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Una cédula quedó grabada en una de las paredes del Museo de la Memoria de Quetzaltenango, que operó en los años 80 como centro de detención tortura del Ejército. Foto: Edwin Bercián.

Sombras del pasado: el sótano del Museo de la Memoria

En marzo de 2024, el Parque Intercultural de Quetzaltenango abrió el Museo de la Memoria. Un sótano usado por el Ejército como centro de detención y tortura durante el conflicto armado, es ahora un lugar de reflexión sobre el pasado. Este centro de detenciones, donde estuvieron Emma Guadalupe Molina Theissen, Efraín Bamaka o Joaquín Rodas Andrade, preserva graffitis y objetos personales.

En medio del bullicio de Quetzaltenango se encuentra un antiguo edificio que parece una cápsula del tiempo. Cada capa de su estructura cuenta una historia diferente. Al entrar, uno no puede evitar sentir el peso de la historia en el aire.

Se trata del Parque Intercultural de Quetzaltenango, testigo de múltiples transformaciones en el último siglo: de una estación de tren a un molino de trigo, y finalmente, a una instalación militar. 

En marzo de 2024, el Parque Intercultural abrió el Museo de la Memoria, en uno de los sótanos utilizado por las fuerzas armadas como un centro de detención y tortura durante el conflicto armado interno. Durante la recuperación de este espacio, se encontraron restos de un centro de retención y tortura, incluyendo grafitis y objetos personales que datan de las décadas de los 80 y 90.

Entre las víctimas que pasaron por este centro se encuentran Emma Guadalupe Molina Theissen, Efraín Bámaca, Emeterio Toj o Joaquín Rodas Andrade. 

Parque Intercultural de Quetzaltenango alberga el Museo de la Memoria, un sótano utilizado como centro de retención y tortura durante los años 80. Foto: Edwin Bercián
Parque Intercultural de Quetzaltenango alberga el Museo de la Memoria, un sótano utilizado como centro de retención y tortura durante los años 80. Foto: Edwin Bercián

De estación de ferrocarril a Brigada Militar

La Estación del Ferrocarril de los Altos sólo operó entre 1930 y 1933. Diferentes desastres naturales hicieron que se cerrara permanentemente y sus instalaciones pasaron a ser el molino de trigo “Los Altos” durante cuatro años.

En 1945, durante el gobierno de Juan José Arevalo,  el lugar se convirtió en la sede de la “región militar” y más tarde en la Brigada Militar Manuel Lisandro Barillas, también conocida como Zona Militar 17-15. Esta brigada operó hasta 2004, cuando el expresidente Óscar Berger decidió cerrarla como parte de los Acuerdos de Paz de 1996. Durante casi sesenta años, el régimen militar controló el sitio.

Este lugar encierra en uno de sus sótanos una profunda historia. En los años 80, este lugar fue un epicentro de la contrainsurgencia, actuando como un centro de detención, tortura y desaparición forzada.

Instalaciones del Museo de la Memoria, en la antigua estación de tren de Quetzaltenango. Foto: Edwin Bercián
Instalaciones del Museo de la Memoria, en la antigua estación de tren de Quetzaltenango. Foto: Edwin Bercián.

La Dirección de Intelegencia se ubicaba en las instalaciones

El día de la visita, el parque está lleno de gente que asiste a la Feria Internacional del Libro de Xela. En una de las salas, una maqueta del ferrocarril recuerda su origen como estación de tren. Al ver hacia arriba también se logra ver las vigas originales del ferrocarril de los altos de años de antigüedad, aún sosteniendo el techo. 

Iniciamos el recorrido por el Museo de la Memoria de Quetzaltenango. El piso de madera desgastado por el paso del tiempo, hace que cada paso se sienta pesado, como si se caminara sobre las huellas del pasado.

“Aquí se ubicaban direcciones clave del ejército, como la Dirección de Inteligencia, la Dirección de Personal y la Dirección de Asuntos Civiles y Militares. El área estaba altamente resguardada, con acceso restringido incluso para soldados no oficiales”, comenta Bryan Castro, diseñador y artista visual Quetzalteco, mientras camina por las antiguas instalaciones militares.

El sótano del Parque Intercultural de Quetzaltenango, donde se encuentra el Museo de la Memoria, aún alberga restos del paso por el Ejército en los años 80y 90. Foto: Edwin Bercián
El sótano del Parque Intercultural de Quetzaltenango aún alberga restos del paso por el Ejército en los años 80y 90. Foto: Edwin Bercián

El calabozo convertido en un museo

El espacio más antiguo y significativo del lugar del Museo, está situado debajo del área principal, un sótano que utilizó como calabozo y área de detención y tortura. 

Comenzamos a bajar las escaleras de madera. Cada paso resuena en el antiguo piso, y se nos advierte de que seamos cuidadosos, debido a la antigüedad del material. Mientras descendemos, un aire de misterio envuelve el ambiente. Desde arriba, el sótano parecía oscuro, pero al encenderse una luz en uno de los otros espacios, podemos ver un pequeño cuarto con paredes blancas y un piso de cemento que habla de muchos años de historia.

Aún conserva restos de modificaciones realizadas por los militares desde 1945.  Mientras caminamos al área utilizada para las torturas, se siente una experiencia diferente. Esta completamente oscura, y Bryan nos sugiere usar la luz de nuestros celulares para ver mejor. Mientras caminamos lentamente, nos cuenta los hechos ocurridos allí. Cada paso revela algo nuevo: Una fotografía de cédula impregnada en el piso, mensajes escritos. Cada mensaje parece una forma de decir: “Estuvimos aquí”. Una lucha para no ser olvidados. 

El artista Bryan Castro en un recorrido por el Museo de la Memoria de Quetzaltenango. Foto: Edwin Bercián.
El artista Bryan Castro muestra las paredes del sótano del Museo de la Memoria, donde pueden leerse frases en las paredes. Foto: Edwin Bercián

Las letras y los mensajes son testigos de todo lo ocurrido aquí. Nos acercamos a leerlos cuando Bryan menciona que, en los últimos años, ese calabozo probablemente se usaba más para detener a los mismos soldados desobedientes o castigados por faltas. Muchos de los grafitis están fechados en los años 80 y 90.

Bryan lee una de las frases escritas en las paredes: “Si aquí te tocó venir, no tienes que discutir, tu tiempo has de cumplir, no tienes que sucumbir”.

Elementos que evidencian torturas

Durante el proceso de restauración, explica el artista, se han descubierto diversos elementos que evidencian la tortura, como piezas de cinturones de militares y restos de instalaciones utilizadas para estos fines. El espacio se ha preservado para futuros análisis y peritajes técnicos. 

“Uno de los hallazgos más impactantes fue un documento grabado en cemento, similar a una cédula de vecindad,” menciona Bryan, conmovido mientras nos lo muestra. “Simboliza la lucha de alguien por no desaparecer. 

Mirar detalladamente el rostro impregnado en el cemento me deja pensando en la crueldad sufrida por la persona del grabado. Encontrar esta evidencia es indescriptible, una señal de que, incluso en la oscuridad, hay rastros que desean ser descubiertos. Este documento es considerado la piedra angular del museo, y representa la importancia de recuperar la memoria de aquellos que sufrieron la desaparición forzada. 

Bryan Castro añade: “Este espacio era utilizado para la detención y tortura tanto de civiles como de militares, con casos emblemáticos como el de Molina Theissen y Emeterio Toj”. 

Víctimas del conflicto que pasaron por este centro

Emma Molina Theissen fue secuestrada y llevada a la base militar de Quetzaltenango, donde hoy se encuentra el Museo de la Memoria.
Emma Molina Theissen fue capturada cuando tenía 21 años, torturada y violada en las instalaciones del la Brigada Militar de Quetzaltenango, actual Museo de la Memoria. Foto: Prensa Comunitaria.

Emma Molina Theissen

El 27 de septiembre de 1981, Emma Guadalupe Molina Theissen de 21 años, militante de la Juventud Patriótica del Trabajo, fue detenida ilegalmente. Estuvo retenida durante nueve días, Emma fue golpeada, violada repetidamente, interrogada y torturada, hasta que logró escapar de la base militar Manuel Lisandro Barillas en Quetzaltenango, actual Museo de la Memoria.

Emma contó en una entrevista como la detuvieron, “Mi detención ocurrió cuando yo viajaba en una camioneta desde la capital hacia Quetzaltenango. Eran cerca de las ocho de la mañana y el bus fue detenido por un puesto de vigilancia a la altura de Santa Lucía Utatlán. Yo portaba documentos de estudio político y panfletos del Partido Guatemalteco del Trabajo. Los soldados hallaron los documentos y me detuvieron. No andaba armada. Nunca anduve armada ni sabía utilizar un arma”.

Durante el juicio por el caso Theissen, se reveló que Francisco Luis Gordillo Martínez, coronel de infantería del Estado Mayor del ejército, en 1981 era el comandante de la brigada en Quetzaltenango. Él fue quien ordenó la instalación de puestos de control y retenes militares, incluyendo uno en el área de Sololá el 27 de septiembre de 1981, donde Emma Guadalupe fue detenida ilegalmente.

Marco Antonio Molina Theissen

El 6 de octubre de 1981, hombres armados secuestraron a su hermano Marco Antonio Molina Theissen, de 14 años, de su casa, hasta el momento no se sabe con certeza su paradero. Esto ocurrió poco después de que su hermana Emma Guadalupe escapará de la base militar de Xela.  La familia buscó a Marco Antonio sin éxito. 

Marco Antonio Molina Theissen
Marco Antonio Molina Theissen fue secuestrado por el Ejército cuando tenía 14 años. Nunca se volvió a saber sobre él.

En 1998, el caso de Marco Antonio. fue presentado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En 2004, la Corte Interamericana responsabilizó al Estado de Guatemala y ordenó investigar y sancionar a los culpables. El caso se juzgó en los tribunales de  Guatemala en 2018, y tres militares fueron condenados. Aunque hubo algunos avances, el paradero de Marco Antonio sigue siendo desconocido, y se necesita continuar con las investigaciones y medidas de reparación.

Ficha del Diario Militar de Joaquín Rodas Andrade.
Ficha del Diario Militar de Joaquín Rodas Andrade, quien fue trasladado a la S-2 de Xela, donde hoy se ubica el Museo de la Memoria.

Joaquín Rodas Andrade

Joaquín Rodas Andrade tenía 23 años cuando fue secuestrado el 2 de marzo de 1985. A las nueve de la mañana hombres armados se lo llevaron en los alrededores de su casa en la ciudad de Quetzaltenango. Es la penúltima persona registrada por el Diario Militar, que recoge su ficha informando “fue entregado al S-2 de Xela, en San Lucas”. 

El Diario Militar, filtrado del ejército de Guatemala, registra a 183 personas perseguidas, capturadas, y trasladadas a instalaciones militares, donde eran torturadas y, en muchos casos, asesinadas y enterradas en cementerios clandestinos. 

Según el documento, Rodas Andrade, era miembro del Movimiento Revolucionario del Pueblo Ixim, y formó parte del Comil del Partido Guatemalteco de los Trabajadores (PGT). Cuatro días después de su captura, la tarde del 6 de marzo, Joaquín fue llevado a la Brigada Militar de Quetzaltenango, actual sede del Museo de la Memoria. A pesar de los años, su familia aún espera encontrarlo. Uno de sus hermanos es Jordán Rodas el ex procurador de Derechos Humanos de Guatemala y se postuló a candidato a vicepresidente por el Partido Movimiento para la Liberación de los Pueblos  en el 2023. Ninguno de los recursos interpuestos por sus familiares tuvo resultados.

Emeterio Toj
Emeterio Toj fue secuestrado en julio de 1981 y trasladado a la base militar de Xela. Sobrevivió a las atrocidades y escribió el libro “Cuando el Indio tomó las armas”. Foto: Agencia Ocote.

Emeterio Toj

Era un activista guatemalteco de Santa Cruz del Quiché, involucrado con Acción Católica y la Democracia Cristiana. Mientras caminaba cerca de la catedral en Quetzaltenango, fue secuestrado el 4 de julio de 1981, en Quetzaltenango por el ejército. Según se dice lo llevaron a la base militar de Xela, donde lo esposaron, golpearon y torturaron.

A pesar de usar un nombre falso para protegerse, descubrieron su verdadera identidad. Durante casi 24 horas, fue interrogado brutalmente sin recibir comida ni agua. Su mayor preocupación era la seguridad de su familia.

Un sobreviviente  de las atrocidades durante el conflicto armado, en su libro publicado “Cuando el Indio tomó las armas”, narra su vida y el renacer después de un secuestro. 

Efrain Bamaka

También conocido como el “Comandante Everardo”, nació y creció en San Marcos. Se unió a las fuerzas de la Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas (ORPA) a una edad temprana y ascendió a comandante, liderando el Frente Luis Ixmatá durante 17 años en las montañas. Durante su tiempo en ORPA, adquirió un profundo conocimiento de logística, estrategia y operaciones de la Radio Voz Popular. En 1992 fue capturado y trasladado por la G-2 y la Policía Militar Ambulante, primero a la capital donde estuvo en El Comando en La Isla, zona 6, y luego a Quetzaltenango (Xela). Desapareció a finales de 1992 y según informes, podría haber sido asesinado y enterrado en Las Cabañas o arrojado al mar desde un helicóptero, prácticas comunes del ejército guatemalteco en ese tiempo. El ex presidente, Otto Pérez Molina ha sido señalado de ser responsable de la desaparición de Bamaka.

Efrain Bamaka
Efraín Bamaka fue capturado en 1992, se desconoce su pararedero.

Investigar al memoria histórica es crucial

El Museo de la Memoria, ubicado en uno de los sótanos donde se cometieron atrocidades, busca dar a conocer, vivenciar y comprender las violaciones a los Derechos Humanos del pasado cómo actuales. Tiene además por objetivo propiciar un diálogo en el lugar.

Está a pasos de la recuperación total, a lo que la licenciada Berenice Citá , a cargo de la administración del lugar, indica: “actualmente, no hemos podido invertir en la recuperación de más áreas debido a limitaciones económicas. La investigación sobre la Memoria Histórica es crucial, pero sin fondos adicionales, no podemos avanzar. Los recursos disponibles se han destinado a este espacio, pero aún necesitamos más inversión. Por eso, se menciona que estamos en proceso de recuperación”.

El Parque Intercultural, también llamado legalmente Centro Intercultural y Deportivo de Quetzaltenango (CIDEQ), el objetivo es mantener la cultura y que la memoria histórica no sea olvidada, actualmente está bajo la administración de la Licenciada Berenice Cita. 

El museo está abierto al público con visitas guiadas.  Previa cita y a partir del siguiente mes, todos los fines de semanas.

Bryan Castro comenta al terminar la visita que la recuperación de este espacio ha sido fundamental para la memoria histórica de la sociedad quetzalteca. El Museo de la Memoria no solo sirve como un recordatorio de los horrores del pasado, sino también como un espacio de reflexión y aprendizaje. “Esperamos seguir recibiendo apoyo para esclarecer los eventos ocurridos y honrar la memoria de las víctimas del conflicto armado interno”, concluye.

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