Los Zelaya, con Manuel «Mel» a la cabeza, han elegido a Rixi Moncada como figura para intentar su continuidad en el poder de cara al proceso electoral de 2025. A su vez, la exministra de Finanzas ha demostrado replicar las prácticas de la familia presidencial, llevando consigo a su propio clan familiar que ya ocupa algunos puestos estratégicos en el aparato estatal, algunos con millones de dólares a su disposición y acusaciones por irregularidades en su gestión pública.
La música de campaña suena en el centro de Salamá, un pequeño municipio de menos de 10 mil habitantes en el noroccidente del departamento de Olancho, cuna de la familia que gobierna al país. «Honduras resiste la batalla, para que vuelva aquel que no te falla (…) para que vuelva José Manuel Zelaya», suena en los parlantes; pero quien aparece en la tarima no es el esperado expresidente Mel, sino su hermano, Carlos Zelaya, secretario del Congreso Nacional y delegado de la familia en el Poder Legislativo.
El diputado llega al mitin del Partido Libre acompañado por miembros de la guardia presidencial. En la concentración también hay policías, militares y corresponsales del canal de televisión pública del Estado de Honduras, que cubren el evento como si se tratara de un asunto de interés nacional, cuando en realidad lo que está por ocurrir es la unción, en el terruño familiar de los Zelaya, de la precandidata presidencial Rixi Moncada.
«Para que todo continúe, para que todo se profundice, para que los proyectos continúen, para que estemos firmes en el proyecto de refundación, ¡solo Rixi Moncada nos garantiza continuar adelante!», aseguró el diputado al presentar a la exsecretaria de Finanzas, quien renunció a su cargo el 31 de diciembre pasado y que, desde entonces, arrancó una gira nacional apoyada por la familia presidencial dueña del partido, y al menos por cuatro sectores de Libre. Cuatro meses después de su anuncio, el 13 de abril, la gira la trajo a esta cancha en el departamento del que son oriundos los Zelaya.
«Honro desde Salamá al coordinador general del Partido Libre, al presidente Manuel Zelaya, líder histórico, líder emblemático, líder político y popular que trascendió las fronteras y trascendió las generaciones con su obra, con su ejemplo, con sus convicciones. ¡Que viva Mel!», exclamó Moncada, y luego continuó con sus halagos hacia el expresidente, parafraseando el poema «La oración del hondureño», del escritor olanchano Froylán Turcios: «Estoy segura [de] que el líder histórico de nuestro partido hubiese preferido morir mil veces antes de ver profanado nuestro territorio, roto nuestro escudo y vencido nuestro brillante pabellón».
Que Rixi Moncada figure ahora como elegida del oficialismo se explica por la histórica relación que mantiene con Manuel Zelaya, de quien es cercana desde que fue ministra de Gobierno hace 18 años. Su desfile entre las bases de Libre como la eventual candidata a las elecciones de 2025 supone un cambio de estafeta, la estrategia del oficialismo para intentar la continuidad en el poder.
Desde que Moncada anunció sus intenciones, en Honduras comenzó a disiparse el rumor sobre la posibilidad de una candidatura liderada por uno de los hijos de la pareja presidencial: Héctor Zelaya, actual secretario privado de la presidenta, en un gobierno en el que su familia ha concentrado el poder.
Apenas dos días después del lanzamiento de Moncada a la contienda, la diputada Xiomara Zelaya, hija de la pareja presidencial, publicó en una red social una foto en la que sus padres aparecían acompañados por Moncada y algunos de los más cercanos colaboradores del expresidente. Entre estos figuraba Carlos Zelaya, coordinador del Movimiento 28 de Junio, uno de los más fuertes del partido, quien más tarde la presentaría en Olancho, y Mauricio Ramos, quien renunció a su puesto como titular de la Secretaría de Transporte e Infraestructura (SIT) y es gerente y dueño del canal de televisión privado UNE TV.
Cuatro meses después, toda la fuerza política de la cúpula más poderosa (y cuestionada) de Libre se concentra en Rixi Moncada, sin que los señalamientos contra algunos de sus miembros afecten, de momento, su imagen como delfín del oficialismo. Carlos Zelaya, por ejemplo, apenas en febrero fue mencionado por presuntamente haber recibido coimas del narcotráfico para su campaña política, según declaraciones vertidas en el juicio en Estados Unidos contra el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, condenado por narcotráfico. El congresista negó rotundamente el señalamiento en declaraciones públicas, y Moncada no ha tocado el tema.
La cercanía entre los Zelaya y los Moncada no es nueva. Se tratan, al menos, desde 2006, cuando la abogada inició su carrera política como titular de la Secretaría de Trabajo y Seguridad Social en el gobierno de Manuel Zelaya. En 2008, un año antes del golpe de Estado contra Mel, ocupó el cargo de gerenta de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE). En ese tiempo, Moncada comenzó a formar parte del círculo más cercano de funcionarios de Zelaya.
Su estancia en la ENEE no pasó desapercibida, y tras el Golpe de Estado fue acusada por la fiscalía por la sobrevaloración en el alquiler de un edificio para la estatal eléctrica; sin embargo, en 2013 la causa fue desestimada y se le otorgó un sobreseimiento definitivo. Luego, la misma Moncada admitió la firma de contratos para la construcción de las represas Llanitos y Jicatuyo con la firma brasileña Odebrecht, señalada por ser parte de un esquema de sobornos a funcionarios gubernamentales en varios países para obtener contratos de construcción y obras públicas. En febrero de 2017, el Ministerio Público abrió de oficio una investigación sobre esos contratos; sin embargo, hasta el momento no se han dado a conocer actualizaciones del caso y sigue en los cajones de la fiscalía.
Cuando el clan Zelaya retornó al poder en 2022, no fue extraño que Moncada se convirtiera en una de las funcionarias de mayor importancia en el engranaje estatal liderado por Xiomara Castro, tal cual como ocurrió con un grupo de exfuncionarios que sirvieron bajo las órdenes del gobierno de Mel, en su caso, ocupando la titularidad de la Secretaría de Finanzas.
Instalada en uno de los cargos más importantes del Gabinete, la familia de Rixi Moncada encontró terreno fértil en un Ejecutivo en el que los funcionarios más cercanos a los Zelaya emulan una práctica cuestionada de la familia presidencial, denunciada por facilitar una estructura de concentración, redes de poder y nepotismo. Ahora, Rixi Moncada se ha constituido en la cabeza de un nuevo clan familiar que extiende sus tentáculos hasta algunas de las instituciones de mayor influencia y alcance mediático en el gobierno de Xiomara Castro.
De los Zelaya a los Moncada
En Honduras, en los últimos 10 años, el manejo del gobierno ha sido un tema de familias. En 2023, el informe Concentración de poder 2022-2026 del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) reseñó cómo las últimas dos administraciones en el Ejecutivo han construido redes de concentración de poder y nepotismo que favorecen a sus familiares y a los familiares de sus principales aliados. El informe, que causó un terremoto político en Honduras, perfiló una red de más de medio centenar de familiares y redes de poder durante las dos administraciones de Juan Orlando Hernández, recientemente condenado por narcotráfico en una corte de Estados Unidos.
Pero el documento también apuntó contra el gobierno actual, en el que el expresidente, dos hijos y un sobrino de la presidenta Xiomara Castro ocupan importantes cargos en el gabinete. El hijo de Carlos Zelaya, por ejemplo, es el ministro de Defensa pese a que en su currículo nunca tuvo formación en seguridad militar o de seguridad pública. Con un nombre homónimo al de su tío el expresidente, José Manuel, vestido de civil, pasa lista a la cúpula militar junto a su tía, la presidenta. En total, según el informe del CNA, son 15 miembros del clan Zelaya los que ocupan diversos puestos en el Gobierno.
En Honduras, la Constitución de la República señala en el artículo 263 que no podrán ser presidentes, gerentes generales y directores generales de instituciones descentralizadas el cónyuge o la cónyuge, los parientes del Presidente de la República y de los Designados Presidenciales dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad. Sin embargo, este artículo no abarca cargos ministeriales ni previene las prácticas protagonizadas por el clan Zelaya, los Moncada y sus redes de poder en el gobierno.
«El nepotismo que ha surgido con la instauración del nuevo Gobierno ha dado el espacio para visualizar la inminente concentración de poder que está operando en el gobierno actual de la presidenta Xiomara Castro, pues los puestos estratégicos y de los que se requiere un contrapeso están dirigidos por miembros de la misma estructura política y por miembros de su misma familia, ocasionando el acaparamiento institucional por una minoría», apunta el informe.
En febrero de 2022, apenas en el inicio del Gobierno, un grupo de congresistas emitió un dictamen para una ley contra el nepotismo; sin embargo, esta nunca se discutió.
Juan Carlos Aguilar, director de Democracia de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), explica que la administración pública ha sido afectada por prácticas nepotistas en los últimos gobiernos, colocando a personas sin experiencia en puestos estratégicos y provocando el debilitamiento de las instituciones públicas. «En los dos gobiernos anteriores del Partido Nacional y en el actual gobierno se han colocado familiares en puestos de poder y esto, lejos de fortalecer la institucionalidad, la democracia y el Estado de derecho, los debilita», dice.
Aguilar apunta que estas prácticas también generan una pérdida de confianza en las instituciones y en los gobernantes; dice que «es decepcionante ver cómo se critican las prácticas de gobiernos anteriores, solo para repetir o incluso intensificar los mismos errores».
En el actual gobierno, de hecho, las redes de poder se extienden a otras familias. Entre estas, la familia Flores Dubón, de Enrique Flores Lanza, exfuncionario del gobierno de Zelaya que ahora funge como asesor. También existe una red de nepotismo encabezada por diputados del Congreso Nacional.
Pero entre esa minoría hay un clan que ahora sobresale por sobre los demás, precisamente porque está siendo preparado para relevar a los Zelaya en el poder. Según el informe del CNA, la familia Moncada tiene a cinco de sus integrantes ocupando cargos públicos en instituciones del Gobierno. Entre ellos se encuentran Nora Moncada (hermana de la precandidata), cónsul general de Honduras en Dallas, Texas; Claudia Moncada (también hermana), inspectora general del Instituto de la Propiedad; Oscar Moncada (hermano), subgerente de Regionales en la Comisión Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Condepor); Mario Moncada (hermano), comisionado nacional de Condepor; y Laura Moncada (sobrina), encargada de verificación de deuda pública en el Tribunal Superior de Cuentas (TSC).
Cuando el informe fue publicado a mediados de 2023, la abogada Gabriela Castellanos, directora del CNA, denunció que tuvo que salir del país junto a su familia por las múltiples amenazas a su seguridad que recibió tras la publicación. Castellanos fue señalada desde los más altos cargos del Estado como una conspiradora y la misma presidenta Xiomara Castro dijo que el informe había sido para «denigrar a funcionarios del Estados y sus familias».
Meses más tarde, en enero de 2024, Contracorriente reveló que el CNA y su directora fueron objetivos de una campaña de ataques coordinada y no auténtica en las redes sociales. Las cuentas involucradas en esta campaña están vinculadas a las «tropas digitales» que el gobierno promueve o por cuentas pro gobierno; además, los mensajes principales de esta campaña fueron reciclados de los que se difundían durante la época de Juan Orlando Hernández, cuando cuentas simpatizantes de ese gobierno también atacaban al CNA.
Un año después de la revelación del informe, las redes de poder en el gobierno se han ampliado. Casi paralelamente al lanzamiento de la carrera presidencial de la precandidata a finales de 2023, Dassaev Aguilar Moncada, su sobrino, fue designado como empleado en el Sistema Nacional de Emergencias 911. Dassaev ya había ocupado diversos cargos en la administración actual antes de su nuevo nombramiento: fue director de prensa en Casa Presidencial y asesor ejecutivo en la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco). Un mes después de que Rixi Moncada fuera respaldada por líderes de la familia presidencial, el 26 de enero de 2024, su hija de 27 años, Marcela Arias, fue designada representante permanente de Honduras ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Incluso la misma precandidata Moncada continúa ligada como representante del Gobierno. Semanas después de que renunciara a su cargo en el gabinete, la Cancillería anunció que ella integraría la comisión oficial que se encarga de negociar con la ONU –donde su hija, como dijimos, ejerce como representante de Honduras– el convenio para la llegada al país de la Comisión Internacional contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Cicih), una de las promesas más importantes del gobierno de Xiomara Castro. Una que de no cumplirse implicaría un alto costo político, y que, de llegar a concretarse, tendría como protagonista a la carta presidencial de los Zelaya en medio del arranque de la campaña electoral.
El 18 de enero, unos días después de la solicitud de nombramiento de la comisión que ahora integra Moncada, Alice Shackelford, representante residente de la ONU en Honduras, cuestionó la integración de la precandidata presidencial en la comisión de negociación y apuntó «que uno de los principios claros del establecimiento del mecanismo es la independencia y autonomía y habrá valoraciones en relación a las personas nombradas».
Los Moncada favorecen a los Moncada
Cuando en las elecciones de 2021 Claudia Moncada aspiraba a ser diputada de Libre por el departamento de Francisco Morazán y Mario Moncada buscaba la alcaldía del municipio de Talanga, también por Libre, una resolución del Tribunal de Justicia Electoral (TJE) los sacó de la contienda. Su parentesco con Rixi Moncada (ambos son sus hermanos), quien en ese entonces ocupaba el cargo de concejal a propuesta de Libre en el Consejo Nacional Electoral (CNE), ente encargado de garantizar procesos electorales confiables en Honduras, era un impedimento para que pudieran participar. Los Moncada ya no compitieron para cargos de elección popular, pero el Gobierno rápido les dio una recompensa.
En abril de 2022, Mario Moncada fue nombrado gerente de la Comisión Nacional Pro Instalaciones Deportivas (Conapid), con un presupuesto de 111.4 millones de lempiras (USD 4.5 millones), cuando antes de su llegada, en 2021, la institución contaba con un presupuesto de apenas 54.5 millones de lempiras (USD 2.2 millones). Dos años después, y con el nuevo nombre de Comisión Nacional de Deportes Educación Física y Recreación (Condepor), el incremento al presupuesto en esta institución descentralizada de Casa Presidencial ha sido exponencial, llegando en 2024 hasta los 1,044.3 millones de lempiras (USD 42.1 millones).
Llegado al cargo, una de las primeras maniobras de Mario Moncada fue contratar a su hermano, Óscar, como subgerente de Regionales. Ambos son árbitros retirados de la Liga Nacional de Fútbol en Honduras.
A pesar de no ser una Secretaría de Estado, la Condepor ahora cuenta con mayor presupuesto que la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (Serna) y la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). Ese presupuesto ha servido al Gobierno para que, al menos hasta enero de 2024, se hayan inaugurado unas 50 canchas a nivel nacional, como parte de un proyecto populista que promueve la imagen de Mario Moncada y de la presidenta Xiomara Castro, y que incluye la renovación en curso del Estadio Nacional José de la Paz Herrera en Tegucigalpa.
La primera fase de esa renovación implicó el cambio total de la grama de la cancha, que costó 32.5 millones de lempiras, una obra fiscalizada por el Tribunal Superior de Cuentas (TSC) y la Secretaría de Transparencia. En mayo de 2023, el Ministerio Público también abrió una investigación, pero en la actual gestión del fiscal Johel Zelaya –nombrado por Libre y sus aliados en el Congreso a través de un procedimiento irregular– no ha existido ningún pronunciamiento o actualización sobre el caso.
La inauguración de las instalaciones deportivas a nivel nacional por parte de Condepor no solo ha servido para mejorar la imagen de la presidenta Xiomara Castro, sino también para potenciar a los Moncada. Ese es el caso del esposo de Rixi Moncada, Enrique Arias, coordinador del Movimiento 28 de Junio de Libre en el departamento de Choluteca. Sin ser funcionario, el esposo de la precandidata ha participado en eventos públicos acompañando a su cuñado Mario Moncada en la evaluación de instalaciones deportivas, e incluso en la supervisión del avance de las obras ejecutadas por Condepor.
Arias, incluso, es objeto de agradecimiento en los actos de entrega de las obras. Por ejemplo, el 15 de diciembre de 2023, la presidenta Xiomara Castro, su hijo y secretario privado, Héctor Zelaya, y Mario Moncada, inauguraron una cancha de grama sintética en el municipio de Choluteca. En el acto, una simpatizante de Libre dijo que estaban «agradecidos con la presidenta, con don Enrique Arias, con nuestro compañero Mario Moncada y con la gobernadora. En 12 años nadie había pensado nada, y Xiomara sí cumple».
«Xiomara sí cumple» es una frase usada constantemente tanto por Rixi Moncada como por el resto de funcionarios en la nueva campaña política que busca mantener a Libre en el poder.
Las acusaciones de irregularidades en la ejecución del presupuesto de Condepor no han sido las únicas que ha enfrentado el clan Moncada. En octubre de 2023, en redes sociales y medios de comunicación surgieron denuncias contra otra de las hermanas funcionarias de la precandidata. A Nora Moncada, cónsul general de Honduras en Dallas, Texas, la señalaron por la venta irregular de citas consulares.
Previamente, en enero de 2023, la diplomática denunció que su usuario había sido «usurpado», y que ello causó el tráfico ilegal de citas en ese consulado. Pese a las solicitudes de respuesta a nuestras consultas, hasta el momento de la publicación de esta nota, la Secretaría de Relaciones Exteriores no había dado información sobre este caso.
De todos sus familiares en cargos públicos, solo una hermana, Claudia Moncada, inspectora general en el Instituto de la Propiedad, es la única que no acompaña públicamente la precandidatura de Rixi, e incluso ha apoyado en redes sociales las intenciones del diputado Jorge Cálix de obtener la nominación.
En el mitin de Salamá, la precandidata Moncada lanzó mensajes que entre líneas apuntan hacia Cálix (protagonista de una ruptura en Libre al inicio de la gestión de Xiomara Castro) y sus seguidores. «Queremos unidad y organización, pero la unidad, la organización, la continuidad del cambio, no se puede dar con traidores», dijo.
Rixi Moncada busca garantizar la continuidad del proyecto de concentración del poder de la familia Zelaya. Junto con su propia familia, buscará llegar a Casa Presidencial para gobernar y guardarle el lugar a otro Zelaya, Moncada, u otro clan que les suceda.
*Este es el tercer capítulo de Centroamérica Nepotista, una investigación de la Redacción Regional sobre las prácticas nepotistas de los gobernantes centroamericanos, apoyada por IWPR y el Consorcio para Apoyar al Periodismo Independiente en la Región (CAPIR).