En esta entrevista Otto Pérez Molina habla de una Guatemala Post CICIG, donde nada parece haber cambiado, donde a pesar de la caída de políticos y empresarios importantes, y el ejemplo de los casos en su contra, la corrupción continúa vigente y fortalecida de la mano de cada nuevo gobierno.
El expresidente y general, Otto Pérez Molina, regresó a tribunales en enero de 2022 para enfrentar el juicio del caso La Línea, uno de los dos procesos que tiene en su contra, acusado por los delitos de defraudación especial aduanera, asociación ilícita y enriquecimiento ilícito. Molina está preso desde hace seis años y cinco meses, cuando renunció a la presidencia, para presentarse finalmente aquel 3 de septiembre de 2015 ante los tribunales de justicia en la corte del juez Miguel Ángel Gálvez, tras varias jornadas de manifestaciones ciudadanas en contra de la corrupción.
Desde que fue ligado a proceso, Otto Pérez Molina ha permanecido en espacios poco convencionales para una prisión en Guatemala, con comodidades y acondicionamiento de servicios básicos. En el Cuartel Matamoros, en zona 1, lo colocaron en un pequeño módulo rodeado de árboles y un espacio para jugar fútbol, ese deporte que tanto le gusta y que aún practica. Dos meses después, fue trasladado a Mariscal Zavala, donde la cárcel dentro de estas instalaciones militares, antes de la llegada del ex presidente, funcionaba en un edificio de dos niveles, accesible desde la entrada que colinda con la zona 18.
Cuando el general llegó, todo cambió y el centro penal pasó a convertirse en un pequeño complejo de unas 4 o 6 casitas de un nivel, construidas al estilo de esas propiedades que se les otorga a militares retirados en distintas partes de la ciudad. Otto Pérez Molina tenía la primera de esas construcciones, cerca de la entrada de la brigada militar. Con el tiempo esta cárcel se pobló y se dividió en cuatro sectores, ubicados cerca de la entrada de la zona 16. En agosto de 2018, el ex presidente fue trasladado al hospital Militar de zona 16 para una operación de emergencia debido al marcapasos que tiene en el corazón. Luego de la intervención, quedó internado y bajo observación, hasta que a finales de 2020 regresó a su casita en el interior de Mariscal Zavala.
“Aunque la jaula sea de oro, sigue siendo jaula”, dice ahora mientras conversa con No Ficción, desde el lugar donde guarda prisión preventiva acusado de corrupción como parte de las investigaciones que dejó la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). Cuando habla, el semblante de Otto Pérez Molina aún mantiene rastros de jovialidad, pero se le nota cansado y a veces resalta su desesperación por el encierro.
En esta entrevista Otto Pérez Molina habla de una Guatemala Post CICIG, donde nada parece haber cambiado, donde a pesar de la caída de políticos y empresarios importantes, y el ejemplo de los casos en su contra, la corrupción continúa vigente y fortalecida de la mano de cada nuevo gobierno.
¿Cómo ha sido para usted estos últimos seis años desde que renunció a la presidencia y llegara a la cárcel?
Indudablemente ha sido una experiencia que no la tenía contemplada ni en lo más mínimo, fue una cuestión muy inesperada. Además de eso, si le puedo decir que ha sido muy duro por un lado, pero también muy decepcionante. Mire, es duro porque uno está encerrado y bueno pues esas cosas uno las tiene que superar. Aquí hemos hecho jardinería, panadería, recibimos clases una vez a la semana de sicología, hacemos deporte. De verdad hemos hecho de todo para tratar de superar esta situación.
Hay momentos de mucha soledad, de mucho tiempo como para poder reflexionar qué cosas sí se hicieron bien, qué cosas, por otro lado, las quisieron forzar… Y bueno, tardar seis años y medio para llegar a un debate, eso en cualquier otro país es algo que no debe suceder, y si sucede, pues a la gente le dan una medida sustitutiva, para que pueda esperar, no en la cárcel, porque de lo contrario se vuelve una condena anticipada.
Lamentablemente, en el caso que estamos ahorita de La Línea, somos 30 acusados y hay 28 con medida sustitutiva. Tanto el juez Gálvez como el tribunal otorgaron medida sustitutiva a esos 28… y a las dos personas que no le autorizaron medida sustitutiva fueron: la exvicepresidenta y a mí como expresidente. Yo le dije al juez que me siento tratado en forma desigual, porque si de 30 hay 28 afuera, ¿por qué yo no estoy afuera?
Con toda esa reflexión dice uno, “¿me hubiera presentado o me hubiera ido? Si los mismos que me señalaron se van”.
¿Se arrepiente de haberse entregado? o ¿qué esperaba que sucediera al llegar a tribunales?
De lo que no me arrepiento es de haberme entregado. Pero lo que sí me decepciona es la justicia que me ha tocado enfrentar. Porque en 6 años y medio, los jueces que conocen mis casos tienen temor de lo que va a decir la opinión pública; desde el primer día prácticamente fui condenado. Por eso no me dan la medida a mí, porque… qué otra justificación pueden tener, si a 28 más en el caso ya se la dieron. A mi lo que me decepciona totalmente es la forma en la que se ha conducido la justicia, eso es lo que me decepciona y esperaría que, ahora que estamos en debate, todo se base en las pruebas y se dicte una sentencia.
¿Qué esperaba cuando llegó a tribunales, incluso después de que su partido político le diera la espalda en el Congreso al quitarle la inmunidad?
Yo me presenté porque me dijeron que ese era el tribunal, y el juez Gálvez no tenía competencia para conocer mi caso porque yo llegué todavía a las 9 de la mañana siendo presidente. Lo que no tenía era antejuicio, pero era el presidente todavía (…) Mi renuncia entraba en vigencia cuando el Congreso lo aprobara, y eso fue hasta las 2 y media de la tarde. Mi caso lo debió conocer una Sala conformada por tres personas.
Pero nadie reparó en eso porque lo que querían era seguir con el circo, con la bulla, después de eso nosotros pusimos un amparo y no se aceptó, y apelamos a la Corte Suprema de Justicia que dijo que no había nada definitivo porque solo conocieron mi primera declaración. Entonces nos fuimos a la Corte de Constitucionalidad anterior que ordenó a la CSJ conocer el caso y resolverlo, cosa que todavía seguimos esperando.
Usted es un militar que siempre ha creído en el Estado**, no es un militar que quiere usar las armas para resolver los problemas de Guatemala, ¿es por eso que decidió renunciar y quedarse para afrontar la justicia o cuál fue el motivo?
Yo analicé eso antes, porque tuve como 8 o 9 días antes de presentarme y renunciar. Ellos presentaron el antejuicio el 21 de agosto y yo me presenté el 3 de septiembre. Tuve un tiempo para reflexionar, para comentar, para oír otras opiniones, y hay tres cosas por las que decidí presentar la renuncia al puesto. Primero fue porque a mi me había tocado vivir el enfrentamiento armado, y me tocó también estar en la discusión y en la Firma de la Paz, y dije yo: “volver a polarizar al país y volver a enfrentar al país por una cuestión muy personal… yo puedo calmar eso sí renuncio, prefiero renunciar pues. No voy a llegar a la polarización del país sacando al ejército”, así como Serrano mandó a cerrar el Congreso, y no lo quise hacer.
La segunda fue porque muchos me dijeron: “mire usted presentese, pero no renuncie, y sigue siendo presidente. Y si lo mandan a la cárcel puede seguir siendo presidente, porque el puesto no lo podía perder hasta que no lo probarán o hubiera sido vencido en juicio”. Muchos me recomendaron eso, pero yo dije: “arriesgar la institucionalidad de la presidencia con un presidente que está preso, es poner como en ridículo la institución de la presidencia”. Y si lo que buscaba era la institucionalidad del país, tampoco lo iba a hacer. Mejor preferí la renuncia de una vez.
Y la tercera era que yo dije: “Voy a enfrentar a la justicia. Creo que tengo como enfrentar a la justicia, porque los cargos que me están poniendo son cargos que son defendibles”. Esas tres cosas me llevaron a decir: “me voy a presentar”. Que me haya resultado decepcionante hoy la aplicación de la justicia es otra cosa, pero en ese momento eso fue lo que yo pensé y por eso dejé el cargo, por eso renuncié a la presidencia y por eso me presenté al tribunal.
Usted comentó una vez que un grupo de empresarios le advirtió sobre la llegada de Iván Velásquez y que no escuchó el consejo. ¿Puede contar cómo fue y qué le dijeron?
Realmente fue un mensaje del presidente Uribe. El presidente Uribe, lo que mandó a decir, fue que tuviera cuidado con el señor Iván Velásquez, porque allá (en Colombia) él había estado trabajando del lado, como quien dice de la izquierda, porque allá todavía estaban con lo de las FARC y todas esas cosas y los paramilitares (…). Yo acostumbraba a tener una reunión los martes con empresarios, no un grupo en específico sino que dependía del tema que ellos solicitaran y así llegaban, y yo tenía a dos, tres ministros que creía que les podían dar respuesta (…). Entonces acostumbrábamos más o menos a las 6, 6 y media de la tarde a hacer esa reunión los días martes. Eran dos o tres horas. Esa vez recuerdo que llegaron como a las 9 de la noche, terminamos, me despedí de ellos y dos de ellos me dijeron, “presidente sabemos que está cansado y la hora tal vez no es la adecuada y le queremos quitar un minuto, un minuto”. Sí está bueno, les dije yo. La reunión era en un salón de la junta de gabinete y pasamos al despacho… ni siquiera se sentaron. Entonces me entregaron ese mensaje que era de parte del presidente Uribe y es una de las cosas que yo también he pensado mucho, fíjese, porque yo ahí mismo hubiera podido anotar o llamar al canciller o a la secretaria privada y decirle, “mire, recuérdeme mañana esto que tengo que averiguar un poco más”, o llamar al canciller y decirle: “hableme mañana temprano sobre esto”. Y les dije, “bueno muchas gracias, les agradezco mucho, vamos a tomarlo en cuenta”. Di la vuelta, agarré los papeles que tenía y me fui al escritorio, y en el escritorio había dos, o tres cosas más que ver ahí y la verdad se me olvidó (sonríe). Ese fue un descuido tremendo porque ni llamé al canciller, ni apunté, ni llamé a la secretaria privada, que eran los que me podían recordar al día siguiente el tema, y a mi se me olvidó. No estaba tan preocupado porque viniera un comisionado u otro comisionado.
Me faltó hacer una investigación más profunda, efectivamente haber escuchado las recomendaciones de un expresidente que le había tocado vivir una situación con Iván Velásquez en su país, y ahí tal vez hubiera yo cambiado la decisión. Teniendo toda esa información, no la tenía, no la busqué, esa fue una de las omisiones tal vez más grandes que hice (sonríe).
¿Cuál cree que fue la diferencia entre Jimmy Morales y Ud. en relación al trato que cada uno le dio a la Cicig?
Aquí hay dos cosas. Una, creo que es la experiencia que cada quien traía, que eran experiencias diferentes, y no estoy criticando la experiencia de Jimmy, pues él tuvo su experiencia de vida, pero yo también tuve una experiencia importante en mi carrera. A nosotros nos tocó vivir el enfrentamiento armado interno, estuve en el ejército, me tocó negociar y discutir los Acuerdos de Paz con comandantes de la guerrilla. Me tocó estar en el mismo golpe de Serrano, me tocó estar en la época del general Ríos Montt que, aunque yo le guardara mucho respeto, cuando creía que la forma en la que lo había hecho no era la adecuada, también le levanté la voz en su momento siendo yo capitán.
Creo que todas esas experiencias que se dieron fueron las que marcaron los diferentes tratos. Esa es una, pero creo que la más importante fue, como hay un dicho popular que dice: “quién con una luz se pierde”. Si el presidente hubiera visto lo que había pasado conmigo, lo que empezó a pasar con otras cosas, lo que se empezó a comentar de casos que eran casi montados por la CICIG. Creo que con todas esas experiencias… y encima un caso que se pudo haber arreglado por la vía administrativa, van y hacen unos allanamientos en Casa Presidencial… y detienen al hijo y al hermano del presidente… y viendo la experiencia mía… Creo que eso lo llevó (a Jimmy Morales) a tomar esa decisión, y creo que no lo hubiera hecho solo Jimmy. Creo que con esa actuación que hizo Iván Velásquez en mi caso y en el caso del período de Jimmy Morales, cualquier presidente con dos dedos de frente lo hubiera hecho.
Creo más que la culpa fue de Iván Velásquez, porque llegó un momento en el que se creía el dueño del país y politizó la justicia. Además, Thelma Aldana, a los pocos meses de dejar el cargo, anunció su candidatura a la presidencia. Otro indicio de politizar la justicia. Entonces con toda esa experiencia, Jimmy Morales o cualquier otro hubiera hecho lo mismo. No sé si de la misma forma, pero que lo hubiera buscado expulsar, lo hubiera buscado expulsar.
Hay un grupo de políticos y empresarios que creen que se debe reconocer a Jimmy Morales por expulsar a la CICIG y a Giammattei la expulsión del fiscal anticorrupción, Juan Francisco Sandoval. ¿Cree que esos son realmente logros hablando en términos democráticos para el país?
A mí me lo han dicho aquí, fíjese, a mí me lo han dicho. Y me lo han echado en cara. “Mire y usted, ¿por qué no sacó a Iván Velásquez? Usted lo hubiera hecho”. Y entonces yo les digo, “mire sabe que yo creí que las cosas se estaban haciendo bien, hasta el momento en que me empecé a dar cuenta de que realmente estaban caminando por otro lado”.
Yo desde que entré al gobierno hablé con el comisionado y le dije “se va en 2015” y después no lo quise hacer. Pero la gente como que me reclama. “¿Usted por qué no lo echó y Jimmy Morales sí lo echó?”. Aquí (en la cárcel) hasta tuve una discusión una vez con una persona, y le dije, “mire sabe que cada cosa en su momento y las experiencias son las que se van dando, según la forma en cómo actuar”. Si yo hubiera estado en el período 2016-2020, donde estuvo Jimmy, estoy seguro que yo hubiera echado a Iván Velásquez, y no me hubiera tardado lo que Jimmy se tardó.
Y como Sandoval fue alumno de él, hizo lo mismo. Cuando los personajes sienten que tienen el poder, ya no tienen los pies sobre la tierra. Yo creo que si hay que ponerlos en su lugar y si eso fue lo que hizo Jimmy Morales y Giammattei, pues yo creo que eso sí es válido.
Que uno lo quiera ver como un logro, no lo sé, pero que la acción era la que se debía hacer, creo que sí. Lo que pasa es que también el país se empezó a dividir, y eso que no hubo muertos, no hubo choques entre la protestas, sino esto a saber a qué grado hubiera llegado. Mire la división ideológica que todavía persiste a 7 años (…). Yo no me arrepiento, siento que hice lo correcto, la historia tendrá que ser la que juzgue, espero salir bien de este primer caso, así nos vamos a dar cuenta de que los delitos que estaban imputando no eran ciertos.
¿Cuál ha sido el peor y mejor momento de su vida?
¿El mejor momento? Ha habido muchos, desde el aspecto familiar, hasta el aspecto profesional. Yo me sentí muy feliz con el nacimiento de mis hijos, con la familia, pero más que eso, profesionalmente, fui el primero que ascendió, de mi promoción, a general. Son momentos de satisfacción que uno puede tener en la carrera militar. Era reconocido como un líder, aunque siempre hay gente a la que uno no le simpatiza o no le cae bien. Luego formar un partido y conformar un equipo, también fue otra de las satisfacciones, y ganar las elecciones creo que no solo fue una satisfacción, sino un gran reto porque cuando perdí la primera elección, yo no me puse a llorar ni me puse triste, estaba satisfecho con el trabajo que hicimos.
Tal vez uno de los momentos más tristes, igual los puede ver usted, tipo familiar o profesional, o ahí mismo en la presidencia. Pero, de un momento, de ser presidente, pasar a ser un preso, para así decirlo con la palabra que es, es un momento muy duro, pero aparte de eso tocó hacerle frente (voz entrecortada), porque lo hice además consciente y de mi voluntad.
El Partido Patriota terminó después de tantos años de trabajo. Varios de sus correligionarios están dispersos ahora en distintos partidos detrás de bastidores. ¿Cómo se siente con eso?
Triste también, eso es triste de ver. Lamentablemente con lo que pasó. El partido no lo debieron haber cancelado, en todo caso era denunciar y llevar, si eran detenciones o juicios, a las personas que ellos creían que se había hecho algo malo, pero el partido como institución es algo que tampoco lo veo justo, que lo cancelaran en la forma tan rápida como lo hicieron. Creo que debieron tomar el tiempo, y haber hecho todos los procesos adecuados para que el partido siguiera aportando más.
¿Cuáles serían los excesos o errores que llevaron a la vicepresidenta, al gabinete y a muchos empresarios a terminar en la cárcel?
Hay muchas cosas que realmente a nosotros nos tocó vivirlas, pero muchas otras que estaban desde antes. A nosotros nos tocó la mala suerte, pero sabe cómo me hubiera pagado yo y no me importaría estar los 7 años aquí preso si de verdad la corrupción se hubiera detenido, pero eso sí me duele, estar aquí metido 7 años y la corrupción está peor.
Ud. no es el único expresidente en prisión. Aquí estuvo Alfonso Portillo y Álvaro Colom. Álvaro Arzú se salvó porque murió y Jimmy Morales se ha mantenido a salvo en el Parlacén. Giammattei estuvo a punto de ser investigado el año pasado, pero logró sacar a Sandoval del país y engavetar cualquier sospecha. ¿Por qué resulta tan difícil para los presidentes de Guatemala y demás funcionarios públicos mantenerse lejos de cometer actos de corrupción?
Yo le voy a decir cómo entiendo esto. Primero, el presidente es imposible que logre controlar la corrupción completa en el país, eso es imposible. Usted tiene que descansar en sus ministros y confiar en que los ministros estén haciendo las cosas bien, pero quién me iba a decir a mi que Erick Archila iba a aparecer en los señalamientos que le están haciendo. Lo que sucede es que siempre hay alguien que lo está tentando de una manera tan fácil que el otro cae pues. En lugar de decir: “mire usted no, no. Hagamos las cosas bien hechas hombre, no tiene porque estar dando dinero a mi. Yo le voy a dar su contrato, va salir autorizado, pero no tiene que darme el dinero, y fíjese que no es de los ministros”.
Si fuera solo un gobierno, diría uno ahh sí, sí, es este gobierno, mire la gente que puso, pero es de todos prácticamente como usted lo ha mencionado. Y ahorita como le decía, eso es lo que me duele, que si yo hubiera servido de lección, que yo estuviera aquí 7 años y que la corrupción entonces se hubiera detenido o hubiera bajado, pero hoy justamente oí las noticias a las 8 de la mañana, y Guatemala está en el puesto 150, cuando nosotros, tampoco era un honor, pero estábamos en el 118 o por ahí.
Entonces quiere decir que no solo no sirvió de nada, no sirvió de ejemplo, no han servido los 7 años que estoy aquí metido, sino que las cosas siguen y siguen peor. Entonces dice uno, entonces para qué pues… y no es de un gobierno. Esto es una cuestión, y no es por justificarlo, pero es una cuestión como de cultura, porque mire los que son muy muy responsables de todo esto, los proveedores, los constructores, los empresarios, porque ellos son los que dicen: “si me echas la mano, yo también te voy a echar la mano y es un proyecto que usted o el ministro lo tiene que asignar”.
Pero entonces qué les pasa, es demasiada tentación de poder y dinero o cómo lo explica.
Creo que esto es una cuestión que viene desde el tiempo de los españoles, esto no es de ahorita. Hay mucha gente que piensa en llegar al puesto no a servir, sino a ver cómo se aprovecha, porque sabe que lo va a tener, porque sabe que así lamentablemente funciona la sociedad, y si no cambiamos después de toda la bulla y el circo que armaron con nosotros, en qué momento va a cambiar entonces.
Las cosas han ido empeorando, las cosas no han mejorado.
Yo percibo que hubo una reconfiguración y fortalecimiento de las estructuras de corrupción en el actual gobierno. Tanto en el Ejecutivo, como en el Congreso y en los organismos de persecución y justicia. Esto me da una sensación de que no nos volverá a pasar una caída como la del PP. ¿Coincide Ud. conmigo o cuál es su percepción?
Yo lo que digo es que la experiencia lamentablemente fue mala, porque las cosas, la CICIG no las hizo como las debió haber hecho. Ellos quisieron justificar el fin, que era lo que les importaba, y no fueron cuidadosos con los medios que estaban utilizando, conmigo les aplaudían, pero conforme fue pasando el tiempo las cosas fueron cambiando y cuando la gente se fue dando cuenta, las opiniones se fueron revirtiendo y empezó como una guerra de poderes, por un lado la CICIG y los que estaban a favor, y por otro lado, los que estaban en contra de CICIG, que se habían dado cuenta de todas las abusiveses que habían cometido y eso es lo que estamos viendo. ¿Cómo puedo luchar contra una justicia que la veo politizada? ¿Cómo lo puedo hacer? pues tengo que tener poder por otro lado, poder político para poder luchar contra ellos porque, sino dejamos que la justicia siga politizada y eso no se vale. (…) 7 años esto ya se convirtió en una condena, esto ya no es prisión preventiva…
Tenemos un país con muchos rezagos en educación, salud, seguridad, infraestructura, etc. ¿Por qué con cada gobierno esto nunca mejora y pareciera que solo les preocupa llenar sus propias arcas? ¿A qué se debe esta indiferencia hacia las necesidades reales del país? ¿Qué necesitamos para mejorar?
No voy a negar la corrupción, porque obviamente estamos viendo en que puesto está el país y los procedimientos y como cultura que ha habido aquí, y no es excusa tampoco decirlo, pero aquí y en cualquier país creo que hay corrupción. La corrupción no es exclusiva de Guatemala, que aquí sea más grande que otras, pues sí, eso pues las calificaciones que dan y ahí está. Hay una cosa que tal vez hace que aquí sea más notoria la corrupción, creo yo, es que hemos dejado por un lado de ver el tema de la recaudación y el dinero con el que dispone el gobierno. Un país que no llega a un 18 por ciento es inviable, puede traer aquí a cualquier presidente del mundo y con ese presupuesto no va a poder. Aquí con nosotros, eso hace un país inviable, no puede mantener una red hospitalaria, no puede mantener escuelas que por lo menos le den lo mínimo a los niños o a los guatemaltecos, porque el dinero no les va a alcanzar. Por supuesto debe ir de la mano con la transparencia del gasto y la lucha contra la corrupción y contra la impunidad, pero si nos seguimos metiendo solo con la corrupción e impunidad y sobre eso nos hemos ido los últimos 8 o 10 años, y el tema es que se paguen impuestos, por supuesto que después le regresen a la gente en servicios.
¿Qué cosas positivas cree que hizo la Cicig? ¿Qué fue negativo?
Yo creo que la CICIG se perdió en el camino, porque al principio estaba bien que salieran los casos y que hubiera una lucha, pero cuando usted empieza a ver que empiezan a sacar casos selectivos, cuando mira por dónde va la dedicatoria y luego cuando se empieza a hablar de procesos, donde no les importa la ley, donde se creen superiores a la ley, eso fue lo que a mi me desmotivó.
Pero yo creía que traer experiencias de otro país para que fueran trasladadas a los respectivos órganos de nosotros era una buena idea. Tal vez lo malo de la CICIG es que era un súper poder en el país, creo que ahí fue el error. El error es desde el origen, desde la aprobación que se le dio a la CICIG. En ningún otro país del mundo vuelve a pasar una cosa de esas, y hemos sido el único donde ha pasado y no vuelve a darse en ningún otro lado.
Creo que la CICIG, que fue aplaudida y apoyada por la gran lucha contra la corrupción… Pero mire cómo resultaron, pues, Thelma Aldana de prófuga y no aclaró lo del edificio y otras cosas. Por qué yo sí me quedé, ¿por qué ella no se quedó que era el paladín de la lucha contra la corrupción? entonces debió ser fácil desvanecer lo que le estaban haciendo o el mismo Juan Francisco Sandoval, si él sabe que no cometió errores y las cosas las hizo bien, por qué no se quedó y enfrentó la justicia.
¿Cuáles son sus expectativas en el juicio en la actual coyuntura?
Yo esperaría dos cosas. Una es que la Corte Suprema de Justicia resuelva realmente que el caso tiene una falla de origen. Es lo que estamos esperando que nos resuelvan, pero tienen 4 años sin resolver. Nosotros tenemos la ley en la mano, pero la Sala dice que yo ya no tenía inmunidad; yo no era igual porque todavía era presidente, y la Corte se lava las manos argumentando falta de ‘definitividad’. La CC sí les corrigió la plana, pero ellos siguen sin resolver.
Yo esperaría que hubiera una definición, porque el caso… yo no sé si lo pueden volver a repetir o no. Realmente yo tengo dos casos, TCQ y Cooptación tienen el mismo número. En TCQ tengo delitos, pero en Cooptación no, por ese mal procedimiento que ellos hicieron. Me quedé con los mismos tres delitos de TCQ y en Cooptación lo que hicieron fue una ampliación de hechos, no aumentaron los delitos. El otro caso, la jueza Aifán lo declaró con falta de mérito y ya la Sala también lo declaró con falta de mérito.
Yo la expectativa que tengo es con la Corte Suprema de Justicia o la CC. La otra expectativa es demostrar que efectivamente yo no cometí defraudación especial aduanera porque no la puedo cometer como presidente.
Segundo, al no haber defraudación, no hay asociación ilícita, y tercero, a mi me pusieron la denuncia por cohecho y en la etapa intermedia nosotros nos defendimos del cohecho, pero cuando el juez da su resolución dice: “para el señor Otto Pérez Molina se liga a proceso y se manda a debate por los delitos de asociación ilícita, defraudación especial aduanera y enriquecimiento ilícito porque es mi parecer que ese delito encuadra mejor que el delito de cohecho pasivo” y eso fue todo lo que dijo. Ahorita voy a debate por enriquecimiento ilícito, cómo lo van a demostrar, no sé, porque en las cuentas yo no tengo ni off shore, ni cuentas, ni tamaletas, ni nada de eso que me hayan podido demostrar. (…) No tienen una foto, no tienen un video, no tienen nada más que la declaración de Juan Carlos Monzón.
¿Cómo quedó su relación con Roxana Baldetti?
No es un pleito. Esto fue muy duro, pues en el sentido de que se va y renuncia. A la gran diabla, después me toca a mi y esto aquí, imagínese, aquí cada quien en su lugar. Nos hemos visto en las audiencias y después ella dice que no quiere hablar, y dice que le fueron a poner un inhibidor de señal apuntando directamente para donde está ella, y que no tiene forma de comunicarse más que los días que llegamos allí a tribunales, que además ha sido distante, y ha sido distante porque tenemos las cámaras encima. Entonces si la saludo, sale en las cámaras, si la miro también me toman fotos, y hemos sido muy cuidadosos. La vez pasada la saludé en el receso que ella venía caminando y yo de salida, y a la hora de almuerzo cuando, todos se van a almorzar y no hay fotógrafos, aprovechamos a platicar un ratito, pero no solos sino que hay más gente que se quedan ahí también.
Cree que cuando termine todo esto va a regresar a hacer política como Portillo. ¿En dónde vamos a ver a Otto Pérez cuando resuelva su situación?
Ja ja ja ja, no, ya no. Primero Dios resuelvo todo, y yo lo que quisiera es escribir, pero no hay modo de arrancar. Quisiera estar un poco más en familia y poder dedicarme a escribir. Ya la política no creo. Ir al Congreso no, no hay más posibilidades.