Los migrantes guatemaltecos en Estados Unidos superan anualmente el récord de envío de remesas superando en 2024 los 20 mil millones de dólares, pero el regreso de Donald Trump a la presidencia no solo es un peligro por la promesa de deportación masiva, sino también por la intención de los republicanos de aplicar un impuesto a las transferencias hacia el extranjero que implicaría un golpe al bolsillo migrante y de sus familias en Guatemala.
Una tarde de sábado, Erwin T. (Se omite apellido por seguridad) de 28 años, regresa a su apartamento en el Valle de San Fernando al norte de Los Ángeles, luego de destapar un baño de uno de los 17 edificios residenciales en los que trabaja en el área de mantenimiento y reflexiona sobre su estancia en Estados Unidos.
Cuatro intentos le costó a Erwin llegar a Estados Unidos, acumulando dos deportaciones directas a Guatemala. Estuvo varias noches de vigilia y hambre en el desierto asediado por coyotes, hasta que en marzo de 2023 logró ingresar. Ya dentro, fueron 18 meses de trabajo los que demoró para pagar la deuda superior a 100,000.00 quetzales que adquirió para costear su viaje. Ahora trabaja para enviar dinero a casa y construir la vivienda de su familia en su barrio, Tierra Nueva II en Chinautla.
Mientras tanto, Trump vuelve el 20 de enero a la presidencia no solo con la amenaza de deportaciones masivas, sino también con una propuesta instalada en el senado que pretende una especie de impuesto federal a cada transferencia económica que salga de Estados Unidos al extranjero.
“Ganar dinero acá es difícil y si van a cobrar un impuesto sería muy complicado, sobre todo para los que están llegando a Estados Unidos con deudas, que nos quiten 10 dólares de cada 100 que enviamos a casa sería un golpe porque es dinero que tendríamos que incluir en el presupuesto ya apretado”, dice Erwin durante una conversación telefónica.
El crecimiento de las remesas y la amenaza
De acuerdo con el Ministerio de Relaciones Exteriores, unos 3 millones de guatemaltecos viven en Estados Unidos, según registros consulares y la remesa sirve como vínculo directo entre estas personas en el extranjero con la economía del país.
Pese a obstáculos como la pandemia de la COVID-19 y altas tasas de inflación, los envíos de remesas entre 2020 y 2024 casi se duplicaron pasando de 11,340 millones de dólares en 2020 a 19,564 millones a noviembre de 2024, según los datos oficiales del Banco de Guatemala (Banguat).
Las estimaciones del Banguat esperaban que en 2024 ingresaran al país más de 21,000 millones de dólares en remesas. Sin embargo, los datos de diciembre no fueron publicados antes de esta publicación.
En 2023, las remesas anuales fueron de 19.8 millardos de dólares que representaron el 20% del Producto Interno Bruto (PIB) de Guatemala, superando notablemente los 14 millardos de divisas que dejaron las exportaciones.
El mismo sector empresarial reconoce que las remesas son un motor económico que fomenta el consumo en el país ante la carente infraestructura productiva y competitiva de Guatemala, como explicó Juan Carlos Zapata, director de la Fundación para el Desarrollo (FUNDESA) en una columna.
Zapata destaca que los millones de dólares que ingresan en remesas son “esenciales” en la inversión relacionada a la construcción de viviendas y al consumo interno pero reconoce que este modelo a largo plazo trae “secuelas sociales” como la desintegración de miles de familias.
La amenaza para este motor económico producido por migrantes es la propuesta que J.D Vance, el conservador republicano de Ohio que ahora es el vicepresidente de Trump. Vance presentó esta iniciativa al senado en diciembre de 2023, con la que pretende que las transferencias que salen de Estados Unidos al extranjero paguen un impuesto del 10% y utilizar este dinero para alimentar un fideicomiso destinado a reforzar su seguridad fronteriza.
La propuesta justifica que supuestamente el dinero que sale de Estados Unidos financia actividades ilegales como tráfico de drogas y personas. Además, pretende multas superiores a 500,000 dólares para quienes pretendan enviar dinero eludiendo la comisión que sería fijada.
Expertos en Estados Unidos han analizado que la propuesta aparenta ser poco viable para entrar en vigencia, debido a que su contenido aparente no representa mayor beneficio y podría causar un efecto negativo, como que las personas busquen mercados secundarios para evadir el impuesto.
De acuerdo con un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en 2024 los siete países de Centroamérica, recibieron en conjunto más de 45.7 millones de dólares en concepto de remesas, con un crecimiento interanual del 6.6%, siendo Guatemala el líder en las cifras.
“Pero si ya estamos pagando por enviar remesas”, alega Erwin. El migrante guatemalteco explica que cada quince días cuando envía dinero a su familia se dirige a la caja de alguna Liquor Store o tienda de conveniencia y las empresas de envío le cobran de 8 a 10 dólares por cada transferencia en promedio.
Western Unión, una de las empresas de remesas más antiguas, cobra de uno a 17.99 dólares por transferencias enviadas directamente a cuentas bancarias de Guatemala y el cobro exacto depende del tipo de cambio, el banco y la cantidad enviada.
Mientras que aplicaciones móviles para transferir dinero a puntos de cobro del país como SendValue, por ejemplo, cobra un promedio del 5% de la cantidad enviada.
El temor a deportaciones masivas
En su plan de gobierno, Donald Trump prometió que al final de su periodo habrá deportado entre ocho a 10 millones de personas indocumentadas, de todos los países, para superar los cinco millones que expulsó Barack Obama entre 2009 y 2017.
Aunque la promesa causa terror entre la comunidad migrante y las organizaciones de derechos humanos, esta situación no es ajena al gobierno del demócrata Joe Biden, que en 2024 rompió un récord de expulsiones con 241,478 deportaciones a 190 países del mundo en apenas 12 meses, la estadística más alta de la década.
Guatemala recibió en 2024 a más de 59.000 connacionales deportados vía aérea desde Estados Unidos, entre estos más de 4,800 menores de edad, según los datos oficiales del Instituto Guatemalteco de Migración (IGM).
La diferencia palpable para este nuevo gobierno es que el nuevo presidente amenaza con dar poder al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) para realizar redadas en centros de trabajo, hospitales, escuelas y otros lugares donde habitan los migrantes.
“Sé me preocupa el regreso de Trump porque las personas como yo que ya hemos sido deportadas antes somos de sus principales objetivos, escuché en las noticias que su zar de la frontera (Tom Homan) dijo que deberíamos comenzar a empacar”, dice Erwin con temor.
Ante las amenazas del nuevo gobierno, los migrantes guatemaltecos en diferentes ciudades de Estados Unidos han decidido aumentar sus medidas de cuidado y prepararse financiera y familiarmente por si la deportación toca su puerta.
Las promesas de Trump en contra de las remesas y en materia de deportación no son un hecho, cuando arribe al poder tendrá que encontrar alianzas en el legislativo y con gobernadores de estados claves para llevarlas a cabo. Sin embargo, no cabe duda que las propuestas antiinmigrantes fueron fundamentales para impulsarlo de vuelta a la casa blanca ganando incluso el 45% de los votos de hombres de origen latino en las elecciones del pasado 5 de noviembre.