César Bernardo Arévalo de León juramentó como presidente de Guatemala más de diez horas después de la hora prevista. La larga marcha hacia la toma del poder para el presidente Arévalo fue una carrera que se disputó minuto a minuto. Estas son algunas de las claves del primer discurso del mandatario y de la jornada de su investidura.
A las cero horas con 25 minutos, César Bernardo Arévalo de León era juramentado como presidente de Guatemala. El encargado del traspaso de poder fue el nuevo presidente del Congreso, el diputado Samuel Pérez, del Movimiento Semilla. Un Arévalo siendo juramentado por un joven presidente del Legislativo tras una convulsa campaña, una movilización ciudadana en defensa de la democracia y enormes presiones de fuerzas políticas contrarias. Un discurso comprometido con la ciudadanía y la justicia social.
La historia en ocasiones puede completar ciclos. 79 años atrás, el padre del actual presidente, Juan José Arévalo Bermejo, era juramentado como mandatario por un joven presidente del Legislativo, Manuel Galich, quien, al igual que Samuel Pérez, tenía 31 años.
El primer presidente de la Revolución de Octubre también asumió en un contexto de intentos golpistas y una campaña feroz llena de descalificaciones. Ahora, Arévalo de Léon asume el cargo tras una prolongada carrera de obstáculos por evitar su llegada al poder, e intentos de rompimiento constitucional desde el poder político y judicial.
Pero en el horizonte de Arévalo de León hay algo más que la emulación de la figura mítica del padre, del “maestro-presidente”, como lo llama en algunos escritos. Diez años atrás en el libro Arévalo: discursos desde una Guatemala inconclusa (Catafixia:2014), el propio Bernardo Arévalo escribe sobre la sombra de su padre en el presente:
“No se trata de querer repetir la historia o de retomar un guión político trágicamente truncado. Se trata de recuperar valores, los principios, los ideales que como sociedad nos empujaron a emprender ese camino que aún estamos recorriendo, necesarios para recomponer la brújula que parecería hoy resquebrajada, y sin la cual no encontramos el polo ético imprescindible para escapar del marasmo”.
Diez años después de escribir estas palabras, desde el Teatro Nacional Miguel Ángel Asturias, en los primeros minutos del 15 de enero de 2024, Bernardo Arévalo de León era juramentado como el presidente número 52 de Guatemala.
Estas son algunas de las claves del primer discurso del presidente Bernardo Arévalo:
1) Defensa de la democracia
“(….) durante estos últimos meses nos hemos enfrentado a complejas tensiones y desafíos que llevaron a muchos a creer que estábamos destinados a un retroceso autoritario”, dijo Arévalo en su primera intervención como mandatario.
Esta es una de las primeras ideas, y una de las columnas vertebrales del discurso del presidente. La defensa de las instituciones democráticas y la preservación del Estado de Derecho fueron ideas que acompañaron a Arévalo durante las discusiones políticas de la campaña. También las ideas que lo reforzaron ante los embates del Ministerio Público luego de pasar a disputar la segunda vuelta electoral.
“Para miles de personas estos meses sugirieron el resurgimiento de la dictadura en Guatemala. Sin embargo, el pueblo de Guatemala ha demostrado su sabiduría e instituciones fundamentales como el Tribunal Supremo Electoral y la Corte de Constitucionalidad han protegido el deseo soberano de los guatemaltecos de vivir en democracia”, dijo Arévalo en su intervención.
El pueblo de Guatemala ha demostrado su sabiduría e instituciones fundamentales como el Tribunal Supremo Electoral y la Corte de Constitucionalidad han protegido el deseo soberano de los guatemaltecos de vivir en democracia”, Bernardo Arévalo.
El mensaje al pueblo y a la clase política es que la democracia estuvo efectivamente en riesgo, que bajos las formas de argucias legales la voluntad popular podía doblegarse. De paso, el mandatario, en un primer momento de gran credibilidad política, tiende un espaldarazo a instituciones como el Tribunal Supremo Electoral (TSE) y la Corte de Constitucionalidad (CC), Ambas válidamente cuestionadas por resoluciones arbitrarias en este proceso electoral.
El gesto no es casual. Tanto el partido Movimiento Semilla, en el caso del TSE, como el gobierno y el partido, respecto a la CC, aún tienen parte de sus destinos empeñados en decisiones que corresponden a estas dos instancias. Este mensaje de defensa de la democracia también incluyó el papel central de los jóvenes, de la comunidad internacional y de las autoridades ancestrales indígenas. “De quienes no dejo de aprender y valorar diariamente consciente de las deudas históricas que debemos resolver”, dijo Arévalo.
2) Instituciones que no se dobleguen ante la corrupción y la impunidad
En esta misma línea, un mensaje recurrente de la campaña política tuvo un papel central en su discurso presidencial: el combate a la corrupción y la impunidad.
“(…) No toleraremos la intolerancia y la arbitrariedad. No permitiremos que nuestras instituciones se dobleguen otra vez ante la corrupción y la impunidad”, dijo Arévalo.
En este desafío, Arévalo hace un llamado a la ciudadanía a “trabajar juntos en unidad y armonía”. Y apunta que la crisis política, de la que asegura “estamos emergiendo”, “nos ofrece la oportunidad única de edificar una institucionalidad democrática robusta y saludable sobre los escombros de este muro de corrupción que estamos empezando a derribar ladrillo tras ladrillo”.
Pese a ser el combate a la corrupción uno de los pilares de su campaña política, Arévalo sólo hizo referencia en dos ocasiones a este tema en su discurso presidencial. Sin embargo, lo hizo en momentos puntuales del discurso como “el gran reto”. En una de las pocas imágenes del discurso lo ejemplifica como “el muro” que su administración busca derribar.
3) Justicia social
Otra idea central que desarrolla el presidente Arévalo en su discurso es la del vinculo indisoluble entre democracia y justicia social:
“Nuestra propuesta de gobierno se resume en una fórmula sencilla: no puede haber democracia sin justicia social, y la justicia social no puede prevalecer sin democracia”.
Esta dupla de conceptos: la democracia (el poder del pueblo en su acepción más simple) y la justicia social (la prevalencia del bien común y principios como la solidaridad), son torales en un discurso que busca establecer la idea de que más que conceptos teóricos se trata de guías para “logros concretos, posibilitados por un Estado que finalmente asumirá su responsabilidad histórica de guiar el desarrollo”, señalo Arévalo.
4) Cuatro grandes temas: Educación, salud, desarrollo y medio ambiente
La búsqueda de la justicia social descansa en el mensaje del presidente en lo que él llamó los “cuatro grandes temas”, en referencia a las políticas en las áreas de educación, salud, desarrollo y medio ambiente.
Arévalo destacó que las bases para un desarrollo “de alcance generacional” se tienen que construir con procesos de diálogo. Esto para armonizar los interés y aspiraciones de la sociedad en estas cuatro áreas de trabajo.
“Reiteramos que la implementación de este programa se dará en el marco del respeto y plena vigencia de los derechos humanos. Repito. Violaciones de derechos humanos: nunca más”, destacó Arévalo, en un eco a la frase del informe de REMHI, Recuperación de la Memoria Histórica, Guatemala: Nunca más.
“Violaciones de derechos humanos: nunca más”, destacó Arévalo.
Un papel destacado en esta agenda resaltado por el presidente fue el del cambio climático el “desafío más crítico y urgente” según lo calificó.
“Habitamos en una de las regiones más expuestas a los impactos de esta amenaza existencial que, en gran medida, ha sido provocada y tolerada por otras naciones. Mi gobierno implementará medidas necesarias para adaptarnos a estos desafíos y hacemos un llamado a nuestros aliados nuestros aliados internacionales para que asuman las responsabilidades adecuadas en su mitigación”, señaló Arévalo. Esto en referencia a la responsabilidad compartida por las naciones más industrializadas en la producción de emisiones de dióxido de carbono y metano.
5) La deuda histórica del Estado con los pueblos originarios
El primer discurso como presidente de Arévalo también contó con el reconocimiento de la deuda histórica del Estado de Guatemala con los pueblos originarios, como el rol de las autoridades indígenas en defensa de la democracia.
La paradoja de reconocer la postergación de las necesidades de la mayoría de la población del país, integrada por los pueblos originarios, y pese a esto su papel fundamental por las instituciones democráticas apareció en varios momentos del discurso político del mandatario.
“Es gracias a los cuatro pueblos, de quienes no dejo de aprender y valorar diariamente, consciente de las deudas históricas que debemos resolver. Gracias a todas y todos los que eligieron hacer que Guatemala cambie”, resaltó Arévalo.
En materia de desarrollo también hay una mención explícita a los pueblos originarios, en concreto en relación con una “transición energética justa”, comprometida con “el desarrollo rural, el bienestar de los pueblos originarios y la reducción de la pobreza energética”.
Esto en referencia a uno de los puntos más sujetos de generar roces entre el sector privado y los pueblos originarios: el uso de los recursos naturales en la generación de energía.
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Más allá de las palabras del discurso de Arévalo al asumir el cargo de presidente constitucional de la República de Guatemala, quedan los gestos y las escenas de la jornada del 14 de enero y madrugada del 15 de enero:
Celebraciones ciudadanas y un connato de cerco al Congreso de la República cuando el retraso en la certificación de los diputados de la nueva Legislatura amenazaba con dejar fuera a los congresistas del partido Semilla.
El desplante del presidente saliente Alejandro Giammattei que no asistió al cambio de mando, bajo la excusa del retraso en la ceremonia, una acción propiciada por sus aliados políticos en el Congreso. Giammattei envía las insignias presidenciales al Congreso: banda presidencial, pin y collar con la llave para abrir la caja que guarda la copia de la constitución política. Y un atribulado vicepresidente saliente, Guillermo Castillo, asiste al traspaso entre discretos aplausos diplomáticos.
La recepción entre aplausos y vivas de las diferentes delegaciones de autoridades ancestrales indígenas en el Teatro Nacional Miguel Ángel Asturias como invitados al traspaso de mando.
La Primavera de Vivaldi sonando al ingreso del presidente Bernardo Arévalo para su juramentación como mandatario.
Por último, el discurso del nuevo presidente cierra con un llamado a la unidad y a la transformación:
“Nuestra nación, conformada por sus cuatro pueblos, se encuentra ante una oportunidad excepcional e inesperada para transformar el curso de nuestra historia. Vamos a aprovecharla. ¡Y así, qué viva Guatemala!”.