El asesor y estratega político, psicólogo y comunicador, Juan José Rendón salió de Venezuela en 2004 como exiliado político. Desde entonces, ha asesorado a políticos en toda Latinoamérica. Apoyó a Enrique Peña Nieto, en México, a Norman Quijano, del partido Arena, en El Salvador; y a Porfirio Lobo y Juan Orlando Hernández, en Honduras. Para las elecciones de 2019 en Guatemala, apoyaría a Roberto Arzú, hijo del ex presidente y ex alcalde Álvaro Arzú. Empezaron a prepararse en 2016.
Roberto Arzú no pagó sus saldos contratados con la empresa de publicidad de Juan José Rendón –5 millones 500 mil dólares–. Tras varios meses de conversaciones finalmente Rendón lo demandó y el 24 de abril de 2019 una corte de Miami, Florida, ordenó la captura del candidato presidencial de la alianza PAN-Podemos. En esta entrevista, el estratega desmiente la versión del candidato sobre la demanda, asegura que fue notificado en persona, que llegó más de dos veces a Miami y que confió en él por la comitiva de empresarios que lo acompañaban.
El asesor político no califica sus campañas como negras o sucias, sino –y sólo un porcentaje– como negativas o de contraste. Afirma que sí, hay gente que le llama un lobo feroz, pero invita a encontrar pruebas en su contra. Asegura que, aunque sí tiene muchas alegaciones, no tiene una denuncia en 30 años de profesión. Que su apoyo a partidos de derecha no se debe a una convicción ideológica, aunque se declara, “sorry”, anticomunista.
Ante el riesgo de asesorar a candidatos involucrados de una u otra forma con el narcotráfico –Peña Nieto, Juan Manuel Orlando, Porfirio Lobo– declara que se cuida las espaldas. Asegura que su vínculo con Joaquín el Chapo Guzmán, que trascendió en el juicio, fue mencionado por el abogado y no por el acusado. Revela que a Peña Nieto, él como asesor, le pidió declarar su casa; que a Francisco Flores, en El Salvador, le pidió no ser jefe de campaña del partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA); y a los ex presidentes de Honduras, Juan Orlando Hernández y Porfirio Lobo Sosa, no negar los vínculos de su familia con el narcotráfico.
La semana pasada cuando una jueza de la Corte de Florida solicitó la orden de captura de Roberto Arzú, este dijo que nunca había formalizado un contrato y que usted estaba haciéndole el juego sucio a alguien más. ¿Esto es cierto?
Es todo falso, toda la información está en el expediente: Se le notificó tal día, botó a los abogados, se representó a sí mismo. Él tuvo una sentencia sumaria, que es cuando las pruebas en contra del demandado son tan contundentes que no ameritan llevarlas a un jurado. Si firmaste un contrato y no lo cumples…
Pero ¿desembolsó algún pago?
Cero. Largas y largas. Los chats son insólitos: ‘¿no te ha llegado la transferencia? ¿ya te llegó? te tiene que haber llegado’. No es cierto que vino dos veces, son muchas más. Estuvo meses viniendo. Dice que no se le dio ningún servicio, eso no es cierto. Y eso no lo digo yo, lo dice la sentencia.
Quizás, teniendo en cuenta que recién había terminado las elecciones anteriores, aún no tenía financistas.
Él no estaba recaudando el dinero en Guatemala, él estaba recaudando el dinero fuera. Y la complicación es de un señor que es dueño de una farmaceútica muy importante en Argentina (Distrifarma). Él vino con un montón de empresarios guatemaltecos, aquí vinieron más de ocho personas en el primer viaje, y seis en el segundo. Él hizo una pasarela de empresarios y personajes guatemaltecos. Como para decir que su cosa era seria.
En los costos de los servicios que le ofrecía, según el expediente de la denuncia, llama la atención el dinero destinado a columnistas nacionales: 24 mil dólares.
No dice eso.
¿Qué dice?
No son columnistas en Guatemala, son columnistas nuestros.
Y esos columnistas de ustedes, ¿Cómo llegan después a los medios?
Por redes, por medios, por la página web del candidato, de muchas maneras. Te pongo un ejemplo: si él, con este caso, hubiera tenido una asesoría correcta, debería de haber tenido redactadas varias notas de prensa. Esa nota la prepara un periodista o una periodista de la campaña, y algunos periodistas agarran esa nota, la reversionan, la cambian. Pero le estás facilitando trabajo y, de alguna medida, también le estás induciendo la orientación de la eventual nota, cuando tú le pones el titular.
Como consultor político, ¿ayuda a cualquier persona que le pague a llegar a presidente?
Él vino muy respaldado por gente, y cada quien tuvo su derecho de palabra, y cada uno dijo: “nosotros vemos en Roberto tal y tal”. Y tú dices: “si toda esta gente seria de este país quiere apoyar a este tipo, y viene de una familia, por cierto, cuyo papá yo creo que tiene buen nombre en Guatemala, y su hermano es diputado”. Una familia decente, más allá de los dimes y diretes. Y en ese sentido fue que lo agarré.
Y su tarea era convertir a Roberto Arzú en presidente de Guatemala. ¿Cómo logra levantar un candidato desde cero?
Limpiarle la imagen, hacerle un tipo potable, enseñarle de discutir temas de política pública, prepararnos para cualquier manejo de crisis sobre situaciones, errores o cosas que hubiera cometido en el pasado. Se hicieron encuentros, se hizo un trabajo, y es un trabajo muy rápido.
¿A qué se refiere con trabajo rápido?
Una de las cosas que caracteriza a mi empresa es que nosotros somos muy agresivos. No en el sentido de violencia, sino de agilidad. Una encuestadora entrega en 45 días, nosotros entregamos en 21. La estrategia la preparan en un mes, yo preparo una estrategia en cuatro, cinco días. Mi equipo gana muy bien, pero son los mejores.
Y con el candidato Arzú, ¿Comenzaron a realizar el trabajo que me está describiendo?
Por supuesto, desde el momento en que se firmó el contrato, empezamos a trabajar al minuto siguiente. No es un trabajo fácil y sencillo, esto es una estructura. El tipo que estudia el día de las elecciones, empieza estudiar los resultados electorales, las distribuciones, las clases sociales, la demografía; quien hace la asesoría de la pauta de medios o de la parte editorial, describe los medios y lo que están tratando, quiénes son los periodistas más importantes, como hacer para que nuestra agenda prevalezca. Y todo eso se hace mucho antes de una elección.
¿Usted ha trabajado con algún otro candidato en Guatemala?
He tenido ofertas, pero nunca he estado trabajando.
Porque lo que salió a raíz del juicio de Andrés Sepúlveda, él que mencionó que habían estado trabajando para el PAN, en Guatemala.
Sí, pero no es cierto. Yo demandé a la Bloomberg. Mi demanda, lo que incluye es que yo vuelo en avión privado y cuando Bloomberg dice que este señor viajó conmigo a todos esos países, la bitácora de vuelo es comprobable y es muy fácil de saber, tú no puedes falsear un manifiesto de un avión.
Con base a su experiencia, aunque fuera corta, como asesor de Roberto Arzú, ¿hay alguna característica que diferencie al electorado guatemalteco del de otros países de América Latina?
Cada electorado es diferente. Pero la sensación que tienen las personas de diferentes países, de que ellos son sustancialmente diferentes, no es verdad. Porque sería una negación de la condición intrínseca humana. La gente de diferentes países, con diferente folclor, música, comida, historia, etc; tiene una escala de valores y necesidades. Que se encuentran en diferentes momentos, y se manifiestan de formas distintas. Pero si ves la política nacional de los países, es lo mismo, en parte, y no es lo mismo en mucho. Desarrollas una capacidad de la latinoamericaneidad. Yo no trabajo en África, en Gana nos ofrecieron hace poco y lo rechazamos, porque es un país afín al gobierno venezolano, y lo rechazamos también, porque es un país diferente sustancialmente.
¿Por qué siempre asesora a candidatos de derecha? ¿Es por convicción ideológica, porque le ofrecen más dinero, o por qué?
La vida me ha ido llevando para allá. Yo empecé mi carrera asesorando candidatos socialdemócratas: Acción Democrática, que era el partido de la campaña de Carlos Andrés Pérez de 1987; fue la primera campaña en la que yo participé. En el año 93 hice la campaña de un partido socialcristiano que era de Rafael Cabrera, fue mi segunda campaña presidencial y, en Dominicana, asesoré a Hipólito Mejía, que es socialdemócrata. En Panamá asesoré, y perdí, con Juan Carlos Navarro, que también viene de un partido socialdemócrata. Álvaro Uribe (en Colombia) es más de centro derecha. Juan Manuel Santos, habría que ver, porque ganó con un partido de centroderecha, pero su gobierno fue más de centro, centro izquierda. A mí lo que no me gusta es alinearme con los extremos. Yo no creo en las políticas del socialismo del siglo XXI. Soy anti comunista, sorry, pero también soy anti cualquier tipo de extremismo de derecha que no respeta las minorías. ¿Con quién no trabajo? con comunistas, con socialistas, con dictadores. No solamente no trabajo, trabajo en contra.
Asesoró a Juan Orlando Hernández en Honduras, quien después del fraude se está convirtiendo en una especie de dictador.
Una cosa es que hagas la primaria, otra que hagas la elección, y otra cosa es que la gente crea que los estrategas políticos gobiernan. El gobierno es del presidente. Y, si el presidente después de que se eligió tomó una orientación… A veces tienen posiciones muy extremas en campaña y después se vuelven muy moderados en el ejercicio. A veces el ejercicio los sensibiliza. Y, a veces, eso no pasa.
¿Usted no hace gobierno?
Yo no me meto si no quieren que me meta. Pero yo no tomo las decisiones, el que decide es el otro.
Tanto en el caso Juan Orlando Hernández, o de Porfirio Lobo, se han vinculado a sus familiares en casos de narcotráfico. Teniendo en cuenta la cantidad de capital criminal que transita por la región, ¿Cómo hace para evitar ser financiado con dinero ilícito?
Te invito a que busques, tanto en la declaración de Pepe Lobo, que fue mi cliente, como en la declaración de Juan Orlando Hernández, presidente de Honduras. En el caso de Pepe Lobo, cuando pasó lo de su hijo, y de Juan Orlando Hernández, cuando pasó lo de su hermano, las dos declaraciones son bastante parecidas, en el espíritu. Dicen: “nos hemos enterado que este familiar nuestro está siendo investigado por tales delitos, nuestros valores como familia nos educaron de esta manera. Si él hizo o cometió ese delito, esperamos que le caiga todo el peso de la ley, que se le garantice el debido proceso, que tenga la posibilidad de defenders”.
¿Cómo evitan los consultores que el dinero que reciben para asesorar una campaña no provenga del narcotráfico?
Es relativamente sencillo, y aun así es complicado. Me explico: los consultores políticos deberían de recibir dinero de la campaña. Y es labor de la campaña verificar el origen de los fondos. Siempre que el dinero sea sobre la mesa, no por debajo.
En el caso del dinero que usted cobraba a Roberto Arzú, esos cinco millones de dólares ya superan el techo de campaña, lo que imposibilita que sea dinero por encima de la mesa.
En ese momento no superaba el techo de campaña, porque no estábamos en campaña, sorry, la pre–campaña no cuenta. Cuanto más anticipadamente arranques, menos restricciones tienes. Hay países donde la precampaña está restringida, hay países donde está completamente liberalizada. En Estados Unidos tú puedes hacer campaña toda tu vida, eso en Colombia no se puede por ejemplo, se llama la Ley de Garantias. En EEUU puedes llevar a la gente a votar en autobuses, eso en México es ilegal. En el caso de la ley guatemalteca, los gastos de promoción de personal ni siquiera son precampaña. Aunque, el objetivo final, estratégicamente, sea que esté bien posicionado para poder entrar en campaña.
En el juicio del chapo Guzmán, usted fue citado. ¿Por qué lo nombraron a usted?
En los EEUU, los abogados, tanto el defensor como el acusador, tienen el derecho de preguntar lo que les dé la gana, o alegar lo que les dé la gana. Yo puedo decir: “¿Es cierto que la noche anterior a la que usted matara a su marido la visitó la virgen de Guadalupe y le dijo que su marido era representante de Satanás y le dio la orden la orden de que usted lo matara?”. Eso es de fanta–ciencia. El testimonio que vale para el juez es el del testigo. Pero algunos abogados usan las preguntas para otro fin. El abogado defensor del Chapo es el abogado defensor de los narcosobrinos. Y, el tipo, sabiendo que a su cliente lo van a sentenciar a todos los años del mundo, y que va a perder el juicio, aprovecha y dice: “¿Es cierto que pactó con Calderón?”, y el tipo le dice: “no”. “¿Usted le dio 100 millones a Peña Nieto?”, y el tipo dice: “no”. “¿En un avión de JJ Rendón?”, “No, no es cierto, yo no he dicho eso”.
Supuestamente, en el juicio, Alex Cifuentes, quien era el secretario personal del Chapo, dijo que su secretaria había sido contratada por usted.
No es cierto. La señora tiene una agenda de modelos, hice una campaña presidencial, contratamos a 500, ella era una. Nunca trabajó para mí, trabajó en la campaña. Ese fue su trabajo. Cinco años, o diez años después, esa agencia creció y se vuelve proveedora de mujeres para el Chapo Guzmán.
Según lo que leí sobre usted, los periodistas, analistas, definen sus campañas como sucias, o negras, ¿Cómo define usted sus campañas?
Yo te puedo decir lo siguiente: el 85 por ciento de mi trabajo son campañas propositivas, positivas, llenas de mensajes propuestas, etc. El 15 por ciento, aproximadamente, son campañas que se consideran campañas de contraste, o campañas negativas.
¿En qué consisten estas campañas negativas?
No es lo mismo mi agenda, como consultor o estratega, que la tuya como periodista. Tu intención debería de ser la información veraz. Mi intención es que prevalezca la agenda, o la versión de mi cliente, sobre la versión del otro. Yo quiero que la gente quiera más al mío y le vea más las contradicciones al otro, eso es totalmente legal. Lo que no se vale, lo que es antiético e ilegal, es inventar cosas a alguien.
Y usted ¿nunca ha inventado cosas a alguien?
Bueno, yo he retado durante los últimos treinta años: por favor, el que tenga cosas que soporten algo, que las presente. Imaginate lo que necesita una campaña sucia: operadores, empleados, pagos, cosas. Y, en 30 años, no tengo una denuncia, tengo alegaciones.
«Quiero que sepas, y te lo digo como exclusiva, que cuando trabajé en esa campaña (de Peña Nieto), yo lo primero que pregunté, el primer día que llegué, fue: “y esta casa, ¿qué?”, y me dijeron: “no, todo esto está legal”. Y yo les dije: “espero que así sea, porque el escándalo que se va a armar, es de película”».
Tiene muchas alegaciones. (La guerra sucia vuelve a México con JJ Rendón, Rey de la propaganda negra trabaja de gratis en favor de Duque, How to hack an election)
Porque tengo más campañas. Pero tengo la llave de la ciudad de Miami, tengo un premio por mi defensa de los derechos humanos y la democracia en Naciones Unidas. Hay alguna gente que reconoce una trayectoria. Y, por otro lado, tengo a una gente que dice que yo soy el lobo feroz. Bueno, ¿Dónde están los soportes que dicen que yo soy un lobo feroz? Yo no estoy negando. Yo te estoy diciendo sí, el 15 por ciento de mis campañas son negativas. Pero cuando un contrincante miente, esconde pruebas, cometió hechos delictivos, y se los sacaron en plena campaña, eso no es guerra sucia.
En el caso de que Roberto Arzú ahora fuera su cliente y alguien le hubiera demandado por incumplimiento de pagos, ¿cómo hubiera actuado? ¿No hubiera tenido que recurrir a la mentira?
No. Porque yo, el año pasado, hubiera tenido a la mano la sentencia, me hubiera sentado con mi cliente, y le hubiera dicho: “¿Qué es esto? Llama a la persona a la que le debes la plata”. Cuando empezamos con los candidatos, hacemos lista de 100 cosas que hay que hacer para entrar a la contienda.
¿Qué cosas incluye esa lista?
Te voy a poner tres que tienen que ver con temas económicos: 1. Pon al día tus impuestos, 2. Prepara tu declaración jurada de bienes, 3. paga tus deudas. Entonces, no me hubiera pasado. Porque yo no tengo ningún cliente, a la fecha, en 31 años, que le haya salido una demanda en plena campaña.
Con Enrique Peña Nieto, a quien usted asesoró entonces, en su declaración jurada de bienes, debería haber incluido la Casa Blanca.
Quiero que sepas, y te lo digo como exclusiva, que cuando trabajé en esa campaña, yo lo primero que pregunté, el primer día que llegué, fue: “y esta casa, ¿qué?”, y me dijeron: “no, todo esto está legal”. Y yo les dije: “espero que así sea, porque el escándalo que se va a armar, es de película”. Y después explotó el escandalazo, y me preguntaron: “¿qué hacemos?” Y dije: “decir la verdad”. Porque al final, hoy, lamentablemente es poco lo que puedes esconder, y digo lamentablemente porque hay pocas cosas que puedas esconder.
No estoy tan segura de eso. Nos enteramos de las cosas que nos enteramos, y no nos enteramos de otras muchas.
Al final todo sale, todo se sabe. Mira Venezuela, toda la corrupción que hemos tenido durante los últimos 20 años. Y todos los días le quitan una cuenta de no sé cuántos miles de millones a unos, les decomisan aviones, edificios, casas, caballos, diamantes, relojes, y tú dices: “y eso, ¿cómo pasó?”. Eso pasó hace seis, ocho años. Son procesos difíciles, porque la gente mala busca cómo… ¿tú sabes por qué nosotros no hemos ejecutado la sentencia (del caso de Roberto Arzú) desde el año pasado hasta ahorita?
¿Por qué?
Porque el señor Arzú montó un esquema para que no se le pueda cobrar. Él no tiene nada a su nombre. Él no tiene ingresos de ningún tipo, él no tiene salario, él no tiene mesada, la familia no le da nada, él no tiene activos y no tiene depósitos a plazo fijo, ni acciones, ni nada. Él cree que eso le va a funcionar, y no, eso va a tardar un poco más. Al final se va a saber quién es el testaferro, y se sabrá que la señora que tiene la casa, que no es su casa; pero es más trabajoso.
En Centroamérica, también asesoró la campaña de Norman Quijano, el candidato de ARENA, ¿qué recuerda de esa campaña?
A esa campaña le entramos a última hora, yo no tenía mucho tiempo asesorando a Arena, ellos dejaron sus asesores. Entramos nosotros, ayudamos en lo que pudimos, pero es una campaña muy complicada.
¿Por qué fue complicada?
Nosotros perdimos en primera vuelta por 650 mil votos algo así, y perdimos en segunda por 1,250. O sea, que aunque esa elección se perdió, para mí recuperar 600 mil votos, o 300 mil votos, en treinta días, me parece, no un éxito, porque aquí no hay medallas de plata; pero sí una demostración de esfuerzo. Sobre todo, cuando habían metido preso al que era el jefe de campaña que era el ex presidente Flores, ya difunto. Y te puedo decir que, en esa campaña, yo le pregunté al presidente Flores sobre su causa. Y le dije que a mí me parecía que él no debería de ser el jefe de campaña, y que debía de presentarse ante la justicia. De hecho yo demandé a Funes, él se salva de la demanda, porque aquí en EEUU no puedes demandar a un presidente en ejercicio.
Funes aseguraba en ese momento que usted tenía una orden de extradición por violencia contra la mujer.
Lo cual no era cierto… y no era cierto. Ese es un juicio que se cayó solo.
Esa orden de extradición fue presentada por Maduro, quien a finales de 2018 estaba preparando otra orden de extradición en contra de usted. ¿Qué tiene en su contra?
Maduro me atacó 199 veces el año pasado. Entre las tres más notorias barbaridades que dijo: 1. que estaba preparando la orden de extradición, 2. me declaró enemigo público número uno de la revolución bolivariana y de los pueblos revolucionarios del mundo, lo cual me honra; y 3. dejó de ir a su primera Asamblea General de Naciones Unidas porque yo había estado una semana antes dando una conferencia de prensa. Y él dice que yo fui a planear que a él lo mataran en Nueva York. Y, entonces, resultó un problema. Porque si un presidente dice eso, te investigan y todo el cuento.
Pero, ¿qué tiene en contra de usted?
Yo he sido un opositor muy duro. No solamente a ellos, sino a todo lo que representa eso. Yo fui a El Salvador, no solamente porque me contrató Arena, sino porque estaba en contra de las políticas de Funes. Estuve en contra de las políticas de Sánchez Cerén. Estoy en contra de las políticas de Daniel Ortega, estoy en contra de las políticas de Evo Morales, de Lula, de Kirchner, de Castro. ¿Que es porque ellos son de izquierdas? No es cierto, porque hay gente de izquierda seria, sensibe, inteligente, personas que respeto y de las cuales me nutro. Pero volvemos al punto: ¿cuál izquierda? ¿socialismo del siglo XXI? ¿chavismo, castrismo? Estoy en contra, y voy a hacer todo para que no gobiernen. Ahí tienes razón, ahí si pienso más en contra que a favor.
Me gustaría, como asesor y estratega político, que me diera su opinión sobre el papel que están jugando las redes sociales en las campañas.
Yo creo que están sobredimensionadas.
¿Por qué?
Las redes sociales son como las barras bravas de fútbol: mueven el juego, lo animan, pero no garantizan los goles. Lograr entonces mover opinión es el trabajo mío. Lograr que una persona que piensa que va a votar por uno, deje de pensar eso, lo dude, genere rechazo o aprecio hacia el mío; ese es mi trabajo. Y en un espacio tan militante como las redes, yo no estoy diciendo que no hay que participar, estoy diciendo que los resultados no dependen tanto. Sirven como medio de comunicación, no como medio de persuasión. En cambio, en un medio caliente, como la televisión o la radio, el contacto directo, el apretón de manos, la mirada a los ojos cuentan más.
Entonces, que las redes sociales fueron clave para la victoria de Bolsonaro en Brasil, ¿usted, lo pone en duda?
Yo no lo pongo solo en duda. Nunca he creído en que las elecciones son monofactoriales. Es incuestionable que el triunfo de Bolsonaro tiene que ver con el escándalo de Lava Jato, tiene que ver con el mal manejo de Lula, con el hartazgo de la izquierda, con una ola hemisférica. Te puedo hacer la lista de razones por las cuales un candidato como Bolsonaro llega oportunamente a una película que está rodando la historia antes de que él aparezca. En el caso de Guaidó, en Venezuela, es un muchacho muy bueno, que habla bien, que tiene carisma, pero pudo haber sido él y pudo haber sido otro. Le tocó a él.
Pero en el caso de Bolsonaro se ven sus pocas capacidades como persona.
La gente hoy está muy acostumbrada a ver la foto y no la película, a la inmediatez, a ver quien dispara primero, quien suelta la nota primera, y hay muy poca elaboración y análisis. ¿Has juzgado alguna vez póquer? La gente hace ver que tiene unas cartas que no tiene, y juega con el lenguaje corporal, y gana el que engañe mejor. En el ajedrez gana el más inteligente, en el póquer gana el más vivo, el más hábil, el mejor mentiroso. En política hay mucho de eso.