sido víctima de racismo en espacios públicos, cuando me he presentado como mujer joven xinca, hay personas que no están conscientes de la identidad.
Elsa Amanda: Para las mujeres Xincas lidiar con el reconocimiento de su identidad en las instancias del gobierno también es parte de la cotidianidad, aún hoy, muchas personas desconocen la existencia de esta población partiendo de la idea de que ya no existen o que están ladinizados y este pensamiento está muy arraigado, incluso en la entidad encargada de llevar el registro de las personas a nivel nacional. Sin embargo, la organización de AMISMAXAJ a la que pertenece Maudi ha iniciado acciones que les permitan ser reconocidas con su identidad.
Estamos también revindicando nuestra cosmovisión Xinca, haciendo talleres, prácticas ancestrales, en nuestras propias vidas, para que podamos reconocernos a nosotras mismas y darnos a conocer y exigir que nos respeten como pueblos que somos, aun en el RENAP está esta lucha que tenemos porque cuando vamos no nos preguntan que identidad somos, si nosotras no exigimos que nos coloquen la identidad, nos colocan como ladino. He conocido algunos casos que han pedido que les coloquen la identidad xinca ya que ellos no quieren reconocernos, hemos tenido que hacer talleres con personas de la municipalidad y otras instituciones para que puedan ayudar a visualizarnos y que nos reconozcan como pueblo Xinca
Elsa Amanda: Invisibilizar o anular la existencia de poblaciones enteras tiene implicaciones muy graves para las y los pobladores de estos territorios, como ocurrió en el año 2018 en dónde, a raíz de la minería, se puso en tela de juicio la existencia de la población Xinca en los municipios de El Escobal y San Juan Bosco del departamento de Santa Rosa. La negación de la mina San Rafael para reconocer que se había instalado en un territorio históricamente habitado por poblaciones Xincas, llevó a una disputa que obligó a la Corte de Constitucionalidad a emitir una sentencia para que se pudiera realizar una consulta comunitaria, como lo establece el convenio 169 de la OIT, convenio ratificado por el Estado de Guatemala.
//AUDIO INSERTO//
Elsa Amanda: La historia de las poblaciones Xincas está muy ligada a la defensa del territorio y a la resistencia en contra del extractivismo, como lo expresa Maudi:
Como pueblo Xinca, nuestras principales luchas son la defensa y recuperación de nuestra cultura, visualizarnos que, como pueblo Xinca, existimos y aquí estamos, defender nuestro territorio de empresas extractivistas y defendernos de minerías y que se nos respete como pueblo originario que somos.
Elsa Amanda: La historia de Maudi es la misma de decenas de mujeres Xincas que se organizan cada día para luchar contra el racismo y la discriminación desde el oriente del país. Es una lucha que también trasciende a otros espacios y como la propuesta de AMISMAXAJ podemos hablar también de otras experiencias de mujeres y hombres que se organizan en la región Nororiente del país… porque el racismo atraviesa el país en todos sus extremos. Incluso desde la televisión que promueve estos imaginarios colectivos…
Música de transición
Elsa Amanda: Desde los años 90 se ha transmitido un programa dominical llamado Moralejas, dirigido por Sammy Morales y su hermano, Jimmy Morales, el ex presidente de Guatemala de 2016 a 2020. Este audio que acabamos de escuchar es un fragmento de este programa que tenía segmentos en donde el expresidente se mofaba de la población garífuna y otras poblaciones indígenas del país.
Ingrid Gamboa:
El racismo en este país lo catalogo como un potente veneno social que contamina por donde se esparce. Cuando se escuchan niños o niñas diciendo ese negro o esa negra, términos que obviamente lo escucharon a sus padres decirlo y lo repiten, eso es veneno, es contaminación social.
Elsa Amanda: Ellas es Ingrid Gamboa, una mujer Garífuna que como Defensora de Derechos Humanos del pueblo Garífuna cataloga al racismo que vive con esas palabras. Gamboa también es presidenta de la organización Iseri Ibagari en Livingston Izabal, una entidad que se encarga de prestar atención médica a personas con VIH además de promover la salud sexual y reproductiva en la región.
La población Garífuna se encuentra mayoritariamente en el municipio de Livingston y Puerto Barrios, la cabecera departamental de Izabal. Esto no significa que la cultura garífuna no esté presente en otros departamentos del país, pero su llegada al nororiente de Guatemala en el año de 1802 hace que estas tierras y playas puedan ser reconocidas como ancestrales.
Se tiene una visión occidental, que se recibe en las aulas en nuestro país, esto permite que algunos miembros de la ciudadanía, se vean de segunda categoría o de tercera categoría, sin derechos y que la supremacía se considere con el absoluto derecho de ponerte apodos, inferiorizarte y eso es lo que ha pasado con la comunidad mestiza contra el pueblo garífuna.
Elsa Amanda: La organización y cosmovisión de la población Garífuna tiene sus propios elementos, culturales, como el idioma, la música, la danza y el conocimiento ancestral, sin embargo, la visión de racismo no permite ver más allá de lo que la folklorización, la estigmatización y los prejuicios nos presentan de ella. Ingrid Gamboa habla sobre los ataques que viven en la cotidianidad.
Por supuesto que hemos recibido demasiados vejámenes de todo tipo, nos identifican por nuestro color de piel, no por nuestro nombre, nos hipersexualizan a las mujeres y a los hombres también. Ese tipo de actitudes las tienen quienes gobiernan, hacen también que vivamos con enormes brechas de desigualdad, las oportunidades nos la niegan, es una serie de consecuencias que se viven cuando te clasifican, te encasillan bajo estereotipos, por lo tanto, es una situación muy complicada la convivencia pacífica socialmente hablando.
Elsa Amanda: Para las poblaciones indígenas y en este caso para la población garífuna, hay una gran brecha de condiciones económicas. La falta de empleo, apoyo a proyectos comunitarios y la poca inversión en infraestructura, han generado condiciones de migración hacia otros territorios del país, a Estados Unidos y Europa. Ingrid habla al respecto.
El impacto es significativamente negativo en nuestra población garífuna, son ataques generalizados y cotidianos, nos dicen cualquier grosería en la calle, en cualquier lugar, se consideran los dueños de decirnos como quieren que vivamos, como nos ven y esto obviamente crea una depresión no tratada en la población. Nos sentimos impotentes porque si vamos a poner denuncias a los juzgados no prosperan y tampoco tenemos acceso a una justicia y coloca en grandes desventajas a diferencia de la sociedad en general y eso te motiva a salir huyendo, a eso le llamó yo la migración forzada.
Elsa Amanda: El racismo también implica a las instituciones del Estado. La justicia, por ejemplo, parece nunca estar a favor de aquellos que han sido discriminados.
Al no tener acceso a la justicia, aunque existe un juzgado de paz y una fiscalía, no existen resoluciones favorables a nuestras denuncias, nos sentimos desprotegidas, lo que hace que la mayoría migre hacia los Estados Unidos con un gran número y el resto para Europa y eso es grave para la comunidad, porque nos resta fuerza y autonomía, las personas se sienten más integradas a una sociedad no suya y toca que huir para evitar continuando esos ataques racistas.
Elsa Amanda: Hay una consciencia de la población Garífuna a denunciar los ataques de racismo que viven en todos los espacios, incluso hasta en su mismo territorio. Sin embargo, no solamente basta con denunciar, ya que es necesario que las instancias responsables de acompañar y dar resoluciones a estos delitos tomen en cuenta las demandas de esta población.
No hay resultados por parte de las autoridades con las leyes que tienen para penalizar a los que atacan nuestra integridad, incluso nuestras vidas, porque el racismo mata, pero no pasa nada y toca que huir.
Elsa Amanda: Ingrid cuenta además que ella ha sido víctima de racismo en un espacio laboral y que asumió con firmeza la responsabilidad de denunciar, pero la respuesta no fue la que esperaba.
En mi lugar de trabajo fui muy discriminada por un trabajador que no era de Livingston, él llegó hace como hace 8 años porque le salió plaza en el centro de salud, fui funcionaria del área de Salud Pública y Asistencia Social de Livingston. Livingston ancestral y territorialmente es de los garífunas y los que llegan a vivir ahí, hemos tratado de convivir pacíficamente con la población, este compañero de trabajo dijo que no quería ver más negros en el centro de salud y se consideraba con un poco de poder por ser del sindicato y eso generó un problema y se hizo la denuncia pertinente a CODISRA, pero no prosperó.
Elsa Amanda: Por cada habitante perteneciente a una población indígena podríamos contar millones de historias y experiencias de ataques racistas en Guatemala, sin embargo, no hay un registro certero de cuántas denuncias se hacen por racismo y discriminación en este país. La Comisión Presidencial Contra la Discriminación y el Racismo Contra los Pueblos Indígenas en Guatemala, no cuenta con un registro específico y desagregado a nivel nacional. Solicitamos información sobre estas cifras, a lo que nos contestaron que no hay un registro especifico y que se encuentran realizando un monitoreo a nivel nacional.
Para tener una visión desde el quehacer gubernamental y la organización comunitaria, nacional y ver los esfuerzos desde ambas partes, hablamos con uno de los cinco Comisionados de la CODISRA. Él es Carlos Arana de origen Garífuna, vinculado a procesos que generan discusión y análisis sobre el racismo hacía las poblaciones indígenas.
Carlos Arana:
Para la CODISRA todos los casos son emblemáticos debido a que, el delito de discriminación racial se ha considerado como delitos menores graves y llegar a una sentencia condenatoria en algún caso es importante, el último caso con sentencia condenatoria fue en Huehuetenango en el 2018, para probar el delito fue necesario realizar peritajes sociolingüísticos realizado por el INACIF y se contó con el testimonio de dos testigos, la pena fue de un año y 4 meses de cárcel, conmutable con una multa de 500 quetzales.
Elsa Amanda: Muy pocas veces las denuncias terminan en una resolución o penalización para los agraviantes, en otros casos los procesos terminan con una disculpa pública, como pasó en febrero del año 2019, en el que se realizó un acto público en la Procuraduría de Derechos Humanos hacia Magdalena Jochola, mujer maya Kaqchikel de parte de Blanca Flores Poou como agresora.
AUDIO INSERTO
La gran pregunta es ¿Qué pasa con las denuncias que llegan a la CODISRA? ¿Cómo acciona y da seguimiento esta institución a las demandas de la población?
Carlos Arana:
Es tarea difícil, Maxime cuando esta arraigada en la mentalidad de las personas y la consideran de una manera normal y natural, desde el mandato de la creación de la CODISRA, se realizan esfuerzos para su prevención y su eliminación desde lo estructural, legal, institucional e interpersonal, la eliminación del racismo es responsabilidad de todas y de todos, desde los diversos espacios en que cada uno se desenvuelve, los educadores juegan un papel importante porque a través de la educación se logra cambiar actitudes, mentalidades y comportamientos.
Elsa Amanda: Mientras no se garantice un proceso y acompañamiento de las instituciones responsables hacia estos actos y expresiones de discriminación racial no se tendrán avances en materia del cumplimiento de la ley.
El racismo estructural para el caso de la población Garífuna se materializa incluso en la falta de datos desagregados en cualquier instancia del Estado, por ello es difícil realizar verdaderos análisis basados en la realidad y contexto de la población y los pocos estudios o informes existentes han sido esfuerzos de organizaciones no gubernamentales. Ingrid Gamboa sabe que es una experiencia desalentadora.
El racismo contra el pueblo garífuna se siente y se vive en todas partes en donde vayamos y es una sensación sumamente desagradable, tanto de parte del Estado como de la sociedad. El estado guatemalteco tiene grandes deudas históricas en el sentido de respetar derechos humanos y dignidad, como sujetas políticas, por lo tanto, el Estado y sus instituciones debe de garantizar el respeto del pueblo garífuna cumpliendo con las leyes y tratados internacionales que resguardan y respaldan nuestros derechos cómo pueblos indígenas y afrodescendientes.
Música de transición…
Elsa Amanda: El racismo cotidiano es un hecho que sucede en toda Guatemala. Así como en estas historias que contamos de mujeres Xincas y Garífunas, el racismo lo viven también las poblaciones mayas. Día tras día tras día… Es una dinámica que está presente en la mayoría de los territorios, en cualquier reclamo de derechos. Migrar, luchar por la defensa de la tierra, estudiar, buscar justicia, tener una identidad reconocida, el racismo lo atraviesa todo.