Las normas de las pandillas marcan lo permitido y lo prohibido para los partidos en las zonas bajo su control: Pedir permiso, identificarse, no llevar armas, solo hacer campaña, si te lo piden te retiras
El “respeto” y una suerte de reconocimiento de la autoridad de facto de las pandillas en estas zonas se impone entre los partidos. Ver, oír y callar es también una realidad para políticos electos y aspirantes a cargos públicos. En época electoral las pandillas son las que imponen las reglas de cómo hacer campaña. Un territorio que no controla el TSE ni las leyes electorales, tampoco los políticos y candidatos.