En todo el mundo en junio se realiza el Desfile del Orgullo de la Diversidad Sexual en conmemoración a las protestas en The Stonewall Inn en Nueva York, una resistencia que abrió camino a los movimientos LGBTIQ+. En Guatemala, el desfile nace en conmemoración a María Conchita, mujer trans asesinada en 1997. Después de dos años de ausencia, miles de integrantes de la comunidad diversa salieron a las calles el pasado 25 de junio. Aunque la sociedad más conservadora y antiderechos es hostil con las disidencias sexuales, la consigna fue existo, resisto y persisto.
Después de 2 años de ausencia, el Desfile del Orgullo de la Diversidad Sexual regresó a las calles de Ciudad de Guatemala el sábado 25 de junio, en su vigésima edición. Miles de personas de la diversidad sexual tomaron las calles desde la Plaza de la República, en la zona 4, hasta la Plaza de las Niñas en la zona 1 para celebrar y exigir el respeto a sus derechos.
Una de las exigencias más potentes de la colorida actividad fue la de implementar acciones para frenar la creciente violencia contra personas de la comunidad LGBTIQ+. El evento también fue aprovechado por líderes de diferentes colectivos y organizaciones para pedir a los asistentes evitar votar por los políticos tradicionales. Según ellos, estos políticos han impulsado iniciativas de ley regresivas que buscan no solo invisibilizar su existencia, sino vulnerar sus derechos básicos.
Entre estas iniciativas se encuentran algunas políticas y proyectos de ley impulsados por el gobierno actual, que cuentan con una narrativa por la “conservación de la vida y la familia”. Estas han pretendido negar y criminalizar la existencia de las disidencias sexuales, así como vulnerar el derecho a decidir de las mujeres. Una de ellas fue la aprobación de la ley por la Vida y la Familia, iniciativa de ley 5272. Aunque esta ley luego fue archivada, hay otro proyecto de ley en marcha en el Congreso de la República de Guatemala (iniciativa 5940) que atenta contra la comunidad LGBTIQ+.
Ese proyecto supuestamente busca “la protección integral de la niñez y adolescencia contra trastornos de género” y “garantizar a las niñas, niños y adolescentes el derecho a tener su identidad según su sexo al nacer”. Fue construido por diputados y diputadas fundamentalistas religiosos y conservadores como la actual presidenta del Congreso, Shirley Rivera, la diputada Lucrecia de Palomo, los diputados Rubén Barrios y Herberth Figueroa, de bancadas como VAMOS, VALOR y VIVA, por mencionar algunos.
Este proyecto de ley ignora que desde 1993 la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de las enfermedades mentales y en 2012 la Organización Panamericana de la Salud estableció que “los supuestos servicios de -curación- de personas con orientación sexual no heterosexual carecen de justificación médica y representan una grave amenaza para la salud y bienestar de las personas afectadas”. En 2018, además, la OMS retiró la transexualidad del listado de enfermedades mentales.
A pesar de toda esa hostilidad, el Desfile del Orgullo de la Diversidad Sexual 2022 en Ciudad de Guatemala, fue una de las manifestaciones multitudinarias más grandes después de la llegada del Covid-19 al país. Según sus organizadores, el Comité Organizador del Desfile del Orgullo LGBTIQ+, asistieron más de 30,000 personas.
Fueron cientos las personas con vestuarios coloridos, varias drag queens, reinas de belleza trans, carrozas llenas de globos con reggaetón, Katy Parry o Lady Gaga sonando. Cientos de banderas de la comunidad diversa y carteles con consignas o expresiones por los derechos.
El 24 de junio el Procurador de los Derechos Humanos, Jordán Rodas presentó un amparo ante la Corte de Constitucionalidad en contra del presidente Alejandro Giammattei, el Ministerio de Gobernación y la Policía Nacional Civil con el objetivo de garantizar el derecho de manifestación de la comunidad LGBTIQ+.
A este desfile asistieron organizaciones, embajadas, instituciones, representantes de la cooperación internacional, grupos y personas autoconvocados como la organización Visibles, Nick Whittingham representante de la Embajada Británica, la embajadora de Francia Odile Roussel junto a representantes de la Unión Europea, la Embajada de Canadá, la organización OTRANS, entre otras.