El tercer aniversario de la detención del periodista Jose Rubén Zamora da pie para que en nuestro newletter semanal hagamos una reflexión en el camino.
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Hoy hacemos una pausa para recordar el 29 de julio de 2022 y sus consecuencias hasta el presente. El tercer aniversario de la detención del periodista Jose Rubén Zamora da pie para esta reflexión en el camino.
La tarde del 29 de julio de 2022 concluyó una cacería de meses, por parte del Ministerio Público de Consuelo Porras. El fundador de elPeriódico, uno de los pioneros del periodismo de investigación en Centroamérica era detenido con un operativo de decenas de policías con pasamontañas y la sombra del gobierno del entonces presidente, Alejandro Giammattei, extendiéndose sobre el aparato de justicia.
Tres años después, y luego de un breve intervalo entre octubre de 2024 y marzo de 2025 en donde el periodista recuperó su libertad, Zamora sigue enfrentando una persecución penal que encarna muchos de los temores de la prensa independiente en la región: procesos judiciales plagados de irregularidades y enemigos políticos empecinados en usar su detención como una advertencia para todos los periodistas (el aparato judicial como una mordaza a las voces críticas con el sistema).
Un repaso sobre la acción que retiene a Zamora en la prisión militar de Mariscal Zavala da cuenta de estas arbitrariedades.
El periodista había recuperado su libertad en octubre de 2024, luego de que el juez Erick García resolviera que se había excedido el plazo de la prisión preventiva. A la vez el juzgador reconocía “amenazas e intimidaciones por personas desconocidas” contra él y otros integrantes de su juzgado.
Pero una decisión de la Sala Tercera de Apelaciones del Ramo Penal revocó la medida del juez García, porque el juzgador había sido recusado y anuló la libertad de Zamora. Los magistrados ignoraron que un juez puede realizar “actos urgentes” aunque haya sido recusado, y minimizaron lo apremiante de tratar sobre la libertad del periodista.
Este patrón de comportamientos irregulares alrededor del caso Zamora llevó a un comité de expertos de Naciones Unidas de calificar su detención de arbitraria y con “tratos” equivalentes a tortura.
Así como a la inclusión del periodista, por parte de Amnistía Internacional como un preso de conciencia.
Ana Pique, directora para América de AI, lo señalaba así: “José Rubén Zamora está perseguido por el ejercicio de su derecho a la libertad de expresión en el marco de sus labores periodísticas de investigación y denuncia de la corrupción. Lamentablemente, José Rubén Zamora es una víctima más de la estrategia de persecución por motivos políticos llevada a cabo por el Ministerio Público y el Organismo Judicial. No debe pasar ni un día más en la cárcel, su sufrimiento debe detenerse inmediatamente”.
Las consecuencias para Zamora, de 67 años, no sólo abarcaron su libertad personal o la seguridad de su familia, sino también a su trabajo periodístico de más de cuatro décadas. Tras 26 años de existencia, elPeriódico tuvo que cerrar luego de la detención de su fundador y la persecución penal contra periodistas y personal administrativo del medio.
Fundado en 1996, junto con el inicio de la etapa post firma de la Paz en Guatemala, elPeriódico fue un referente del periodismo de investigación y la apertura a nuevas voces críticas con el sistema político y económico de Guatemala.
Gobierno tras gobierno el medio liderado por Zamora retrató a la clase política guatemalteca y sus vínculos con casos de corrupción y el crimen organizado. Enfrentó auditorías, hostigamiento fiscal, y el propio Zamora un secuestro, así como su familia la intimidación por parte de un comando armado.
Pero la escalada de presiones llegó a su punto más institucional con el alineamiento entre el gobierno de Giammattei y la renovación en el cargo de fiscal general de Consuelo Porras. En dos años y medio de gestión de Giammattei, hasta la captura de Zamora, elPeriódico había publicado 144 investigaciones con señalamientos de corrupción a su administración.
El resultado para el periodista fue una detención que lo llevó a la prisión militar Mariscal Zavala, el centro penal que justo alberga a los protagonistas de muchas de las publicaciones de elPeriódico, que abarcan desde corrupción hasta vínculos con el crimen organizado.
La persecución contra Zamora no ha disminuido pese a los cambios políticos. Aunque el presidente Bernardo Arévalo visitó al periodista en su residencia en octubre de 2024, tras dejar el centro penitenciario. Pese a que el propio Zamora reconoció una mejora en sus condiciones de seguridad con la nueva administración del Ejecutivo, su situación sigue en un impasse.
“Instamos al sistema de justicia a no seguir siendo víctima de la extorsión y chantaje de una minoría corrupta y a ceñirse estrictamente a la ley, para frenar el ciclo de oscuridad y abusos por parte del Ministerio Público” decía el presidente Arévalo en agosto de 2024, respecto a la persecución de sus funcionarios y contra su mandato.
Hay una imagen que cristaliza justo el “querer, pero no poder” de la administración de Arévalo alrededor del caso de Zamora. Justo hace un año en una reunión del mandatario con el director de Reporteros Sin Fronteras para Latinoamérica, Artur Romeu, y el hijo de José Rubén Zamora, José Carlos. El presidente sostenía un cartel con la imagen del periodista y la leyenda ZAMORA ¡LIBRE YA!
Hoy, un año después, la imagen podría reeditarse y hablar de los maratónicos caminos de la justicia en Guatemala. Maratones que derivan en laberintos de procesos, amparos, recursos… que hacen de la promesa de una justicia pronta y cumplida una esperanza lejana.
Tres años después las lecciones del proceso contra Jose Rubén Zamora nos muestran cómo el aparato de justicia silencia las voces que incomodan a los poderes. La figura del fundador de elPeriódico realiza un penúltimo servicio a la ciudadanía: se niega a claudicar y con esto su lucha por la justicia también encarna una defensa por la libertad de prensa y el Estado de Derecho en el país.
