NARRATIVA – INVESTIGACIÓN – DATOS

Search
Close this search box.
Madre adolescente con bebé en brazos en la aldea Guareruche, Jocotán, Chiquimula. Foto: Oliver de Ros.

Ojalá que llueva

Esta es la tercera postal climática, escrita desde la aldea Guareruche, en Jocotán, Chiquimula. Se trata de una de las aldeas más pobres de uno de los municipios más pobres de Guatemala. Donde las niñas no comen, y tampoco los bebés que gestan en sus vientres. Una aldea en la que viven de la lluvia que ha dejado de caer del cielo. El día de la visita, había 22 niñas y niños con desnutrición crónica y una había fallecido de hambre 15 días atrás.

2 de diciembre de 2023

Querida niña del futuro:

Hoy descubrí que hay personas que viven de la lluvia. Que no tienen ningún otro patrón ni jefe que el agua que cae del cielo. Tampoco tienen otro benefactor ni herencia. Solo las gotas que caen, benevolentes, cada inicios de mayo para continuar, constante, todos los días, durante los siguientes seis meses. 

En Guareruche, una aldea maya chortí de Jocotán, en Guatemala, las personas viven de la lluvia, se cobijan en las noches en casas de adobe, casas color tierra, sin suelo, muy pequeñas. Con la luz del día, salen a trabajar sus parcelas, 4 tareas, 8 tareas, 1 tarea. Solo cultivan maíz, maíz y frijol, porque no tienen abonos ni fertilizantes ni riego ni grandes extensiones de terreno. Solo un poquito de tierra y conocimientos de química, heredados por sus ancestros, y el agua que cae del cielo.

Y solo comen maíz. Un día maíz otro día maíz otro día maíz. Alguno que otro frijol; maíz frijol maíz frijol maíz frijol. Los desheredados pueden alimentarse todo el año de sus pequeñas parcelas. Así sobrevive una gran parte del pueblo maya, de sus pequeñas parcelas, del método milpa y de la lluvia que cae del cielo. 

Casa de adobe donde vive una adolescente con su familia en la aldea Guareruche, Jocotán, Chiquimula. Foto: Oliver de Ros.
Casa de adobe donde vive una adolescente con su familia en la aldea Guareruche, Jocotán, Chiquimula. Foto: Oliver de Ros.

Pero las lluvias ya no solo son constantes ni predecibles y la eterna primavera está muriendo poco a poco. No dejamos de emitir carbono a la atmósfera y la tierra se está calentando. Trayecto a trayecto, bolsa a bolsa, dato a dato. Y los polos se derriten, y los vientos cambian y los océanos, y los patrones de lluvias, y los de sequías. Y todo cada vez un poco más caliente.

Mujer maya chorti rellena agua de un pequeño grifo. Foto: Oliver de Ros.
Mujer maya chorti rellena agua de un pequeño grifo. Foto: Oliver de Ros.

Estamos dentro de una de esas casas de adobe, con una familia que vive de la lluvia. Una familia que vive en una casa bajando la ladera, en un lugar montañoso y verde. Una familia que este año sufrió cómo el Niño secaba sus cosechas. 

—La mera realidad, si la cosecha sale, cabal alcanza para el año. Pero cuando no, nos toca comprar, así como este año, que no nos alcanza para el año. —Cuenta Eduin Pérez, uno de esos hombres que depende de la lluvia para asegurarse no morir del hambre. Eduin solo consigue trabajo como jornalero, a destajo, de diciembre a abril. Q50 al día, en fincas donde tienen comprada el agua que cae del cielo, y la usan para alimentar a todo el planeta, de café, de azúcar o bananos.

Los últimos años no han sido buenos para ellos, ya no llueve como antes, y uno de sus niños sufrió desnutrición. Hardy Danielito está sentado en el regazo de Wendy Marisol Felipe, su madre.

Hardy tiene cuatro años y estatura de dos. Lo lograron recuperar con Incaparina, pero se quedó pequeño.

Ahora estamos en otra casita de adobe, esta es aún más pequeña, es una casita minúscula. Un bebé recién nacido, aún gordito, se balancea en un costal. Se escuchan los lloros de otro niño sonando débiles desde el interior de una casa oscura, un llanto de queja que surge desde el interior de su estómago. Ese niño se llama Duner Omar, tiene dos años y también padeció desnutrición. Esperamos a su madre, de 20 años. Está en la quebrada, fue a traer agua.

Blanca Estela tiene 20 años y dos hijos. Dejó de estudiar con 12 años. Foto: Oliver de Ros.
Blanca Estela tiene 20 años y dos hijos. Dejó de estudiar con 12 años. Foto: Oliver de Ros.

Blanca Estela Pérez llega un poco después. Tiene 20 años y dos hijos. con una voz que es un tímido hilo del que apenas salen palabras. En Guareruche las niñas no comen, y como no comen, tampoco lo hacen los bebés que gestan en sus vientres.

Dice que tienen una tarea para cosechar y que no alcanza. Este año “soltó más calor” y no llovió, y solo sacaron de cosecha un quintal de maíz. A veces come y a veces no. “A veces dos veces el niño, a veces come solo para el desayuno”. ¿Y tú?  “Cuando hay pisto como, cuando no hay pisto no, como frijol, cuando hay pisto como frijol”. Salió de la escuela con 12 años. “Saqué mi sexto en el colegio y ya no hay pisto, en el colegio piden pisto para que compre ropa uno”. “Aquí cuesta hallar pisto, no hay trabajo aquí”.

Un bebé es mece en un costal colgado de cuerdas en una pequeña casa de adobe. Foto: Oliver de Ros.
Un bebé es mece en un costal colgado de cuerdas en una pequeña casa de adobe. Foto: Oliver de Ros.

Por cada grado de calentamiento, el rendimiento de la cosecha disminuye un diez por ciento, según un artículo de la revista Science de enero de 2009. Guatemala ya ha incrementado un grado y medio su temperatura en los últimos 30 años. 

En los Acuerdos de París, en 2015, aproximaciones calculaban que si las emisiones de carbono continuaban de esta forma, la tierra iba a aumentar de 1.5 a 2 grados de aquí a 2100. Ya solo estos dos grados de ascenso serían, lo están siendo, ya devastadores para el planeta tierra. Hoy las predicciones ya han incrementado este pronóstico, a 4 grados o incluso 6 grados. Con cuatro grados de calentamiento, se estima que el rendimiento de las cosechas de maíz en Estados Unidos, se reduzca casi hasta la mitad. 

En Guatemala, el 90 por ciento de la tierra está destinada a granos básicos y la agricultura es la principal fuente de subsistencia. ¿Qué va a pasar con la primavera? ¿Qué va a pasar con todas las personas que viven de la lluvia en la eterna primavera?

La disponibilidad hídrica también va a disminuir en todo el país, según proyecciones de la Universidad Rafael Landivar. En un estudio, indica que Chiquimula es además el departamento con más sobreuso del suelo. Es decir, los sistemas de cultivo que se utilizan superan fácilmente a la capacidad física de la tierra para soportarlos sin degradarse. Chiquimula es también, según este estudio, el departamento que mayor tasa de pérdida de cobertura forestal presentó entre 2006 y 2010.

¿Cómo estaban hace 15 años? Le preguntamos al hombre que vive de la lluvia. 

—Cada año va cambiando. Cuentan las gentes que ya tienen años, cuentan que antes, hace años, no ocupaban fertilizantes, como llovía. Pero, como todo tiempo va cambiando, ya ahorita, si uno va a sembrar su tarea de milpa, y no echa un poquito de abono, no saca nada, solo la basura se va para arriba y no carga nada. —Explica Eduin.

En la aldea Guareruche viven de agricultura de infrasubsistencia. Foto: Oliver de Ros
En la aldea Guareruche viven de agricultura de infrasubsistencia. Foto: Oliver de Ros

Guareruche, como Lomas de San Juan, está en el corredor seco. Jocotán es además uno de los municipios que históricamente ha presentado altas tasas de desnutrición aguda relacionadas con los fenómenos atmosféricos. A cada Niño pasan hambre, llegan al límite, mueren niñas, ancianos. En Guareruche, una niña había fallecido 15 días atrás por desnutrición. A cada Niña pasan hambre y reciben asistencia humanitaria. Ahora, debido a los cambios en el clima, se ha comenzado a hablar de Super Niños, con efectos aún más devastadores.

El impacto en la huella de carbono de Eduin, de Wendy, de Blanca Estela, de Herdy Danielito, es muy inferior al de un humano promedio, quién sabe cuántas veces inferior a un estadounidense promedio, los mayores emisores mundiales de gases efecto invernadero. En Guareruche no tienen nada. 

No utilizan plásticos, apenas utilizan la electricidad, apenas se desplazan, menos en avión. Pero sigue sin llover y seguirá sin hacerlo como antes.

Y lo más posible es que pronto tengan que abandonar su aldea y emigrar a casas oscuras en ciudades oscuras, donde tendrán la luz encendida. A casas frías donde necesitaráan calefacción o muy calientes donde necesitaráan aire acondicionado, comprarán el maíz metido en cajas y la fruta metida en plásticos, los convertirán en nuevos emisores de toneladas que harán cada vez el planeta menos habitable. 

Hoy descubrí que hay personas que viven de la lluvia, todas nosotras, todos nosotros. Herdi Danielito vive directamente la distopía a donde nos acercan los más alarmistas del cambio climático. Ahí, está delante de nosotros, y seguimos sin verlos. 

Te mando un abrazo, niño del futuro, te saludo desde aquí, desde Guareruche, Chiquimula, Guatemala, desde los últimos días de la primavera. 

Carol

https://www.no-ficcion.com/projects/bosques-de-cenizas
https://www.no-ficcion.com/projects/esto-no-es-un-rio

Esta es la tercera postal del proyecto “Postales Climáticas, desde los últimos días de la primavera“. Recibe todas las postales en tu correo electrónico suscribiéndote aquí.

banner postales climáticas. Por: Diego Orellana

Te puede interesar

TEMAS