NARRATIVA – INVESTIGACIÓN – DATOS

El derecho a tocarse

Alejandro Pérez: Derecho al placer de No Ficción les da la bienvenida de nuevo. El tema que vamos a tocar hoy tiene precisamente que ver con tocar o tocarse: hablamos de la masturbación, un tema en el que aún persisten muchos tabúes y que hoy abordaremos para desmontarlos. Contamos de nuevo con la presencia de Alejandra Andrino, Andrea Bonilla y Carolina Gamazo, que van a estar aportando aquí sobre estos temas. Y empezamos con las preguntas.

Este es el séptimo episodio del podcast Derecho al Placer, sobre la salud sexual. Puedes escucharlos todos aquí.



TRANSCRIPCIÓN:

La primera dice: ¿Cómo me puedo masturbar si es ilegal que yo me compre un vibrador? —pregunta de una mujer de 17 años de Guatemala.

Alejandra Andrino: Yo la verdad había leído esta pregunta y me pareció muy curiosa. Pero obviamente vemos que tiene 17 años, entonces no. A uno le puede parecer divertida la pregunta, pero no. Yo de niña pensaba que el sexo oral era decirse cosas obscenas. Eso pensaba yo: hablar de sexo. Ajá, porque uno no sabe. ¿Ilegal? No, ¿verdad?

Que yo sepa —si hay algún abogado que nos vea y nos corrija si me equivoco— hasta donde yo sé, no es ilegal. Solo que tal vez —platicábamos— alguna sex shop se ponga como: “No, mejor no le vendo”. Pero tipificado como violación aquí es para menores de 14 años, o sea, que si tiene 17, aun así eso habla de violencia sexual de persona a persona, no de masturbación. Porque la masturbación está presente desde que somos niños.

Anatomía, autoconocimiento y primeros pasos

Andrea Bonilla: Bueno, yo creería que si la pregunta es el cómo, ¿verdad? ¿Cómo puede masturbarse? (Que no es ilegal). Ajá. Están los dedos, las manos bien limpias, y también el entender su anatomía: ver un visual de cómo es una vulva, qué partes son, y hacer una relación positiva desde verse con un espejo.

Porque, a diferencia de los hombres, las mujeres o hacemos contorsionismo o utilizamos un espejo para ver nuestros propios genitales. Entonces, hacer esta conexión positivahasta compararla con una flor— ayuda a que la mujer vaya perdiendo esa vergüenza, esas restricciones y obstáculos que la cultura nos ha impuesto.

Alejandra Andrino: Vergüenza, siento que…

Andrea Bonilla: Sí, como restricción y obstáculos, ¿verdad? Que la cultura nos ha puesto.Andrea Bonilla: Al conocer la anatomía podemos ir viendo qué es placentero y qué no. La temporada pasada tú mencionabas que era difícil que alguien lo descubriera por sí mismo porque usualmente se descubre a través de la pareja: “¿Cómo sé lo que me gusta si no lo sé? Si es mi pareja la que me está enseñando.” Y entonces creo que al entender la anatomía, que resulta casi un universo que necesitamos encontrar, ahí estaría el cómo.


¿Viste el sexto episodio? Puedes verlo aquí

Objetos seguros y juguetes sexuales

Andrea Bonilla: Lo mejor sería no utilizar ningún objeto que no esté diseñado para eso; y aun con los objetos diseñados vale la pena ser muy cuidadosa, porque no están regulados por una entidad que mida la calidad.

Algunos tienen la notificación de que son de grado médico, con silicona de grado médico. Los juguetes sexuales tienden a vivir un año, pueden durar un poco más, pero igual se recomienda cambiarlos cada año. Busca siempre que no tengan ftalatos ni materiales tóxicos. Ese sería el cómo.

Alejandra Andrino: Yo usualmente sí les recomiendo que usen preservativo si van a usar un juguete sexual para penetración, porque es mucho más fácil la limpieza. Entonces, solo le quitan el preservativo y lo tiran, porque a veces hay jabones o productos de limpieza, pero los juguetes pueden ser porosos.

Y tampoco compartirlos. Otra cosa que recomiendo en general es…

Andrea Bonilla: Ahora que mencionas esto, también es importante familiarizarse con la textura de un condón. Tu piel también tiene memoria.

Higiene, limpieza y lo que se debe evitar

Andrea Bonilla: ¿Cómo saber si la persona hizo stealthing —que hablábamos en otro episodio—? Por la textura. Se nota la diferencia. Tal vez en la emoción no le presto atención, pero esto serviría para detectarlo. Además, se ahorra limpieza, aunque el preservativo trae sus propios lubricantes.

En ese caso, se recomienda retirarlo con una servilleta o algo similar, porque son bastante grasosos. Después, un jabón neutro, tipo bebé con glicerina, es lo mejor: ni siquiera hay que comprar uno caro. El cuidado sería ese: la higiene.

Alejandra Andrino: Y lo que mencionabas: también recomiendo evitar usar alimentos.

Andrea Bonilla: No velas, no objetos de madera, no… ajá.

Alejandra Andrino: En los hospitales vi dos casos cuando estaba en cirugía: hombres adultos que llegaron con botellas y otro con un objeto de madera en el ano que ya no podían sacar. Con la pena, ellos decían: “Me caí”.

Andrea Bonilla: Ahora que mencionaste lo de las comidas, estoy leyendo sobre vaginismo, uno de los temas que más he investigado. En un artículo de Inglaterra, una señora que no podía pagar dilatadores recibió la recomendación de su ginecólogo de usar alimentos con forma fálica, pero siempre envueltos en un condón.

Alejandra Andrino: Pero cubierto.

Andrea Bonilla: Siempre cubierto. Esa comida se podía descartar después. Es una alternativa solo cuando no se encuentran otros medios, pero nunca directo.

Riesgos y alternativas extremas

Alejandra Andrino: Además, imagínate una zanahoria chiquita, sí creo que se puede quedar atascada ahí…

Andrea Bonilla: Exacto. Por eso los entrenadores vaginales tienen una base anatómica para poder jalarlos con seguridad. Si están envueltos en un condón, se amarra y se puede usar como una “piolita” para extraerlo.

Pero eso debería ser solo en casos extremos. Lo mejor siempre será usar dilatadores diseñados para eso y, de ser posible, acompañados de un proceso terapéutico.

Alejandro Pérez: Una mujer de 33 años de Guatemala nos pregunta: “En la época donde no hay pareja sexual, ¿cuál es la mejor ruta para llenar esa necesidad de placer sexual?” Creo que más o menos es lo que hemos estado abordando hasta ahora. ¿Algo más que agregar?

Andrea Bonilla: Un amigo casual.

Alejandra Andrino: Pues ahí sí que depende qué quiere cada persona. A veces es más complicado. Como ginecóloga, yo le diría: “Si tiene parejas casuales, por favor, siempre preservativo.”

A veces, cuando hay mucha necesidad y no hay pareja —porque no se consigue o porque se ha decidido parar—, la mente compensa con sueños húmedos muy eróticos. La persona incluso puede llegar a tener orgasmos dormida, y eso ayuda a regular un poco el deseo.

Pornografía, testosterona y riesgos

Alejandro Pérez: Pasemos a la siguiente: un hombre de Mixco de 28 años nos pregunta: “Masturbación: ¿es correcto hacerlo con porno? ¿Qué tanto es saludable? ¿Es cierto que disminuye la testosterona? ¿Y si lo dejo de hacer hay riesgo de cáncer? Me incomoda que me pase en los sueños húmedos.”

Andrea Bonilla: Wow. Vamos a partir esa pregunta en varios pedacitos. Lástima que no está aquí el urólogo para responder lo de la testosterona. A ver: porno de porno. La pornografía merece un episodio completo, porque es sumamente variada.

Si es ilegal, entonces sí estás en problemas. Y además no todos los países regulan lo mismo. Yo diría: aléjate de la pornografía que incluye animales, niños y violencia. Esas tres deberíamos evitarlas siempre.

¿Por qué? Porque al ver pornografía, lo interesante es a qué estamos reaccionando. Puede ser que me exciten los sonidos, o el saber que estoy viendo sin ser visto —eso es voyeurismo. De hecho, todo el mundo que ve porno tiene algo de voyeurista.

Ese estímulo se refuerza y puede volverse parte de nuestro guion sexual, es decir, la forma en que encontramos excitación y lo que nos resulta placentero. Al hacerlo solo con pornografía, corremos ese riesgo.

Pero no quiere decir que por ver porno ya nunca más podré excitarme de otra forma. Depende de cada persona, de cómo se acercó a la pornografía y de la culpa que maneje con el tema.

Testosterona, próstata y normalidad

Andrea Bonilla: Sobre la testosterona, yo diría que no disminuye por masturbarse, pero igual preferiría confirmarlo con un médico especialista.

Alejandra Andrino: Y sobre lo del cáncer: creo que se refiere al cáncer de próstata. Hay estudios que sugieren que los hombres necesitan una eyaculación mínima para disminuir el riesgo, pero no significa que si no se masturban van a tener cáncer. Idealmente, sí es recomendable una eyaculación cada cierto tiempo, pero no les va a bajar la testosterona por masturbarse.

Alejandro Pérez: Y un hombre de Antigua Guatemala nos pregunta: “¿Es normal masturbarse?”

Alejandra Andrino: Es parecido a lo que hablábamos al inicio, ¿verdad? Pero habría que ver qué tan frecuente es. Por ejemplo: no sería normal si alguien tiene que salir del trabajo para irse a masturbar. Eso ya sería un problema.

Andrea Bonilla: Exacto, porque entonces hablamos de un comportamiento problemático. A ver: hay ciertas edades. Tú mencionabas que desde que uno es niño puede explorarse. De hecho, hay videos de ultrasonido donde los bebés exploran sus genitales en el vientre materno.

Esto es curioso porque ahí todavía no existe la fantasía sexual adulta. Una criatura de cinco años puede explorarse, pero no está experimentando placer sexual como lo entiende un adulto. Ojo con eso.

También vale la pena observar otros comportamientos que puedan hacer sospechar de abuso sexual, pero si no hay violencia, la autoexploración es parte de lo sano y natural.

Adolescencia, pareja y percepción de la masturbación

Andrea Bonilla: Usualmente se tiende a pensar que en la adolescencia la masturbación es beneficiosa, incluso llega a ser como una competencia entre hombres: “¿Cuántas veces lo haces a la semana? ¿Cuánto aguantás?”

Ahí se empiezan a familiarizar con el proceso, aunque algunos se entrenan para hacerlo muy rápido, lo que después puede generar problemas. Cuando llegan a tener pareja, surge la idea de que masturbarse los hace perdedores, como si fuera lo mínimo o lo deplorable.

Pero no debería ser así. La masturbación no es algo que deberíamos perder. Al contrario, es una práctica sana.

Muchas parejas se sienten amenazadas y dicen: “Si te masturbás es porque yo no te excito”. Pero no es así. La masturbación es una forma genuina de sexo con uno mismo: explorarse, entenderse, descubrirse.

Y como uno va evolucionando con los años, también lo hace la forma de vivir la sexualidad. Por eso, más que un problema, es un recurso de autoconocimiento.

Lo que sí puede suceder es que en algunas dinámicas de pareja surja la idea de: “Tú no me das sexo, entonces me tengo que masturbar.” En esos casos, el problema no es la masturbación, sino la relación de pareja.Alejandro Pérez: Me surge una duda: ¿existe un punto en el que se pueda determinar que estamos frente a una adicción?

¿Masturbación o adicción?

Alejandro Pérez: Me surge una duda: ¿existe un punto en el que se pueda determinar que estamos frente a una adicción? ¿Hay algún límite o indicador?

Alejandra Andrino: Es bien difícil definir una adicción sexual. Uno de los criterios sería, por ejemplo, si estoy en el trabajo y necesito irme a masturbar al baño o a la oficina. Aunque sea un lugar privado, sigue siendo público y no es el contexto apropiado.

También hay que pensar en qué leyes o reglamentos aplican: incluso el reglamento de una compañía puede marcar una norma sobre estos comportamientos.

Andrea Bonilla: Otro punto es preguntarse: ¿con qué estás lidiando emocionalmente que necesitas recurrir a la masturbación para regularte? O si tu contacto con la pornografía es muy alto, y ese es el único recurso al que acudís.

La clave es ver qué tanto afecta tu vida. Puede que ni siquiera lo notes porque existen adicciones funcionales, donde la persona sigue con su vida sin registrar el problema.

El DSM suele decir que se considera adicción cuando la conducta genera estrés. Si no hay malestar, técnicamente no sos adicto. Pero sí es importante evaluar cuánto tiempo invertís, si te distrae de otras actividades, si lo haces para manejar la ansiedad o si afecta tu dinámica de pareja.En algunos casos, incluso hay parejas que lo viven de manera compartida y lo ven como algo sano. Pero para otras puede convertirse en un foco de conflicto. Por eso, lo mejor es consultar y evaluar con un especialista.

La masturbación femenina como acto político

Alejandro Pérez: Muy bien, ahora pasamos con Carol, que nos tiene también un tema muy interesante relacionado con esta temática. Carol, ¿qué nos vas a compartir hoy?

Carolina Gamazo: Bueno, yo hoy vengo a hablar de la masturbación femenina, que creo que es algo que, a diferencia de la masculina —que está en el imaginario público desde siempre, incluso con los hombres dibujando penes por todos lados—, la sexualidad de las mujeres ha estado más oculta.

Y quiero hablar de un libro de la escritora inglesa Caitlin Moran, titulado Cómo ser una mujer. Es un libro muy divertido, en el que aborda diferentes aspectos de lo que significa ser mujer y cómo ella se enfrentó a ellos desde la adolescencia. Uno de esos temas es la masturbación.

Este libro se publicó en 2011, cuando hablar de este tema era todavía algo bastante novedoso. En una entrevista, Caitlin Moran dijo que masturbarse es un acto político.

Cuando le preguntaron por qué, respondió: “Si las adolescentes no se masturban, la primera vez que tengan una experiencia sexual —en el caso de ser heterosexuales— será con un hombre. Es posible que sea él quien les enseñe qué es el placer, y como los hombres no son precisamente expertos en mujeres, es mejor que las mujeres conozcan su propio placer antes de tener relaciones sexuales con hombres.”

Y ella añade: “Necesitas masturbarte. Es un acto político. El mayor acto de feminismo es una adolescente acostada en su cama, altas horas de la noche, haciéndose correr“.

Caitlin Moran y la experiencia personal

Carolina Gamazo: Voy a leer algunos fragmentos del libro de Caitlin Moran sobre la masturbación, que son bastante ilustrativos.

Ella cuenta: “La primera vez que intenté masturbarme tardé 20 minutos en correrme. No sabía muy bien lo que estaba haciendo. Estaba leyendo un libro, la gente hurga entre la maleza húmeda hasta que ocurre algo asombroso. Perdí el tiempo toqueteándome con los dientes apretados por la concentración. Decidí intentarlo todo en una zona completamente desconocida que tenía desde hacía 13 años”.

Y sigue: “Cuando finalmente llegué al orgasmo, me recosté húmeda, exhausta, con la mano dolorida y loca de excitación. Me sentí increíble, limpia, ligera y feliz. Me sentí en medio de esa explosión de estrellas y de cerezos en flor, con un zumbido en los oídos y la respiración entrecortada. Y bueno, un poco hermosa”.

Luego añade: “Durante las siguientes semanas me convertí en la reina de la masturbación. El tiempo y el esfuerzo que empleé en el proyecto fueron extraordinarios. Me cortejé a mí misma en los lugares más variopintos: en el cuarto de estar, en la cocina, en la parte trasera del jardín, de pie, sentada en una silla, tendida boca abajo. Quería que siguiera siendo una novedad. Soy una amante de mí misma atenta e imaginativa.”Y continúa: “Algunas tardes me encerraba con llave en mi dormitorio y me pasaba horas masturbándome hasta que las yemas de los dedos estaban arrugadas, como si hubiera estado en la bañera. Este nuevo hobby era sorprendente: no costaba nada, no tenía que salir de casa y no engordaba. Me preguntaba si todo el mundo lo conocía.”

Tabúes culturales y autoconocimiento

Carolina Gamazo: En una entrevista reciente, Caitlin Moran dijo que hoy en día todas las celebridades hablan de masturbación, pero cuando escribió el libro era todavía algo novedoso.

Yo creo que en Guatemala, donde todavía hay tantos tabúes sobre la sexualidad, no se habla lo suficiente de la masturbación femenina. Por eso creo que vale la pena leer este libro.

Alejandra Andrino: Sí. En general, lo que yo les digo a mis pacientes cuando me dicen: “No puedo tener un orgasmo”, es que se conozcan a sí mismas y que exploren la masturbación.

Pero también aparece mucho el tema de que “se siente sucio, no me gusta, es un pecado”. Hay todo un peso cultural y religioso que influye en esa percepción.

Andrea Bonilla: Yo lo plantearía desde otro ángulo: incluso en países como Australia era un tabú. No diría que ahí es muy distinto. Son sociedades también conservadoras en muchos aspectos.

La forma de abordarlo, entonces, es empezar por preguntar: “¿Qué piensas tú de la masturbación?”. Ahí hay un espacio para explorar qué ideas tiene la persona, qué trae consigo.

Porque, si le decís directamente que tiene que hacerlo, corres el riesgo de que se cierre. En cambio, si le preguntas, puede escuchar su propia respuesta y cuestionarse: “Sí, eso fue lo que me dijeron, pero ¿por qué lo veo así?”

Además, hay que recordar que el autoexamen también es parte de la salud sexual. Así como nos enseñan a hacer el autoexamen de mamas, también deberíamos revisar la vulva, porque ahí también puede aparecer un cáncer o un cambio que de otra manera pasaría desapercibido.

Experiencias clínicas y sensibilidad cultural

Andrea Bonilla: Te pongo un ejemplo. Una vez vino una sexóloga a Guatemala y una paciente levantó la mano para preguntar: “Soy sobreviviente de cáncer, ¿qué puedo hacer para recuperar mi sexualidad?”

Y la sexóloga le respondió: “Yo soy re cheerleader de la masturbación.”

Claro que la intención era buena, pero no se aborda así. La persona puede cerrarse de inmediato, porque no le dejaste ninguna otra alternativa.

Alejandra Andrino: Exacto. A mí también me pasó con una paciente que fue con otra sexóloga. Cuando volvió conmigo le pregunté cómo le había ido y me dijo: “No me gustó, ya no vuelvo. Me mandó a masturbarme y eso es un pecado.”

Ahí entendí que, si la sexóloga lo hubiera abordado de otra manera, quizá habría logrado ayudarle más, porque el tema era vaginismo.

Andrea Bonilla: Y es que el vaginismo no se aborda solo con masturbación. Hay que verlo desde muchos ángulos. Incluso cómo vendés la idea de los dilatadores o entrenadores es importante.

Además, hay que recordar que en Guatemala no hay una formación formal en sexología. Antes ni siquiera existía la carrera aquí. Algunas personas se presentan como sexólogos, pero en realidad son psicólogos o coaches con diplomados cortos.Alejandra Andrino: Exacto. Que quede claro: en Guatemala hay muy pocos sexólogos con formación académica real. Yo conozco a dos, además de ti, Andrea. Una de ellas ya falleció, y otra era médica.

Formación en sexología y ciencia cultural

Andrea Bonilla: En Guatemala, que yo sepa, hay muy pocos sexólogos formados profesionalmente. Por ejemplo, Yoshan Handy, que también es psicóloga y educadora, estudió en el IMEXEX, una institución con reconocimiento y respaldo académico.

Yo me formé en Australia, otra colega, Julisa, se formó en Cuba. Y está Luis Zambrano, que probablemente está viendo este episodio, que se especializó en el ISEP, en España. Sé también de dos personas más que actualmente estudian allí.

Alejandra Andrino: En cambio, hay otros que solo hicieron diplomados cortos, muchas veces abiertos a personas que ni siquiera son psicólogos o médicos. Un diplomado no garantiza una formación sexológica completa.

Andrea Bonilla: Y aquí es donde entra algo clave: la sensibilidad cultural. Porque la ciencia hermana de la sexología —la hermana mayor y más linda— es la antropología.

Es la que nos recuerda que la sexualidad siempre está atravesada por la cultura. Que no basta con el conocimiento médico o psicológico: hay que reconocer los contextos sociales y culturales de cada persona para poder acompañar de manera efectiva.

Alejandra Andrino: Exacto. Sin ese enfoque, corres el riesgo de dar una recomendación técnica que la persona no podrá integrar a su vida, porque su cultura o sus creencias se lo impiden.

Alejandro Pérez: Muy bien, con esto llegamos al final. Gracias nuevamente a Alejandra, Andrea y a Carol. Nos vemos en el siguiente programa de Derecho al Placer. ¡Muchas gracias!Carolina Gamazo:Derecho al Placer es una producción de No Ficción. Puedes encontrar todos los episodios en las plataformas de podcast de No Ficción: Spotify, Apple Podcast, Podbean, así como en nuestras redes sociales como @nofictiongt, o en el especial Derecho al Placer dentro de nuestra página web www.noficcion.com.

Redes de apoyo y organizaciones en Guatemala

Gabriel Matías: Y qué bonito que también mencionas que los padres son quienes llevan a los niños y ellos también tienen esta preocupación.

Hay varios lugares para mujeres trans, pues hay muchas organizaciones, entre ellas Estado Trans, ODAZA, muchas de estas organizaciones.

Para hombres trans hay dos que yo he conocido en Guatemala: la primera Acadi y la segunda Transformación.

E incluso, para padres que tienen hijos, hijas e hijes de la diversidad, existe un grupo que se llama Familias por la Diversidad, en el que mi madre está, mi padre también, mis hermanos. Eso es una maravilla, pero también los padres a veces necesitan ese tipo de acompañamiento.

Sí, esos grupos serían los que los que están disponibles. Y los pueden buscar en Facebook o algo así. Sí, sí, están en redes sociales todos estos grupos.

Siempre es importante subrayar que cualquier cosa que implique transición —hormonalización y demás— debe llevarse con médicos. Nunca hacerlo solo.

Sé que cualquier persona que pueda estar viendo y se siente en ese momento… yo también estuve ahí. Pero te diría que sí es muy importante llevarlo con médicos. Y que hay personas que te ayudan, que te apoyan.

Están estas organizaciones, están para ayudarte. Y también hay médicos como su persona que apoyan y ayudan, y están en todas estas organizaciones y se pueden encontrar en redes sociales.

Carolina Gamazo: Gracias. Pues muchas gracias a todos por vuestra intervención y vuestro apoyo.

Todos los grupos y colectivos que has mencionado los pondremos en la descripción de nuestro podcast, que les animo mucho a escuchar cuando salga, y también toda la primera temporada de Derecho al Placer, en la que tratamos justo de hablar de derecho al placer de todas, todos y todes, porque pues todos nos lo merecemos.

Derecho al Placer es una producción de No Ficción. Puedes encontrar todos los episodios en las plataformas de podcast de No Ficción: Spotify, Apple Podcast, Podbean, en nuestras redes sociales como @nofictiongt o en el especial Derecho al Placer dentro de nuestra página web

Andrea Bonilla estudió psicología en la Universidad Rafael Landívar y Sexología en Curtin University en Australia. Luego de su regreso a Guatemala se ha dedicado a trabajar en diversas áreas que involucran a la sexualidad. Actualmente tiene su clínica privada, es catedrática universitaria de la Universidad Francisco Marroquín y estudia una licenciatura en Criminología y Criminalística en la Universidad Da Vinci de Guatemala. Andrea también es actriz y se dedica a la divulgación en temas vinculados a sexualidad, colaborando con diferentes medios.

Andrea Bonilla, sexóloga
Andrea Bonilla, sexóloga. Foto: Cedida.


Alejandra Andrino. Ginecóloga, fundadora de Medifemgt
Alejandra Andrino. Ginecóloga, fundadora de Medifemgt

Alejandra Andrino es médica y cirujana egresada de la USAC, con una maestría en Ginecología y Obstetricia realizada en el Hospital Roosevelt. Fue la encargada de Sección de Atención a Víctimas de Violencia Sexual del Ministerio de Salud. Con premios y reconocimientos a nivel internacional. Fundó Medifem GT para que las personas de Guatemala y de cualquier país puedan informarse sobre la medicina femenina. Hoy su cuentas en redes sociales @medifemgt suman casi un millón de seguidores.


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