NARRATIVA – INVESTIGACIÓN – DATOS

La ciudad huérfana y el clan Arzú

La vida de Álvaro Arzú Irigoyen terminó al final de la tarde del 27 de abril de 2018, pero a pesar de su ausencia física, la estructura política que armó con sus amigos más cercanos en los últimos 37 años será de gran peso en las votaciones del 16 de junio para definir la alcaldía capitalina. Los principales contendientes provienen de los antiguos cuadros del PAN bajo la sombra de los expresidentes Álvaro Arzú y Óscar Berger.


El destino de la silla del alcalde en el Palacio de la Loba de la Ciudad de Guatemala depende, en buena medida, del éxito del fallecido alcalde Álvaro Arzú por construir un sistema hegemónico centrado en su figura de autoridad. Y queda el intento de sus herederos por ocupar ese lugar.

Las antiguas bases del Partido de Avanzada Nacional (PAN), y sus ramificaciones en la cancelada Gran Alianza Nacional (GANA), Compromiso Renovación y Orden (Creo) y el Partido Unionista tendrán repercusiones en estas elecciones por la municipalidad capitalina.

Según analistas políticos, entre los candidatos más fuertes a ocupar la alcaldía capitalina se encuentra Ricardo Quiñónez, actual alcalde, sobrino político de Arzú (casado con Dominique Denise Marie Wilson Arzú, sobrina del exalcalde), candidato del partido Unionista, quien al momento de las elecciones tendrá poco más de un año al frente de la municipalidad capitalina.

Otro aspirante que no necesita de mucha publicidad, por sus dos anteriores candidaturas para dirigir la comuna capitalina y su intento por lograr la Presidencia de la República en 2015 es Roberto González, “Canela” con el partido Compromiso Renovación y Orden (CREO).

Son dos candidatos que se postulan a la sombra de Arzú. Ante una ciudad huérfana, sin un alcalde histórico, capaz de articular las estructuras políticas. Además de surgir como la consecuencia de una pugna interna del clan familiar y de los cacicazgos dejados por el fallecido alcalde.

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La configuración de candidatos a la alcaldía de Guatemala surgen como consecuencia de una pugna interna del clan familiar y de los cacicazgos dejados por el fallecido alcalde, Álvaro Arzú.

La disputa de los hijos de Arzú

La herencia de Quiñonez como candidato, como indican fuentes cercanas a la Municipalidad, surge a partir de una lucha de poder entre los hijos del fallecido alcalde. Álvaro Arzú Escobar se opuso a que su medio hermano, Roberto Arzú García-Granados, compitiera por la presidencia en el Partido Unionista. Esto dio como resultado que, Arzú García-Granados, retirara todo el apoyo a su medio hermano, actual presidente del Congreso de la República, en su aspiración a ocupar la silla que su padre mantuvo durante cinco periodos.

En consecuencia, la coalición conformada por el Partido de Avanzada Nacional (PAN) y Podemos -antiguo partido Movimiento Reformador-, a partir de esta disputa de familia, lanza como candidato a la presidencia a Roberto Arzú García-Granados, hijo mayor del fallecido alcalde, quien indicó a No-Ficción que no tendrán candidato para dirigir la alcaldía de Guatemala.

Roberto Arzú dice que “este asunto es parte de la herencia que le dejó su padre”, pero esconde la disputa que tuvo lugar con su hermano menor. La justificación del mayor de los hijos Arzú para no postular candidato a la alcaldía, refiere a lo que su papá dejó establecido: Ricardo Quiñónez sería el sucesor en el partido Unionista para dirigir la comuna capitalina en estas elecciones. Por esta razón, indica, atenderá a la voluntad de su padre, al no poner más competencia, y pedir el voto a favor de la continuidad de Quiñónez.

Roberto Arzú ve la alcaldía capitalina más como un asunto de familia, que de política partidaria o de Estado. Esta noción es el resultado de la estructura que su padre empezó armar desde 1982, cuando Arzú, padre, ganó con un poco más de 80 mil votos la silla municipal de la ciudad de Guatemala. Pero, tras el golpe de Estado que llevó al poder al general Efraín Ríos Mont, decidió declinar como alcalde.

Para entender esta forma de ver la política como un asunto de clanes hay que remontarse a la década de los ochenta. No ocupar la alcaldía capitalina en 1982 fue la decisión que causó la ruptura de Álvaro Arzú con el Partido Nacional Renovador (PNR), que era liderado por el ex presidente, Alejandro Maldonado Aguirre. Fue así como Álvaro Arzú, con su amigo de toda la vida, Óscar Berger, fundó el comité cívico Plan Alianza Nacional y ese fue el vehículo electoral con el que obtuvieron el doble de votos para dirigir la municipalidad de Guatemala en 1986, tres años después el PAN ya era un partido político. Desde esa época Arzú y Berger se alternaron la alcaldía, con una preponderancia de Arzú en los últimas décadas.

Así como en los ochenta, en los noventa los capitalinos votaron siempre por Álvaro Arzú. La Ciudad no conoció otro alcalde más que Berger, hasta que hubo una ruptura entre los amigos, que terminó con Arzú retirándose del PAN el 29 de diciembre de 1999. Óscar Berger, por su parte, quedó desconcertado, luego de que su círculo más cercano lo convenciera de que su derrota por la presidencia en1999 se debió a los ataques sufridos por su asociación con Arzú. Tras diferencias con su amigo de la infancia, Berger permitió que otros liderazgos tomaran el control del PAN.

Fue así como cada uno de los herederos de la ciudad constituyeron nuevos partidos, que sirvieron como plataforma para los cuadros criados en las entrañas del PAN. Ricardo Quiñónez, del lado de Arzú. Y Roberto González, del lado de Berger. 

Fritz García Gallont fue el último arzuísta que ganó la alcaldía capitalina con el PAN (2000-2004). Había sido Ministro de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda durante el Gobierno de Álvaro Arzú. Cuatro años después, con el partido Unionista, en 2004, Arzú regresó a ocupar la silla principal del Palacio de La Loba  y estuvo ahí hasta el último día de su vida. El candidato que más cerca estuvo de arrebatarle ese puesto fue González “Canela”, quien en 2011 perdió con 34 mil 858 votos de diferencia.


Roberto Canela González, el persistente

Hace cuatro años, antes de que la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y el Ministerio Público (MP) revelaran el caso “La Línea”, los herederos de Arzú pactaron la alianza CREO-Unionista, que fue decidida frente al riesgo de una posible victoria de la ex vicepresidente, Roxana Baldetti en la Alcaldía. “Solamente Arzú podía impedirlo”, esa es la justificación que utiliza ahora la dirigencia de CREO, cuando se les pregunta sobre la participación de Roberto González, como candidato a la presidencia en 2015.

En lugar de buscar la dirección de la Municipalidad de Guatemala, como dice Richard Lee, asesor de Roberto González para la campaña electoral de este año, la alianza CREO-Unionnista surgió “del temor de perder la alcaldía por la posible participación Roxana Baldetti”. La alianza haría frente a esa amenaza. Y así el aparentemente sólido aspirante a la comuna capitalina, Roberto González “Canela”, se inclinó ante el viejo dirigente histórico del PAN.

González “Canela” fue siempre el preferido de Óscar Berger y fue parte de su equipo de funcionarios durante la gestión municipal (1991-1999) de este en los años noventa. González “Canela” fue subgerente de Empagua y cofundador de Emetra.

Al momento de que el ex presidente Berger se separó del PAN, este lo siguió y apoyó en la creación del partido GANA (la alianza de las agrupaciones Movimiento Reformador, Partido Patriota y Partido de Solidaridad Nacional, PSN) y fue presidente del Instituto Nacional de Estadística (INE) y ministro de Energía y Minas durante la gestión de Berger (2004-2008), es por eso que su primera candidatura a la alcaldía (elecciones 2007) fue con la Gran Alianza Nacional.  

“El PAN era un partido de cuadros… de pequeños “grandes hermanos”…una derecha empresarial”, es como Enrique Godoy García-Granados, analista político y un antiguo aliado de Álvaro Arzú en la alcaldía, describe al partido al que perteneció y el grupo con el que creció.

Por su parte, Ricardo Quiñónez se dedicó a ser el operador técnico del Unionista, bajo la enorme sombra de Álvaro Arzú.

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Roberto González, a la sombra de Álvaro Arzú, es uno de los que buscará la alcaldía de Guatemala en 2019.

Ex director de Prensa Libre busca alcaldía

Los otros partidos que han confirmado su participación por la alcaldía, tendrán candidatos que por primera vez se dirigirán al electorado capitalino. El periodista Gonzalo Marroquín, participará por Encuentro por Guatemala (EG); Fernando Sánchez Lambour con la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE). Mientras que otros partidos que presentarán candidatos son Todos, Unidad del Cambio Nacional (UCN) y Convergencia.

Entre la dirigencia de los partidos grandes del país existe el consenso de que en estas elecciones no podrán vencer, de nuevo, al “grupo de Arzú” en la Ciudad de Guatemala. Las  encuestas que han hecho estos partidos políticos para su análisis interno, lanzaron en un principio, que el diputado y presidente del Congreso, Álvaro Arzú Escobar, tenía la mayor intención de voto -45 por ciento- y que después de él le seguía González “Canela” -20 por ciento- y en el tercer puesto, con menos del 10 por ciento aparece el actual alcalde Quiñónez.

El análisis que hacen estas agrupaciones, es que la disputa estará entre González “Canela” y Quiñonez, los dos políticos que nacieron del PAN. Las fuentes consultadas, sin embargo, indican que al actual alcalde le costará ganar porque su figura es poco conocida. Mientras Arzú vivía no dejó brillar a nadie más. A su favor, explican estos partidos, tiene estructura política muy fuerte pero no imposible de derrumbar debido a un candidato desconocido. 

«La herencia de Quiñonez como candidato surge a partir de una lucha de poder entre los hijos del fallecido alcalde, Álvaro Arzú». 

Modificaciones a la LEEP benefician a Quiñonez

Las elecciones generales de este año implementarán por primera vez los cambios a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) aprobados en 2016. Algunas de estas condiciones, sin embargo, podrían favorecer a los candidatos y partidos políticos más conocidos.

Las reformas a  LEPP establecen solo tres meses de campaña electoral (17 de marzo al 14 de junio), además el artículo 220 de esta norma crea un sistema de distribución igualitaria de recursos para pautar en medios de comunicación, esto quiere decir que todos los partidos políticos tendrán el mismo tiempo y espacio en la televisión, radio, periódicos, vallas, entre otros espacios de difusión.

Estas modificaciones a la LEPP pueden dar una mayor ventaja a Ricardo Quiñónez, actual alcalde de la Ciudad.

El consultor político, Javier Brolo dice que no considera que las modificaciones a la LEEP generen una competencia injusta. “Los nuevos candidatos si tienen que hacer un mayor esfuerzo. La administración de turno, sin un rechazo generalizado tiene ventaja al corte de pocos recursos, pero al mismo tiempo  se encuentra en una situación muy vulnerable”, explicó el politólogo.

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La ciudad más grande de Centroamérica ha quedado a la sombra de un ex alcalde histórico, sin herederos.

Entender la ciudad

El politólogo Javier Brolo profundiza más en las causas que ayudaron a consolidar a este grupo en la alcaldía capitalina y cómo Arzú construyó esa “estructura fuerte”, un clan familiar, del que todos hablan.

Brolo explica que la municipalidad de Guatemala ha sido muy estratégica en identificar a los grupos sociales dentro de la ciudad y los ha incorporado a su proyecto. Estas personas, son grupos de poder de diferente rango como constructores, comerciantes, sectores populares, grupos religiosos y los empleados de la comuna.  Otro punto a tomar en cuenta, dice el politólogo, es que no existe un grupo político fuerte en la capital en búsqueda de irrumpir con el orden y poder político que controla el área.

“Arzú fue capaz de poner en el lugar correcto, de acuerdo a su capacidad de negociación, a cada uno de los actores. Este arte de administrar las disputas entre los actores de poder de la ciudad, era algo que Álvaro Arzú era capaz de hacer”, indica Brolo.

El poder de los empleados municipales ha sido controlado por los denominados “alcaldes auxiliares”, quienes son descritos por miembros del Concejo Municipal de Guatemala, como el “enlace político” entre el despacho superior del Palacio de la Loba y los vecinos. Los alcaldes auxiliares eran los encargados de comunicarse con los Comités Únicos de Barrios (CUB), los cuales son pequeñas células paralelas a los Comités de Desarrollo Comunitarios.

Por medio de los alcaldes auxiliares, Álvaro Arzú también imponía su agenda y la adecuaba a las necesidades de los vecinos, “era más un grupo de manipulación”, que un vehículo de respuesta a las demandas de los vecinos, explicó el concejal de oposición. Aldo Bonilla, quien no buscará estas elecciones un puesto de elección popular.

El experto en estudios de opinión pública, Juan Pablo Pira, añadió que otro factor para la consolidación de este grupo político son sus votantes. Según Pira, las personas de la ciudad capital tienen muy fuerte la imagen de cómo era antes la ciudad, la cual  describen como sucia, con mercados desordenados, sin luz, sin transmetro y agua. Para el experto, el votante citadino muestra mucho miedo a los cambios. “Los temas de falta de manejo de la basura y el tránsito vehicular salen a debate en cada proceso electoral, y a pesar de otros problemas que siguen sin resolverse, como el acceso al agu, la gente ha decidido por continuar con el mismo grupo político”, indica Pira.

Brolo coincide en esta idea, ya que en entrevistas con votantes, estos se han mostrado conservadores y con una negativa a arriesgarse a un cambio abrupto.

“Álvaro Arzú era alguien que conocía a sus electores, sabía que un político solo tiene vigencia en la medida puede dar soluciones. Sabía que estos cada vez estaban más inconformes y que los actos que los capitalinos le aplaudían en el pasado, en los lejanos años ochenta, eran ahora insuficientes”. Tal como lo señala en el libro biográfico de Adolfo Méndez Vides titulado, Arzú y el tiempo se me fue.

Arzú decía: “¡Qué diferencia! ¿Verdad?” Cualquier cosita que hiciéramos la gente decía: “Este sí”. Y ése es nuestro problema ahora, cuando ya todo está encaminado. Somos nosotros quienes  tenemos que saltar con la garrocha y vencer la altura que nosotros mismos hemos marcado, porque si nos detenemos podríamos ser víctimas de nuestro propio éxito”, como cita el libro de Méndez Vides.

“La ciudad era un calamidad” reflexiona Arzú en este pasaje. “Así fue como la heredamos, lo cual fue una ventaja, porque cualquier cosa que hacíamos era motivo de aplauso”. La larga sombra, de quien dirigió la municipalidad capitalina por 19 años, aún se proyecta sobre sus herederos políticos: Ricardo Quiñonez y  Roberto González “Canela”.

Ante estas elecciones, la ciudad más grande de Centroamérica parece huérfana, sin una figura paterna, con el clan familiar dividido en pugnas, pero que busca la gestión municipal bajo esa sombra de Álvaro Arzú que no dejó brillar a nadie. Un vacío en el que también puede abrirse otra forma de entender lo político en la ciudad.

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