La Conferencia de Naciones Unidas sobre el Océano 2022 se efectuó para reforzar el apremio de cumplir con las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible No. 14 Vida submarina.
La lluvia, el estado del tiempo, el clima, los litorales, gran parte de los alimentos e incluso el oxígeno del aire que respiramos los proporciona y regula el océano. Pero este se encuentra en problemas.
Existe un deterioro continuo de las aguas costeras debido a la acidificación causada por el aumento de la temperatura global, que a su vez, tiene un efecto adverso sobre el funcionamiento de los ecosistemas, la biodiversidad marina y las pesquerías de pequeña escala. La contaminación por desechos líquidos y sólidos incrementa a un ritmo alarmante, una tercera parte de las poblaciones de peces está sobreexplotada, la biodiversidad marina sigue disminuyendo y se ha perdido aproximadamente la mitad de todos los corales vivos, mientras que las especies exóticas invasoras suponen una gran amenaza para los ecosistemas y recursos marinos, según datos de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Actuar para contrarrestar esa condición en la que se encuentra el océano es imperante, no solo porque de su salud depende nuestro bienestar y supervivencia, sino porque es un aliado clave en el combate del cambio climático. “El océano absorbe alrededor del 30 por ciento del dióxido de carbono producido por los humanos, amortiguando los impactos del calentamiento global”, añade la información generada por la ONU.
Sin embargo, ese servicio de atrapar dióxido de carbono está aumentando su acidez y disminuyendo su oxígeno, con las consecuentes afecciones para la vida marina. En torno a estas y muchas otras problemáticas que enfrenta el océano y los efectos negativos que en primera instancia sufrirán las comunidades más cercanas a este, es que versaron los diálogos, eventos paralelos y plenarias de la Conferencia de la Organización de Naciones Unidas sobre el Océano 2022 (UNOC, por sus siglas en inglés), que se efectuó del 27 de junio al 1 de julio en Lisboa, Portugal.
La meta principal de la conferencia fue apoyar la implementación del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14 Vida submarina: “Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible”. Sin embargo, para alcanzar el objetivo, es necesario el compromiso de los dirigentes políticos y demás actores de la sociedad, quienes deben realizar y reforzar esfuerzos para movilizar, crear y promover soluciones que permitan salvar al océano del declive que está teniendo, tal como también lo dicta la proclamada Década de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030).
La buena noticia es que más allá de las palabras y promesas que suelen hacer los mandatarios de los países participantes en este tipo de eventos, hay personas y organizaciones ambientales no gubernamentales que están realizando demandas y acciones concretas en favor del océano, las cuales es importante apoyar para que se repliquen y multipliquen en beneficio de todos los seres vivos del planeta.
La juventud se mantiene en guardia
Un ejemplo de buena disposición y optimismo para participar en eventos de interés mundial como esta UNOC 2022, es la acuicultora guatemalteca Hazel Araujo, coordinadora del departamento de educación marino-costera en Semillas del Océano.
Hazel tiene a su cargo la planificación y enseñanza de cursos de educación ambiental para la niñez y juventud de las comunidades costeras de Guatemala, pero su trabajo no es tan fácil como pareciera. Su mayor reto sigue siendo obtener financiamiento, tanto para cubrir los costos de su participación en capacitaciones y eventos de trascendencia mundial (la UNOC 2022), como para implementar proyectos educativos de larga duración. “La actitud y percepción de las personas en torno al ambiente y los recursos naturales no puede cambiarse ni medirse en menos de seis meses. Para generar impactos reales se requiere poder concretar metas educativas a corto, mediano y largo plazo”, señaló durante la entrevista que nos concedió en Lisboa.
“También hace falta combatir factores sociales –como la discriminación por edad y género- que impiden la acción climática. Por ejemplo, hay ocasiones en las que en el Caribe de Guatemala imparto cursos ambientales para la niñez en general, a los que solo asisten niños, porque a las niñas, sus padres no les autorizan ir a estudiar. Ellas deben quedarse en casa haciendo tareas domésticas. Y otras veces, tampoco acuden todos los niños que se han inscrito, porque deben trabajar para contribuir al sustento familiar. ¿Cómo promover el interés y la acción por la conservación entre poblaciones sin igualdad ni equidad y que además no tienen resueltas sus necesidades básicas?”, se pregunta Hazel.
A pesar de los retos que Hazel debe sortear, su liderazgo y trayectoria en educación ambiental en favor del océano le permitieron ser una de las personas jóvenes seleccionadas por The Millennials Movement para obtener su acreditación a la UNOC 2022. Esta organización de la sociedad civil liderada por jóvenes, con sede en la región de América Latina y el Caribe, promueve el conocimiento y la acción para alcanzar las metas de cada ODS, y en este caso, del ODS 14 Vida submarina en el cual Hazel tiene amplia experiencia. Fue así como ella, junto a Nicole Reyes, (Perú), y Camilo Ramírez (Colombia) estuvieron participando en la citada conferencia.
Minería del fondo marino: peligro inminente
En su interés por contribuir a tener un océano saludable, Hazel también preside el capítulo para Guatemala de la Alianza para un Océano Sostenible (SOA, por su acrónimo en inglés), organización internacional que interpuso una moratoria para prohibir la minería en aguas profundas en América Latina. Un tema del que aún no se habla en Guatemala, pero del que debemos estar atentos.
¿En qué consiste esta minería? Pues bien, además de la flora y fauna, el fondo marino alberga yacimientos minerales ricos en metales, cuyo valor potencial hace que extraerlos sea de interés comercial para algunos sectores. Al respecto, Hazel comentó que la minería de aguas profundas causaría mucho daño a la biodiversidad del mar e incluso afectaría ecosistemas de los que todavía no se tiene suficiente o ninguna información científica.
“La minería de aguas profundas es una industria y una amenaza para la salud del océano que debemos frenar antes de que empiece”, enfatizó Sian Owen, directora de la Deep Sea Conservation Coalition (DSCC, siglas en inglés), quien participó en el panel: Se está acabando el tiempo para actuar por el océano: identificando las próximas oportunidades para proteger al océano y al planeta, el cual se realizó en la UNOC 2022.
Durante el citado panel, Owen también expresó que tiene la esperanza de que a la recién lanzada Alianza Global para una moratoria para la minería en aguas profundas (encabezada por los gobiernos de Palau, Fiji y Samoa) no solo se sumen más países sino también la sociedad civil, representantes de empresas, científicos y ciudadanos, porque es un tema de interés tanto para quienes viven en las montañas como en las costas, porque todos, de alguna manera, dependemos de un océano saludable para nuestra diaria subsistencia.
Protejamos la alta mar
“Este 2022 es un año crítico para nuestro océano, y tenemos dos oportunidades únicas para protegerlo. Una es la negociación a efectuarse en agosto, en Nueva York, de un nuevo tratado jurídicamente vinculante para la conservación y manejo de la alta mar, que es el área del océano que se extiende más allá de la jurisdicción nacional de cada país en particular. La alta mar constituye dos tercios del océano mundial y cubre casi la mitad de la superficie del planeta”, dijo Lisa Speer, bióloga marina, directora del Programa Internacional de Océanos del Consejo Nacional para la Defensa de los Recursos Naturales (NDRC, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, la alta mar se enfrenta a amenazas crecientes de múltiples fuentes, entre ellas la contaminación provocada por sustancias químicas, el ruido, los plásticos, la sobrepesca, las prácticas pesqueras destructivas y una variedad de usos nuevos y emergentes, todo ello agravado por los crecientes efectos del cambio climático y la acidificación del océano. No obstante, “esta negociación en camino da la oportunidad de proteger el océano para mejorar su manejo y comenzar a revertir los declives que hemos visto a nivel global”, añadió.
La otra oportunidad a la que hizo alusión Speer, es la décimoquinta reunión de la Conferencia de las Partes (COP-15) del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD), que se efectuará en diciembre en Montreal, Canadá. “Durante esta se establecerán nuevos objetivos de conservación para los próximos 10 años, y esperamos ver un acuerdo para proteger de manera significativa el 30 por ciento del océano para 2030. Y aunque 30 x 30 es el mantra que muchos han introducido para referirse a esta meta de proteger el 30 por ciento de superficies terrestres y marinas para 2030, es importante no centrarse solo en el número de las áreas protegidas, sino también en la calidad de esa protección. De lo contrario, arriesgaremos el 30 por ciento del océano y nos quedaremos solo con parques o áreas protegidas de papel, ineficaces para conservar la biodiversidad y mejorar la resiliencia que necesitamos para el océano”, enfatizó.
El oceáno de las nuevas generaciones
“De los jóvenes necesitamos su perspectiva, sus soluciones, porque ellos son los futuros líderes de gobierno. La forma en que ellos producen historias y las usan junto con la tecnología para compartir información importante es diferente y debemos aprovecharla”, indicó Anne-Marie Laura, directora de relaciones internacionales gubernamentales en la organización Ocean Conservancy.
“Yo añadiría que ellos traen energía a estas discusiones de importancia global, energía diferente, nueva, creativa, que añade éxito. En ellos hay una fuerza de movilización, una oportunidad de que estos temas se movilicen más ampliamente, porque los jóvenes tienen la urgencia de que los discursos se trasladen a acciones concretas”, puntualizó Owen.
En vista de que la protección del océano debe ser una prioridad, porque la biodiversidad marina es vital para la salud de las personas y del planeta, Hazel seguirá trabajando en la educación ambiental de la niñez de las comunidades costeras de Guatemala. Entre sus diversas tareas -y tal como lo hizo en la UNOC 2022, donde se reunió con el Ministro de Ambiente guatemalteco y le entregó unas cartas de sus alumnos-, Hazel ayudará a sus estudiantes a hacer llegar sus mensajes a las autoridades locales. En esas cartas, los niños y jóvenes -tal como deberíamos hacerlo todos los ciudadanos del mundo, añade Hazel- les hacen un llamado a legislar y hacer cumplir la ley por un océano saludable, libre de contaminación por plásticos y aguas servidas, en el que las áreas marinas protegidas sean gestionadas de manera efectiva y se pongan en marcha reglamentos que reduzcan la sobrepesca, la contaminación marina y la acidificación de los océanos.
Esta historia se produjo como parte de la Beca de la Conferencia de los Océanos de la ONU de 2022 organizada por Earth Journalism Network de Internews con el apoyo de la Fundación Calouste Gulbenkian (sucursal del Reino Unido).