NARRATIVA – INVESTIGACIÓN – DATOS

ENTREVISTA KIMBERLY PADILLA

Kimberly Padilla, urbanista: “Cada colonia cerrada rompe la continuidad de la ciudad”

La urbanista Kimberly Padilla analiza cómo los cierres de calles y la proliferación de colonias privadas han transformado Ciudad de Guatemala en una ciudad fragmentada. Con hallazgos de la investigación para su maestría en Corea, explica por qué estos espacios reducen la movilidad, limitan la convivencia y erosionan el derecho al espacio público.

Una parte de esta entrevista aparece en el episodio “No es normal vivir en guetos y garitas“, del podacst de No Ficcion “Esto no es normal“.

P- ¿Qué implicaciones tiene que una ciudad esté conformada, en gran parte, por colonias cerradas o con garitas?

R- Desde una visión urbanística, las colonias cerradas con garitas, talanqueras, muros y demás, lo que generan es una fragmentación profunda del espacio urbano, del espacio público. Porque implica que todas las calles, los parques, el espacio del uso público, quedan controlados únicamente por intereses privados. Y esto provoca que lo que antes era de todos, las calles, las avenidas, áreas de recreación, etcétera, se vuelven propiedad de unos pocos. Entonces, en la práctica, calles que se cierran con muros, guardias que van a delimitar barrios enteros, reduce esa continuidad de la trama urbana y fomenta una segregación social.

Cuando hablamos de trama urbana en urbanismo, estamos hablando de esa red vial, que existe en cualquier ciudad. Entonces, lo que se está limitando es que se dé continuidad a esa red vial.

Además, el espacio público se convierte también en un lujo restringido, porque las zonas verdes, las plazas y todo lo que se previó para más personas, ahora se hace para pocas, de manera privada. Y hay una proliferación de todo esto que implica que la ciudad se vea más fragmentada, con un menor intercambio entre vecinos, entre barrios. Y se pierde lo que llamamos urbanidad. Es decir, los vínculos sociales y de convivencia espontánea en el entorno que se construye. 

Los muros rompen la trama urbana y el espacio público

P- Me hablabas de la trama urbana o de la red vial, ¿Cómo afectan las colonias cerradas a la conectividad?

R- Al clausurar las calles, o cerrar los accesos, se obliga a que los vehículos rodeen las avenidas por rutas alternas, donde se saturan las vías, y se alargan los tiempos de viaje. Y eso lo vivimos día con día en la ciudad de Guatemala.

Hay estudios urbanos que han cuantificado este efecto en ciudades. En China, por ejemplo, hicieron algunos estudios donde se encontró que al abrir estas comunidades se iba a incrementar la conectividad de la red vial de un 9 a un 30%, lo que reduciría el tiempo de desplazamiento. Es algo que necesitamos en la Ciudad de Guatemala.

Estamos incentivando más el uso del vehículo, y dependemos únicamente de pocas calles a causa de que no tenemos una continuidad de esa red vial. Entonces, como decía, la conectividad sufre gravemente. Las personas somos las que lo sufrimos realmente.

En Guatemala, dependemos de pocas vías, por esa fragmentación que existe en la red y que dificulta la movilidad, no sólo vehicular, sino también peatonal. Y, algo más importante, de emergencia, para bomberos, ambulancias, brigadas, etcétera, hacia zonas que en donde no pueden acceder, o que podrían acceder de forma más rápida si no existiera estas colonias cerradas, que afectan esa conectividad entre un punto y otro.

ENTREVISTA KIMBERLY PADILLA
La arquitecta Kimberly Padilla habla de cómo el hecho de que gran parte del las colonias estén cerradas hace que se corte al conectividad en la ciudad y se incrementen los tiempos en los trayectos. Foto/Edwin Bercián

Zona 14 como ejemplo: una ciudad partida en dos

P- ¿Me puedes poner algún ejemplo concreto? Para que podamos visualizarlo en Ciudad de Guatemala, de cómo podría estar conectada la ciudad si no hubiera colonias cerradas. 

R- Te voy a poner un ejemplo que viví hace poco. Hace poco, tú sabes que hubo un sismo muy fuerte en Ciudad de Guatemala. Ese día la ciudad colapsó. Ya colapsa diariamente, pero ese día colapsó aún más. Ese día yo me sentía un poco impotente. Como urbanistas, sabemos que si existiera esa conectividad, si esa trama urbana estuviera mejor conectada, podríamos tener tiempos de respuesta más eficientes ante emergencias. Y te pongo un ejemplo.

En la zona 14 hay dos sectores, un sector que está del lado de la avenida Américas, y otro sector que está detrás, la colonia La Villa, se llama. En estos dos grandes sectores de zona 14 es clarísimo. Está partido en dos, pero no están conectados porque hay varias colonias del lado de las Américas que están completamente cerradas con garitas. Y que, al tener al menos una calle conectada, que si no estoy mal es la novena o la décima calle. Estos dos grandes sectores podrían estar conectados y no se necesitaría que las personas tuvieran que depender del bulevar Los Próceres o la 20 Calle para poder conectarse entre ambos lados.

Que, en momentos críticos, como los que te mencioné, en donde la ciudad colapsó, si hubiéramos tenido una emergencia más crítica, las brigadas definitivamente no hubieran podido acceder. Entonces, desde una perspectiva de ciudad, cada cierre rompe con esa continuidad, limita la capacidad de respuesta ante emergencias. Y  también limita de cierta forma la continuidad de un tejido vial que también se vuelve un tejido social, para poder conectar barrios y vecinos. 

¿Menos tráfico si abrimos? Lo que dice el plan de movilidad metropolitano

P- ¿Y crees que si algunas de estas colonias que cortan dos partes no estuvieran cerradas habría menos atascos? O sea, ¿sería menos tiempo en la carretera por la ciudad?

R- Totalmente. Hay un reciente estudio, el plan de movilidad metropolitano, que uno de los principales problemas que arrojó es eso: que dependemos básicamente de la CA 1, que es la carretera Centroamericana que conecta este y oeste; y de la CA 9, que conecta en norte y sur. Que funciona como un gran ramal, o un gran eje conector, y que tiene varios ramales.

Entonces, estos ramales, como no tienen continuidad, dependemos únicamente de estos dos grandes ejes. 

Kimberly Padilla

Urbanista

Al no tener continuidad en la trama urbana, no podemos tener esa fluidez y esa conectividad que tú estás preguntando. Definitivamente, sí, podríamos tener menos tráfico diario. Y definitivamente, sí, podríamos responder ante emergencias de una mejor forma, estaríamos mejor preparados.

Estamos hablando aquí de la conectividad vial que no existe dentro de la trama urbana. Y una de esas razones justamente es lo que hablamos el día de hoy, que son esas colonias y calles cerradas que cada día son más y que nos limitan poder acceder de un punto a otro.

Corea y Guatemala: qué mostró la investigación sobre tejido social

P- La maestría que hiciste en Corea era sobre las implicaciones que tiene en el tejido social el tipo de residencia. Si son condominios cerrados o abiertos. ¿Qué conclusiones se podrían extrapolar a Guatemala?

R- Es una maestría de planificación urbana, donde se me dio la oportunidad de investigar la configuración del espacio residencial de colonias cerradas y colonias abiertas. Y de cómo esto impacta en el tejido social de una comunidad. 

No podemos comparar Corea con Guatemala. Sin embargo, hay cosas que sí coinciden. Lo primero que observé fue que en residencias cerradas con acceso controlado se suele creer que que se genera un ambiente íntimo, que se genera un ambiente seguro entre vecinos. Sin embargo, es una percepción que no siempre se traduce en vínculos reales del tejido social. 

Más bien esos lazos tienden a ser bastante limitados. Y, en muchos casos, ese sentido de comunidad suele ser un espejismo, una ilusión de intimidad. Realmente no se materializa en relaciones sólidas de una vida común activa. Y te lo digo porque lo pude observar, lo pude investigar. 

Entrevista con la urbanista Kimberly Padilla sobre cómo las colonias cerradas fragmentan la Ciudad de Guatemala. Analiza el impacto en la movilidad, la convivencia y el derecho al espacio público, y compara hallazgos con su investigación en Corea.
Kimberly Padilla enfatizó que las colonias cerradas fragmentan la Ciudad de Guatemala. Foto/Edwin Bercián.

En los espacios abiertos se genera más tejido social

En cambio, en conjuntos abiertos, donde no hay talanqueras, donde no hay guardias, donde no hay garitas y demás, se va se favorece una convivencia más natural. Los residentes no solo interactúan con personas de otros barrios, sino que también dentro de su comunidad construyen lazos más fuertes entre ellos mismos. Se apropian del espacio público, caminan, usan los parques, las plazas, los cafecitos, el encuentro en la calle. En esos espacios florece un tejido social y se ejerce el derecho a la ciudad.

Mientras que las colonias cerradas se vuelven monofuncionales y no generan estos espacios de encuentro. Y por eso es un espejismo que ese tejido social sea más fuerte en los espacios cerrados.

Cuando tú vas a un barrio de la ciudad de Guatemala, la vecina conoce a Raimundo y medio mundo, diríamos aquí. Porque va a la panadería y se encontró con su vecina, va a la tortillería y se encontró con la otra vecina o simplemente, pues, a una pequeña librería, lo que sea. Se vuelven espacios de encuentro donde empiezan a crecer esos lazos de comunidad más fuerte.

En resumen, concluí en mi estudio que las colonias cerradas ofrecen una sensación de seguridad colectiva, sí, pero a costa de debilitar esa diversidad y esa solidaridad del tejido social, incluso entre los mismos residentes. 

Y, en cambio, los espacios abiertos promueven una ciudad más conectada, más vivible y con un tejido social muchísimo más fuerte.

ENTREVISTA KIMBERLY PADILLA
Según contó la urbanista Kimberly Padilla, las vías abiertas fomentan al tejido social ya que promueven los espacios comunes entre los vecinos. Foto/Edwin Bercián

Colonias abiertas vs. cerradas: ¿dónde florece la comunidad?

P- Mencionas algo que creo que es clave, el hecho de que en las colonias privadas no hay comercios. Y que esto sería uno de los factores que afecta a que no se construyan relaciones, que no hay puntos de encuentro. No se si me puedes desarrollar esto un poco más. 

R- Uno de los efectos más notorios de cierres de colonias es esa monofuncionalidad, porque no existen otros espacios de encuentro.

Estos bordes y estas calles cerradas no permiten que se tengan espacios de comercio. No hay tiendas, no hay cafeterías, no hay panaderías de barrio ni pequeños comercios donde las personas puedan encontrarse de forma casual.

Y la falta de estos espacios compartidos termina profundamente afectando el tejido social. Porque son lugares donde durante el día prácticamente no hay movimientos, más allá de los residentes. Y a veces ni eso. 

Nuestra ciudad lamentablemente está diseñada para depender del vehículo particular y no para caminarla ni para habitarla.

Al no haber espacios de interacción cotidiana, estos vínculos de personas, de vecinos, tienden a ser superficiales, llegan hasta un saludo de buenos días, buenas tardes. 

Los terceros lugares

Dentro del urbanismo se le llaman terceros lugares a esos espacios informales: la tiendita de la esquina, el parquecito abierto, la banquetita que está frente a un cafecito donde se puedan crear comunidad sin que realmente esté planificado. 

Kimberly Padilla

Urbanista

Muchas colonias cerradas terminan funcionando como grandes dormitorios privados. Y sus habitantes, como te decía, salen a trabajar y regresan solo a dormir. No hay vida pública, no hay encuentro, no hay pertenencia activa. Y eso termina erosionando esa cohesión social.

P- Y, quizás, al generar esa sensación de seguridad también proyecta de alguna manera inseguridad, ¿no? Como desconfianza. 

R- Sí, totalmente. Al final, el tema de seguridad, si nos vamos a ese punto, vuelvo al término que usé anteriormente, es un espejismo. Porque al cerrar estas colonias se argumenta que se hace por el tema de seguridad, por los altos índices de violencia, etcétera. etcétera.

Pero este argumento principal para instalar garitas, instalar talanqueras, muros, donde los vecinos buscan protegerse de la violencia, de los asaltos, etcétera, pueden ser discutibles o debatibles, porque hay estudios y testimonios que muestran que las barreras no impiden crímenes mayores.

O sea, hay delincuencia, incluso dentro de barrios cerrados. Cuando un delincuente se decide a hacer algo, encuentra la forma de hacerlo, de entrar y hacerlo. Y ha habido casos en Guatemala de este tipo. Entonces, al final, esa fortificación no resuelve en sí el problema, solo cambia la localización, que se va a la periferia de estos lugares.

La teoría de Jane Jacobs

Hay un tema en urbanismo, una teoría de Jane Jacobs, que se llama Ojos en la calle. Es un concepto en donde se sostiene que la seguridad de los barrios no depende de los muros ni de las garitas, sino de la presencia constante y activa de las personas en el espacio público.

Si tenemos calles vivas, si tenemos comercio, si tenemos peatones, vecinos que saludan, niños que salgan a jugar a la calle, todo esto lo que hace es generar una vigilancia natural y comunitaria. Donde esos ojos en la calle que dice esta urbanista son los propios ojos del vecino que ayuda a apropiarse del espacio y que por ende se vuelve más seguro.

Ya el delincuente no se atreve tan fácil a llegar a hacer algo malo, porque porque hay gente, porque lo están viendo. Prácticamente es eso. En cambio, en calles cerradas se elimina ese tipo de vida. No se crea, sino que se vuelven zonas desiertas.

Abrir puede ser más seguro que cerrar

Entonces es esa sensación sensación de seguridad. Al final, esa sensación es un espejismo. Son zonas desiertas que al final pueden ser más vulnerables. Por eso, aunque los residentes puedan sentir que ganan algo de calma mental dentro de esa burbuja donde viven, la experiencia lo que sugiere es que ese resguardo es parcial.

Y los inconvenientes son mucho más, menos cohesión social, urbana. Hay mayores tiempos de traslados, hay exclusión incluso de vecinos, hay falta de espacios compartidos, incluso los costos son más elevados porque les toca pagar garitas, al guardián y etcétera, ¿verdad? Y volvemos la ciudad más fragmentada y menos equitativa.

Entonces, con el tema de seguridad, las talanqueras y las garitas y los muros pueden ofrecer esa falsa sensación de seguridad, de guarida, pero el problema de fondo, la violencia, la desigualdad, la falta de planificación urbana realmente sigue sin resolverse. Creo que a veces abrir podría ser más seguro que cerrar.

Cerrar una vía pública vs. planear un condominio privado

P- ¿Cuál sería la diferencia entre que un condominio se construya para que sea un lugar cerrado a convertir una colonia abierta en un condominio cerrado? 

R- Ya. Desde el punto de vista urbanístico, si cerramos una calle que antes era pública, esto trae implicaciones graves. Al construir una colonia cerrada desde su planificación original, los desarrolladores pueden plantear o planear una red interna con acceso limitado.

Kimberly Padilla

Urbanista

Cerrar una vía pública que ya existe equivale a privatizar un tramo municipal sin ninguna planificación previa, lo que destruye esa lógica del trazado de la trama urbana y altera las redes de transporte colectivo también y en servicios

O sea, allá donde pasaba el bus antes, te va a pasar más lejos ahora, porque el bus ya no puede pasar por ahí, por ejemplo. O incluso los servicios municipales. Entonces destruye, como te decía, altera las redes de transporte colectivo. De acuerdo a la ley de tránsito, incluso esto es ilegal, que dificulten o impidan la libre circulación. Rompe la conectividad de una calle cerrada. Obliga la municipalidad a replantear estas rutas de transporte.

En resumen, las vías que ya existían dentro de una planificación existente te va a perjudicar de forma armónica la ciudad, y suele agravar problemas de movilidad que antes se estaban intentando mitigar. 

Parques municipales dentro de colonias: ¿espacio público o privilegio?

P- En algunas colonias que se han cerrado hay parques municipales. ¿Me puedes explicar qué implicaciones tiene también desde el punto de vista urbanístico?

R- Cuando una colonia cierra sus accesos a un parque público, ya sea municipal o del Estado, ese espacio, que en principio era de todos, vuelve a ser un espacio exclusivo, para unos cuantos nada más. Urbanísticamente hablando, representa una pérdida de amenidades comunitarias accesibles.

Los parques, recordemos, no solo son paisajes. Son lugares de encuentro, de juego, de respiro. Son infraestructura esencial que también impacta la salud física y mental de la población. Y en ciudades tan densas como la nuestra es necesario contar con esto, ¿verdad?

Estándares internacionales de áreas verdes y la realidad local

Es grave, si consideramos que hay recomendaciones internacionales de ONU Habitat, o de la Organización Mundial de la Salud, con indicadores que dicen que debe existir por lo menos un área verde pública de calidad a menos de 300 m de residencia de cada persona. 

También sugiere que tenemos que tener 9 m² de espacio verde por habitante. Y, pues, en Guatemala estamos muy lejos de eso.

Y lo más preocupante es que en lugar de ampliar ese acceso, lo restringimos más con estas colonias. 

Hay un residencial por donde yo vivo, donde hay un área verde que es legalmente de dominio público. Pero que se encuentra dentro de un residencial cerrado, con garita y talanquera, guardias y todo.

Acceso cerrado a parques públicos, caso de ejemplo

Fui con mis hijos de uno y tres añitos. Queríamos probar si podíamos entrar a esta área pública verde. Sabía que, efectivamente, nos iban a negar el acceso, pero igual lo intentamos. Y, efectivamente, nos restringieron el acceso. Este parque debería estar al servicio de la comunidad más allá de un muro. Y hoy está delimitado solo para unos cuantos. Y yo vivo en un edificio y lo puedo ver de lejos y lo veo vacío todo el tiempo. 

Hay una socióloga del instituto sobre Dinámicas Globales y Territoriales de la Universidad Landívar que lo explica muy bien: “cuando los parques y las plazas se apropian por un conjunto cerrado, se reduce la capacidad de las personas de disfrutar”.

Ella subrayó que la importancia es reclamar el espacio público como un derecho, no como un privilegio.

Entonces, desde una visión urbanística, cerrar estos espacios equivale a fragmentar aún más la ciudad en todos sus sentidos. En desigualdad, en servicios básicos, en ese derecho a la ciudad que menciona esta socióloga.

Estamos perdiendo lugares de convivencia para nuestra niñez que, según lo que te decía la Organización Mundial de la Salud, lo veo como necesario para nuestra sociedad. 

Vacío normativo: riesgos legales y urbanos

P- Y aquí vamos al último punto. En Ciudad de Guatemala no hay un reglamento sobre las disposiciones para poder cerrar una colonia, en el que, yo entendería, que si hay un parque municipal debería de haber contemplado algún mecanismo para que todos puedan entrar. ¿Qué riesgos ves en que no haya un reglamento que regule la forma en la que se que se puede cerrar una colonia?

R- La ausencia de un reglamento o marco normativo genera múltiples riesgos. En Guatemala, lo mencioné antes, la ley de tránsito prohíbe expresamente la instalación de barreras sin autorización. Pero, al no existir un reglamento que regule esto, estos cierres quedan al margen de cualquier permiso. 

Crea también una gran incertidumbre jurídica, creería yo, que en cualquier momento la autoridad podría ordenar retirar esas barreras. Pero generaría una tensión vecinal fuerte. Pero más allá del aspecto legal, el impacto urbano es bastante profundo por todo lo que ya mencionamos anteriormente.

Cada cierre rompe esa continuidad del tejido vial, del tejido social, y limita la capacidad de respuesta de emergencias, como lo mencionamos anteriormente. En el día a día impacta la salud también. 

En resumen, creo que el vacío regulatorio facilita que se cierre arbitrariamente, debilita esa urbanidad que necesitamos, la equidad y el diseño de una ciudad más justa. Una ciudad con el derecho al espacio público bajo las manos de intereses más privados afecta la planificación más democrática de un territorio.

Creo que Guatemala necesita una visión de ciudad que priorice la conectividad, la seguridad y ese acceso equitativo a los espacios públicos. 

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