NARRATIVA – INVESTIGACIÓN – DATOS

Las “izquierdas” en Guatemala: juntos pero no revueltos

A tres meses de la convocatoria a elecciones las diferentes expresiones de partidos progresistas, con modelos que van desde la socialdemocracia hasta la refundación del Estado, no tienen una candidatura común por la presidencia en 2023. Coinciden en la necesidad de renovar el sistema político. ¿Qué los separa?

“Diez años de primavera en el país de la eterna dictadura”, con esa imagen el poeta y político guatemalteco Luis Cardoza y Aragón resumía los gobiernos revolucionarios de 1944 a 1954. En Guatemala los movimientos progresistas tienen su arcadia perdida en ese periodo histórico de los gobiernos de Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz, un ciclo interrumpido con la contrarrevolución del movimiento anticomunista autodenominado la Liberación.

Sesenta y ocho años después del cierre de ese ciclo un nuevo proceso electoral se encuentra en el horizonte: las elecciones generales del 2023. Pero ¿cómo enfrentarán los diferentes movimientos progresistas estos comicios?

De momento el panorama es de dispersión. Las diferentes expresiones de la izquierda partidaria llegan a los comicios del 2023  en un panorama de divisiones. 

La Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) es el partido histórico de la izquierda guatemalteca, constituido como organización política en 1999, formado a partir de la alianza de las organizaciones guerrilleras que participaron en el conflicto armado interno.  En antigüedad sigue al URNG el Movimiento Político Winaq, inscrito en 2011 y fundado por la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú. Esta agrupación tiene sus raíces en la agrupación Alternativa Nueva Nación (ANN) uno de los grupos disidentes de la URNG.

Otro partido con nexos históricos con la izquierda guatemalteca es el Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), inscrito en 2019, aunque su organización se remonta a las estructuras del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA) formado en la década de los 90. Esta agrupación también ha incorporado antiguos cuadros del URNG sobre todo originarios de la Costa Sur. El último partido que se inlcuiría en el espectro de izquierda es el Movimiento Semilla, surgido a raíz de las jornadas de protesta que vivió el país en 2015. ¿Por qué estos partidos no concurren juntos en las elecciones generales?

Resultados electorales de la “izquierda” y el factor UNE

En la década de los noventa, cuando el “fin de las ideologías” era uno de los mantras más recitados en el mundo político, el filósofo italiano, Norberto Bobbio, escribía: “El árbol de las ideologías siempre está reverdeciendo. Además, no hay nada más ideológico, tal y como ha quedado demostrado muchas veces, que la afirmación de la crisis de las ideologías”.

En su libro, Izquierdas y derechas, Bobbio plantea que esta distinción se mantiene viva en tanto que “indican programas contrapuestos respecto a muchos problemas cuya solución pertenece habitualmente a la acción política, contrastes no sólo de ideas, sino también de intereses y de valoraciones sobre la dirección que habría que dar a la sociedad”.

La política guatemalteca contemporánea inicia con el regreso a la democracia en 1986, con la victoria electoral de Vinicio Cerezo por parte de la Democracia Cristiana y tiene su principal hito en la firma de los Acuerdos de Paz de 1996. Estos hechos marcan momentos históricos para entender al actual sistema de partidos políticos.  

El mejor resultado electoral para la presidencia por parte de partidos progresistas, o de izquierda, lo obtuvo la alianza de la  URNG/DÍA en 1999 con 12.3 por ciento de los votos con la candidatura de Álvaro Colom Caballeros. En los siguientes comicios del 2003, Colom formó la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), junto a su ahora ex esposa y la actual secretaria general del partido, Sandra Torres. Con el apoyo de otros líderes políticos tradicionales y caudillos locales, Colom alcanzó la presidencia en 2007. 

Desde entonces no ha habido un verdadero candidato de izquierda con posibilidades de obtener la presidencia. 

El diputado Walter Félix de URNG fue electo al Congreso por primera vez en los comicios del 2007 y actualmente es el jefe de bloque del partido el cual cuenta con tres diputados. Foto: Edwin Bercian.

URNG, la vieja izquierda

En 1982 unas guerrillas diezmadas por la lucha contrainsurgente acordaron crear un mando unificado. El Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), la Organización del Pueblo en Armas (ORPA), las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), y el Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) dieron origen a la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). Bajo este paraguas participaron en las negociaciones de paz que llevaron a firmar los Acuerdos de Paz en 1996.

Luego, en 1999, la URNG participó por primera vez como partido político en las elecciones generales. En esa ocasión el candidato fue Alvaro Colom quien compitió por la alianza URNG / Desarrollo Integral Auténtico (DIA ) y logró el 12.36 por ciento de los votos, alcanzando el tercer lugar. 

En el siguiente proceso electoral (2003), URNG postuló como candidato presidencial a Rodrigo Asturias, un excomandante de la guerrilla, e hijo del Premio Nobel de Literatura Miguel Ángel Asturias. El partido compitió solo y apenas alcanzó el 2.6 por ciento de los sufragios. En las elecciones del 2007 con Miguel Ángel Sandoval, un antiguo militante del partido, como candidato, su resultado fue del 2.3 por ciento de los votos.  

«El mejor resultado electoral para la presidencia por parte de partidos progresistas, o de izquierda, lo obtuvo la alianza de la  URNG/DÍA en 1999 con 12.3 por ciento de los votos con la candidatura de Álvaro Colom Caballeros».

Claramente los resultados de la URNG apuntan a un estancamiento en su electorado. En 2011, volvió a presentarse en una alianza denominada Frente Amplio de Izquierda, junto a los partidos Winaq, Alternativa Nueva Nación y Movimiento Nueva República. En esta ocasión, la fundadora de Winaq, la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, fue su candidata presidencial. Sin embargo, los resultados no fueron mejores y obtuvo el sexto lugar con únicamente el 3.22 por ciento de los votos de la primera vuelta.

Para 2015 nuevamente compitió por la presidencia Miguel Ángel Sandoval por la URNG, esta vez en alianza únicamente con Winaq, y los resultados fueron igual de magros: 2.11 por ciento de los votos, el onceavo lugar. En los siguientes comicios, en 2015, el candidato de URNG, Pablo Ceto, otro antiguo militante, cayó un puesto más, al doceavo lugar con 2.16 por ciento de los sufragios.

Para las próximas elecciones, URNG nuevamente se presentará en alianza con Winaq. Carlos Barrios, secretario general de la URNG, señala que la respuesta ha sido la unión de URNG-MAÍZ y Winaq en una alianza estratégica y política para encarar las próximas elecciones. El acercamiento se retomó en las elecciones pasadas. Por medio de mesas de diálogo entre ambos partidos para acercar posturas políticas y candidaturas. 

“A finales del 2019  se hizo un análisis de los resultados de ese proceso electoral, hubo organizaciones que coincidimos en la lectura de lo sucedido. Entonces se decía que de haber ido juntos (la izquierda Guatemalteca) se hubiera obtenido mejores resultados tanto en los gobiernos locales, diputaciones y también en el binomio presidencial. Eso era más que evidente” dice Barrios. 

Para Barrios los resultados del MLP en 2019, demostraron su fuerza. Pero en alianza hubieran obtenido mejores resultados.

El secretario general de la URNG, también destaca que realizaron reuniones con organizaciones de sociedad civil y políticos en activo, como los diputados disidentes de la UNE, Carlos Barreda y Orlando Blanco, cuando estos aún tenían influencia en el partido; con la diputada Andrea Villagran, electa por el partido BIEN, y representantes del partido Semilla, pero no se llegaron a acuerdos.

“Lo que se iba buscando era la unidad entre los partidos que finalmente estábamos ahí participando, esa era la mira. Pero en el camino varios se fueron quedando y finalmente ya este año nos quedamos URNG-MAÍZ y Winaq, además varios movimientos sociales apoyando” reconoce Barrios.  En julio se concretó esta coalición, una negociación que reconoce “no ha sido fácil,  sobre todo ya cuando se empieza hablar de candidaturas a nivel nacional del binomio”. 

En sus discusiones, señala Barrios, han encontrado que la población afín a sus partidos les reclama unidad. “Hay mucha población que nos dice: no, hombre aquí hay que unirse, no hay que competir entre sí, entonces nosotros también hemos leído esa demanda del pueblo”. 

«La desventaja para las elecciones de 2023 para los partidos de  izquierda y pueblos indígenas va ser la sostenibilidad financiera, caso contrario con los partidos de derecha, que sí tienen esa capacidad», Carlos Barrios, secretario general de URNG.

Otro de los temas importantes en las alianzas es ponerse de acuerdo en plantear los lineamientos ideológicos, pero para Barrios ese tema en la coalición no fue problema, URNG-MAÍZ se define desde su génesis como izquierda, por otro lado reconoce a Winaq un partido fundamental indígena con el cual comparten planteamientos de desigualdades históricas a esa población.

Según Barrios la desventaja para las elecciones de 2023 para los partidos de  izquierda y pueblos indígenas va ser la sostenibilidad financiera, caso contrario con los partidos de derecha, que sí tienen esa capacidad, “además el partido del oficialismo con la entrega de las regalías, el manejo de instituciones y el presupuesto a su favor”, explica el secretario general de URNG. 

El otro reto que reconoce Barrios es renovar la fuerza del partido con simpatizantes más jóvenes. Su mejor resultado electoral, en una alianza, lo obtuvieron hace más de 20 años en las elecciones de 1999 en las cuales Álvaro Colom obtuvo el tercer puesto. Desde entonces, está agrupación se ha ido diluyendo en diferentes facciones hasta quedar reducida a un núcleo duro que cuando ha competido sin alianzas apenas ha rascado poco más del dos por ciento de los votos, como en las pasadas elecciones.

Barrios asegura que piensan que la alianza con Winaq les permitirá tener en las próximas elecciones “una izquierda rejuvenecida, sin perder los principios, su esencia y su espíritu de luchar por las causas sociales”. Esta apuesta con el objetivo de llegar a segunda vuelta y enfrentar al candidato hegemónico del sistema. 

La diputada Sonia Gutiérrez Raguay es la jefa de bloque de Winaq y secretaria general del partido, la agrupación obtuvo cuatro diputaciones en los comicios del 2019. Foto: Edwin Bercián.

Winaq, un movimiento indigenista progresista

El partido político Winaq fue inscrito oficialmente en 2011 alrededor de la figura de la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú. El propio nombre de la agrupación es un término que en diferentes idiomas mayas hace referencia al “ser humano” como un ente integral. El partido postuló por primera vez a la presidencia a su fundadora en una alianza que incluía a URNG-Maiz y ANN en los comicios del 2011. En aquella ocasión obtuvo el sexto lugar con 3.27 por ciento de los votos en primera vuelta. 

Estos resultados menguaron en las elecciones del 2015, cuando Winaq, junto a la URNG, postuló a Miguel Ángel Sandoval a la presidencia.  En esa ocasión cayeron al onceavo lugar y únicamente obtuvieron 2.11 por ciento de los votos de la elección presidencial en primera vuelta.

Sin embargo, su porcentaje de sufragios se duplicó en los siguientes comicios, cuando participaron en solitario. En 2019 con Manuel Villacorta, un candidato presidencial de fuera del partido, obtuvieron el 5.22 por ciento de los votos y el séptimo lugar.  

En esta ocasion, Winaq obtuvo también su mayor número de representantes para el Congreso de la República, con cuatro diputados y diputadas y uno en el Parlamento centroamericano.

Durante las elecciones del 2019 el movimiento político Winaq postuló a Manuel Villacorta a la presidencia, en esa ocasión obtuvieron el séptimo lugar. Foto: Facebook Winaq.

Sonia Gutiérrez Raguay, jefa de bancada del bloque legislativo de Winaq, y secretaria general del partido, señala que la ruptura con Villacorta se dio inmediatamente al terminar las pasadas elecciones.  

“El caso de Villacorta para nosotros se cerró el día que él hizo público un comunicado cortando vínculos con Winaq, eso fue un día después de las elecciones pasadas decidió retirarse sin mayor explicación y desde esa fecha no hemos tenido ninguna comunicación con él, entendemos que está buscando partido pero con Winaq él tomó esa decisión abrupta” cuenta Raguay. 

En el comunicado de Villacorta del 18 de junio de 2019, indicó que se retiraba de Winaq para construir su propio proyecto político. Consultado por No-Ficción al respecto, el excandidato presidencial confirmó que dejó la agrupación inconforme con los resultados, denunciando irregularidades en el proceso electoral, una supuesta manipulación de las encuestas y restricciones en su contra para participar en debates y difundir su propuesta política. Villacorta señala que no obtuvo apoyo de la dirigencia de Winaq para hacer valer estos reclamos ante las autoridades electorales. 

Para la diputada Gutiérrez Raguay, pese a competir juntos en los comicios del 2011 y 2015, concretar la alianza con URNG-MAÍZ ha sido un proceso difícil, y el panorama para las próximas elecciones no será nada fácil.  

“Efectivamente la alianza o coalición que hemos alcanzado ahora solamente es con URNG-MAÍZ, pero hay otras agrupaciones en formación y organizaciones sociales, quienes también han manifestado su interés de sumarse”, dice la congresista.

Fuentes del partido, y otras agrupaciones políticas, señalan que el más probable candidato presidencial del partido será el abogado Amilcar Pop Ac, aunque aún no se ha oficializado su candidatura. Pop fue electo en 2011 al Congreso de la República por la alianza del Frente Amplio a la que pertenecía Winaq, y se reeligió por esta agrupación en 2015. Actualmente es diputado al Parlamento Centroamericano. 

Gutiérrez Raguay reconoce que realizaron esfuerzos por establecer acercamientos con Semilla y el MLP. “Sin embargo, nos encontramos en el caso del MLP con que no hay ningún interés o disposición para una alianza. Y con Semilla  si hubo apertura e intención en construir la alianza pero los temas que no se lograron superar fueron de fondo, sobre todo el ideológico”, explica la diputada.

La secretaria general de Winaq indica que las negociaciones con Semilla terminaron de manera armoniosa y no cerraron las puertas para que en otras condiciones puedan buscar una alianza en el futuro.

Por otra parte, Winaq ha visto siempre a la URNG-MAÍZ como un aliado natural luego de su participación conjunta en 2011 y 2015. La diputada señala los puntos que ambas agrupaciones tienen en común: la defensa de los derechos laborales, los derechos humanos, la lucha revolucionaria, “coincidimos en una agenda de trabajo”, asegura.

La diputada Gutiérrez Raguay de Winaq es integrante de las comisiones de Derechos Humanos, Juventud, Mujer y del Menor y la familia en el Legislativo. Foto: Congreso de la República.

Pero para llegar a esta alianza, de cara a las elecciones (2023), aún dentro de ambos partidos han existido algunas diferencias, las más comunes de las cuales señala la congresista han sido los fraccionamientos entre las organizaciones que conformaron la URNG. 

Una preocupación que la diputada Gutiérrez Raguay comparte con otras organizaciones políticas es la parcialización del Tribunal Supremo Electoral (TSE) en sus acciones. La congresista señala que algunas organizaciones como el MLP han recibido notificaciones del TSE por la promoción de la imagen de su virtual candidata, Thelma Cabrera.  Estas prácticas a su criterio muestran cierto favoritismo y “parcialidad” por parte del órgano electoral y pueden dañar el proceso.

La diputada vislumbra un “escenario político para el 2023 nada fácil”, asegura que para partidos como los que ella dirige la situación es adversa, “principalmente porque las instituciones del Estado están controladas”. La secretaria general de Winaq sostiene que tienen expectativas de llegar a segunda vuelta con la alianza Winaq-URNG, y el apoyo de organizaciones, sociales y sectores como los grupos de mujeres y campesinos.

La diputada Vicenta Jerónimo del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) fue la única diputada electa por este partido en los pasados comicios, pese a que su candidata presidencial obtuvo el cuarto lugar. Foto: Edwin Bercián.

MLP, refundar el Estado de Guatemala

El Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) es un partido político que es impulsado por el Comité de Desarrollo Campesino (CODECA). Su principal objetivo es el establecimiento de una Asamblea Nacional Constituyente Plurinacional, donde buscan construir un nuevo Estado desde los pueblos de Guatemala.

Durante una asamblea en noviembre del 2018 tomaron la decisión de crear el MLP como un brazo político para impulsar el principal objetivo de CODECA, la Asamblea Nacional Constituyente Plurinacional y Popular en Guatemala. Pero el MLP no tiene solo sus raíces en CODECA, el actual secretario del partido, Cirilo Pérez Ordoñez, indica que en las filas del MLP hay personas que estuvieron en URNG o en algún momento con Winaq.

CODECA se define como una organización campesina de agricultores y agricultoras indígenas. Se estableció en 1992 como una forma de hacer insistencia en la necesidad de vivir con dignidad y cultivar la tierra, algo que según Pérez actualmente se niega a los agricultores debido a las malas condiciones de trabajo. 

En 2019, el rostro visible del MLP fue el de la lideresa Thelma Cabrera quien en las elecciones logró posicionarse en el cuarto lugar (con un 10.3 por ciento de los votos en primera vuelta). A ella se le conoce como una mujer líder en las comunidades de la Costa Sur. En las elecciones pasadas lograron tener una diputada en el Congreso: Vicenta Jerónimo. 

Pérez Ordoñez, el secretario general del MLP, considera a su partido político sin ideologías occidentales (derecha e izquierda), asegura que ellos se han definido como defensores de los derechos humanos y como defensores de la madre tierra “porque aquí este concepto de izquierda ya ha quedado desgastado, la misma población ve que la izquierda es igual que la derecha”, dice.  

Pese a esta consideración, el propio Plan General y Plan de gobierno del MLP presentado en 2019 realiza un análisis coincidente con los movimientos de la izquierda latinoamericana: “El poder político es ejercido por un grupo minoritario que se llama oligarquía”, “el sistema económico, político, social y cultural (ideológico) que en su beneficio ha venido construyendo ese pequeño grupo de propietarios por más de 500 años, mediante el secuestro del Estado se sostiene actualmente (en el sistema político)”, y el MLP se presenta en ese mismo documento como un ejemplo de la otra política “la de un movimiento de la clase trabajadora, surgido de esa clase para representar los intereses de las mayorías”.

Pérez habla despacio, piensa las respuestas, de vez en cuando se queda callado  para analizar y responder.

Aunque su más probable candidata es la dirigente campesina Thelma Cabrera, su participación aún no es del todo segura. El secretario general del MLP destaca que Cabrera ha sido citada varias veces “por supuesta campaña anticipada, es en ese momento donde vemos que el Tribunal (Supremo Electoral) no es neutral”. Pérez Ordoñez explica que Cabrera sigue participando en actividades de CODECA, pero a nivel personal. 

A Cabrera se le ha visto poco, y en redes ha publicado algunas de las citaciones que el TSE le ha hecho. Una de ellas el pasado 4 de agosto de 2022 por darle retuit a una publicación de la radio “Victoria, la voz de los pueblos” en el que se difunde un mensaje de Codeca en su treinta aniversario de fundación.

El antiguo fraccionamiento de los movimientos que formaron la URNG, en su periodo como grupo insurgente, parecen resurgir en sus herederos. Para el secretario general del MLP, el anuncio de la alianza entre Winaq y URNG-Maiz “es un peligro para Guatemala”. Argumenta que estas agrupaciones lanzan un mensaje negativo a la sociedad. “le dicen al pueblo:  miren nosotros sí queremos la unidad, pero ellos (MLP)  no la quieren”, dice Pérez. 

A la dirigencia del MLP le sorprendió cuando escucharon que URNG-Maíz y Winaq se reunieron para hacer un tipo de alianza, reconoce Pérez, asegura que en esa coalición “lo único que importa son los puestos”. La oferta electoral del MLP, en cambio, asegura que propone “hacer cambios estructurales con un pueblo organizado y proponer una Asamblea Constituyente Popular”. 

Los señalamientos a Winaq y URNG-Maiz son tajantes por parte de Cirilo Pérez al preguntarle por los alcances de esta alianza. Dice que ambas agrupaciones “se están desintegrando” y que incluso excombatientes le están dando la espalda a sus antiguos dirigentes.

Y en esta desintegración de partidos de izquierda, el MLP ve una oportunidad de crecimiento.  “Nosotros, no tenemos que andar pidiéndole como dicen vulgarmente cacao a la gente, nosotros tenemos ya una fuerza y tenemos que trabajar a futuro para que esa fuerza vaya creciendo”, dice Pérez.  

El diputado Bernardo Arévalo es el secretario general del partido Semilla y jefe de bloque de su agrupación, esta bancada obtuvo siete escaños en los comicios del 2019, pero dos diputados ya no pertenecen a la agrupación. Foto: Edwin Bercián.

Semilla, socialdemócratas con un discurso anticorrupción

El Movimiento Semilla fue inscrito como partido en 2019. La fundación de la agrupación se venía trabajando tiempo atrás, pero no pensaban participar en esos comicios. La crisis política derivada de los casos revelados por la CICIG alrededor del gobierno en esos años aceleraron este proceso y los llevaron a conformar el partido.

En sus primeros comicios, Semilla intentó postular como candidata a la presidencia a la ex fiscal general, Thelma Aldana (2014-2018), y al economista Jonathan Menkos, como candidato a la vicepresidencia. Aldana no fue inscrita en los comicios 2019 por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), luego de que dos abogados ligados a partidos políticos la denunciaron por la contratación de un asesor del MP cuyo contrato había sido advertido por la Contraloría General de Cuentas.  

A la fecha Semilla cuenta con cinco diputados activos en el bloque luego de que se desligaran del partido  los diputados Alberto Sánchez y Luis Fernando Pineda. Foto: Edwin Bercián.

A pesar de ello, el partido obtuvo siete diputados en el Congreso de la República, dos por el listado nacional (Lucrecia Hernández Mack y Bernardo Arévalo), dos por el departamento de Guatemala (Ligia Iveth Hernández Gómez y Alberto Sánchez) y tres por el distrito central (Samuel Pérez Álvarez, Luis Fernando Pineda y Román Castellanos)

Semilla tiene claro que su candidato presidencial será su actual diputado y secretario general de Semilla, Bernardo Arévalo de León. Arévalo es hijo del ex presidente Juan José Arévalo Bermejo, quien junto a Juan Jacobo Árbenz Guzmán presidió los únicos diez años (1944-1954) en los que Guatemala ha tenido un gobierno progresista.  

Ahora, su hijo Bernardo Arévalo, concurrirá a las elecciones junto a una candidata mujer a la vicepresidencia, todavía sin definir. 

El reto, según reconoce el propio congresista, será dar a conocer su figura a escala nacional. El diputado tiene una figura poco mediática y relativamente poco conocida. A los 65 años Arévalo tiene un perfil más cercano al de un académico o un diplomático que al de un político a punto de iniciar una campaña. 

Durante la entrevista para este reportaje en su despacho brinda antecedentes y contexto, vuelve sobre sus palabras y en un ejercicio dialéctico matiza sus posturas. Disfruta del análisis y de encontrar ángulos en una idea, pero da pocas frases contundentes.  

Sociólogo de profesión, con un doctorado en filosofía, su desempeño profesional se divide en tres etapas: una primera en su paso por la cancillería como diplomático de carrera entre 1984 y 1996; una segunda como funcionario de organizaciones de la cooperación internacional en Interpeace entre 1996 y 2019. Y la actual etapa como diputado por Lista Nacional desde 2019.

«Nos parece que lo que deberíamos tratar de construir es un frente común; pero un frente común, no como una alianza de la izquierda porque eso sería empezar a jugar en el terreno que le conviene al oficialismo», Bernardo Arévalo, secretario general de Semilla.

Formalmente, este partido se describe alrededor de cinco principios:  Democracia; Equidad como eje orientador de la acción pública;  País plural; Economía humana; y  Respeto a la Naturaleza. Entre sus postulados políticos este partido se compromete a favorecer “una democracia republicana y plural en la que las instituciones políticas estén sujetas a la plena vigencia de un Estado democrático de derecho” y en su discurso público han concentrado muchos de sus mensajes en el combate a la corrupción como una acción indispensable, pero no suficiente para transformar a la sociedad guatemalteca.

Según detalla Arévalo la estrategia electoral de Semilla para 2023 incluía buscar una alianza lo más amplia posible de partidos para enfrentar los próximos comicios. Para esto reconoce los acercamientos a agrupaciones como URNG, Winaq y MLP. Menciona además que estaban abiertos a sumar otras fuerzas políticas que no se identificaran con la actual “cooptación del Estado” que señala controla al actual gobierno y partidos afines al oficialismo. 

Arévalo también se muestra renuente a que se les vincule exclusivamente como una expresión de izquierda. “Nos dijimos, nos parece que lo que deberíamos tratar de construir es un frente común; pero un frente común, no como una alianza de la izquierda porque eso sería empezar a jugar en el terreno que le conviene al oficialismo. Ellos le están apostando a la polarización, a llamar a todos chairos y decir que se atenta contra la familia,  porque están disfrazando el asalto al Estado y la corrupción con la polarización”, explica el congresista.

“Empezamos como Semilla y Winaq un proceso de conversaciones, un acercamiento recíproco,  nos volteamos y nos dijimos miren deberíamos platicar, encontramos coincidencias programáticas”, reconoce Arévalo. Las negociaciones, dice el diputado, buscaban empezar por Winaq, incluir a la URNG, pero no restringirse a agrupaciones tradicionalmente de izquierda o reivindicaciones indigenistas si no buscar un espectro político más amplio. 

La ex fiscal general, Thelma Aldana, intentó competir en las elecciones presidenciales del 2019 por el partido Semilla, sin embargo, su inscripción fue anulada por el TSE por una investigación en marcha en su contra por parte del Ministerio Público: Foto: Sandra Sebastián.

Arévalo destaca que hay acuerdo para competir junto a Winaq en cuatro o cinco municipios por alcaldías, pero que las conversaciones se estancaron cuando contemplaron las candidaturas a diputaciones y presidenciales. “Las diputaciones dependían de tener una alianza a nivel superior. Nos detuvimos  precisamente en el momento de llegar a la negociación sobre el binomio, para decirlo lo más transparentemente, en ese momento no nos pudimos poner de acuerdo alrededor de qué era lo conveniente”, dice Arévalo.

Según detalla el secretario general de Semilla, en estos comicios para el partido ha sido muy importante que su candidato sea alguien “orgánico” y no una figura que venga de fuera del partido. Señala que hay coincidencias programáticas importantes con otros grupos políticos, como la demanda de una refundación del Estado, planteada por el MLP, sin renunciar a la democracia. También reconoce las deudas históricas del Estado de Guatemala hacia los pueblos indígenas por un sistema político y económico excluyente.

Pese a estas coincidencias las negociaciones de Semilla con Winaq, por ejemplo, no llegaron a un compromiso. A diferencia de lo planteado por la secretaria general de Winaq Sonia Gutiérrez, Arévalo no comparte que tuvieran diferencia ideológicas tan insalvables. Para el diputado la búsqueda de un “frente de convergencia” es necesario, pero “un frente que tenga una posibilidad ganadora clara, y no que sea solo para sumar unos 15 votos repartidos entre cuatro banderas políticas en el Congreso”. 

Según Arévalo, “lo que se está buscando es tratar de romper el molde y tratar de lograr llegar a una población que siente el rechazo profundo al sistema, al régimen, una población que ya se dio cuenta que el sistema le falló. Pero esa búsqueda de una figura no necesariamente tiene una identificación con la izquierda tradicional”.

Al parecer este fue uno de los puntos de roce con Winaq, ya que este partido contempla como candidato al ex diputado al Congreso, Amílcar Pop. “No nos sentíamos cómodos con esa candidatura. Lo (veíamos) demasiado vinculado con esa expresión de la izquierda como para jalar más votos de un espectro más amplio, considerábamos que no era lo idóneo”, dice Arévalo respecto a la posible candidatura de Pop.

Amilcar Pop, además, según una investigación publicada por No Ficción sobre las comisiones recibidas en el Caso Odebrecht, fue señalado en un testimonio del exministro Alejandro Sinibaldi de haber recibido Q250 mil en sobornos a cambio de sus voto a favor de la constructora. El abogado y diputado al Parlacen negó estos señalamientos e indicó que tienen intenciones políticas.  

En 1951 el presidente Juan José Arévalo entregó el poder al candidato oficialista, Jacobo Arbenz Guzmán, durante el único traspaso de mando pacífico durante el periodo revolucionario. Foto: Archivo.

El candidato/a de las “izquierdas” que aún no aparece

Pero, ¿cómo se establecen las candidaturas en los partidos autodefinidos dentro del espectro progresista en Guatemala? Pese a que todas las organizaciones argumentan consultar a las bases, y regirse por procesos de democracia interna, lo cierto es que la Ley Electoral y de Partidos Políticos que rige a todas las organizaciones, aún permite el control de los partidos por pocas manos.

Por diseño institucional, esta norma establece amplios poderes para la conformación del partido en el Comité Ejecutivo Nacional, lo que tradicionalmente ha llevado a concentrar el poder. Tradicionalmente, además, se ha acostumbrado mantener el nivel de organización departamental y de municipios mínimo requerido por la ley para evitar las disidencias. 

Esta situación, más la relativa facilidad para conformar un partido, ha conducido a que para agrupaciones disidentes dentro de un mismo partido sea más fácil separarse de la agrupación “matriz”, y formar una nueva, en lugar de competir por el poder dentro de la misma organización. 

Un ejemplo de esto, dentro de las agrupaciones del espectro de la izquierda, se encuentra en la URNG. Un partido cuyos cuadros han alimentado al MLP y Winaq; pero también a agrupaciones ya desaparecidas como el partido Convergencia (CPO-CRD), Desarrollo Integral Auténtico (DIA) y Alianza Nueva Nación (ANN). Así como a algunos integrantes de la UNE. 

No-Ficción entrevistó al excandidato presidencial de Winaq en 2019, Manuel Villacorta, para entender la dinámica de una candidatura presidencial en este espectro de partidos. Este candidato obtuvo en esos comicios el séptimo lugar, con 5,22 por ciento de los votos, en primera vuelta. Alrededor de 230 mil votos.  

«Para entender la realidad política guatemalteca las ciencias políticas son insuficientes, lo que realmente se necesita es sociología criminal», Manuel Villacorta.

Villacorta, un politólogo con experiencia como consultor en proyectos de desarrollo, diplomático y empresario en la industria de los elevadores; señala que en las anteriores elecciones contempló candidaturas con partidos como Encuentro por Guatemala o Viva, pero finalmente aceptó la postulación por Winaq.

Se reconoce dentro del espectro de pensamiento progresista, pero señala que para tener posibilidades reales de elección, cualquier candidatura presidencial necesita apostar por sumar apoyos más allá de las agrupaciones tradicionalmente asociadas a la izquierda. Villacorta reconoce la importancia de los planteamientos ideológicos, pero asegura que son insuficientes y que no han dado resultados en Guatemala. Así, ahora asegura que su oferta electoral sería más “tecnócrata” y menos ideológica. 

De momento Villacorta descarta su participación en 2023 y trabaja en su propio proyecto de formación política y más tarde un eventual partido político.  

“Para entender la realidad política guatemalteca las ciencias políticas son insuficientes, lo que realmente se necesita es sociología criminal” dice Villacorta. Para él no sólo se trata de que el Estado guatemalteco está capturado por el crimen organizado, sino que todo el sistema político es de alguna manera expresión de esa captura.

En los comicios del 2019 asegura que discutió la posibilidad de ser candidato por el MLP con la dirigencia de ese partido y les planteó buscar una alianza con Winaq y URNG. “El MLP en ese momento fue categórico con nosotros, me dijo no podemos hacer alianza con dos organizaciones (Winaq y URNG) que te van a traicionar.  Bueno la historia al final creo que les dio la razón”, recordó Villacorta. 

La lucha por llegar a segunda vuelta

La atomización de las fuerzas políticas es una constante en el sistema electoral guatemalteco durante los últimos 20 años. A la fecha hay 29 partidos políticos registrados para los próximos comicios y se contempla la inscripción de otra decena. En ese panorama ¿qué tan difícil es llegar a la presidencia?

En los comicios del 2019 el actual presidente, Alejandro Giammattei del partido Vamos, llegó a segunda vuelta con alrededor del 14 por ciento de los votos (poco más de 614 mil votos). En esa primera ronda Giammattei fue superado por  Sandra Torres de la UNE quien obtuvo el 25.33 por ciento de los votos (poco más de 1 millón 122 mil votos). 

Sin embargo, Giammattei consiguió una cómoda victoria en la segunda vuelta con 57.95 por ciento de los sufragios frente a un 42.05 por ciento de Torres. En ese panorama de atomización pareciera que el reto es colarse a segunda vuelta y buscar que el rechazo contra una de las dos figuras en esa ronda le de la victoria a la otra opción por descarte. Una práctica que en Guatemala se le dice “votar por el menos peor”. 

En ese panorama la candidatura de Torres en 2015 y 2019 por la UNE la convirtieron en lo que en la tradición política anglosajona llaman una “kingmaker”, una “hacedora de reyes”. Esto en referencia a las personas que tienen gran influencia en la sucesión política en un Estado. La pregunta en el aire es si jugará el mismo papel en las próximas elecciones o el sistema político encontrará una “nueva amenaza” con la cual polarizar el voto.

“En 2023 estamos ante un verdadero lago de cisnes negros”, dice el diputado Arévalo, en referencia a esos eventos imprevistos que puede alterar la participación de candidatos en esos comicios y dar sorpresas. En ese escenario las agrupaciones progresistas, de diferente signo, no encuentran los suficientes incentivos para ser pragmáticos, reducir sus demandas internas y plantear una candidatura unificada. En su lugar parece que prefieren persistir en la arriesgada apuesta de colarse a segunda y captar un incierto voto antisistema. 

Te puede interesar

TEMAS