Para sobrevivir al nuevo periodo electoral, muchos políticos han buscado refugio en el partido de gobierno. FCN-Nación reutiliza antiguos candidatos, de partidos desaparecidos, que procuran inmunidad antes de una solvencia ideológica
El tono del candidato del partido oficial, Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación), Estuardo Galdámez, solo puede describirse desde un sentido militar: es un grito:
“¡Seguro!”.
Si promete que va a respetar la ley, si asumirá sus responsabilidades políticas por la vía democrática, si acaso escuchará a los integrantes de su partido, su voz resulta exagerada y dice:
“¡Seguro!”.
Su grito es su juramento. Su declaración de motivos. Es la forma exacta en que, durante su proclamación como candidato a la presidencia de Guatemala, dice defender la causa del partido de gobierno. Aunque con su actitud, también logrará poner incómodos a varios integrantes de FCN-Nación, un partido que no ha sido suyo desde el inicio, que lo ha adoptado como su candidato para 2019.
Tan sólo con su exabrupto de grito inicial, Galdámez ha obnubilado por completo la presencia de su compañera de fórmula presidencial, Betty Marroquín Silva, una empresaria e internacionalista a la que se le reconoce por su activismo para evitar la continuidad de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). Galdámez grita y Marroquín lo intenta, pero sin fuerza.
Al lado del candidato, ella apenas es audible.
FCN, un reciclador
Esta es la segunda vez que FCN participa en la contienda por la presidencia de Guatemala. Es un partido involucionado, fundado en 2006 por militares retirados, que logró posicionar a Jimmy Morales como presidente de Guatemala desde enero de 2016.
José Luis Quilo Ayuso, fundador de la Asociación de Veteranos Militares de Guatemala (Avemilgua), y fundador de FCN, explicaba en una entrevista de 2015 que el partido representaba a soldados que asumieron sus derechos plenos como civiles y que pensaron entrar al mundo de la política.
Después de su victoria en las elecciones anteriores, el partido, sin estructura política en toda Guatemala, se convirtió en una enorme recicladora de políticos. Personajes desgastados, “huérfanos”, sin agrupación legislativa, infidentes, antiguos operadores de partidos hoy desaparecidos como Libertad Democrática Renovada (Lider) o el Partido Patriota (PP), encontraron en FCN-Nación un refugio.
Muchos políticos, como el mismo Galdámez, que fue electo diputado por el PP en 2015, están de regreso en estas elecciones de 2019 postulados por FCN-Nación. Buscan sobrevivir de alguna manera, en algún puesto, reelegirse, pero sin necesariamente reinventarse. Poco más de 25 congresistas, tránsfugas, asistieron a la asamblea general de FCN. Entre los que buscan su regreso al Congreso están: Óscar Escribá, por Quetzaltenango; Edin Casasola, por Baja Verapaz; Marco Pineda, por Santa Rosa; Marcos Yax, por Totonicapán; o Édgar Montepeque, por Petén.
“Es parte de la fuerza organizativa del partido”, dice el diputado Roberto Villate, ex jefe de bancada del partido Lider, y hoy postulado por FCN-Nación como representante del departamento de Suchitepéquez. Para Villate, la coincidencia (más no la cohesión) dentro de FCN-Nación de muchos candidatos radica en un aspecto ideológico: “centro/derecha”.
Si se busca un factor común más consistente, no obstante, muchas de las personas que integran FCN en la actualidad, buscan inmunidad. Tan sólo Villate, por ejemplo, tiene impedimento para salir de Guatemala desde febrero de 2018, después de haber sido señalado en un proceso judicial por el delito de financiamiento ilícito.
El hermano del presidente Jimmy Morales, Samuel Morales, también postulado por FCN como candidato a diputado, enfrenta un juicio por lavado de dinero en el caso Botín Registro de la propiedad. “Busco hacer un cambio desde el Congreso. He vivido en carne propia las injusticias de la prisión preventiva”, dice. “Espero no tener impedimento para participar como candidato”.
El diputado Armando Melgar Padilla, uno de los líderes más importantes del actual FCN-Nación, investigado por lavado de dinero, fue proclamado en el tercer puesto de la Lista Nacional.
El hijo del vicepresidente, Jafeth Cabrera Cortez, también escuchó su proclamación como candidato a diputado en la segunda casilla del listado Nacional. Cabrera Cortez ha sido investigado por el Ministerio Público por presuntamente recibir grandes sumas de dinero provenientes del narcotráfico.
En cuanto al parlamento Centroamericano (Parlacen), Othmar Sánchez fue postulado en el primer puesto de diputaciones. Al igual que el hermano de Jimmy Morales, Sánchez es uno de los sindicados en el caso Botín del Registro de la Propiedad. Eva Monte, una de las políticas que ha sido reutilizada por FCN-Nación dentro del congreso, junto a su madre Delia Bac, por el distrito de Chimaltenango, también regresa a las elecciones de 2019 pero como candidata al Parlacen.
El propio partido estuvo en proceso de cancelación, tras ocultar más de Q8 millones de financiamiento durante la campaña electoral de 2015. La Fiscalía imputó por el delito de financiamiento ilícito a los empresarios José Vila, Salvador Paiz, José Torrebiarte, José Castillo y Felipe Bosch, y solicitó en dos ocasiones, sin éxito, el retiro de inmunidad del presidente Jimmy Morales.
A siete días de ser cancelado en definitiva por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), FCN-Nación fue amparado provisionalmente por la Sala Primera del Tribunal de lo Contencioso Administrativo. Sin nunca resolverse su caso, una cifra que alcanzó poco más de Q14.7 millones no reportados, el partido sobrevivió hasta el 18 de enero pasado, el día de la convocatoria de elecciones 2019, a partir de cuya fecha la Ley Electoral y de Partidos Políticos establece que una agrupación política no puede ser cancelada.
Y ahora, con un buen número de políticos reutilizados, ha proclamado a sus candidatos.
«Personajes desgastados, “huérfanos”, sin agrupación legislativa, infidentes, antiguos operadores de partidos hoy desaparecidos como Lider o el PP, encontraron en FCN-Nación un refugio».
Al rescate de sí mismos
A Galdámez se le presenta, en los altoparlantes, como un soldado, un kaibil, un guerrero…
A Marroquín, apenas con un adjetivo.
Por lo regular, los discursos políticos de un candidato guatemalteco suelen ser acartonados, aburridos y predecibles. Suelen contener las palabras que gustan a la comunidad internacional. Dicen cosas como “Derechos Humanos”, “Lucha contra la corrupción”. Pero en el caso de los candidatos de FCN, este tipo de palabras nunca son pronunciadas.
“Me guía el corazón”, dice Betty Marroquín. “No soy política”. Y ella se declara Pro Vida, anti aborto, pro familia, religiosa, precursora del empoderamiento de la mujer pero sin un atisbo de discurso feminista. Remata todo con una referencia bíblica al Rey Salomón, el mismo que propuso cortar por la mitad a un bebé con el fin de descubrir una mentira.
Entonces Marroquín se olvida que representa al partido de gobierno, y propone un rescate de sí mismos, de la pobreza que existe en la actualidad a causa de un vacío de gobierno, de la falta de certeza jurídica, las invasiones de fincas, la falta de protección a la propiedad privada y el empresariado. Todo condensado en cinco minutos.
El gobierno de FCN-Nación ha sido reseñado y criticado por su propia candidata a la vicepresidencia. Y lo que propone es algo distinto a la continuidad.
La desobediencia del soldado
Ahora Galdámez, un candidato que en sí encarna a un político reutilizado, desafía a sus asesores. Desafía a los líderes del partido. Los desobedece a pesar de presentarse como un soldado que sabe acatar órdenes. Su intervención inicia explicando que no utilizará el discurso previamente pactado con la cúpula de FCN-Nación. “Mi pensar y mi sentir”, justifica. Y los observa. Mira a Javier Hernández, el jefe de bancada del partido, y comenta que es un buen líder, capaz de mantener a “todos unidos”. Mira a Armando Melgar Padilla y lo identifica como uno de sus “antiguos” que lo formó dentro de las fuerzas armadas.
Galdámez saluda a la familia militar; al que dice ser su pueblo en Chajul, Quiché (donde se avencindo para postularse como diputado, aunque es originario de Tiquisate, Escuintla); y se enfoca en hablar de la soberanía. Su soberanía y la de Guatemala… “Una Guatemala reconocidamente conservadora”, dice. Y entonces mezcla en su monólogo varios temas al mismo tiempo. Se queja de la intervención extranjera, y habla de Dios, de las imposiciones de la comunidad internacional, y dice de la justicia que se ha convertido en una persecución política.
“Gracias a Dios la CICIG es algo del pasado”, dice.
Si un partido prometía bolsas de víveres, Galdámez ahora promete costales cargados de productos para las poblaciones más pobres. Habla de educación, de su falta definitiva de plan de gobierno, de lo que jurídicamente va a resolver pero que aclara no tener idea de cómo. “Reconciliará a los guatemaltecos”, insiste.
Los líderes del partido, Hernández y Melgar, miran su reloj y miran a su candidato escogido y mediante señas e insinuaciones casi imperceptibles, tratan de calmarlo. Su tiempo ha terminado. Los cinco minutos pactados se han convertido en media hora. Pero Galdámez los ignora. Es un soldado desobediente, en rebeldía. “Me he pasado unos minutos”, desafía.
Entonces agradece al partido de gobierno por haberlo albergado en sus filas, y ahora, confiarle la candidatura a la presidencia. Es un intento por redimirse, como una toma de conciencia de lo que significa el anhelo por ser un político reciclado.
Los asistentes a esta asamblea de proclamación de candidatos lucen aburridos y cansados. La mayoría aplaude por inercia.
El gran final del candidato de FCN es una queja. Muy pocos lo verán en la tele o lo escucharán en la radio. Las nuevas reglas del juego, reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, prohíben a todos los candidatos pautar de forma independiente e ilimitada. Para Galdámez, esta disposición ha robado el sentimiento y la emoción a todo el proceso electoral. Aparecerá nada más en 12 vallas en distintos departamentos, señala. Y su sospecha recae en que hay un boicot por parte del TSE en todo ello.
Promete, además, la continuidad de todo lo realizado por FCN en el gobierno durante los últimos cuatro años… Promete, así, un reciclaje o una emulación de un gobierno como el de Jimmy Morales.