El 6 de octubre de 2024 se inauguró la segunda estación del Museo de la Memoria en Quetzaltenango: Emma: “Elijo vivir, ante el cautiverio y la tortura… elegí vivir”, un espacio que reconstruye y dignifica la historia de Emma Molina Theissen, detenida y torturada por el Ejército en 1981.
Una historia que no se olvida
Emma era estudiante, militante de la Juventud Patriótica del Trabajo JPT y activista política.
En el antiguo pabellón de oficiales la Brigada Militar Manuel Lisandro Barillas había un área donde se alojaban altos mandos militares durante el Conflicto Armado Interno. Emma estuvo encerrada durante 9 días en una de estas 24 habitaciones. Fue sometida a tortura física, psicológica y violencia sexual. El 5 de octubre de ese año logró escapar.
Fue detenida ilegalmente por el Ejército. Estuvo 9 días encerrada en el pabellón de oficiales de la antigua base militar, donde fue torturada y violentada sexualmente. Logró escapar por una ventana y luchar por su vida. Pero un día después, como represalia, su hermano Marco Antonio, de 14 años, fue secuestrado en su casa por el Ejército. Hasta hoy, sigue desaparecido.
Un llamado a la no repetición
La Estación de Emma fue construida por 23 estudiantes universitarios de criminalística y ciencias forenses con apoyo de la antropóloga Clara Mariaka, en conjunto con el colectivo Sona Encendida, en un esfuerzo completamente voluntario y autogestionado. El montaje se realizó en solo 3 días en el Museo de la Memoria, Quetzaltenango.
El equipo aplicó técnicas forenses y testimonios públicos de Emma, incluyendo declaraciones en juicio y un podcast para identificar la habitación donde estuvo detenida. Recuperaron una de las últimas literas originales, y recrearon el trayecto del escape: desde la ventana por donde salió, hasta la garita que cruzó fingiendo tener permiso para irse.
Según Clara Mariaka, la estación simboliza una herida que sigue abierta. Aunque Emma logró escapar, su hermano Marco Antonio Molina Theissen fue secuestrado un día después y continúa desaparecido. La justicia sigue incompleta: los militares responsables están libres bajo medidas sustitutivas, y el Estado no ha cumplido con las disculpas públicas ordenadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La estación de Emma no solo es un acto de memoria: es también un llamado a la no repetición, a la sanación generacional y al reconocimiento de las heridas aún abiertas del país. Emma, hoy en el exilio, ha agradecido la creación de este espacio y espera algún día recorrerlo personalmente
Cinco acusados
- Benedicto Lucas García, jefe del Estado Mayor del Ejército.
- Manuel Callejas y Callejas, jefe de inteligencia militar (G2).
- Francisco Gordillo Martínez, comandante de la base militar Quetzaltenango.
- Edilberto Letona Linares, subcomandante.
- Hugo Ramiro Zaldaña Rojas, jefe de inteligencia en la misma base.
Se les acusó por:
- Desaparición forzada de Marco Antonio.
- Privación de libertad y violencia sexual contra Emma.
- Delitos contra los deberes de humanidad.

Se puede visitar el espacio en el Museo de la Memoria de Quetzaltenango con cita previa al: 5414-2135.