En estas elecciones, el Movimiento Semilla competirá por primera vez por la presidencia. Tras el bloqueo que sufrió su candidata Thelma Aldana en 2019, Semilla postula ahora Bernardo Arévalo. Con él al frente, el partido busca reeditar el éxito que tuvieron en las últimas legislativas y alcanzar la presidencia. El reto no será sencillo y no solo porque las encuestas no colocan a Arévalo entre los favoritos. El partido ha sufrido desgaste y disputas internas. Y sobre él también pesa la amenaza de una investigación de la FECI de Rafael Curruchiche.
Texto: Jovanna García / Foto: Edwin Bercián / Ilustración: Diego Orellana / Edición: Asier Andrés.
El Movimiento Semilla no es el partido político guatemalteco promedio. Su breve historia es atípica.
En 2014, era un pequeño grupo de académicos, escritores o politólogos que se reunía para analizar y pensar sobre la realidad del país. Cinco años más tarde, en 2019, Semilla era un partido político ya constituido con miles de integrantes por todo el país y unas buenas perspectivas de éxito electoral para las elecciones de ese año, las primeras en las que participó la agrupación.
No todo salió como se esperaba. La candidata a la presidencia del partido, Thelma Aldana, que figuraba entre las favoritas, no pudo inscribirse. Las cortes y la autoridad electoral se lo impidieron.
Aun así, en las elecciones legislativas, Semilla se convirtió en el partido más votado en la capital y los municipios del área metropolitana.
Las protestas de 2015, la caída del gobierno de Otto Pérez Molina y el auge de la lucha contra la corrupción y la impunidad, explican esta trayectoria fulgurante.
Pero, hoy, cuando el contexto del país es el opuesto, el contexto del partido también es diferente.
De nuevo, como en 2019, Semilla trata de capitalizar el descontento hacia los partidos tradicionales y el actual régimen político. Le favorece que en estos últimos cuatro años, la situación del país no ha mejorado. Se ha revertido la lucha contra la corrupción, se ha perseguido a jueces, fiscales y periodistas; se ha impedido participar, hasta el momento, a tres candidatos a la presidencia.
Además, dado que esta vez Semilla sí ha logrado inscribir un candidato a la presidencia, Bernardo Arévalo, es posible que el partido se beneficie de la exclusión de algunos rivales y reciba una parte del voto crítico.
Pero el partido también enfrenta retos.
Arévalo no es un candidato tan conocido como lo era Aldana. Y hasta el momento su nombre no ha figurado entre los aspirantes principales en las encuestas. De hecho, Arévalo siempre ha quedado en los estudios de opinión por detrás de uno de sus rivales principales en la conquista del voto crítico: Manuel Villacorta, del partido VOS.
A esto se suma el desgaste propio de un partido que ya no es novedad en el panorama político. Esta es su segunda participación. Semilla ya ha ocupado espacios de poder en el Congreso, con las divisiones internas y críticas por el trabajo realizado que eso implica.
También enfrenta la amenaza de una acción emprendida por la Fiscalía Especial Contra la Impunidad (FECI). Esta ya ha dificultado la participación de una de las candidatas a diputada del partido en estas elecciones, Cynthia Rojas, y podría afectar a otros miembros, como el diputado Samuel Pérez.
Todo esto complica el panorama para Semilla, un partido, que en estas elecciones, buscará posicionarse como una opción a la presidencia y mantener su bancada en el Congreso.
Esta es la historia de un partido diferente a la mayoría. Semilla no nació para ser el vehículo de una candidatura a la presidencia o alrededor de un grupo de caciques locales. Surgió de un grupo de intelectuales. Creció en las calles con las protestas de 2015. En 2019 llegó a las instituciones. Y en 2023 lucha por mantenerse vigente, en un ambiente cada vez más hostil.
2014-2015: Un grupo de análisis político social
Todo comenzó alrededor de un grupo de intelectuales progresistas. Entre ellos había figuras conocidas que ya habían incursionado en la política, como el economista y exministro de Finanzas (2008-2010), Juan Alberto Fuentes Knight, un socialdemócrata. O el prominente sociólogo y ex militante comunista, Edelberto Torres Rivas. También intelectuales, escritores académicos o investigadores como Carlos Mendoza, Anabella Giracca, Alejandro Balsells Conde, Elena Díez Pinto, Julio Donis, Jonathan Menkos, Carolina Escobar Sarti o Bernardo Arévalo, entre otras personas.
Así nació el Movimiento Semilla, como un grupo de análisis que pretendía generar nuevas propuestas e incidir en la política publicando análisis y columnas en medios de gran difusión como los diarios Prensa Libre o elPeriódico.
Las protestas ciudadanas de 2015, que condujeron al encarcelamiento del presidente Otto Pérez Molina, fueron un parteaguas en la historia del país y también en la de este movimiento, que salió fortalecido de ellas y dispuesto a participar en la política partidaria.
Su papel en las protestas no es tan conocido como el de organizaciones estudiantiles como Acción UVG o Landivarianos o grupos de jóvenes como Renuncia Ya (ahora Justicia Ya). Pero Semilla también participó en el movimiento y esto les puso en contacto con otras organizaciones y activistas que fueron fundamentales para la creación del partido.
Tras la renuncia de los gobernantes, Semilla se unió a otras 130 organizaciones de la sociedad civil para proponer lo que se denominó Plataforma Nacional para la Reforma del Estado.
Proponían que se retrasaran los comicios generales previstos para septiembre de 2015 y que, en su lugar, se iniciara un proceso de reforma en el país.
Esta idea encontró el rechazo frontal del sector privado y los principales partidos políticos. Estos temían que organizaciones como Semilla estuviesen utilizando la coyuntura abierta por la lucha contra la corrupción para impulsar un periodo constituyente dominado por fuerzas progresistas o por las organizaciones de los pueblos originarios del país.
Así, las demandas de la sociedad civil fueron ignoradas, las votaciones sucedieron y un presidente que se presentaba como favorable a la lucha contra la corrupción, Jimmy Morales, fue electo.
Semilla había intentado incidir en política desde la sociedad civil. No lo lograron. A partir de entonces, se dedicarían a participar en la política partidaria.
2016-2018: Semilla como partido y la caída de Fuentes Knight
Tras la experiencia adquirida en las manifestaciones de 2015 y todo lo que estas generaron, Semilla empezó en 2016 a trabajar para poder constituirse como comité pro formación de partido. Era el primer paso para poder participar en unas elecciones. Y para ello, necesitaban organizar una primera asamblea.
Esta se celebró el 20 de noviembre de 2016 en el Parque de la Industria, en la zona 9 capitalina. En el evento se hizo patente que Semilla ya no solo era un pequeño núcleo de intelectuales.
En el evento estuvieron presentes personas del grupo original, como el actual candidato a la presidencia, Bernardo Arévalo, un sociólogo, hijo del expresidente de la Primavera Democrática, Juan José Arévalo (1945-1951).
Pero también numerosos estudiantes universitarios y otras personas que se acercaron al partido durante las protestas de 2015 como Samuel Pérez, Patricia Orantes Thomas, Alberto Sánchez, Luis Velásquez, Cynthia Rojas, Román Castellanos, Olga Villalta, Ricardo Laparra o Duvalier Castañón.
Cientos de personas asistieron a la primera asamblea de Semilla y tras un largo trabajo para adherir integrantes, Semilla se inscribió como Comité Pro Formación el 14 de julio de 2017. Samuel Pérez, economista y activista estudiantil en el movimiento Landivarianos, quien en ese momento solo tenía 25 años, fue elegido secretario general de la agrupación.
La meta era ahora alcanzar los mínimos que establece la Ley Electoral y de Partidos Políticos para poder ser un partido. Se debían reunir casi 23 mil afiliados y crear estructuras en 50 municipios de 12 departamentos distintos.
En medio de ese proceso al grupo se unió la médica y activista Lucrecia Hernández Mack, que se convertiría en diputada de Semilla y una de las figuras más conocidas del partido.
Hernández Mack había sido ministra de Salud en el gobierno de Jimmy Morales, pero renunció cuando el gobernante comenzó a atacar la lucha contra la corrupción.
La exministra dejó el Ejecutivo en agosto de 2017. En esos días Morales decidió declarar persona non grata al comisionado Iván Velásquez, jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG) e impedir su entrada al país.
Esto dejó en evidencia que el rumbo del país comenzaba a cambiar, que tras los avances en la lucha contra la impunidad, el poder político y económico comenzaba a defenderse.
Sin embargo, aún hubo tiempo para que la lucha anticorrupción alcanzara al propio Movimiento Semilla, que en ese momento estaba inmerso en la creación del partido.
El 13 de febrero de 2018, las autoridades capturaron uno de los fundadores del grupo: el exministro Juan Alberto Fuentes Knight, que en ese momento era presidente de Oxfam Internacional. La razón: su vinculación con el Caso Transurbano.
La CICIG acusaba a Fuentes Knight y al resto del gabinete del presidente Álvaro Colom (2008-2012) de avalar la implementación de un nuevo sistema de transporte urbano en la capital, el Transurbano. Según la investigación de CICIG, el proyecto había dado pie al desvío de Q270 millones que terminaron en cuentas privadas de políticos, intermediarios y empresarios.
El exministro obtuvo arresto domiciliario veinte días después de su captura. Y la CICIG nunca le acusó de enriquecerse con el dinero sustraído. Pero el proceso penal en contra Fuentes Knight significó un gran desgaste para él.
Semilla solo se pronunció una vez en un comunicado sobre su caso. En él se expresaba “solidaridad” con el acusado, pero también se apoyaba la investigación y no se defendía su inocencia. Algunas fuentes internas del partido afirman que Semilla no defendió lo suficiente al exministro.
Pero con o sin Fuentes Knight, una de sus figuras más conocidas, Semilla avanzaba hacia la creación de un partido político.
Para julio de 2018, ya había trabajado dos años en ello, y ese mes alcanzaron la meta de adhesiones y presencia territorial que se habían fijado. En noviembre de 2018, en el Diario de Centroamérica se publicó el edicto que oficialmente dio vigencia al nuevo partido político.
La creación de la nueva agrupación no fue del agrado para algunos actores, que inmediatamente reaccionaron para atacar al que se percibía como un nuevo rival.
En diciembre de 2018, la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) presentó un recurso de oposición en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) que buscó detener la inscripción del partido. Alegaban, entre otras cosas, que el símbolo del Movimiento Semilla era similar al de otro partido: el Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP).
El TSE declaró improcedente el recurso. Pero la UNE, con esta acción, sí logró congelar durante unos días la inscripción y mostrar a Semilla que su camino en la política electoral no sería sencillo.
Para Semilla, el recurso de la UNE fue un acto malicioso para retardar el proceso de registro del partido y dificultar su participación en los comicios de 2019. Porque para ese momento, el nuevo ciclo electoral ya estaba en marcha.
En enero de 2019, Semilla celebró su primera Asamblea Nacional, el primer paso para, a continuación, comenzar a proclamar candidatos. Ya estaba todo listo para que el grupo participara en sus primeras elecciones.
2019: Semilla y Thelma Aldana, un debut electoral
Si el contexto en el surgió Semilla estuvo marcado por el auge de la CICIG, su primera participación electoral ocurrió en medio del proceso de expulsar a la CICIG.
Esto llevó al partido a unir sus fuerzas con una figura que si alcanzaba la presidencia garantizaría su permanencia y la continuidad en la lucha contra la corrupción. Se trata de Thelma Aldana, la ex fiscal general del Ministerio Público (MP) que había apoyado a la CICIG durante su mandato.
Aldana se hizo muy conocida durante su gestión y trató de capitalizar su popularidad para impulsar su candidatura a la presidencia. La exfiscal general creó un grupo llamado Plataforma Ciudadana que la apoyaba. Pero como este grupo no era un partido formalmente inscrito, necesitaba aliarse con alguno.
Así surgió la alianza entre Semilla y Aldana.
Los rumores de que esta unión se produciría comenzaron pronto, aún antes de que el partido terminara su proceso de constitución. En una entrevista de julio de 2018 al medio Con Criterio, el integrante de Semilla, Carlos Mendoza, ya habló abiertamente de ello. “Hicimos un procedimiento de consulta en nuestras bases, sobre la candidatura de Thelma Aldana y ven con buenos ojos su candidatura por el papel que jugó como fiscal general”, dijo Mendoza.
Durante algún tiempo, hubo rumores de que Aldana podría acercarse también a otros partidos, como Encuentro por Guatemala o Libre. Estos partidos tenían la ventaja de estar ya constituidos, a diferencia de Semilla, que aún estaba en proceso.
Sin embargo, al final Aldana se inclinó por Semilla. Las estructuras del partido aceptaron a la candidata y a su grupo. Para la agrupación, la decisión supuso priorizar la lucha contra la corrupción y apostar por la continuidad de la CICIG, por encima de otras consideraciones ideológicas.
Como parte de las negociaciones políticas entre Semillas y Plataforma Ciudadana, se acordó que las candidaturas se dividirían a partes iguales entre las dos agrupaciones.
Aldana fue proclamada presidenciable y su compañero de fórmula fue un integrante del núcleo original de Semilla, el economista Jonathan Menkos, exdirector del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales.
El mismo principio se debía aplicar también en las candidaturas a diputaciones. El acuerdo era que las listas se integrarían en “cremallera”, con un candidato de Semilla, seguido de otro de Plataforma Ciudadana. Sin embargo, finalmente, este principio no se aplicó en todos los listados.
En los distritos más importantes para el partido, Semilla obtuvo mayoría de representantes en las primeras casillas. Por ejemplo, los dos primeros puestos del distrito metropolitano, el distrito de Guatemala y el Listado Nacional, los ocuparon integrantes de Semilla. Esto fue decisivo y provocó que de los siete diputados que finalmente logró el partido, seis fueron de Semilla y solo uno de Plataforma Ciudadana.
La candidatura a la presidencia de Aldana tampoco resultó según lo previsto. De hecho, no llegó a suceder.
Su inscripción fue finalmente rechazada por el TSE porque no reunía los requisitos necesarios. Según la autoridad electoral, Aldana carecía de un “finiquito” válido que certificara que no tenía cuentas pendientes por su gestión pública.
Esto ocurrió porque Aldana, tenía una orden de captura por supuestos delitos relacionados con la compra sobrevalorada de un edificio para uso del MP. Esta acusación fue presentada al mismo tiempo que Aldana trataba de inscribirse como candidata.
Ella siempre ha sostenido que los cargos son espurios, que todo se trató de una venganza para impedir su participación política. Actualmente, está exiliada en Estados Unidos.
Semilla trató de defender su candidatura. Plantearon distintos recursos ante el TSE y la Corte de Constitucionalidad, pero siempre fueron rechazados. Así, en su primera participación electoral, Semilla compitió sin poder presentar binomio presidencial.
2020 – 2022: primera bancada, primeras rupturas.
A pesar de los problemas con la candidatura de Aldana, el Movimiento Semilla capitalizó una buena parte del voto crítico, sobre todo de la capital, y tuvo una exitosa primera elección.
El partido fue el más votado en los dos distritos que eligen más diputados: el metropolitano, que abarca a la capital, y el de Guatemala, que incluye los 16 municipios restantes del departamento. En estos dos distritos, el desempeño de Semilla fue, de hecho, mejor que el que tuvieron los dos últimos partidos oficiales.
Además, la planilla de diputados al listado nacional de Semilla, fue la cuarta más votada en todo el país.
Esto proporcionó al partido una bancada de siete diputados, la mayor obtenida por un partido progresista en décadas. Obtuvieron dos diputados por el Listado Nacional, otros por el distrito de Guatemala y tres por la capital.
Con estas fuerzas, llegó Semilla al Congreso, ese monstruo legislativo con al menos 36 facciones donde casi todo se negocia.
Los problemas comenzaron aún antes de la toma de posesión de los legisladores, en enero de 2020. Los mismos problemas que acecharon a Aldana, acompañaron a Semilla al Congreso.
Una de las diputadas electas, la exministra Hernández Mack, tuvo dificultades para asumir su curul por supuestos problemas con su finiquito. De nuevo, surgieron denuncias de partidos rivales y acusaciones de malos manejos durante su gestión en la cartera de Salud. Como mostró el proyecto de periodismo de verificación Fáctica, en realidad, Hernández Mack no tenía cuentas pendientes. Finalmente, pudo asumir el cargo.
Con siete diputados, las oportunidades para impulsar una agenda propia y lograr que se aprobara eran reducidas. Semilla se enfrentaba a bancadas mucho mayores, como la UNE, de 52 diputados o la del partido oficial Vamos, con 17 legisladores y otras de tamaño similar al suyo, como las de Bien, Todos o Humanista, pero integradas por políticos tradicionales dispuestos a negociar con las mayores.
Pronto se formó una alianza oficialista de al menos siete partidos que logró dominar el hemiciclo y marginar cualquier otra propuesta.
Semilla presentó 21 iniciativas. Propusieron leyes para mejorar la atención de los pacientes de cáncer, para regular los precios de los medicamentos, para aumentar la protección de los consumidores, para apoyar la educación universitaria, entre otras. Ninguna tuvo éxito.
Trataron de crear alianzas con otras bancadas como las de Winaq o URNG-Maíz, y con diputados disidentes del partido Creo. Pero estos apoyos puntuales fueron insuficientes.
Desde el Congreso, sin embargo, también se podían hacer otras cosas como fiscalizar al Ejecutivo o visibilizar las demandas de la sociedad civil. Y eso es precisamente lo que hizo Semilla.
Pero estar en el Congreso también comenzó a pasar factura y pronto resultó evidente que en el partido había diferencias. El partido, de hecho, perdió a dos de sus diputados.
El primero en distanciarse de la bancada fue Alberto Sánchez. Este diputado, que llegó al Congreso con solo 25 años, pertenecía a Semilla desde los tiempos del comité pro formación y había participado en la redacción de documentos clave para el partido como su código ético.
En diciembre del 2021 fue expulsado de la bancada por realizar votaciones contrarias a los intereses de Semilla. Además, tuvo señalamientos de acoso sexual.
Integrantes del partido afirman que Sánchez cambió de posturas políticas de forma radical y votó a favor de medidas contrarias a las posturas del partido, como la alianza público privada para construir y gestionar la autopista Escuintla-Puerto Quetzal.
Algunos de sus excompañeros de partido sospechan que este cambio pudo deberse a que Sánchez fue atraído por el oficialismo con algún tipo de prebenda, si bien no existe evidencia de que esto sea cierto.
En una entrevista con Quorum, Sánchez afirmó que sus diferencias con Semilla parten de la forma de hacer política. Él creía en las negociaciones con la derecha y el resto de la bancada no. Negó recibir favor alguno por su voto a favor de la privatización de la carretera Escuintla-Puerto Quetzal. “Si quiero hacer pasar mis iniciativas tengo que apoyar las de los diputados oficialistas”, dijo.
La salida de Sánchez supuso una fractura en las estructuras del partido en el departamento de Guatemala. Sánchez no se fue solo de Semilla. Le acompañaron miembros del Comité Ejecutivo Departamental como Nadia González o José Carlos Hernández, y otros integrantes que fueron candidatos en 2019, como Hugo Pineda Vásquez.
Todos ellos ahora forman parte del partido Unión Republicana y aspiran a cargos en estas elecciones por esta agrupación. Unión Republicana postula a la presidencia al exconductor de Albavisión, Giulio Talamonti, un candidato derechista.
El segundo diputado en separarse de la bancada Semilla fue Luis Fernando Pineda. Él pertenecía a la Plataforma Ciudadana de Thelma Aldana e integró las listas como parte de las negociaciones con la exfiscal.
Pineda abandonó la bancada en agosto de 2022 por su propia voluntad. Para algunos miembros de Semilla, su salida se debió a diferencias políticas. Ahora, Pineda busca su reelección con el partido Viva, junto a la diputada Evelyn Morataya y el diputado Armando Castillo, quien se postula como presidente.
Pineda ahora integra un partido tradicional, impulsado en estas elecciones por el expresidente Alfonso Portillo.
2023: Las segundas elecciones y las disputas por los listados
Quizás las experiencias vividas con estos diputados disidentes, ha influido en que, en las elecciones de 2023, Semilla ha integrado sus listados de candidatos con, básicamente, solo con integrantes veteranos del partido, personas que han estado en Semilla desde 2016.
La principal excepción es Andrea Villagrán. Ella es una diputada que lleva ocho años representando al distrito metropolitano. Primero fue electa por el partido Todos y después por el partido Bien. Ahora, busca permanecer en el mismo puesto con Semilla. Ocupa la segunda casilla del distrito metropolitano, tras el actual diputado Samuel Pérez.
Villagrán se ha caracterizado por impulsar una agenda legislativa en favor de los derechos de las mujeres. Integrantes de Semilla señalan que, a pesar de su trayectoria en partidos tradicionales, carece de señalamientos en su contra, sus votaciones en el pleno hablan por ella y que sí ahora ha buscado a Semilla es precisamente porque quiere formar parte de otro tipo de partido.
Sin embargo, su inclusión en el listado en un lugar prominente, la segunda casilla del distrito que representa a la ciudad capital, ha generado roces. Militantes han cuestionado su pasado y que esté ocupando un lugar que podrían ocupar personas con más trayectoria en Semilla.
Villagrán, sin embargo, se postuló en una asamblea democrática y obtuvo los votos necesarios.
Su posición, la segunda casilla, solo podía ser ocupada por una mujer, de acuerdo a un sistema de acción afirmativa, introducido por Semilla en este ciclo electoral.
En un principio, se esperaba que la una asesora de la bancada, Brenda Mejía, compitiese con Villagrán, pero finalmente no se postuló para ocupar la segunda casilla. Eso permitió la elección de la actual diputada de Bien.
Este sistema de paridad, intensificó las críticas hacia Villagrán. Algunos militantes no estaban de acuerdo ni con su trayectoria ni con la política de acción afirmativa.
Sin embargo, el partido tenía una cuenta pendiente con la equidad de género. En las elecciones de 2019, hubo una sobre representación de hombres en los listados. Como resultado de esto, de los 38 cargos públicos que obtuvo el partido, solo ocho fueron ocupados por mujeres.
En el listado del distrito metropolitano acompañarán a Samuel Pérez y Andrea Villagrán, entre otros, el actual diputado Román Castellanos, la internacionalista Laura Marroquín y el asesor de la bancada Raúl Barrera, uno de los integrantes del partido más populares en redes sociales.
En la conformación de la lista de candidatos del otro distrito clave para el partido, el de los municipios del departamento Guatemala, también hubo algunos problemas.
Algunos afiliados señalaron en redes sociales que la celebración de la asamblea celebrada el 17 de febrero de este año estuvo rodeada de secretismo. Algunas personas dijeron no haber sido informadas sobre su celebración ni de lo que sucedió en ella. Esta asamblea fue clave porque en ella se integraron los listados de candidatos a diputados por el distrito de Guatemala.
“Fui parte del Comité Ejecutivo Departamental de Guatemala electo no hace más de un año y renuncié al mismo al considerar que un grupo de la dirigencia nacional están actuando de forma totalmente incorrecta, puedo que socavan la débil institucionalidad del partido” señaló en un comunicado el exafiliado Breyner Portillo.
Otros integrantes del partido afirman que sí se convocó a los afiliados y que todo sucedió con normalidad. El listado fue integrado, en primer lugar, por el politólogo y asesor de la bancada, José Carlos Sanabria , seguido de los también politólogos y activistas Cynthia Rojas y Ronalth Ochaeta y otras ocho personas.
Sin embargo, poco después, Rojas, quien ocupaba la segunda casilla, renunció a su candidatura. El motivo: la sombra de una investigación de la FECI. Esta es una entidad del MP dirigida por el fiscal Rafael Curruchiche. Desde hace dos años, la FECI se caracterizado por perseguir a fiscales, jueces, periodistas y cualquier que haya apoyado la lucha contra la corrupción
Presente: la amenaza de la FECI.
En estas elecciones, Semilla no ha sufrido la exclusión de su candidatura a la presidencia. Esta vez, han sido partidos como el MLP, Podemos y Prosperidad Ciudadana, los que no han podido inscribir sus binomios presidenciales.
Semilla, en cambio, no ha tenido obstáculos para registrar a su presidenciable; el sociólogo Bernardo Arévalo, un militante del partido desde el origen; y a su candidata a la vicepresidencia, la química y bióloga Karin Herrera, que fue invitada a unirse al partido. Ambos fueron designados en un proceso democrático interno y pudieron inscribirse sin problema.
Sin embargo, otros candidatos de Semilla sí han sido objeto de las maniobras destinadas a excluirlos. La protagonista ha sido la FECI de Rafael Curruchiche y el objetivo han sido varios candidatos a diputado de Semilla.
La FECI ha intervenido en el proceso electoral, actuando contra varios candidatos.
Primero, trataron de impulsar un caso contra el candidato del partido Cabal, Edmond Mulet, después de este se pronunciara en defensa del expresidente del diario elPeriódico, José Rubén Zamora.
Después, actuaron contra el abogado Juan Francisco Solorzano Foppa, que trató de inscribirse, sin éxito, como candidato a la alcaldía capitalina. Solorzano Foppa está preso en la actualidad, también por su papel en la defensa del periodista Zamora.
Y por último, la FECI ha actuado contra Semilla. Esto ha provocado, hasta el momento,que la candidata a diputada de Semilla Cynthia Rojas, una reconocida activista del partido, haya optado por renunciar a su candidatura.
El origen de todo está en la denuncia de un oyente del programa Pulso Republicano llamado Rodrigo Rodas. Este ciudadano aseguró en el programa, a finales de febrero de este año, que el Movimiento Semilla le registró como militante sin su consentimiento. La falsificación de la firma, dijo Rodas, ocurrió en 2018. En ese momento, el partido estaba en formación y necesitaba casi 23 mil firmas para constituirse.
Esto motivó la apertura de una investigación en la Fiscalía contra Delitos Electorales que rápidamente pasó a la FECI, según informó recientemente Semilla. Del caso se conocen pocos detalles. En una entrevista para este reportaje, el diputado Samuel Pérez dijo que les han negado el acceso al expediente, aunque el caso no está bajo reserva.
En el partido no niegan la falsificación, pero afirman que el caso tiene la intención de amedrentarlos por su crítica a la actual fiscal general, Consuelo Porras y al propio jefe de la FECI, Currichiche.
Según la versión de varios integrantes del partido, ellos eran conscientes de que en la recolección de firmas se podían producir incidentes como el denunciado, algo que también ha sucedido en el proceso de formación de otros partidos. Por eso, según aseguran, llevaron un control estricto de las firmas que captaba cada activista, para saber quién había afiliado a quién.
Por eso, consideran que la responsabilidad por esta falsificación debe recaer en quién captó la firma de Rodrigo Rodas y no convertirse en una causa general contra la dirigencia del partido.
Como Cynthia Rojas era procuradora del partido ante el TSE y firmó registros de adhesiones, ella optó por renunciar a su candidatura a diputada. En la actualidad, ella está fuera del país por motivos académicos, pero según declaró a No-Ficción, no descarta la posibilidad del exilio, ya que no se siente segura en Guatemala.
La investigación también podría alcanzar al representante legal del partido: Samuel Pérez. Él, al ser diputado, goza de derecho de antejuicio y no podría ser procesado inmediatamente.
“El traslado del caso a la FECI sin justificación deja claro que es una denuncia política y que con ella intentan amedrentar a los liderazgos del Movimiento Semilla. Sabemos que nos investigan, que han estado contactando a personas para intentar que declaren en nuestra contra. Por eso no subestimamos que estén armando un caso político contra el partido y sus liderazgos”, dijo Rojas.