Capítulo 7: La venganza de los corruptos
[NARRADOR]
El 23 de Julio del 2021, Guatemala volvió a ser noticia a nivel internacional
[AUDIO DE NOTICIEROS]
Muchas gracias, saludos desde Guatemala. Informarles que un sector mayoritario de este país centroamericano se encuentra indignado porque la titular del MP, María Consuelo Porras Argueta removió a Juan Francisco Sandoval del puesto de jefe de la FECI, que se trata de una unidad especial del MP.
El fiscal anticorrupción de Guatemala es la última víctima política de quienes ponen trabas a la lucha contra la impunidad en el país Centroamericano.
En ese mismo tema, el gobierno de Estados Unidos señaló que la destitución de Juan Francisco Sandoval al frente de la FECI es una falta de compromiso contra la independencia judicial en ese país. De acuerdo con la vocera del departamento del Estado…
[NARRADOR]
Cuando la CICIG desapareció en septiembre del 2019, muchos pensaron que la lucha contra la impunidad había terminado. Sin su apoyo técnico y político, ya no sería posible desmantelar las grandes redes de corrupción. Los poderes que se habían repartido las instituciones del Estado, pensaron que estaban a salvo. Su pesadilla había terminado. Iván Velásquez era tan solo un mal recuerdo.
Pero las cosas no sucedieron así. La CICIG se había ido, pero la FECI, la Fiscalía Especial Contra la Impunidad, seguía trabajando. Esta unidad fue creada en el 2008 para dar apoyo a la comisión. Con los años adquirió capacidad y protagonismo. De hecho, sin la motivación y tenacidad del equipo de la FECI, la CICIG nunca hubiera podido obtener los resultados que conocemos. Durante los dos primeros años post CICIG, la FECI demostró que un equipo 100% guatemalteco podía levantar casos de alto impacto sin la ayuda de nadie. Casos como Comisiones Paralelas 2020, que reveló la repartición fraudulenta de las cortes de justicia. El espíritu de la CICIG se había reencarnado en la FECI dirigida por Juan Francisco Sandoval.
Esto era una muy mala noticia para los que habían conspirado contra la CICIG. Los empresarios y políticos que conformaban el pacto de corruptos tendrían que invertir más dinero y esfuerzos para neutralizar a la FECI. Y así lo hicieron. Los ataques contra los fiscales arreciaron. Juan Francisco Sandoval y sus compañeros fueron sujetos de espionaje y amenazas. Las denuncias espurias en su contra de ellos se acumularon. El propio presidente Alejandro Giammattei se sumó a la ola y criticó directamente al jefe de la FECI. En una entrevista a Reuters, se acordó de los días que pasó en la cárcel en el 2011, y le echó la culpa a Sandoval.
[AUDIO DE ALEJANDRO GIAMMATTEI]
A mí me metieron a la cárcel. Por algo que no hice. Este señor, era uno de los fiscales. ¿Salí de allí, hice algo contra él? No. Ni como simple ciudadano, ni como presidente del país.
[NARRADOR]
Giammattei aludía al caso de la operación Pavo Real, cuando fue acusado de participar en la masacre en la cárcel de Pavón. Por un tecnicismo legal, una jueza cerró su caso, pero esto ya lo contamos en el capítulo cuatro de esta serie.
[PERIODISTA REUTERS]
¿Usted considera que hay una justicia selectiva, una justicia tal vez hasta politizada?
[ALEJANDRO GIAMMTTEI]
Yo creo que hay suficientes casos que así lo demuestran.
[NARRADOR]
Consuelo Porras, la fiscal general, no salió defender a Juan Francisco Sandoval tras estas declaraciones. Al contrario. Un mes y medio después, con la bendición presidencial, Porras decidió expulsarlo del Ministerio Público.
Por largo tiempo, Juan Francisco Sandoval había sido un testigo silencioso de cómo la fiscal general entorpecía sus investigaciones. Pero esta vez no se quedó callado.
[CONFERENCIA DE PRENSA DE JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Muchas gracias a todos. Muy buenas noches.
[NARRADOR]
El día de su destitución, dio una conferencia de prensa en la Procuraduría de los Derechos Humanos.
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Ehhh, quizás en algún momento me invada la emoción. Sepan que son 18 años de mi vida. Quiero dar las gracias en primer lugar por haber tenido la oportunidad de servir a mi país en la búsqueda de la justicia y de la verdad.
La decisión que asumió la señora Fiscal General hoy, no la tomo por sorpresa; era algo planeado desde hace muchos meses. Hoy soy el último de una cadena de fiscales que han sufrido las consecuencias por buscar la verdad y la justicia. No soy el primero y lastimosamente no voy a ser el último.
[NARRADOR]
Según Juan Francisco Sandoval, su despido era parte de un plan para acabar con la lucha contra la corrupción.
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
que puedo decir de la señora fiscal general: ríspida relación con la CICIG. Irrespetó nuestro trabajo. Y ya que en un comunicado utilizo la palabra vejámenes, vaya vejámenes los que sufrimos.
[NARRADOR]
Sandoval reveló esa noche cómo la fiscal general había protegido a ciertas personas implicadas en casos de corrupción. Al cabo de esta conferencia de prensa, Juan Francisco Sandoval salió del país. Su vida corría peligro en Guatemala.
Pero la venganza de Consuelo Porras no se detuvo allí. Tomó posesión de la FECI y la puso a trabajar contra sus propios fiscales. Inició una cacería que se extendió a jueces de alto impacto y extrabajadores de la CICIG. Varios de ellos fueron encarcelados y unos treinta han tenido que exiliarse.
Washington DC se ha convertido en el refugio de un grupo de estos fiscales perseguidos. Allí, han formado una pequeña comunidad alrededor de Juan Francisco Sandoval y de Thelma Aldana, la exfiscal general. Decidimos ir a visitarlos. Sebastián, productor de El Experimento, viajó a la capital de Estados Unidos y se reunió con ellos.
[Entrada del podcast. Desde No Ficción, Guatemala, esto es El Experimento]
Dos temporadas y trece capítulos para contar los éxitos y fracasos de la CICIG, el equipo internacional que reveló las entrañas corruptas del Estado de Guatemala.
Escrito y producido por Sebastián Escalón. Narrado por Guillermo Escalón.
Capítulo trece: La venganza de los corruptos
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Una de las razones por las cuales quería ir a Washington, era preguntar a los fiscales exiliados si, en su opinión, la lucha contra la impunidad había valido la pena.
Y es que, a tres años del fin de la CICIG, hemos visto cómo las mafias se han reconstituido. Una a una, todas, o casi todas las instituciones han caído entre sus manos. Hoy, los negocios corruptos se realizan a plena luz del día, sin que a nadie parezca importarle. Es como si no hubiera pasado nada. Como si Thelma Aldana e Iván Velásquez hubieran trabajado en vano. Claro… han cambiado algunos personajes, hay nuevas empresas contratistas, hay partidos políticos que no existían hace dos años. También siguen en la cárcel algunas figuras de la corrupción… pero las estructuras criminales siguen desangrando a Guatemala y a su pueblo. Como me dijo la diputada de Semilla, Lucrecia Hernández Mack:
[LUCRECIA HERNÁNDEZ MACK]
La clase política es como una gonorrea multirresistente. Ya nada les pega. Ya no hay antibiótico, por mucha cefalosporina de última generación que haya ya no mata al gonococo. Antes una manifestación, un trending topic, un titular, una directriz en inglés, tenía efecto, pero ya nada. Estados Unidos no tiene poder, la prensa tampoco tiene poder y está siendo perseguida. La calle se ha debilitado, las redes sociales tampoco parecen ser mella en ellos. Ya nada. Hay una desesperación, ¿qué hacemos ahora?
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Las consecuencias de esta lucha contra la impunidad no las paga Naciones Unidas, ni la comunidad internacional. No las pagan Iván Velásquez ni los expertos internacionales de la CICIG. Ellos han vuelto a casa con bien. La resaca de esos años furiosos la sufren los guatemaltecos que fueron parte de esta lucha. A muchos fiscales, jueces, magistrados, extrabajadores de la CICIG, se les han abierto dos caminos: encierro o destierro. Por eso quería escuchar el punto de vista de los fiscales que colaboraron con la CICIG. Esos que pensaban, cada día que se levantaban a trabajar, que estaban liberando a Guatemala de sus cadenas. Ellos sabrán si la lucha valió la pena.
[SONIDO DE AVIÓN]
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Al día siguiente de mi llegada a Washington, me encontré con Juan Francisco Sandoval en la esquina de la avenida Pensilvania y de la trece calle.
Buenos días, Juan Francisco, ¿cómo estás?
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Bien. Es que vieras los días que me han tocado.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Juan Francisco Sandoval es de baja estatura y aspecto frágil. Hasta el día de su exilio, el Ministerio Público había ocupado lo más claro de su tiempo. Entró a la fiscalía como pasante a los 20 años, y desde allí subió todos los escalafones de la institución. Juan Francisco Sandoval es fiscal hasta el fondo del alma y eso se nota hasta en su manera de hablar. A Sandoval no lo amenazan de muerte, amenazan con privarlo de la vida. No quieren meterlo preso, quieren despojarlo de su seguridad jurídica.
Algo que impresiona en él es su memoria prodigiosa. Juan Francisco Sandoval no olvida nada. Fechas, nombres, lugares y por supuesto, artículos del código penal, todo se le queda. Basta con plantearle un problema legal para que de inmediato, cite la resolución de la Corte de Constitucionalidad que trata del asunto.
Buscando un lugar tranquilo para platicar, entramos a la biblioteca Martin Luther King, un lugar hermoso en donde dan ganas de trabajar, hojear revistas o tumbarse en un sillón a leer toda la tarde. Un día Guatemala tendrá una así. Un día. La biblioteca tiene además una terraza grande con mesas y sillas. Allí nos acomodamos.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Háblame de los últimos días en Guatemala, cuando ya sentías que esto iba a pasar. ¿Como te preparaste para salir?
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Yo nunca estuve preparado para salir. Yo nunca tuve en mi plan de vida salir de Guatemala. Le decía, uno podía preveer de que podía salir, pero no era una de mis opciones de vida.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
¿Cómo fue tu último día?
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Yo llegué a trabajar normal, era viernes. Como no hay un lugar adecuado en el Ministerio Público para tomar almuerzos, almorzarnos en la oficina, fui citado a las 2 de la tarde porque en la siguiente semana íbamos a cumplir una agenda, habíamos coordinado con fiscales salvadoreños y con alguna autoridad que iba a apoyar de otro país, una serie de diligencias relacionadas con un caso de corrupción en El Salvador y también de manera ingenua pensé que me estaban llamando del despacho de la Fiscal General para programar la agenda de la siguiente semana. A las 2 de la tarde fui al despacho de la Fiscal General, quien me atendió fue el secretario contra la corrupción Estuardo López y López y yo le pregunté que cuál era el motivo de la reunión y me dijo ay, creo que tiene que ver con algo de la objeción que usted presentó por el tema de Cintia Monterroso. Entonces en ese momento dije yo “me van a destituir” y llegó la directora de Recursos Humanos del Ministerio Público, me notificó de la decisión y que le daba mucha pena, que ella solo estaba para cumplir instrucciones, qué piensa licenciado, entonces le dije “no puedo decirle nada, solo que creo que están cometiendo un injusticia” después de que fui destituido me quitaron la tarjeta, el gafete, yi ya no tenía casi. Después de todo lo que yo trabaje en el Ministerio Público fue injusta también la manera en la que salí, Estuardo López todavía me indicó por deferencia, lo voy a acompañar. Yo no quería saber nada de la administración de Consuelo Porras, yo estaba en shock, se acercaron mis amigos de confianza y yo absurdamente les dije “miren tengo años de no ver mundiales ni Olimpiadas eh, ahora voy a ver los los los Olímpicos de Tokio los voy a ver tranquilo en la casa todavía, todavía hice en minutos, voy a seguir dando clases en la universidad… pero ellos me hicieron volver a la realidad. “Mira es posible de que ya exista hasta una orden de captura en tu contra, si vas a prisión recordarte que no solo políticos, hay narcotraficantes, hay estructuras criminales del alto poder, tenés que salir del país”, entonces al volver a la realidad y a recapacitando me puse en contacto con embajadas, con el Procurador de Derechos Humanos, el resto yo creo que lo conoce, tiene una conferencia de prensa, me despedí de mis amigos, no pude ir a mi casa y eso me duele. Salí con la ropa que tenía puesta. Yo no sabía que iba a Costa Rica, soy sincero, o sea, mi meta era venir a Washington pero la cita para que me renovaran la visa era el lunes 26 o sea, yo no tenía documento para ingresar a Estados Unidos, entonces yo agradezco a las autoridades del país que hoy me cobija porque es muy duro estar aquí, pero entre todo yo no he sufrido lo que sufre tanto migrante, que por la desigualdad ha tenido que salir de mi país y se facilitaron cosas que yo sé que son muy complicadas para para otros hermanos guatemaltecos que ingresan a este país por necesidad, salí con el embajador Sueco, a quien agradeceré hasta la eternidad. Y que iba acompañado del procurador de Derechos Humanos, llegué a la frontera desde la Procuraduría hasta la frontera de Valle Nuevo.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
¿De ahí, tomaste un carro directamente?
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Me apoyó gente de un medio de comunicación digital salvadoreño. El Faro, llegué al hotel en San Salvador a eso de las 3 de la mañana y todavía. Bueno, ellos me pidieron una entrevista, estaba muy cansadísimo, pero creo que un gesto de gratitud tenía que hablarles a ellos, les hablé, dormí una hora, me dirigía al aeropuerto para ingresar a San José de Costa Rica y la persona, la familia que me recibió allá, esos cinco días de verdad fueron de mucha hermandad, no le puedo decir con quién estuve, pero la verdad es que en el momento en que escuchen sabrán la gratitud que le tengo. Estuve cinco días en Costa Rica, era una locura, porque entrevistas en medios de comunicación tanto de aquí del continente americano como de Europa pero hay cosas muy bonitas de Costa Rica y que en esos cinco días aprendí a envidiar, dicen envidia de la buena, como hay un ambiente de libertad para caminar, que hay muchos parques, entonces esos días que estuve ahí, por primera vez en 11 años no, no estaba acompañado de un equipo de seguridad, pude caminar libremente y me perdí en algún momento, que es el momento en que me perdí que sentí más bonito porque sabía que estaba en un lugar seguro y después tuve que viajar aquí a Washington a lo desconocido.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Algo que la gente no sabe muy bien, es cómo viven los que los que han llegado aquí, verdad. Algunos imaginan que tienen becas increíbles de universidades, que les dan apartamento y comida o cosas
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Y es algo que está en el en el imaginario. No le voy a decir de que vivo mal porque no vivo mal, pero yo he visto a veces, ehmmm críticas donde dicen bueno, mientras los otros están enfrentando la justicia, ellos están allá en la comodidad de su apartamento, de hecho ustedes está viviendo en un momento en el que me tuve que mudar y no sabe el dolor de cabeza que eso implica, por el tema de que si usted no es ciudadano y recién venido en las condiciones en que llegamos a este país no se tiene crédito, tiene que que ver como usted justifica o garantiza de que va a poder realizar pagos. Es una situación muy complicada en esta época en la que se está realizando la grabación están saliendo muchos fiscales de la FECI de Guatemala y algunos han venido aquí a Washington entonces he tenido que ver como entre cubrir mis necesidades también tratar de apoyarlos no solo en lo moral, sino que también hay que tiene que ser un apoyo de índole material, entonces ha sido muy complicado. Vivo bien, estoy estudiando el idioma, que ha sido una barrera, miren en Guatemala por favor, estudien otro idioma
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Por si tienen que salir al exilio…
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Estudien otro idioma porque en nuestro país es lo más probable es que se salga al exilio. Estoy en eso. Organizaciones de derechos humanos me han apoyado, estoy trabajando. Les agradezco muchísimo, ha existido mucha solidaridad.
No sé cuántos años voy a tardar para volver a mi país, usted no sabe cómo de verdad, extraño mi tierra, verdad me extraño a mi familia, pero no veo que que esto vaya a ser tan inmediato, creo que va a ser un proceso de muchos años y depende de la ciudadanía, Podría decir alguien… bueno, entonces no confía en el pueblo de Guatemala, claro que confío en el pueblo de Guatemala el tema es de que el pueblo de Guatemala está atado, las fuerzas de poder en el país, lo mantienen inmóvil y es tanta la necesidad que existe en el país que la gente está pensando en sobrevivir, no en cambiar entonces tampoco le pudo exigir eso a mi pueblo querido, si ni siquiera ha tenido mayores oportunidades.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
El pueblo de Guatemala. Ese misterio. Ese animal cuyo comportamiento nadie logra entender o anticipar. En el 2015, para sorpresa de todos, la ciudadanía se levantó y manifestó en todo el país. Semana a semana, la plaza central se llenó de ciudadanos indignados que gritaban su rabia contra el gobierno corrupto de Otto Pérez Molina. Parecía que Guatemala había cambiado para siempre. Pero luego, tras las elecciones que llevaron al comediante Jimmy Morales al poder, la marea bajó. En los años siguientes ese pueblo dio un par de rugidos aquí y allá, y luego se echó a dormir. Hoy en día, las únicas manifestaciones resaltables, son las de los pueblos indígenas a las que la población urbana nunca se une.
Un día que entrevisté a Iván Velásquez para El Experimento, el comisionado estaba muy molesto. Furioso en realidad. El día anterior, una de las abogadas de la CICIG, Leily Santizo había sido arrestada. El Ministerio Público de Consuelo Porras la acusaba de algo increíble: haber defendido a su clienta durante una audiencia pública en un juzgado. Es decir, haber ejercido su profesión de abogada. Velásquez no podía creerse la mala fe, el descaro de la fiscalía.
[IVÁN VELÁSQUEZ]
En el mundo eso es increíble que a una persona siquiera la puedan sindicar, con mucha menor razón, pedir orden de captura y que sea concedida por haber hecho una solicitud procesal. Es que esto es gravísimo, no hay adjetivos. No hay adjetivos para calificar una actitud de esta naturaleza
Y peor que todo, la gran decepción con el pueblo. Tanto sacrificio, ¿y dónde está la gente? No… esto realmente es ya, para qué seguir pensando en las cosas. Porque es quien se tiene mover, es la población. Pero esperando a ver qué va a decir la comunidad internacional, qué va a hacer Estado Unidos. No, ese es el problema que siempre se ha descansado y era lo que yo insistía en Guatemala siempre y eso fue permanentemente, en todas las reuniones, ustedes aquí no estan mirando sino, qué hace la Cicig y qué hace la embajada de Estados Unidos.
Era… hay algún problema, “que la Cicig se pronuncie”, “que la embajada de Estados Unidos intervenga”. Da mucha indignación por todo. Pero dejémoslo porque con esto me voy acalorando y no se puede hablar con tranquilidad.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Desde que Consuelo Porras se convirtió en jefa del Ministerio Público, una represión sin precedentes se ha desatado en contra operadores de justicia. En mayo del 2019, la ex jefa del Ministerio Público Thelma Aldana tuvo que irse al exilio. Fue la primera de una larga lista. Fiscales como Andréi González o Rudy Herrera, juezas como Erika Aifán, magistradas como Gloria Porras y exabogadas de la CICIG como Flor Gálvez, han tenido que salir del país.
Otros corrieron peor suerte. Fiscales o exfiscales como Siomara Sosa, Virginia Laparra, Juan Francisco Solórzano Foppa o Eduardo Pantaleón fueron enviados a prisión. También fueron arrestados dos exfuncionarios de la CICIG, Leily Santizo y el analista Aníbal Argüello, a quienes escuchamos en esta serie.
Consuelo Porras realizó un desmantelamiento sistemático de lo único que funcionaba en el sector justicia de Guatemala. Esto, con el apoyo de las élites empresariales que no dejan pasar una oportunidad para manifestarle su aprobación.
Algunos de los fiscales detenidos llevaban casos de altísimo impacto. Por ejemplo, Eduardo Pantaleón investigaba un caso de sobornos en el que estaría implicado el presidente Alejandro Giammattei. Al momento de la grabación, él y la fiscal Virginia Laparra seguían en prisión.
Al día siguiente de mi plática con Juan Francisco Sandoval, me reuní con los demás fiscales exilados en Washington. Decidimos encontrarnos en el hotel Sheraton de Arlington. En Guatemala, Sheraton suena a hotel lujoso y exclusivo. En Estados Unidos, suena más bien a hospedaje en serie para clases medias. Había tan poco personal laborando que nos quedamos cuatro horas en la cafetería grabando sonido sin que nadie nos preguntara u ofreciera nada.
Todo un lujo.
La primera en llegar fue Thelma Aldana. Vestía pantalones negros, una blusa roja y una chaqueta de lona.
¿Cómo se siente en Washington? ¿Cómo se siente?
[THELMA ALDANA]
Muy bien. Ya tengo tres años ya. Tres años de exilio. Ha sido un proceso inicial difícil. Obviamente es como que le arranquen el corazón a uno. Pero algo sucede que uno se vuelve más fuerte. Bueno, yo tengo mucha fe en Dios y sé que Dios me ha ido dando fortaleza.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
¿O sea que si siente que ya logró establecerse en Estados Unidos y tener proyectos?
[THELMA ALDANA]
Claro. La vida continua. Y yo soy una mujer de lucha y no me doblego ante nada. Ni me da miedo nada. Estoy bien, tratando de ayudar a los que van viniendo. Por lo menos un apoyo moral, porque no todas las personas tenemos la misma fortaleza. No todos logramos visualizar de que se trata el exilio. Así es de que siempre estamos comunicación con todos los que han venido.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
¿Cómo es el proceso de adaptarse a la situación y entender que por ahora no puede volver a su país?
[THELMA ALDANA]
Es difícil. Es que parece increíble. Yo entiendo que cuando uno sale de su país, aunque sea forzado por las circunstancias, se puede despedir de su familia, puede hacer un equipaje, llorar antes de salir. Pero en mi caso no. Yo no estaba en Guatemala. Estaba fuera del país. Vine acá a una entrevista con Fernando del Rincón y estando acá me tuve que quedar, sin despedirme, sin equipaje, sin nada, a empezar de cero. Y ese proceso es difícil, sumamente difícil.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
¿Qué es lo más difícil del exilio?
[THELMA ALDANA]
Todo es difícil, todo. No hay nada fácil. El idioma, la incertidumbre. Hace falta todo. La familia en primer lugar, los amigos, las amigas, el clima, la comida. Hace falta todo.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Usted ve llegar nuevos fiscales aquí que también tienen que huir de Guatemala. ¿Cómo los apoya? ¿Qué les dice?
[THELMA ALDANA]
En principio, nos damos un abrazo muy muy muy grande. Lloramos. Y yo trato de darles mucho ánimo, porque sé que es un proceso difícil. Les digo, por ejemplo… por lo menos ustedes están jóvenes y este país se abre con muchas oportunidades para ustedes. Piensen en eso. Tratando de darle el aspecto positivo a las cosas. Y también les digo, miren la tranquilidad de conciencia. Esa paz que uno vive en medio del exilio, en medio de la criminalización y la persecución, esa paz no la tiene Consuelo Porras, ni los fiscales que nos han criminalizado, ni los jueces como Víctor Cruz. Ellos no tienen esa paz que uno si tiene, entonces esa paz vale muchísimo, y es la que al final junto a la fe, lo sostiene a uno.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
El siguiente en llegar a la cafetería del hotel Sheraton fue Andréi González, exfiscal de la FECI. Él está en Washington desde octubre del 2019. Su última investigación fue sobre el financiamiento electoral de la Unión Nacional de la Esperanza, el partido de Sandra Torres. Esta mostró que la UNE había recibido millones de quetzales por parte de empresarios farmacéuticos. Millones que nunca fueron declarados. Con las pruebas en su poder, Andréi González estaba listo para pedir la captura de Sandra Torres. Pero Consuelo Porras se lo impidió. La fiscal general alargó los procesos con excusas sin sentido hasta que Sandra Torres obtuvo inmunidad por ser candidata a la presidencia.
Y mientras la fiscal general bloqueaba el caso, Andréi González empezó a recibir ataques. Cuentas de Twitter vinculadas a la extrema derecha publicaron fotos de su casa y de su carro. El fiscal había sido objeto de un seguimiento sistemático y muy profesional. Esto lo convenció de que más le valía salir del país.
[RISAS DE ANDREI]
[THELMA ALDANA]: al final le dijimos, usted vaya con el oculista
[ANDREI GONZÁLEZ]: La cosa no es dar el brazo torcer.
Lo que pasa es que estando acá, hay días buenos y malos. Por lo menos se acostumbra uno a vivir en el día a día. Es un sube y baja esto y sobre todo que al final de cuentas no sabemos qué es lo que va a pasar, o sea, si en realidad uno se tiene que quedar acá hasta que para siempre o si algún día vamos a poder regresar, entonces este manejar eso es bastante difícil porque queremos regresar pues definitivamente, o sea, este no es nuestro país es un país muy bonito. Estamos cómodos, es el primer mundo, ¿no?
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
¿Tú tienes orden de captura allá?
[ANDREI GONZÁLEZ]
No, hasta ahora estoy invicto dirían.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
¿Entonces qué pasaría si volvieras a Guatemala?
[THELMA ALDANA]
Lo pueden matar o le van a inventar un caso, seguro.
[ANDREI GONZÁLEZ]
es que ese es el problema que yo, por lo menos acumule más de 10 denuncias penales o sea, estando allá y es, una imagínate, tengo más 10 posibilidades de que puedan pagarle a un fiscal allá y a un juez y puedan tener una orden de aprehensión en mi contra.
[THELMA ALDANA]
Y los casos que llevó…
[ANDREI GONZÁLEZ]
Y no me siento seguro, o sea a mí, Antes de venirme, o sea, a mí se me fueron a meter al apartamento donde yo vivía a tomar fotografías, me estuvieron acosando en redes sociales, entonces a dónde regresaría, no tengo donde regresar porque o sea…
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Esta situación de exilio, a veces se vuelve trágica, como bien lo sabe Andréi González.
[ANDREI GONZÁLEZ]
Estando acá, el 24 de diciembre mi papá murió en Guatemala. Entonces, ese fue un golpe duro porque no me lo esperaba, fue algo repentino, y te replanteas. ¿Qué hacés?
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
¿Pensaste volver?
[ANDREI GONZÁLEZ]
Sí, claro, en algún momento pensamos en eso mi familia y yo. Pero ahí tenés que pensar con cabeza fría, rápido. Plantearte… sí regreso… pero mi papá ya falleció. Si me dijeran, si regresás va a revivir, pues me voy definitivamente. Pero sabés que no. Entonces platicamos con mi familia, y pues sabíamos que perdíamos más regresándonos que quedándonos. Eso no quiere decir que no nos haya afectado, porque yo, en lo personal, mi familia también, perdimos la posibilidad de compartir con mi papá ese tiempo que no nos vimos. Un poco más de dos meses. Y tampoco poder estar en su funeral. Es bien difícil. Anímicamente nos afectó bastante a todos. A mí me afectó mucho ver a mi familia mal. Y decir, bueno ¿qué hicimos nosotros para merecer eso? Y sobre todo mi familia, porque el que en realidad quién tenía el trabajo y a quien estaban persiguiendo era a mí. Y el daño colateral son ellos.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Poco después, se unió a nosotros el resto del equipo. Eran Juan Francisco Sandoval y el fiscal Rudy Herrera.
[Llegada de los fiscales]
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
La cafetería desierta del Sheraton se puso alegre.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Muchas gracias por venir, ya que estamos todos aquí.
[ANDREI GONZÁLEZ]
Es que les dijeron que iba a haber cerveza;
(risas)
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Allá está la hielera.
[ANDREI GONZÁLEZ]
Es broma.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Rudy Herrera es el último en haber llegado a Washington. Él era jefe de una de las fiscalías de la FECI y tenía entre sus manos casos que implicaban a los magistrados de las más altas cortes. En febrero, se enteró que estaba a punto de ser arrestado. Logró salir a tiempo del país junto con su familia, y en efecto, unos días después, giraron una orden de captura en su contra. Tres de los cuatro auxiliares que estaban bajo su mando fueron arrestados. Dos de ellos fueron liberados sin cargos, y el tercero tiene un proceso abierto.
[RUDY HERRERA]
RH: Yo me voy en 4 de febrero, mi último día de trabajo, ese fin de semana pasa algo, me llegan unas personas que están velando por uno me dicen que hay algo en contra mía. Me sacan el lunes. Y yo me voy. Me salgo, estoy tranquilo, ya no me pueden hacer nada. Pero nunca pensé que al equipo de la agencia lo iban a perseguir. Porque siempre salía yo en era redes sociales, el lic Sadoval, la lic Aifán, era yo nunca eran mis auxiliares. Y por una denuncia de un sindicado que dice que lo coaccionamos para que él declarara, es que nos ponen esa denuncia y nos giran una captura por abuso de autoridad. En contra de dos auxiliares fiscales mías, una excepcional fiscal que ahora es agente fiscal en otro municipio. Y solo a un compañero que no lo capturaron, y no hay nada en contra él, porque no él trabajó conmigo el caso Comisiones 2020.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Este caso demuestra que la persecución de Consuelo Porras se ha ampliado a todos los escalafones del Ministerio Público. Lo que empezó con una orden de captura, contra la ex fiscal general Thelma Aldana, se ha convertido en arrestos de fiscales auxiliares. Esto, por supuesto, les quita la tranquilidad a los exiliados en Washington. Aquel día, en el Sheraton, les preocupaba la suerte de sus compañeras Siomara Sosa y Virginia Laparra quienes, en ese momento guardaban prisión.
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Lo de Virginia ustedes… Por lo que la ligan a proceso, ustedes, qué estupidez. Que porque no había autorización de la fiscal general para que ella presentara denuncia administrativa contra el juez. Vaya. Y la usurpación de funciones es que un particular ejerce de servidor público. ¿Y no era servidora pública, pues?
[THELMA ALDANA]
No hay que caer en ese juego de discutir los casos porque son casos montados e inventados.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
De vez en cuando, a lo largo de la plática, Thelma Aldana interviene. Hace algún comentario, algún apunte, que todos escuchan con devoción. Ella es como una figura protectora. Todos la llaman jefa…
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Jefa le digo yo a la jefa. (risas)
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Pero es el tono con que los hijos llaman jefa a su madre. En cierta forma, el exilio los ha convertido en familia.
La conversación salta de tema en tema. A todo le buscan el chiste. Se ríen, por ejemplo, de lo cara de la vida en Washington.
[FRASES DE LOS FISCALES]
Lo sentís carísimo
Ya no comprás
No tengo hambre
Me di cuenta de que se podía comer dos veces al día
Una
Con agua del grifo
(risas)
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Y recuerdan con nostalgia los viejos tiempos en que trabajaban sin contar las horas, pensando que la gran corrupción tenía los días contados.
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Habíamos hecho un bonito grupo de trabajo. Llegábamos temprano, nos íbamos tarde, pero daba gusto porque estábamos trabajando por el país. En cambio, ahora no daban ganas ni de levantarme.
[RUDY HERRERA]
Cuando estábamos con CICIG, estaba la jefa como fiscal, siempre mirabas tres, cuatro agencias que estaban encendidas, no era por obligación pero como te motivaba trabajar, después de las cuatro, cinco de la tarde. Gente en movimiento, adelantando. No era por operativizar un proceso. Era porque estabas motivado a trabajar. Y, nos quedábamos para una consulta. Juan Francisco te decía ahora no puedo, pero después de las cuatro. Cuatro, cinco de la tarde lo ibas a ver, y allí estaba él, que nos daba cafecito con pan. Y hablando de los procesos, siempre he dicho que tiene una memoria, que es como darle play. Le decías, mirá, me pasó esto en una audiencia. Y él decía hay una sentencia de la CC, ahora te la voy a buscar como que le diera play a la mente. Lo tenía todo fresco y te resolvía. Fue la secuencia el tiempo que trabajamos en la fiscalía. La mayoría nos quedábamos cerca.
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Que qué bonito, qué riqueza digo yo porque pedíamos cena.
[RUDY HERRERA]
Pedíamos comida porque trabajábamos tarde.
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Y compartíamos lo que pasaba en las audiencias. Los criterios jurídicos. Es que tal tribunal. No, en tal tribunal se planteó así. Y entonces nosotros mismos estábamos enriqueciendo nuestro acerbo.
Los fiscales comentan la relación con los equipos de la CICIG. La describen como experiencia positiva y enriquecedora.
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Entonces eran mesas de discusión. Era tan. No se me olvida cuando Íbamos a la Comisión y discutíamos. Y nos reíamos, porque también había que hacer agradable el momento.
[THELMA ALDANA]
Pero Iván no. Me daba risa verlo tan serio y nosotros sí bromeando.
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Entonces eran discusiones jurídicas. Yo comparo el último tiempo cuando estuvimos con Consuelo Porras. Cero aportes desde el punto de vista jurídico. Era tener a Méndez Ruiz y a Lord Vader allí a usted cuestionándolo por lo que estaba haciendo en lugar de haber algún aporte. Eran reuniones con una riqueza que no tiene idea. A veces lo que había investigado la Comisión, la perspectiva que ellos tenían, lo que se esperaba.
Hubo casos, en los que era autoexigencia siento yo. Ahora los arman con una declaración. En cambio en ese tiempo no, pero lo que pasa es que esto tiene que ser más robusto. Tenemos que encontrar otro medio de investigación. O nos poníamos a hacer la labor del abogado. No, pero, si yo fuera abogado yo podría encontrar cómo refutar. Entonces eran muy ricas las discusiones. (…)
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Thelma Aldana y los fiscales empiezan a recordar los momentos fuertes que vivieron juntos. Por ejemplo, cuando el alcalde capitalino Álvaro Arzú llegó a una de las conferencias de prensa conjuntas del MP y de la CICIG. Thelma Aldana e Iván Velásquez lo acusaron de realizar negocios corruptos con el privado de libertad Byron Lima, el militar que asesinó a monseñor Gerardi.
¿Usted lo dejó entrar?
[THELMA ALDANA]
Sí, yo lo dejé entrar. Estábamos allí en la conferencia. Había expuesto la mitad del caso. Iván estaba exponiendo la otra mitad. Juan Francisco estaba a la par de la bandera como siempre.
[ANDREI GONZÁLEZ]
Escondido ja ja ja.
[THELMA ALDANA]
No escondido. Siempre estaba allí. Llega uno de seguridad y me dice, mire, allá afuera está el alcalde y quiere entrar, me dijo. ¿Qué hacemos? Que entre dije yo… total este es un edificio público, es el alcalde, que entre a ver qué hace. Entonces en una hoja le escribí a Iván, le puse la hoja delante diciéndole “va a entrar el alcalde”. Cuando entra. Yo tenía control de la situación, porque sabía que iba a entrar, yo sabía cómo reaccionaba, qué carácter tenía el alcalde, porque lo había visto públicamente. Sabía que Iván se controlaba en extremo. Que Juan Francisco estaba allí por cualquier necesidad.
(risas)
Que agarre a trompadas a Juan Francisco.
Entonces, este señor va a entrar, y como soy mujer no me va a venir a pegar. Tampoco me voy a dejar, por aquello de las dudas, porque no soy de las que se deja. Va a venir a agarrar a trompadas a Iván, y entonces yo lo capturo. Eso iba a hacer. Yo lo capturo.
No hizo falta capturarlo. La seguridad del MP logró contenerlo haciendo un cerco a su alrededor.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Llegamos al tema que quería abordar desde un principio. ¿Valió la pena tanto esfuerzo? ¿Aceptarían de nuevo el sacrificio, ahora que conocen los resultados y las consecuencias?
[ANDREI GONZÁLEZ]
Yo a pesar de todo lo que me ha sucedido, no me arrepiento de haber hecho lo que hice. Porque sé que hice lo correcto, y pues estas son las consecuencias, buenas o malas, son las consecuencias de los actos, pero yo sé que hice lo correcto y tengo la certeza, de que hice lo correcto y por esa razón no me arrepiento. Si me dieran la oportunidad de regresar al MP, o sea con el objetivo de reconstruir lo que Consuelo Porras ha destruido, lo consideraría, en lo personal.
[RUDY HERRERA]
Yo creo que lo que dijo Andrei a mí me paso en enero, en lo último. Con el hostigamiento contra nosotros. Ya vieron, por meterse en esos casos que nadie agradece. Eso me dijeron a mí. Cuando me dijero, ¿estás arrepentido de haber trabajado en el Ministerio Público o estar en esa fiscalía? Como decía Andrei, yo no me arrepiento, pero ese legado que se puede dejar… aunque digan que estamos huyendo. Sabemos que hicimos lo correcto, y que tuvimos un privilegio, yo tuve el privilegio de estar en ese momento oportuno. Fue un privilegio de hacer justicia que toda la gente requiere. Me siento tranquilo. Es difícil estar acá pero yo sé que me puedo levantar acá y no me arrepiento de nada. Con la frente en alto, aquí se trabajó como se tenía que trabajar y por eso estamos acá. Porque a esa gente poderosa no le gusta lo que se hizo durante tanto tiempo. Con esa idea de retomar ese camino, de desnudar todo eso que tiene Guatemala en términos de corrupcion en tantas áreas, uno lo pensaría para seguir luchando contra la corrupción.
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Escuchar uno a la gente que debe de escuchar y que se sientan orgullosos. Yo se los digo por mis papás, que uno piensa… “bueno los papás de aquel deben de pensar para qué se metió a eso”. Al contrario, ellos dicen no. Hiciste lo correcto. Si tuviste que salir de aquí por salvar tu vida, dale. Me siento orgulloso de vos. Entonces no hay nada más satisfactorio que sentirse uno bien en lo personal, y que la gente que a uno lo quiere sepa que uno actuó de la manera que lo tenía que hacer.
[THELMA ALDANA]
Yo le decía a Sebastián que lo único que nos hizo falta, fue más tiempo para consolidar este esfuerzo.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
¿Hay algo de esperanza que les queda?
[ANDREI GONZÁLEZ]
Claro la esperanza es lo único que muere. Es lo que nos mantiene de pie, luchando.
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Es hora de dar fin a la reunión. Es hora de poner fin a la reunión, pero la verdad es que nadie quiere irse a casa todavía. Deciden que lo mejor es ir al Aby, un restaurante salvadoreño en Arlington. Allí nos dirigimos. Llega la mesera. Rudy Herrera pide pupusas y Andréi González pide tacos. Thelma Aldana y Juan Francisco Sandoval optan por un caldo de gallina. Cuando se lo traen, Sandoval se queja porque viene con la verdura cortada en pedacitos, como se suele hacer en El Salvador. Pero eso sí, la gallina americana sí sabe a gallina.
[AUDIO DE ABY]
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
La conversación se centra en la coyuntura en Guatemala. Pero a las diez de la noche, todo cambia. El Aby baja las luces y se convierte en karaoke. El único con alma de artista en el grupo es Juan Francisco Sandoval.
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL]
Esa es mi canción favorita.
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL CANTA]
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
No llega a tomar el micrófono, pero canta desde la mesa las canciones que la gente va pidiendo. No hay canción de rocola que no se sepa de memoria.
[JUAN FRANCISCO SANDOVAL CANTA]
[SEBASTIÁN ESCALÓN]
Como dice el dicho, el que es perico en donde quiera es verde. En exilio en un país esconocido, lejos de su familia, de sus amigos, criminalizado por las autoridades de su país, el fiscal Sandoval canta. Canta el fiscal que sacudió los pilares gangrenados del Estado de Guatemala. Lejos de Jutiapa, la tierra de sus padres, canta lo que cantan los paisanos, los guatemaltecos, salvadoreños y hondureños que forman la clientela del Aby.
Y como todos, canta esas canciones tristes con ritmos alegres. Canta con la nostalgia de los que no saben si volverán alguna vez a su patria.