En No-Ficción queremos hacer un reconocimiento al legado del diario elPeriódico y mostrar la gran influencia que ha tenido en el país, en el periodismo y en nuestras vidas. Por eso, en estos meses tan difíciles, tras la desaparición definitiva del diario y ante la condena a 6 años de prisión de José Rubén Zamora, su fundador y principal propietario, compartimos este texto colectivo. Está escrito por ex empleados de este medio, que explican su paso por la redacción y la influencia de este matutino en el periodismo de Guatemala.
Texto: Juan Luis Font, Claudia Méndez Arriaza, Asier Andrés, Mónica Luengas, Fernando Pinetta, Sofía Menchú, Claudia Acuña, Javier Miranda, Alejandro Pérez, Oswaldo Hernández, José David López, Mirja Valdés, Gerson Ortiz, Haydeé Archila, Jesús Alfonso, Luis Soto, Lucía Escobar, Marta Sandoval, Carolina Gamazo / Edición: Carolina Gamazo / Fotos: Cedidas.
Juan Luis Font, ex director de elPeriódico
Cada lunes era un suplicio. Pero también era el mayor desafío. Y por tanto, una gran fuente de estímulo. Dirigir la planificación semanal con todos los reporteros y los editores significaba someterse a los cuestionamientos de Juan Carlos Llorca que aprovechaba para poner al director en solfa delante de todo el mundo. Un jovencísimo Ronaldo Robles con ganas de hacer valer su visión más progresista del mundo. Increíble que en algún momento ellos compartieron páginas con un columnista atrabiliario como Ricardo Méndez Ruiz a quien ofrecí un espacio en las páginas de Opinión porque cuestionaba el régimen nacional de privilegios para el azúcar, la harina de trigo y el pollo.
El Jueves Negro nos obligó a enviar de vuelta a su casa a todos los trabajadores administrativos. Esperábamos a las huestes de Zury Ríos para prender fuego a las oficinas y montamos una escalera para evacuar por encima del muro a toda prisa. Recuerdo el día que el impresentable ministro de Comunicaciones Luis Rabbé envió a los suyos a protestar delante de nuestras oficinas. Los siemprevivos Carlos Menocal y Carlos Morales se mezclaron con los manifestantes, tomaron números de placas de vehículos y reconocieron rostros.
Al día siguiente la primera plana de elPeriódico identificaba a los empleados del Ministerio que reclamaban que señaláramos sus contratos corruptos. Claudia Méndez Arriaza fue la primera periodista en describir la ejecución extrajudicial de reos en la Granja Penal Pavón. Y por coberturas como esa me explico el ingreso constante de personajes con poder que buscaban a Jose Rubén para quejarse de nuestro trabajo.
“El Jueves Negro nos obligó a enviar de vuelta a su casa a todos los trabajadores administrativos. Esperábamos a las huestes de Zury Ríos para prender fuego a las oficinas y montamos una escalera para evacuar por encima del muro a toda prisa”, Juan Luis Font.
Asier Andrés pudo demostrar que Roxana Baldetti repartía láminas sobrevaloradas, a costa del Estado y el director de Fonapaz llegó suplicante a pedir que ya no informáramos sobre sus negocios. ElPeriódico fue una gran escuela. Y una gran oportunidad para todos. Vivió casi desde el día uno confrontado con quienes ejercen el poder y estuvo sujeto a presiones frecuentes de anunciantes que expresaban su rechazo a coberturas de temas que afectaba su imagen o sus intereses.
La discusión entre la Sala de Redacción y la administración del diario era constante. Por eso yo padecía cada sesión con los reporteros más aguerridos del país. A Jose Rubén Zamora han podido arrancarle su propia libertad, pero la que él procuró para nosotros, periodistas interesados en hacer periodismo, no habrá de escamoteárnosla nadie. Como a él nadie podrá regatearle jamás la contribución tan valiosa y generosa que hizo para nuestro profesión, para nuestro país y para la historia de Guatemala.
Juan Luis Font hoy trabaja en radio Concriterio.
Claudia Méndez Arriaza, ex reportera y editora de elPeriódico
Empecé a hacer periodismo en elPeriódico en 1998, apenas dos años después de firmados los Acuerdos de Paz. Y como reportera de seguridad y justicia cubrí la génesis de los primeros casos de crímenes de guerra. En la cobertura a dichos proceso elPeriódico jugó un papel fundamental en la vida nacional no solo por registrar la historia, sino por exponer al público de qué se trataban aquellos juicios, en pocas palabras cada nota trasladaba al guatemalteco la gran pregunta que retumbaba en esos juzgado: ¿qué estábamos dispuestos a aceptar dentro de los límites de un conflicto armado? No existe otro medio periodístico que inculque a sus reporteros el ánimo investigativo desde la nota diaria, la crónica semanal hasta proyectos de largo aliento y alto impacto como lo hizo elPeriódico.
“No existe otro medio periodístico que inculque a sus reporteros el ánimo investigativo desde la nota diaria, la crónica semanal hasta proyectos de largo aliento y alto impacto como lo hizo elPeriódico”, Claudia Méndez Arriaza.
Esa fue una contribución invaluable al periodismo del país porque formó, en sí, una agenda que lideró a otros medios. Muchas de las investigaciones de elPeriódico fueron la semilla de casos judiciales, reformas legales, políticas públicas o cambios en decisiones cruciales de Gobierno. ElPeriódico moldeó en mucho mi vida porque yo tenía 21 años cuando llegué a la sala de redacción y fui contratada como reportera de seguridad y justicia.
Yo nunca había puesto un pie en los juzgados ni tribunales; jamás me había subido a una patrulla de Policía Nacional Civil mucho menos en plena persecución de bandidos; tampoco había ingresado a una cárcel o dado cobertura a las áreas más vulnerables bajo la lluvia y el viento de un huracán. Mientras elPeriódico me llevaba a esos y más lugares, en realidad me llevaba a conocer cara a cara la realidad de Guatemala. Viva elPeriódico!
Claudia Méndez Arriaza hoy trabaja en el medio radial ConCriterio.
Moisés Castillo, ex jefe de fotografía de elPeriódico
Escribir en pasado sobre El Periódico, me resulta muy difícil, prefiero pensar en una pausa obligada.
Los buenos momentos y el orgullo del periodismo que hicimos suelen aliviar los recuerdos de los momentos complicados que también vivimos durante los 17 años que formé parte de su redacción, y que fueron muchos.
“En los primeros años, cuando nos presentábamos como reporteros/reporteros gráficos de El Périodico, las fuentes preguntaban: ¿cuál periódico? Hoy no hace falta decir mucho más”, Moisés Castillo
Agresiones físicas, ataques de diferente tipo desde siete gobiernos diferentes, y los malabares que su fundador, José Ruben Zamora, realizaba cada quince días para obtener el financimiento que permitía a la plantilla de periodistas, seguir informando.
En los primeros años, cuando nos presentábamos como reporteros/reporteros gráficos de El Périodico, las fuentes preguntaban: ¿cuál periódico? Hoy no hace falta decir mucho más. El Periódico es el referente más impotarte del periodismo que este país ha tenido en los últimos 27 años.
Moisés Castillo hoy forma parte del staff de fotoperiodistas de la agencia Associated Press
Gerson Ortiz, ex reportero y editor de elPeriódico
Escribo y borro. Repito. ¿Cuántas veces deseché el primer párrafo? Perdí la cuenta. ¿Qué pasa? Algo en mí se niega a escribir, pero ¿por qué? Todas mis respuestas tienen puntos suspensivos. Me concentro (como si fuera tan fácil) en la pregunta (que no en la escritura) y llego a una conclusión impasible: de un tiempo para acá, ‘decir’ tiene cada vez peores consecuencias. Me niego a creer que sea así, pero José Rubén sigue en prisión y le han impedido defenderse, además, presionaron a elPeriódico hasta ahogarlo y se persigue a periodistas por informar. También hay un silencio inquietante alrededor de todo. Eso ocupa un lugar, uno cada vez más grande, uno que obstaculiza las otras ideas.
No-ficción me pregunta: “¿cómo elPeriódico influyó en la vida nacional, en el periodismo del país o tu propia vida?”. La respuesta es barro en mi mente, intento moldearlo.
“Qué aburrido hubiera sido ser feliz”, de Marta Sandoval, fue el primer gran texto de elPeriódico que marcó mi vida. Fue publicado en octubre de 2005. Con él entendí dos cosas: que, definitivamente, quería contar historias y que elPeriódico era un medio en el que ese “ornitorrinco de la prosa”, como lo llama Villoro, estaba vivo y construía relatos que informaban, pero que también tocaban fibras de lo estético y lo profundo. elPeriódico iba más allá de la información diaria y se permitía narrar con herramientas literarias, fotografías disruptivas y periodismo de investigación, un país y sus complejidades. Llegué seis años más tarde y estuve hasta sus, muy lamentables, cierres.
“Me niego a creer que sea así, pero José Rubén sigue en prisión y le han impedido defenderse, además, presionaron a elPeriódico hasta ahogarlo y se persigue a periodistas por informar. También hay un silencio inquietante alrededor de todo. Eso ocupa un lugar, uno cada vez más grande, uno que obstaculiza las otras ideas”, Gerson Ortiz.
Fueron once años de aprender —e intentar enseñar— a contar historias, a contarlas bien. Es ahí desde donde todo parte. La convicción es personal, el mensaje es político. Once años fui testigo —y una parte muy pequeña, más bien una sombra— de un periodismo en constante transformación. Once años de aprender de jóvenes que escudriñaban lo público y ponían en su lugar a un montón de burócratas corruptos que hacen del bien común su masturbatorio.
La injusta reducción de elPeriódico a su sección elPeladero termina por marginar todo lo demás, que no era poco y que tenía una fuerza de transformación inmensa. El grueso de sus textos era incontestable, por eso recurren a la censura. El vacío que elPeriódico deja es proporcional a su huella en el país. Su sala de redacción fue la escuela peripatética de un nuevo periodismo, ese que se perfecciona para protegerse y protegernos, que es inobjetable y que persiste a pesar de los gobiernos, a pesar de Guatemala.
Gerson Ortíz hoy trabaja como periodista freelance.
Javier Miranda, ex-editor de diseño de elPeriódico
Inigualable e irremplazable, durante mi paso por elPeriódico viví la influencia que tuvo en el país, como se volvía tendencia, fuente de referencia en muchos ámbitos, su forma irreverente, espontánea y creativa, daban paso a que nosotros como empleados nos esforzáramos al máximo para poder llegar a ese nivel, los retos creativos, las noches incansables, el trabajo en equipo, los sistemas innovadores de trabajo con la libertad y confianza de poder decir como te sentís, y poder llevar eso como base del desarrollo profesional y personal. Me formó como una persona con libertad de crear, desarrollar y poder sentir que uno es capaz de lograrlo todo. De alcanzar metas lejanas de producir materiales de calidad.
Javier Mirada hoy trabaja en Soy502.
Asier Andrés, ex reportero de investigación de ElPeriódico
Cuando pienso en elPeriódico, suelo recordar las reuniones de los lunes a primera hora. El director, Juan Luis Font, solía dirigirlas en pie, desde un extremo de la sala de redacción, mirando de frente a un grupo numeroso de periodistas, quizá 20 o 30, como si dirigiera una orquesta. Durante la reunión se hablaba de la actualidad nacional. Se proponían y discutían temas. Juan Luis solía anotar lo más importante en su famosa libreta de hojas amarillas. Cuando pienso en elPeriódico pienso en este momento, porque para mi representa mucho de lo valioso que aportaba el diario. En la reunión quedaba patente, que elPeriódico realmente lo hacíamos un montón de personas.
“En la reunión también resultaba obvio que la redacción estaba lejos de ser un lugar homogéneo. Había evangélicos, católicos y ateos. Padres de familia y estudiantes universitarios. Metaleros y aficionados a las marchas de Semana Santa. Algún fan silencioso de Álvaro Arzú y alguno de la URNG”, Asier Andrés.
Teníamos muchas dificultades, pero también capacidad para cubrir la actualidad del país e intentar fiscalizar el poder. En la reunión también resultaba obvio que la redacción estaba lejos de ser un lugar homogéneo. Había evangélicos, católicos y ateos. Padres de familia y estudiantes universitarios. Metaleros y aficionados a las marchas de Semana Santa. Algún fan silencioso de Álvaro Arzú y alguno de la URNG. Personas de todas partes del país y de casi todos los orígenes sociales.
Al frente de todo, estaba Juan Luis, que como también quedaba claro en la reunión, tenía la libertad para hacer, más o menos el periódico que él quería y nos daba a nosotros esa misma libertad. Ahora ha desaparecido elPeriódico. Y en el país quedan multitud de medios haciendo un gran trabajo. Pero ninguno de ellos es exactamente como elPeriódico que yo recuerdo. Los medios que sobreviven son cada vez más pequeños, cada vez más homogéneos, y algunos de ellos, también, cada vez personalistas. Cuando pienso en qué perdimos con la desaparición de elPeriódico, pienso en aquellas reuniones de los lunes.
Asier Andrés hoy trabaja en No Ficción como editor freelance.
Luis Soto, ex fotógrafo de elPeriódico
Para mí elPeriódico fue una escuela de formación y una gran familia a la que siempre le estaré agradecido. Mis mejores vivencias, los mayores aprendizajes y mi formación se las debo a la sección de fotografía en nacionales.
Teníamos un espacio propio al fondo de la gran casa, conformado por dos áreas: por un laboratorio y por una zona de edición con computadoras lentas donde descargábamos las asignaciones del día, que por la tarde también servía como patio de juegos entre los fotógrafos.
Ese “recreo” podía terminar o continuar según cómo nuestro editor, Moi (Moises Castillo) trataba el teléfono de su escritorio, que nos permitía medir su buen o mal día. Ese espacio era nuestro cuarto de adolecentes, un mural de anécdotas y recuerdos de las coberturas mas importantes.
“Ese espacio era nuestro cuarto de adolecentes, un mural de anécdotas y recuerdos de las coberturas mas importantes”, Luis Soto.
Cada día era un reto. Muy temprano esperábamos la asignación de fuente por parte de “Chus” (Jesús Alfonso). Las mejores eran ir de volante o sucesos en una de las dos unidades móviles, plaza que podías conseguir si invitabas a Chus al desayuno.
Moi nos daba libertad, seguridad y confianza para trabajar y gracias a eso formamos un criterio visual, donde siempre conseguíamos la foto, a pesar de enterarnos o llegar tarde a los sucesos. Recuerdo que las dificultades económicas eran constantes; las quincenas solían retrasarse. Sin embargo, formar parte del periódico más crítico y audaz de Guatemala era una experiencia invaluable.
Este medio no solo permitía explotar la creatividad foto-periodística, sino que también proporcionaba un ambiente laboral incomparable. A pesar de los malabares que teníamos que hacer con los sueldos, valía la pena cada esfuerzo invertido.
Luis Soto hoy trabaja como fotógrafo freelance en España.
Fernando Pinetta, ex editor de suplementos de elPeriódico
Llegue a elPeriódico con conocimientos universitarios y sin experiencia profesional y nueve años después, aunque salí con algunas heridas, sume a mi vida una gran formación periodística y humana, de la cual estoy sumamente agradecido. Y eso se lo debo a grandes amigos y colegas profesionales, quienes compartieron su talento, su tiempo y su vida para ayudarme a ser un mejor profesional.
“Sume a mi vida una gran formación periodística y humana, de la cual estoy sumamente agradecido. Y eso se lo debo a grandes amigos y colegas profesionales, quienes compartieron su talento, su tiempo y su vida para ayudarme a ser un mejor profesional”, Fernando Pinetta.
Durante esos nueve años conocí y aprendí sobre el periodismo comercial, estando en el departamento de Suplementos, Revistas y Proyectos Especiales, donde además fui editor durante siete de esos años que estuve dentro del medio qué hora recordamos.
Fernando Pinetta hoy trabaja en Soy502.
Alejando Pérez, ex reportero de elPeriódico.
Aunque sabía de su existencia, lo empecé a leer únicamente cuando recibimos sus ediciones diarias por una oferta de un mes de suscripción gratuita. Su contenido me llamó tanto la atención, que logré convencer que mantuviéramos la suscripción por unos meses más, a pesar de que en la casa se acostumbraba leer otro matutino. Por ello, cuando un catedrático en el quinto semestre de periodismo me mandó, junto a mis compañeros de clase, a buscar un medio de comunicación para hacer prácticas, no tuve dudas. Sabía a dónde quería ir.
“Después de mi salida encontré siempre un motivo de alegría volver a esa redacción, donde nunca me cerraron las puertas, incluso cuando me presentaba sin más razón que la de visitar a los amigos”, Alejandro Pérez.
La experiencia fue increíble. Estar adentro de una sala de redacción y ver la pasión con que se desempeñaba la labor periodística era un sueño cumplido. Un tiempo después llegó la oferta de trabajo que me permitió quedarme por dos años y medio más. Fueron años de mucho aprendizaje y me arriesgo a decir que cada uno de mis colegas coinciden conmigo en ello. Pero considero que estamos de acuerdo en algo más: que fue un gran ambiente laboral en el que nacieron amistades entrañables que siguen vivas ahora.
Después de mi salida en busca de otras oportunidades de trabajo, encontré siempre un motivo de alegría volver a esa redacción, donde nunca me cerraron las puertas, incluso cuando me presentaba sin más razón que la de visitar a los amigos. Por ese motivo me impactaron tanto, una a una, las noticias recientes: Se devolvió el inmueble de sus oficinas −en el que yo los visitaba−, se eliminó la edición impresa y, finalmente, cerró sus operaciones mientras su presidente enfrentaba un proceso penal, desde una bartolina del Sistema Penitenciario. Quedan sólo los recuerdos de ese primer trabajo de periodista, de ese diario desaparecido y de ese periodismo tan difícil de encontrar en la era de la posverdad.
Alejandro Pérez es fundador de No Ficción.
Mónica Luengas Restrepo, ex reportera de cultura de elPeriódico
Llegué al El Periódico por invitación de Luis Aceituno para trabajar en la sección cultural, siguiendo la herencia de Maurice Echeverría, Lucía Escobar y Marta Sandoval, quienes habían ocupado previamente ese puesto. Con el tiempo, también colaboré con la sección 5 Minutos y en la sección nacional. Poco sabía yo que en esa casona de la zona 13 iba a encontrar maestros, amigos y casi una familia, con la que muchos años después sigo estando en contacto.
Tuve la fortuna de compartir con un grupo excepcional de profesionales, al que añoro de tanto en tanto. En la vida laboral, jamás he estado en un lugar tan amable, a pesar de los problemas, los riesgos y las amenazas, que jamás fueron ajenos a esa redacción. Hace poco, en un breve encuentro con Juan Luis Font decíamos: éramos felices y no lo sabíamos. elPeriódico fue un lugar donde importaban las ideas, la libertad, la ética de trabajo.
“Hace poco, en un breve encuentro con Juan Luis Font decíamos: éramos felices y no lo sabíamos”, Mónica Luengas.
También fue una escuela para muchos, como yo, que aprendimos el verdadero sentido de ser periodista de la mano de grandes profesionales como: Ana Carolina Alpírez, Beatriz Colmenares, Claudia Méndez Arriaza o Mirja Valdés. En sus páginas se han hecho grandes investigaciones, pero también fue un semillero para la crónica, el periodismo narrativo, para hablar de temas que tenían cerradas las puertas en otros medios y para privilegiar los contenidos culturales tan abandonados en el panorama mediático guatemalteco.
No teníamos que estar de acuerdo, para respetarnos y llevarnos bien; nos reíamos a pesar de las dificultades (eso casi siempre era culpa de Llorca) y disfrutábamos tremendamente trabajar en equipo. Todo esto bajo la batuta de José Rubén Zamora, quien defendió a capa y espada sus ideales a través de nuestro trabajo. Callar a elPeriódico es callar a una Guatemala que busca un país más justo, menos corrupto, menos desigual, a través del trabajo digno para cientos de familias de quienes crecimos en su redacción.
Mónica Restrepo hoy trabaja en la Universidad Iberoamericana en México.
Mirja Valdes, ex editora elPeriódico
Bajé al Puerto de San José para entrevistar a los náufragos que por tres días flotaron el océano Pacífico en una hielera de uno por dos metros. Era 2005, me parece, un yate de pesca deportiva los rescató. Por esa historia fui y regresé con dos, esa y la de pescadores en busca de “tesoros”. –¿Tesoros?, ¿aquí en el Puerto de San José?, ¿de Piratas? (me vio con pena por la ingenuidad en mis preguntas) –Seño, no me ha entendido… (bajó la voz y se acercó para susurrarme) tesoros de cuando dejan tules con droga tirada en el mar. Esa breve revelación me permitió construir una historia de tres páginas con un reporteo de cuatro semanas.
Éramos pocos y con recursos limitados, pero nos emocionaba ir tras esos temas. A veces había para ir en carro rentado y otras en el Tiburón, un viejo Peugeot, sacó la tarea y más. Estuve en los incendios forestales en Petén lo mismo que en una nota de Turismo en las cuevas de Bombil Pek, en Alta Verapaz. Cubrí en algún turno nota roja (de donde salí llorando) o me senté a tomar café con señoras de un club quienes me contaron las cosas lindas que con flores elaboraban.
“Esta imagen es una esquinita del comedor donde compartimos tantos almuerzos, donde reímos tantas veces, a donde salíamos a fumar… ya no fumo. elPeriódico ya no existe”, Mirja Valdés.
Así de diametral era en ocasiones la cobertura y por eso siempre estaré agradecida por presentarme a este país sin filtro ni transiciones. Pero sobre todo por la gente, amigos y maestros que llevo en mi corazón. Esta imagen es una esquinita del comedor donde compartimos tantos almuerzos, donde reímos tantas veces, a donde salíamos a fumar… ya no fumo. elPeriódico ya no existe.
Mirja Valdés hoy trabaja en Ojo Con mi Pisto.
Rodrigo Baires, ex periodista de investigación de elPeriódico
Tuve el honor y la suerte de trabajar en el Grupo de Investigación de eP, lo que me abrió las puertas al periodismo guatemalteco en 2012. Cuando llegué no sabía que estaba en una de las mayores escuelas periodísticas de Guatemala. No caben en 300 palabras cuántos amigas, amigos, maestros, maestras, colegas y aprendizajes gané en la pequeña redacción de eP en la zona 13, donde tenía un espacio en una esquinita del mejor periodismo chapín.
Rodrigo Baires hoy trabaja como periodista e investigador social freelance.
Jose David López, ex reportero de elPeriódico
Empezar en elPeriódico me daba miedo. Sus páginas se diferenciaban de los demás medios porque llevaban notas exclusivas o investigaciones que enojaban a los funcionarios. Sus periodistas se caracterizaban por ser valientes, perspicaces y porque los voceros y funcionarios hacían lo posible para que no preguntaran en sus eventos. Aun así lo intenté y pienso que no lo hice mal. En los otros medios en los que he estado siempre he buscado replicar todo lo que aprendí ahí porque creo que esa es la principal función del periodismo, revelar cómo opera el poder e incomodar a los que lo tienen. El periodismo de elPeriódico tampoco hubiera sido posible sin otros rasgos que distinguen a quienes fueron sus reporteros. Ese humor, nobleza, ingenio y lucidez que no tienen y jamás le arrebatarán esos que hoy se creen ganadores por haber cerrado al medio.
“El periodismo de elPeriódico tampoco hubiera sido posible sin otros rasgos que distinguen a quienes fueron sus reporteros. Ese humor, nobleza, ingenio y lucidez que no tienen y jamás le arrebatarán esos que hoy se creen ganadores por haber cerrado al medio”, José David López.
José David López hoy trabaja en Agencia Ocote.
Haydée Archila, ex editora de suplementos elPeriódico
elPeriódico fue mi casa durante casi 10 años, y el lugar donde me formé como periodista. Allí tuve la oportunidad de conocer a personas y profesionales extraordinarios, a quienes tengo la fortuna de llamar amigos, y de quienes he aprendido muchísimo. Profesionalmente tuve a mi cargo la revista Lunazul, el suplemento GenT&Más, la sección de espectáculos Show, así como el periódico juvenil Swicht, semillero de muchos talentos jóvenes que hoy ejercen el periodismo como su profesión. Siempre estaré agradecida con elPeriódico por la oportunidad que me dio, por ser una vitrina, por su legado y ante todo, por el talento que permitió que se desarrollara a través de sus páginas. ¡Hasta pronto!
“elPeriódico fue mi casa durante casi 10 años, y el lugar donde me formé como periodista. Allí tuve la oportunidad de conocer a personas y profesionales extraordinarios, a quienes tengo la fortuna de llamar amigos”, Haydée ArchilaHaydée Archila hoy trabaja como asesora de imagen en Queenandtrendy.
Jesús Alfonso, ex fotógrafo de elPeriódico
Inicié en ElPeriódico un diciembre de 1999, para acabar mi primera etapa en octubre 2013, luego me reincorporé con ellos en el año 2020 hasta su cierre. Un medio que daba la oportunidad de trabajar libremente confiando en la pro actividad de sus empleados. Desde el staff nos daban de todo tipo de coberturas, algunas más arriesgadas, por ese espíritu de información fiscalizador del elEstado que siempre se tuvo.
“Fuimos parte de una historia bien contada, de un medio sin cortapinzas que trató siempre de denunciar los desmanes sociales que nos inundan por doquier, como Quijotes que buscaban a toda costa sus luchas”, Jesús Alfonso.Fuimos parte de una historia bien contada, de un medio sin cortapinzas que trató siempre de denunciar los desmanes sociales que nos inundan por doquier, como Quijotes que siempre buscaban a toda costa sus luchas, lo que muchas veces marcaban el centro de acontecer nacional. Espero que esa persecución contra los comunicadores de ElPeriódico y su presidente y fundador José Rubén Zamora termine pronto, gracias a ElPeriódico que me permitió plasmar con mis imágenes parte de la historia del país.
Jesús Alfonso hoy trabaja como fotógrafo freelance.
Álvaro Montenegro, ex reportero de elPeriódico
Abandoné la universidad y le envié un correo al entonces director de elPeriódico, Juan Luis Font, presentándome y enviándole el blog que escribía para ver si podría trabajar o ser practicante. Estaba seguro de querer ser periodista y el único medio que consideré fue elPeriódico. Juan Luis me recibió y estuve por meses conociendo las distintas áreas, a la gente, la forma de hacer periodismo. La entonces jefa de redacción Ana Carolina Alpírez revisaba las notas que escribía y me las rayaba con lapicero rojo. Deje de adjetivar, señor, me replicó varias veces. Nunca tuve una educación formal periodística y mucho de lo que aprendí fue en esa redacción.
“Hice amigos y aprendizajes; así como yo lo viví, la mayoría de los periodistas que ejercen en distintos medios tienen recuerdos similares de esa casona que era un refugio de resistencia frente al implacable poder que siempre ha dominado nuestro país (ahora más que en otros momentos)”, Álvaro Montenegro.
Recuerdo mi primera nota cuando me mandaron a cubrir una matanza de narcos en un hotel en la Costa Sur. Luego me fui y regresé a los años, con Rodolfo Móvil en la dirección y mi jefa directa era Julia Corado; escribí mayoritariamente temas judiciales: cubrí el juicio por genocidio contra Ríos Montt y otros casos; después pasé a otros mundos pero nunca me fui del todo; más bien elPeriódico nunca se fue de mí. Para las protestas de 2015, publicaban las convocatorias y seguimos en comunicación con varias personas por todos estos años. Hice amigos y aprendizajes; así como yo lo viví, la mayoría de los periodistas que ejercen en distintos medios tienen recuerdos similares de esa casona que era un refugio de resistencia frente al implacable poder que siempre ha dominado nuestro país (ahora más que en otros momentos).
Álvaro Montenegro hoy trabaja como columnista para diversos medios
Sofía Menchú, ex reportera de elPeriódico
Conocí a elPeriódico cuando era una adolescente porque mi papá estaba suscrito y siempre me leía las noticias y artículos. Trabajar en esa redacción fue un sueño cumplido. Aprendí mucho de mis editores y compañeros de la época 2011-2013. elPeriódico fue un medio que se distinguió por sus reportajes de investigación y que, en su momento, también tuvo excelentes fotografías que ayudaron a contar la historia de Guatemala.
“Conocí a elPeriódico cuando era una adolescente porque mi papá estaba suscrito y siempre me leía las noticias y artículos. Trabajar en la redacción fue un sueño cumplido”, Sofía Menchú.
Sofía Menchú hoy trabaja en Reuters y No Ficción
Claudia Acuña, ex reportera de elPeriódico
Era mayo, o tal vez junio, del 2006. Ana Carolina Alpírez me hizo una oferta que me dio miedo. Me invitaba a formar parte de la plantilla de reporteros en elPeriódico. Cursaba cuarto año en la universidad y soñaba con incursionar en los medios de comunicación. Este matutino fue mi escuela. “Jala silla” creo que es la frase que resuena en todos los periodistas que pasaron por esa sala de redacción, guiados con la firmeza que caracteriza a Ana Carolina. Luego, Claudia Méndez Arriaza y Julia Corado me acompañaron y formaron en la cobertura judicial y de derechos humanos.
Bastaron unos meses para que naciera en mí el deseo de descubrir, escudriñar, fiscalizar los procesos del sistema de justicia. Motivaron mi inquietud por especializarme en ese ámbito. Ahí fue el inicio de una carrera en la que tengo como bandera la justicia, esa que se imparte por igual, para todos, sin condiciones. En elPeriódico aprendí que hay que dudar con entereza, escuchar con audacia y escribir con dedos de plomo. La objetividad no es más que el horizonte, porque existen tantas verdades como personas o fuentes.
“En elPeriódico aprendí que hay que dudar con entereza, escuchar con audacia y escribir con dedos de plomo. La objetividad no es más que el horizonte, porque existen tantas verdades como personas o fuentes”, Claudia Acuña.
Sin embargo, cultivé la forma de separar mis juicios de los ajenos, para ser capaz de describir sin opinar. De ese modo, el lector haría conclusiones. El medio fue un lugar para contar historias, de mujeres violentadas, de procesos judiciales entrampados, de políticos que defendían sus intereses, de la situación en que se encontraba la defensa de los derechos humanos, de muertes, y también, en ocasiones, de la libertad de empresa, de la cultura, la educación y la salud. Ahí construí mi tesis de licenciatura, con la que comprobé la teoría de la agenda setting. Ese fue un espacio crucial para luchar por la democracia, por la transparencia y por la libertad de expresión.
Claudia Acuña hoy trabaja como profesora de periodismo en la Universidad Rafael Landívar
Lucía Escobar, ex reportera de cultura y columnista de elPeriódico
ElPeriódico fue la primera redacción en Guatemala que contrató a puros estudiantes o recién graduados de comunicaciones. Cuando Luis Aceituno me robó del Siglo 21 para que me fuera a trabajar con él a la sección cultural, sentí que tenía el mejor trabajo del mundo. Gracias al periódico logré que me pagaran por hacer lo que ya hacía de gratis: salir, ir a conciertos, al cine, a exposiciones de arte, al teatro. Incluso nos mandaban a cubrir conciertos a otros países.
Viajé a El Salvador a ver a Los Fabulosos Cadillacs, Cerati, Sargento García, Fito Paez y a mí ídolo de juventud; Miguel Bosé. Me sentía toda una Hunther S. Thompson viviendo el periodismo Gonzo en Guatemala. También eran los tiempos de la paz, de los conciertos de rock, de tomar los espacios culturales, de hacer festivales en las calles, de pensar que podíamos cambiar el país, de arroparnos y abrazarnos a la Libertad de Expresión, que era lo único bueno que habíamos sacado de 36 años de guerra en Guatemala.
ElPeriódico cambió el periodismo en el país. Era fresco, era joven, era controversial. Las noticias se leían cómo historias. Grandes narradores como Juan Carlos Llorca, Luis Urrutia, Paola Hurtado, Claudia Méndez Arriaza, Horacio Castellanos Moya nos regalaron crónicas inolvidables, escritas magistralmente mientras nos mostraban un país en construcción. Recuerdo que no me perdía un solo día de elPeriódico. Eran tan bueno, que cuando viajaba, me guardaban los ejemplares para leerlos en retrospectiva. No quería perderme nada.
“Lo que soy hoy, lo que me define, lo que me gusta, lo que me da de comer, se forjo gracias a ElPeriódico y por supuesto a gente como José Rubén Zamora, Ana Carolina Alpirez y Juan Luis Font”, Lucía Escobar
Trabajar en elPeriódico nunca se sintió como trabajar, era divertido, éramos una redacción activa, alegre, colaborativa. Pasé dos años únicos al lado de Maurice Echeverría, Beatriz Colmenares y Luis Aceituno hablando de arte, de libros, de cultura. Era un ambiente de trabajo motivador. Jamás en todo en todos los años que colaboré ahí, primero en planta en la sección cultural, luego como freelancer y como columnista durante casi 20 años, nunca me censuraron algo que escribí. Tuve toda la libertad del mundo para construirme como escritora y periodista.
Lo que soy hoy, lo que me define, lo que me gusta, lo que me da de comer, se forjo gracias a ElPeriódico y por supuesto a gente como José Rubén Zamora, Ana Carolina Alpirez y Juan Luis Font, que siempre compartieron su experiencia y conocimiento en periodismo, con la ilusión de que nos convirtiéramos en un país de verdad en dónde la palabra y la verdad circularan libremente.
Marta Sandoval, ex reportera de elPeriódico
Yo siempre quise ser escritora, pero el día que iba a matricularme en la carrera de letras me informaron que era la única con esas intenciones en el año, y por lo tanto no abrirían la carrera. Sin pensarlo demasiado me inscribí en Comunicación, “los periodistas también escriben”, me dijo la secretaria de la facultad. Ese mismo año Luis Aceituno, uno de mis profesores, me invitó a hacer una prueba para optar a una plaza en elPeriódico. No puedo poner en palabras la alegría que sentí cuando me dijo que estaba contratada.
En elPe encontré a jefes que me hicieron crecer: Luis Aceituno, Mirja Valdés y Ana Carolina Alpírez, profesionales enormes. Eran, como dice Kapuscinski, buenas personas. Encontré también a una maestra, Paola Hurtado, una reportera imprescindible para elPeriódico. Paola inauguró en Guatemala el nuevo periodismo, el periodismo narrativo. Sus textos eran investigaciones rigurosas, contadas como si fueran novelas. Sus trabajos, principalmente El crimen de la casa amarilla (que sigue siendo lectura obligatoria en universidades), nos mostraron que había una forma diferente de hacer periodismo, que podíamos contar el país con las herramientas de la literatura. Paola, Mirja, Susana y yo llevamos una sección dominical con periodismo narrativo, con lecturas muy parecidas a la literatura, pero que eran reales. elPeriódico era el único medio que tenía ese tipo de textos y no eran pocos los que compraban sin falta la edición del domingo por eso.
“A veces me pregunto qué hacía que en elPeriódico nos sintiéramos siempre tan bien y creo que se resume en una palabra: libertad”, Marta Sandoval.
A veces me pregunto qué hacía que en elPeriódico nos sintiéramos siempre tan bien y creo que se resume en una palabra: libertad. Juan Luis nunca fue un jefe, fue un líder, confiaba en nosotros, nos daba alas, daba por sentado que haríamos cosas grandes antes de hacerlas. Y cuando nos equivocábamos, se preocupaba porque no nos frustráramos. Me acuerdo cuando me dijo: “Hasta al mejor mono se le cae el zapote”.
El día que le pedí 8 páginas me las dio sin chistar. Publicamos “Las crónicas del fin del mundo”, un texto que nació después de que pasara casi un año visitando cárceles en busca de asesinos confesos. También me dio una portada para contar “Los espantos de San Marcos la Laguna” o la historia de un sastre al que lincharon, todos los escribí bajo la guía de Mirja, que siempre será mi periodista favorita.
Al final sí fui escritora, escritora de realidades y eso se lo debo al elPe.
Marta Sandoval hoy trabaja como periodista freelance
Oswaldo Hernández, ex reportero de cultura de elPeriódico
elPeriódico fue mi primer trabajo formal. Llegué como corrector de textos y terminé como periodista en la sección de cultura. Nunca antes había estado en la redacción de un periódico y el ambiente, a veces, era como el de películas como “Todos los hombres del presidente” sobre el caso Watergate. Había emoción, estrés, interés por descubrir, tener la primicia, verificar, cuestionar el poder, este tipo de cosas. Y lo mejor era que también había espacio para intenciones literarias. Había editores que fomentaban los textos narrativos.
“Había emoción, estrés, interés por descubrir, tener la primicia, verificar, cuestionar el poder, este tipo de cosas. Y lo mejor era que también había espacio para intenciones literarias. Había editores que fomentaban los textos narrativos”, Oswaldo Hernández
Recuerdo los debates de las reuniones de los martes, muchas dirigidas por Juan Luis Font. Había maestros del periodismo como Ana Carolina Alpirez o Claudia Méndez Arriaza. Escritores como Luis Aceituno. Escuchábamos y discutíamos sobre las anécdotas con las que se construían los reportajes, las historias, esas bitácoras que quedan fuera de lo publicado y que, en retrospectiva, ayudaban a contar una realidad –muchas veces extraña- cada día en las páginas de papel. Nada era tan inmediato. Y en esa espera, elPeriódico cada día era el que lo contaba mejor.
Oswaldo Hernández hoy trabaja en No Ficción
Carolina Gamazo, ex reportera de elPeriódico
Dicen que cuando alguien muere se exalta lo bueno y se olvida lo malo. En mi defensa para lo que escribiré a continuación es la siguiente: elPeriódico no ha muerto. Porque todos los periodistas que nos formamos en esta excelente redacción seguimos haciendo periodismo en otros medios de Guatemala, buscando encontrar lo que algún día tuvimos allí: buen periodismo.
Pero mi recuerdo principal de elPeriódico era su buen ambiente. El Periodico en mi recuerdo es haber sido recibida con los brazos abiertos y llenos de amor. Mi recuerdo del Periódico es Luis Aceituno fumando cigarrillos sin parar en el patio y hablando de la vida, la política y la Guatemala de hoy, ayer y siempre.
“ElPeriódico no ha muerto. Porque todos los periodistas que nos formamos en esta excelente redacción seguimos haciendo periodismo en otros medios de Guatemala, buscando encontrar lo que algún día tuvimos allí: buen periodismo”, Carolina Gamazo.
Mi recuerdo es Claudia Méndez Arriaza, invitándome a comer a su casa a los pocos día de llegar, es Mirja, que cuando tenía que hacer una nota sobre las osamentas encontradas en el destacamento de Cobán, y me enseñó una crónica de Leila Guerriero, iluminandome sobre qué era el periodismo narrativo. Mi recuerdo es Juan Luis, pidiéndome buscar la versión de los militares detrás del destacamento, para mostrar “los dos lados de la historia”. Mi recuerdo es Ana Carolina, quien una vez, después de que llegara a asustada a decirle que Ricardo Méndez Ruiz me había dicho que iba a correr la sangre en Guatemala si publicaba una investigación sobre los oficiales, me dijo “te está intimando, no te dejés”.
Mi recuerdo es Patricia González bromeando con que el internet iba lento porque los fotógrafos estaban viendo Rápido y furioso. Que todos allí tenían apodos de animales, la gata, la perica, la coneja, el oso, al que la señora de limpieza llama Don Oso. Mi recuerdo son todas las leyendas que precedían a Posito, mi recuerdo es Sofi, Susana, Juan Diego, Jaime, Asier. Me emociono pensando en todos los nombres. Y lo feliz que fui durante el tiempo en que trabajé en este medio. En elPeriódico es el lugar donde mejor entendí la función del periodismo, que no tiene que ver con los egos sino con servir con la información al pueblo, destapar lo que está escondido, el rigor y la valentía y, sobre todo, la calidad humana.
Carolina Gamazo hoy trabaja en No Ficción