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El río Chinautla, en Guatemala, está lleno de basura. Foto: Oliver de Ros.

Basureros de agua

Esta es la primera postal climática, escrita desde el río Chinautla. El inicio de un recorrido por los últimos días de la primavera en Guatemala.

30 de noviembre de 2023

Para las pequeñas criaturas del futuro:

Nunca es una buena idea mezclar la basura con el agua. Ese lodo. Esa miasma. ¡Qué no se moje la bolsa negra de basura en el patio porque se chorrea! ¿y luego quién se hace cargo? 

Ahora imaginen dejar que los desperdicios, los de tres o cuatro ciudades, se revuelvan con las aguas de un río. Porque en la modernidad aún no cambia aquella vieja idea de que el agua se lleva todo, lo limpia todo, lo mejora, lo higieniza y purifica todo, hasta nuestras ciudades y sus deshechos más impuros. Es una idea que nos evita la verguenza, la ignominia. Que desaparezca todo sin dejar rastro alguno por favor. 

Y cada cierto tiempo, aferrándonos a la creencia de algún arte de magia oscura, sacamos la basura a las aceras, que luego, todavía confiando en algún encanto (monetario a veces), sabemos que un camión se lo llevará todo. Y así, en apariencia, las ciudades amanecen aseadas y despejadas, sin los rastros de nuestros despojos, de nuestra humanidad que se encierra, a lo mejor, en los contornos de un cartón de huevos, en la caja de un televisor inteligente, o envuelto en el plástico en el que nos han entregado las tortillas. 

¿A dónde se va todo? No importa, siempre y cuando se haya ido.

El río Chinautla comenzó a contaminarse hace menos de 30 años. Antes era un lugar limpio. Foto: Oliver de Ros
El río Chinautla comenzó a contaminarse hace menos de 40 años. Antes era un lugar limpio. Foto: Oliver de Ros

Pero en estas fotos lo sabemos. Dos tercios de todo el asco diario de la ciudad de Guatemala se lava en un río. El río Chinautla. Ese es el río que vemos y que luego se une al río de Las Vacas. Que a su vez se fusiona con el río Motagua. Y que cientos de kilómetros después se convierte en una parte del océano Atlántico, adornado con nuestros desperdicios. Esa es la misma bolsa de basura mojada que chorrea, sí, desde nuestras casas. Y es grave.

Y así, en esa superstición de que la basura desaparece a diario, hemos cambiado el clima. Lo trastocamos cada día. Es una postal continúa en la que nos enteramos además que, mientras nos sentimos limpios, perturbamos y ensuciamos la vida de otros que no vemos. Hay gente que vive en las orillas de este río en el que los guatemaltecos creen que se limpia todo. 

Hace unos 35 años aquí no había basura. Hoy todo está rodeado. Cada ladera. Cada orilla. Toda la cuenca. Cada piedra. ¿Es plástico o es ropa sobre las orillas? ¿Es espuma o lodo eso que se mueve sobre la corriente? Es lo que uno se pregunta observando a la gente de Chinautla que se ánima, solemne, siempre solemne, a atravesar allá abajo esa agua inmunda llena de despojos. ¿Toda esa basura proviene de Ciudad de Guatemala? Cuestionas y los niños de Chinautla aparecen en el agua: viven en esa agua, sobreviven de esa agua, y arman sin saberlo, figuras en el agua.

Los niños de Chinautla alzan sus zapatos favoritos (de spiderman) en el aire para caminar adentro de un río de basura, arremangan sus pantalones hasta sus rodillas y se preparan para cruzar sobre eso que parecen botellas plásticas, o esas telas podridas que flotan en la superficie, o incluso esas jeringas ocultas bajo el agua, o esos vidrios rotos que se esconden en la grava. Su vida siempre ha sido una corriente de agua sucia, porque Chinautla es un espacio quieto de basura en movimiento. Un río contaminado que configura la vida de los que tiran basura y de aquellos que la reciben en las orillas de sus casas.

Un niño de Guatemala camina por el río Chinautla, completamente contaminado. Foto: Oliver de Ros

–De pequeños nosotros nos bañábamos en este río–, dice Efraín, hoy de 63 años, líder poqomam y artesano de la arcilla aquí en Chinautla. A su mente viene un recuerdo, vívido, colorido: aquellas excursiones escolares que traían estudiantes de las escuelas y los institutos de la capital en los setenta y ochentas, y Chinautla se convertia en un enorme balneario, un oasis fresco, verde y cristalino. La basura empezó a llegar por montones en los noventa y se incrementó en la década de los dos mil. 

–Nos han ofrecido un cierre técnico del basurero de la zona 3, que es de donde viene toda la basura, pero vemos que la tierra donde está el basurero es de una familia muy poderosa, la familia Mini, a la que siempre le renuevan la concesión–, dice Efraín en un lamento.

Efrain, lider del COCODE de una aldea de Chinautla, se lamenta de las condiciones del río. Foto: Oliver de Ros.
Efrain, lider del COCODE de una aldea de Chinautla, se lamenta de las condiciones del río. Foto: Oliver de Ros.

Chinautla es un río que podría ser sinónimo de basura, pero también de arcilla. En sus orillas existe un lodo que fácilmente se podría decir que solo acá se da, que es suave y manejable, ocre y claro, y con el que se pueden crear todo tipo de esculturas. Uno camina por las pocas calles del pueblo, siempre con ese paisaje del río de basura detrás o delante de cada paso, y uno encuentra ángeles o palomas del espíritu santo hechas de barro, también jirafas o jabalíes, pavos y gallinas, floreros y tinacos, o la cabeza de Black Panther o Grut del Universo de Marvel de Stan Lee. 

Es lo único que se ha adaptado a la contaminación en 30 años. Para estas familias ya no existen los cangrejos, los peces, las ranas que empezaban a cantar con la caída de la noche. El río se está secando, dicen. Los niveles de los pozos de agua fresca han disminuido y los desagues acechan los nacimientos y los manantiales. El clima ha cambiado. 

Son los últimos días de la primavera y en el río Chinautla inicia apenas un largo camino de contaminación. La basura de la Ciudad de Guatemala no se desvanece tan fácil. 

Y la despedida de la primavera en Guatemala contiene la advertencia: Calor, polvo. Calor, agua sucia. Calor, basura.

Lee mañana la segunda postal: Esto no es un rio, desde Cabañas, Zacapa.

Esta es la primera postal del proyecto “Postales Climáticas, desde los últimos días de la primavera“. Recibe todas las postales en tu correo electrónico suscribiéndote aquí.

banner postales climáticas. Por: Diego Orellana

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