La internacionalista, politóloga y mujer maya q’eqchi’, Katerin Beb, comparte sus vivencias en la capital al hablar su idioma. En esta entrevista, asegura que además de ser un vínculo con su abuela y su pueblo, hablar q’eqchi’ es una forma de resistencia frente a la discriminación y el racismo estructural.
Katerin Alejandra Beb es originaria de Panzós, Alta Verapaz. También es traductora oral en q’eqchi’. Vive en la Ciudad de Guatemala desde enero de 2025 y forma parte del equipo técnico consultor de la Fundación Rigoberta Menchú Tum, donde coordina proyectos estratégicos con enfoque en educación y liderazgo indígena.
¿Qué significa para ti seguir hablando tu idioma en la ciudad?
— Hablar en mi idioma q’eqchi’ es un fortalecimiento reivindicativo para nosotras, las mujeres que venimos de territorios lejanos. Aunque no estoy en mi pueblo, sino acá en la Ciudad de Guatemala, sigue siendo un acto de fortalecimiento muy bonito, porque muchas personas no entienden lo que hablamos. El idioma es nuestro.
¿Tuviste que dejar de hablarlo en algún momento?
— Cuando tenía 11 años dejé de hablar q’eqchi’ por los procesos formativos que tuve en los colegios privados de Cobán. Las personas que encontré ahí no veían bien que hablara en mi idioma, y muchas de mis compañeras solo se comunicaban en castellano. Entonces yo pensaba que no estaba bien hablar q’eqchi’ en ese espacio.
¿Qué sentiste al darte cuenta de que pocas personas lo hablaban en la ciudad?
— Ahora que estoy acá en la Ciudad de Guatemala, me doy cuenta de que hay muchos Q’eqchi’s que están acá, pero que no hablan nuestro idioma. Eso hace que mi corazón se ponga triste, debido a que, cuando estas personas regresan o llegan de nuevo a sus pueblos, ya no hablan bien nuestro idioma q’eqchi’. Entonces, claro que hay un dolor en el corazón.
¿Cómo fue para ti adaptarte a la vida urbana hablando un idioma maya?
— Yo les digo que mi corazón no está bien al estar acá en la Ciudad de Guatemala, porque no es lo mismo que estar en nuestro pueblo: desde nuestras tortillas, desde nuestro idioma o nuestras casas. Acá es diferente, porque existe eso que le dicen urbanización, cosa que quizá en mi pueblo siento que no hay, y lo veo bien. Y hablar en q’eqchi’ me pone muy feliz acá, especialmente en mi actual lugar de trabajo, ya que es una Fundación donde respetan y motivan mi derecho de hablar en mi idioma Q’eqchi’.
Te puede interesar
¿En qué momentos usas tu idioma actualmente?
— Yo, aquí en la Ciudad de Guatemala, hablo en mi idioma q’eqchi’ cuando estoy en mi trabajo en la Fundación Rigoberta Menchú Tum, lugar donde estoy actualmente. Ahí respetan mi derecho a hablar en Q’eqchi’. De hecho, en algunas ocasiones me corresponde hacer llamadas a muchas mujeres líderes indígenas de diferentes pueblos, quienes se encuentran fortaleciendo sus derechos e identidad a través de un diplomado que la fundación está desarrollando. Entonces, hablo en Q’eqchi’ con ellas, y también hablo en Q’eqchi’ cuando mis amigas y amigos líderes comunitarios de Alta Verapaz me llaman.
¿Has recibido comentarios positivos o negativos?
— Negativos sí: a veces cuando hablo q’eqchi’ me dicen “no te entiendo nada, decilo en castellano”. Pero también recibo comentarios positivos: me felicitan por hablar mi idioma porque fortalece mis raíces y el lugar del que vengo, que es Panzós, un municipio lejano de Alta Verapaz.
¿Qué representa para ti seguir hablando tu idioma aunque estés lejos de tu comunidad?
— Es un vínculo con mi abuela Doña Rosario Ical, que fue una lideresa nata en mi pueblo. Aunque ella ya no esté, hablar q’eqchi’ es seguir su legado de lucha y mantener viva esa unión con ella.
¿Crees que en la ciudad se respeta el uso de los idiomas mayas?
— Yo digo que acá, en la gran ciudad de Guatemala, no miran bien cuando hablamos en q’eqchi’ o en el idioma del lugar de donde vengas, porque no saben ni entienden lo que estamos diciendo, eso dicen ellos. Pero no es bueno, ¿verdad? Yo, por ejemplo, casi no veo mucho eso porque estoy trabajando en una Fundación donde me dicen que es bueno hablar en nuestro idioma. Sin embargo, me doy cuenta de que muchos acá, especialmente en las instituciones del Estado, no miran bien que hablemos en nuestros idiomas.
Entrevista completa: Hablar un idioma maya en la ciudad
[Traducción: Catarina Huix en colaboración con Katerin Alejandra Beb].