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Diferentes kinks y fantasías | Ep08

En el último episodio de Derecho al Placer conversamos sobre las fantasías sexuales, sus tabúes y sus límites. El consentimiento y la comunicación son claves para explorar el placer en las relaciones de pareja.

Puedes escuchar los otros episodios de este especial a cargo de No Ficción en nuestra sección de podcast.

Transcripción

Alejandro Pérez: Buenos días, buenas tardes o buenas noches dependiendo a qué horas nos escuchen sean bienvenidos y bienvenidas a una edición más de el derecho al placer de no ficción mi nombre es Alejandro Pérez contamos nuevamente con la presencia de Alejandra Andrino y de Andrea Bonilla que son nuestras expertas y que van a estar respondiendo las preguntas de nuestra audiencia

Andrea Bonilla: Hola, yo soy Andra Bonilla soy sexóloga clínica también soy psicóloga.

Alejandra Andrino: Yo soy Alejandra Andrino, soy ginecóloga y obstetra.

Alejandro Pérez: Hoy vamos a hablar sobre kinks, esas fantasías que muchas personas tienen en la práctica sexual. A veces las hemos llevado a cabo, a veces no, y nos surge la duda: ¿es normal o no? Aunque usamos la palabra “normalidad” para definirlo, lo importante es que no te genere preocupaciones o sea seguro para quienes lo practican, siempre desde el consentimiento. Para quienes tienen estos kinks, vamos a tratar de desmitificar algunas ideas al respecto.

Perspectiva médica sobre los kinks

Alejandra Andrino, ginecóloga, nos introduce al tema de los kinks, explicando que se trata de “gustitos” o fantasías sexuales que, aunque algunas personas los han explorado, otros sienten curiosidad o duda sobre su normalidad. Con frecuencia, la palabra “normalidad” aparece en las discusiones sobre kinks, lo que puede generar inseguridades. Andrino aclara que estas fantasías son parte de la vida sexual de muchas personas y que no deben generar preocupación, pues lo importante es desmitificar lo que parece ser tabú.

Desafíos de compatibilidad entre parejas con diferentes kinks

Para iniciar la conversación, Andrea Bonilla, sexóloga, responde a la pregunta de Elizabeth, una joven de 24 años, que se enfrenta a un dilema en su relación: cómo manejar cuando las parejas tienen diferentes kinks. Elizabeth menciona que uno es más sádico, mientras el otro prefiere el estilo más “vainilla” o tradicional. Bonilla explica que encontrar un punto medio puede ser difícil, ya que para algunas personas, ciertos kinks son no negociables. “A veces, simplemente no estamos hechos para algunas personas, y eso también es válido”, comenta. Si bien es esencial que cada persona tenga la libertad de decidir si quiere o no participar en determinadas prácticas, esto debe ser parte de una conversación honesta entre ambas partes. Si la compatibilidad no existe, a veces la mejor opción es la terapia de pareja o reevaluar la relación.

Ética y seguridad en el BDSM

Bonilla destaca la importancia de la sexualidad sana, que se basa en principios como el consentimiento, el respeto, la seguridad y la confianza. Explica que una de las prácticas mencionadas por Elizabeth, el sadomasoquismo, es considerada atípica porque se percibe como poco común, aunque puede ser más frecuente de lo que se cree. En este contexto, Bonilla introduce el BDSM (siglas en inglés para Bondage, Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo), que a menudo se malinterpreta. Según Bonilla, el BDSM es una de las prácticas sexuales más éticas cuando se lleva a cabo adecuadamente. Las personas que lo practican suelen estudiar anatomía y toman cursos de primeros auxilios para asegurarse de que sus acciones no causen daños graves. “En esta práctica, el respeto a los límites es esencial. No se trata de infligir dolor sin más, sino de hacerlo en un contexto acordado y con pleno consentimiento”, enfatiza Bonilla.

Desglose del BDSM y su práctica responsable

Las siglas BDSM se desglosan de la siguiente manera: la “B” hace referencia a bondage, que implica la restricción de movimiento mediante ataduras físicas o psicológicas. Bonilla aclara que no siempre se requiere atar físicamente a alguien; a veces basta con decir “no te muevas”, y la restricción es más psicológica que física. Por otro lado, la “D” representa la disciplina, donde el dominante puede establecer consecuencias o castigos acordados si el sumiso no sigue las reglas. Aquí entra en juego el rol de la dominación, que se basa en el respeto mutuo y la confianza. “Este tipo de prácticas no se inician de un día para otro; las personas que participan en BDSM tienden a conocerse bien y a estudiar el cuerpo de su pareja, asegurándose de no cruzar límites que puedan poner en peligro su bienestar”, añade Bonilla.

Por su parte, la “S” y la “M” corresponden a sadismo y masoquismo, respectivamente. El sádico obtiene placer al infligir dolor en su pareja consensuada, mientras que el masoquista disfruta de recibir ese dolor. No obstante, Bonilla aclara que no se trata de roles rígidos: una persona puede tener características tanto de sádico como de masoquista y alternar entre los roles según lo desee. “Cuando estamos muy excitados, nuestro umbral del dolor se eleva, lo que nos permite disfrutar de cosas que normalmente evitaríamos”, comenta Bonilla, quien señala que estas prácticas pueden implicar juegos de roles que, si bien son intensos, no deben ser permanentes.

El rol del diálogo en la exploración de los kinks en pareja

En cuanto a las dinámicas de pareja, Bonilla sugiere que quienes exploren kinks deben hacerlo con mucho diálogo y comprensión mutua. Recomienda que las personas se sienten a conversar sobre sus deseos y límites, y que investiguen juntos las prácticas que les interesan. “Es importante no juzgar ni reaccionar de manera negativa cuando nuestra pareja nos comparte sus fantasías. La comunicación es clave, y si hay algo que no te sientas cómodo probando, siempre tienes el derecho de decir que no”, subraya Bonilla.

A continuación, Alejandra Andrino profundiza en el aspecto psicológico de estas prácticas y cómo se entrelazan con el guión sexual de cada individuo. “Nuestro guión sexual está formado por todas aquellas experiencias y fantasías que hemos vivido o imaginado como placenteras”, explica. Conocer este guión sexual nos permite entender mejor nuestras preferencias y comunicarlas de manera efectiva a nuestras parejas. Según Andrino, aunque los kinks pueden parecer atípicos, lo importante es desmitificar estas prácticas y abordar la sexualidad con mente abierta y respeto.

Psicología detrás de los kinks

Además, Bonilla resalta la importancia de la seguridad en estas prácticas. “En el BDSM, se utilizan palabras clave y señales físicas para detener la actividad en cualquier momento si la persona siente que está cruzando un límite”, comenta. Estas palabras de seguridad, como “piña” u otras, permiten que la actividad se detenga de inmediato, incluso si la persona no puede hablar debido al uso de mordazas u otros elementos.

Manipulación emocional en relaciones tóxicas

Finalmente, Alejandra Andrino menciona que, aunque los kinks son explorados por muchas personas de manera sana, también pueden presentarse dinámicas de manipulación emocional en relaciones tóxicas. “Es común que en relaciones nocivas, una pareja utilice la manipulación para forzar a la otra a participar en actividades sexuales que no desean, bajo amenazas de abandono”, explica. Andrino advierte que este tipo de comportamientos son abuso, y que es crucial que las personas se empoderen a través de una sexualidad sana basada en el respeto mutuo y el consentimiento.

Antes de concluir, Oswaldo Hernández se une a la conversación para compartir una referencia cinematográfica relacionada con los kinks. Menciona la película “Crash” de David Cronenberg, donde los personajes encuentran placer sexual en accidentes de tráfico. Esta película explora un kink poco convencional, pero destaca cómo la conexión entre personas con deseos atípicos puede crear subculturas donde estas prácticas se normalizan y se comparten.

Alejandra Andrino concluye subrayando que no todas las fantasías o parafilias deben ser satanizadas, y que es esencial abordar estos temas desde una perspectiva de comprensión, sin prejuicios. “La sexualidad es diversa y, siempre que se base en el consentimiento y el respeto, debe ser explorada libremente”, finaliza Andrino.

¿Quiénes son las expertas que participan?

Andrea Bonilla estudió psicología en la Universidad Rafael Landívar y Sexología en Curtin University en Australia. Luego de su regreso a Guatemala se ha dedicado a trabajar en diversas áreas que involucran a la sexualidad. Actualmente tiene su clínica privada, es catedrática universitaria de la Universidad Francisco Marroquín y estudia una licenciatura en Criminología y Criminalística en la Universidad Da Vinci de Guatemala. Andrea también es actriz y se dedica a la divulgación en temas vinculados a sexualidad, colaborando con diferentes medios.

Andrea Bonilla, sexóloga
Andrea Bonilla, sexóloga. Foto: Cedida.
Alejandra Andrino. Ginecóloga, fundadora de Medifemgt
Alejandra Andrino. Ginecóloga, fundadora de Medifemgt

Alejandra Andrino es médica y cirujana egresada de la USAC, con una maestría en Ginecología y Obstetricia realizada en el Hospital Roosevelt. Fue la encargada de Sección de Atención a Víctimas de Violencia Sexual del Ministerio de Salud. Con premios y reconocimientos a nivel internacional. Fundó Medifem GT para que las personas de Guatemala y de cualquier país puedan informarse sobre la medicina femenina. Hoy su cuentas en redes sociales @medifemgt suman casi un millón de seguidores.

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