NARRATIVA – INVESTIGACIÓN – DATOS

Manuel Baldizón, el actor y su método

Manuel Baldizón, el exdiputado y empresario con 37 por ciento de intención de voto dos años antes de las elecciones, según sus propios cálculos, ha definido un discurso. Contradictorio en sí mismo a veces, pero coherente con sus estudios del mercado electoral, apenas se aparta de él. Es anti-minero pero invita a invertir en industrias extractivas. Es ambientalista pero aprobó renovar el contrato de Perenco en un área protegida. Está a favor del pueblo pero su plan incluye un impuesto regresivo. 

Para entender al personaje detrás de las omnipresentes vallas blancas y rojas hay que entender que todo cuanto dice, señala u omite tiene un solo objetivo político: la victoria electoral. Con este propósito ha creado un personaje llamado Manuel Baldizón. Lo ha caracterizado con una marca reconocible de lentes cuadrados de marco negro, pelo engominado, pulgar arriba, traje negro sobre camisa blanca y corbata roja, una voz que habla de sí mismo alternando una frecuente tercera persona con la pasiva refleja (“se hace”, “se dice”, “se improvisa”), y una teatralidad que llevó al hoy presidente Otto Pérez Molina a no poder aguantarse la risa en sus debates de campaña y a no esconder su irritación ahora que las formas de su partido en el Congreso son, más que de oposición, de barricada.

En una y mil variaciones encontramos al personaje y su símbolo.

Para cualquiera que haya visto uno de sus mitines o anuncios en la pasada campaña electoral, o presenciado alguna de sus “presentaciones” durante los cuatro recorridos por el país que el político afirma haber realizado desde las pasadas elecciones, una cosa es clara: Baldizón no traiciona al personaje creado con el solo propósito de alcanzar la presidencia.

El candidato se presenta con un saco beige y unos lentes sin aros.

–Son nuevos –dice mientras se los quita y muestra−. Son incluso más delgados que los otros que tenía sin marco, pero para la campaña igual seguimos usando los de marco grueso. Se ha invertido mucho en esa imagen.

El candidato es un candidato que hace recomendaciones de cine, como ocurrió en otra ocasión, recomendaciones ilustrativas.

−¿Ya vio la serie Los pilares de la tierra? –inquirió. La miniserie y la novela de Ken Follet en la que se basa transcurren en el siglo XII durante un periodo de anarquía y guerra civil en Inglaterra, y relatan tanto la construcción de una catedral, foco de fe y fuente de ingresos y comercio, como una historia familiar y las intrigas por el control de un poblado en expansión. Pueblo llano, constructores, clero y nobleza son protagonistas de una historia que transcurre en 30 años en torno a recursos siempre en disputa−. Resume muy bien lo que es la política –continuó Baldizón−: alianzas, traiciones, acuerdos, componendas. Si quiere saber cómo es la política, véala. No ha cambiado mucho en 500 o 600 años. Solo las estrategias.

Ahora Baldizón habla de sí mismo mientras sigue con su dieta, un ceviche pequeño y una coca cola zero. Su tono es distendido, a diferencia del que a veces usa en esos discursos un tanto maniqueos, y que él describe como una forma de “fotocromatismo” (“o sea las referencias de la luz contra la oscuridad”) antes de añadir, levantando el índice acusador y conminatorio, que también emplea “ese tono, el ‘usted papá, usted mamá’” del general Efraín Ríos Montt.


Todo tiene una connotación en su discurso, dice. Y aunque, conforme va aprendiendo y quedándose sólo en los escenarios a veces improvisa, nada hace en el vacío. Durante la campaña 2011 utilizó durante los mitines el toque del shofar, un instrumento ceremonial hebreo hecho con el cuerno de un carnero, y las oraciones. ¿Por qué esta parafernalia? “Porque la gente se identifica con el personaje”, responde Baldizón con naturalidad. “Cuando la gente llora, se hinca, y te hincas con ellos, te metes en otra esfera. Se crea un vínculo: lo sobrenatural. En mi libro El futuro: productividad y gobernanza, que sale el 7 de enero, hay un capítulo que se llama Emotividad y razón. Hay emociones que trascienden a la racionalidad, y ese algo que surge del subconsciente es de donde uno comienza a tomar esos discursos y uno los va armando sin entender por qué los hace.”

En esa lógica un candidato como él, dice, puede incluso llegar a asumir riesgos como caminar entre los asistentes a un mitin aunque carezca de todas las garantías de seguridad. El candidato se compara con un producto y dice que la gente tiene que “probar” al personaje, abrazar, dar la mano, o solo rozarlo para que este parezca más real, para que sea tangible.

¿Es su estrategia apelar cada vez más a la emotividad? “Totalmente”, responde, y lo razona contando una anécdota: “Un amigo se levantó diciendo que había soñado con el número 5555. En la mañana salió corriendo por un número de lotería que terminara en 5555. Lógicamente no ganó, pero le hizo levantarse. Nosotros usamos el neuromárketing”.

Colocan sensores en el cráneo de los voluntarios y una computadora registra sus reacciones a distintos estímulos. Así miden su oferta política.

“Hicimos un estudio caro”, explica. “Son cinco las cosas que quiere oír la gente, y no vamos a hablar de otra cosa”.

“Están de acuerdo con el flat tax, el impuesto único. ¡No saben que es el flat tax, pero están de acuerdo!”, exclama exultante. Manuel Baldizón.


Si la victoria es el puerto de llegada, el voto de la gente es el viento en las velas y el neuromárketing, el instrumento de navegación. El candidato no duda: como su destino está en el lugar hacia donde sople el viento, llegará a donde este le lleve. Sin más rumbo que la búsqueda de las mejores corrientes, no se distanciará un ápice de los problemas y las soluciones que, según sus estudios, más preocupen y convenzan a la población. Problema 1: costo de la vida. Solución: bono 15 y bolsas de alimentos. Baldizón la considera una idea fácil de vender a la población. Problema 5 (no revela los tres intermedios): la seguridad. Aunque admite que, dado que el ejército tiene una aprobación del 53%, según le informan sus encuestas, este es un tema en el que es más difícil encontrar una solución satisfactoria para sus objetivos. Eso sí, con los malos resultados de este gobierno en seguridad, la imagen del ejército, asociada por necesidad con la del ex general que preside Guatemala, ha tenido que sufrir desgaste, así que eso potencia su Solución 5: crear una Guardia Nacional.

Sus respuestas, que lo llevaron a la segunda vuelta en 2011, no han variado desde entonces, aunque en el país hayan pasado algunas cosas. ¿Tendrá algo que decir acerca de la justicia transicional o el juicio por genocidio, sobre lo que hasta ahora ha guardado silencio?

Nada: “No es un tema en el que la gente esté interesada. La gente no quiere hablar de meter más gente al bote. Quiere justica y comida, empleo. No es un tema que nos interese”.

Si un tema no tiene a su juicio peso electoral, no tiene sentido pronunciarse ni vale la pena reflexionar sobre él. No hay viento ahí y esos son mares, sugiere, en los que deberá navegar con autonomía y debido proceso el sistema de justicia. Lo suyo es ajustar su agenda a las necesidades básicas e intereses que tiran del electorado, y finge sorpresa cuando va a explicar que el resultado de grupos focales y estudios de neuromárketing es que la gente cree que el único que puede cambiar la composición de los impuestos es él.

−Están de acuerdo con el flat tax, el impuesto único. ¡No saben que es el flat tax, pero están de acuerdo! –exclama exultante.

El flat tax es, explicado por el candidato, un tasa plana del 5% para todos los sectores, aunado a un plan de competitividad con exoneraciones fiscales para industrias a condición de que se comprometan a generar una cantidad prefijada de empleos. Un impuesto según el que paga la misma proporción de sus ingresos quien gana Q25 mil al año que quien gana un millón de quetzales es, dice Baldizón, un impuesto justo que aumentará la recaudación y permitirá dotar de más servicios a la ciudadanía.

–La gente no lo entiende ni con caricaturas, pero resulta que Baldizón tenía razón. No saben ni qué es el flat tax. Hoy venía de una reunión con el sector turismo, que paga 42% de impuestos, y el flat tax le representaría una solución. Y me reuní con el Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES) y les entregué mi propuesta, que sigue el libro Revolution Flat Tax, de Steve Forbes. Entonces les dije: “Ayúdenme, como CEES, no de manera individual ni como Universidad Francisco Marroquín”.

–Es un impuesto regresivo, no progresivo. ¿Cómo concilia eso con el mensaje de “Solo el pueblo salva al pueblo”?

–Yo nunca he dicho que soy de izquierda. Me decía un ex comandante en El Salvador que ahorita hace gobierno: “tú eres de izquierda porque has hecho leyes de los ancianos, de beneficio social”. Yo le dije: “mira, no soy de izquierda, simplemente soy un hombre progresista que cree en la propiedad privada, en la generación de riqueza por la creación de empleo, pero tiene conciencia social y cree también en darle poder a quienes menos tienen”. 

Manuel Baldizón, 2013, entrevista con Plaza Pública, foto Sandra Sebastián.
Manuel Baldizón, candidato presidencial de Líder en las elecciones generales del años 2011 y 2015, durante una entrevista en 2013. Foto Sandra Sebastián.

Mientras Baldizón sostiene una posición y luego la contraria, sin sonrojarse, (luego se definirá como “liberal light y humanista democrático”) sus respuestas recuerdan las dadas unos meses después de la derrota electoral del 2011. ¿Por qué usaba el rojo y blanco como colores del partido? “El rojo atrae la atención, es un color alegre, fuerte, se reconoce fácilmente en la papeleta, además es barato. Es uno de los colores más baratos y cuando se combina con una manta blanca, o un fondo blanco, se tiene un ahorro millonario”.

Con el impuesto único del 5% Baldizón vende la idea de que podrá aumentar el presupuesto hasta Q80 mil millones y todavía le sobrará  para liberar de ciertos pagos a las industrias manufactureras: de ahí al milagro económico el camino es corto, opina. Pero no lo explica en detalle. Sólo afirma que su idea es crear una comisión presidencial con representantes de organizaciones sociales, empresariales y miembros del gabinete para otorgar incentivos a la industria y al empleo. “Por ejemplo”, explica, “si viene una empresa que quiere fabricar estufas, aire acondicionado, tendría la comisión la facultad de otorgar esos incentivos. Lógicamente tenemos lista la ley que debería ser aprobada por el Congreso”.

–Desde hace años hay incentivos fiscales para las maquilas en zonas francas cuyos resultados no han sido del todo claros en la generación de empleo. ¿Qué lo haría diferente?

–La comisión va a ser calificadora pero también fiscalizadora –responde Baldizón–. Si no cumple con los objetivos del proyecto, se le retira el incentivo. Es un contrato.

–Eso recuerda a los incentivos del modelo chino.

–Sí, me copiaste. Deng Xiaoping, 1978. Esa es la jugada.

–Ellos lo lograron en un estado totalitario y con un partido único al final de cuentas.

–Sí, pero aquí también lo vamos a lograr, con el poder de la mayoría en el Congreso. Si logramos la ley va a ser una sola ley para todo. La Ley de Alianzas para el Desarrollo (conocida como de alianzas público/privadas) no sirve. Crearemos una ley que genere incentivos a la inversión y zonas francas, sin tener que aprobar cada acuerdo en el Congreso como pasa ahorita.

–Pero ¿no centralizaría demasiado poder en el Ejecutivo?

–Queremos empleo. No hay quien se pueda oponer a eso.

La política es poder, es servicio

El ideario con que armó a Líder resulta un cajón de sastre en el que todo es admitido según la circunstancia, o según los resultados de sus estudios de márketing electoral. Todo su discurso hay que interpretarlo en función de esa clave: lo que dice sobre Guatemala, lo que dice sobre su partido, lo que dice sobre sí mísmo. La carrera política de Manuel Baldizón empezó a los 32 años, como diputado distrital de Petén por el Partido de Avanzada Nacional (PAN), y hoy, en su intento por promoverse como un candidato redondo, busca combinar en su discurso su origen “rural” con su vida metropolitana y con su imagen de empresario de éxito.

Durante años fue diputado por el distrito de Petén, y según sus palabras su principal labor fue la intermediación en la ejecución de obra pública, un punto de encuentro de la corporación municipal, los Consejos Comunitarios de Desarrollo, las comunidades locales, las asociaciones, los diputados y los contratistas. Y a su juicio, una escuela por la que hay que pasar para aprender de los errores habituales antes de llegar a cotas más altas, a puestos de mayor responsabilidad.

Aquella experiencia le llevó a diseñar, desde la oposición, una serie de actividades denominada Comprometiéndonos por Guatemala, un programa de acuerdos con dirigentes locales, que Baldizón considera pionero pero que recuerda las anunciadas giras de trabajo Cumpliendo con nuestros compromisos, de la vicepresidenta Roxana Baldetti; así como el programa Gobernando con la Gente, de la administración de Álvaro Colom y los gabinetes móviles de Óscar Berger.

La intermediación, o más bien la distribución del recursos, es una de las principales preocupaciones de su partido, Lider, en el Congreso, y a menudo se le acusa bloquear cualquier avance mientras ellos mismos no se hayan asegurado beneficios, por ejemplo, en obras. Baldizón tiende a negarlo, aunque la palabra “intermediación” modera su negativa.

−Cada quien tiene su papel y compromisos: el alcalde gestiona, el diputado tiene la obligación de fiscalizar, legislar e intermediar. Si reúne las tres condiciones es perfecto, pero como nadie es perfecto… (Baldizón hace una pausa para reír y extender las palmas). Quien no tiene capacidad de fiscalizar, legisla, y quien no puede legislar, intermedia. En este gobierno le dieron el poder a las municipalidades con los Consejos de Desarrollo Departamental, dejando fuera a los Consejos Comunitarios. La gestión de recursos que les dejaban a los diputados para sus distritos ha desaparecido. Ahora no hay gestión legislativa. Hoy en tres o cuatro años hay alcaldes multimillonarios, gobernadores multimillonarios. Este asunto se consideraba negativo en aquel entonces (entre 2004 y 2011), pero hoy nos damos cuenta de que puede no serlo tanto. Se dividían las cuotas de poder, y ahora ha quedado únicamente en las manos de los alcaldes y en los Codedes.

−El ex ministro Juan Alberto Fuentes señalaba en Rendición de cuentas que cuando usted presidía la comisión de Finanzas, redujo en mil millones el presupuesto proyectado para los programas de cohesión social y derivó ese dinero hacia el Ministerio de Comunicaciones. Él lo llamaba corrupción. ¿Usted lo justifica diciendo que era una mejor distribución de poder?

−Se dividían las cuotas de poder. La política es poder, es servicio. Cuando se manipula la esencia real de la política hay muchos que se creen ideólogos, científicos, expertos, pero resulta que son los creadores de un monstruo como la reforma tributaria actual, que tiene al país con una pérdida de Q6,700 millones hasta la fecha.

−¿En ese momento usted eligió que esas “cuotas de poder” se repartieran en obras más que en los programas sociales?

−Es un tema diferente. Era para pagar la deuda que todo el mundo solicitaba que se pagara a los contratistas. Había empresas quebradas, gente desempleada, era un detonante económico.

Baldizón obvia señalar que en el presupuesto del 2009, más allá del cambio a favor de Comunicaciones, se destinaron Q505 millones al Fondo Nacional para la Paz (Fonapaz), hoy cerrado precisamente por las sospechas de corrupción que siempre pesaron sobre él; Q210 millones más para aportes a Organizaciones No Gubernamentales y Consejos de Desarrollo, además de realizar modificaciones dentro del Listado Geográfico de obras que alcanzaba los Q1, 263 millones, con incrementos para Petén. Congresistas aliados en su momento y ahora opositores recuerdan ese periodo y sus movimientos como clave para consolidar la influencia política y económica del futuro candidato.

−Pagar deuda, pagar inversión, alude habitualmente en el Congreso, entre otras cosas, a devolver las contribuciones que los empresarios les hacen a los partidos en las campañas. Se dice que el actual proyecto que se manejó para pagar la deuda incluía a los financistas de la campaña y podía tener un componente para Líder.

−Tal vez los demás –responde Baldizón−. Nosotros siempre hemos fijado nuestra postura, muy consecuente. Pueden revisar la historia de la bancada en dos años: ningún crédito, ningún préstamo ha recibido nuestro apoyo.

−¿Pero no lo apoya porque podría favorecer la campaña de los rivales?

−Cuando alguien tiene 51% de apoyo a dos años de las elecciones y el rival que le sigue tiene 12%, esos factores no son de medición.

−Aunque para alcanzar esos niveles de presencia que asegura tener se requiere una inversión grande. Concederle esos recursos a los rivales directos no parecería lógico.

−Esos recursos los tienen. Si han hecho lo que quieren con el presupuesto general. Mire lo que gasta la Vicepresidenta. Hablan de austeridad y han hecho lo que han querido. No pasaron los bonos porque no quisieron, violan la Constitución, tienen un ministro que finge su renuncia. (La entrevista se elaboró antes del cese de Pavel Centeno).

−Cara al nuevo proceso electoral Líder va solo. ¿Cómo responden a ese escenario en donde ustedes son el blanco?

−Matarnos, eso podrían intentar.

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El candidato presidencial de Líder, Manuel Baldizón, emite su voto en las elecciones de 2011 en Flores, Petén. Foto: Alberto Arce.

Las dos son la postura. No hay contradicción

Hoy Baldizón describe su trayectoria legislativa –su mitología personal– como un esfuerzo con tres hitos:

1. Lograr crear una comisión legislativa que atendiera los temas de interés de su distrito, Petén. Seis de sus quince integrantes son miembros de Lider, incluido su hermano, Salvador Baldizón.

2. Lograr que se aprobara la Ley del Adulto Mayor, que otorga una pensión a los adultos mayores en condiciones de abandono.

3. Lograr que se aprobara, durante el gobierno de Colom, la Ley del Fondo para el Desarrollo Económico de la Nación, que norma cómo repartir los fondos recaudados por la explotación petrolera. La ley omite los mecanismos de transparencia y favoreció que se extendiera el contrato de exportación de la francesa Perenco. Las otras opciones principales consistían en que la explotación y los beneficios pasaran a manos del Estado, o que la actividad fuera abandonada, por desarrollarse en un área protegida, en donde está prohibida por motivos conservacionistas. La normativa conocida como Ley del Fondo de Petróleo (Ley del Fondo para el Desarrollo Económico de la Nación) establece que lo recaudado se distribuirá en un 5% entre los Consejos Departamentales de Desarrollo (Codedes) del país, en proporción con su número de habitantes. El 20% entre los Codedes de los departamentos donde se extrae petróleo; y el 3% entre las entidades responsables de la recuperación de las áreas protegidas. El 72% restante pasa al fondo común del Estado. Las regalías por extracción de petróleo en Guatemala son del 1%. Según reportes de la Superintendencia de Administración Tributaria el ingreso por regalías e hidrocarburos compartibles sumó Q1,052.4 millones el año pasado.

–¿Por qué no dejó que vencieran las licencias y que el Estado recuperara su propiedad?

–Las discusiones iniciaron hace diez años. Los contratos estaban a la mitad de su vida, no se pensaba en el término de recuperar la explotación, sino en eliminarla. Eran tiempos en que la sociedad salía a la calle, rompía el oleoducto, y creaba lagunas de petróleo que contaminaban la biosfera Maya como acto de rechazo, bloqueaban los accesos a los aeropuertos. Era un problema bastante grande para la comunidad nacional.

El ideario con que armó a Líder resulta un cajón de sastre en el que todo es admitido según la circunstancia, o según los resultados de sus estudios de márketing electoral.


Con respecto a la explotación de recursos naturales la postura del partido Lider no ha variado demasiado desde la campaña 2011. Su Plan Nacional para el Cambio hablaba del “aprovechamiento de los recursos naturales bajo criterios de sustentabilidad. El único cambio perceptible en la actual política de promoción de las industrias extractivas es la propuesta de “incrementar los impuestos las empresas mineras al 50% sobre sus utilidades”, aunque hoy Baldizón ya lo reduce al 40%.

La explotación minera debe tratarse en otras condiciones, asegura el candidato. Y a partir de aquí viene una letanía de oraciones difíciles de desenmarañar en las que postula que la contaminación ha sido probada “por todos los mecanismos” (que el uso del cianuro afecta la vida humana, que pasa a ser parte del entorno, y que la lluvia se traduce en aguas contaminadas que llegan a cauces y ríos, y luego son usados por animales y personas) al mismo que exige a las mineras que prueben que no contaminan y que generan ingresos.

−En 2011, en sus discursos en el interior, usted se expresaba en contra de la minería mientras en la capital, en reuniones pro-empresariales, decía lo contrario. ¿Cuál es su postura?

−Las dos son la postura. No hay contradicción.

La misma pregunta, realizada a Baldizón en septiembre de 2011 en Huehuetenango tras un mitin, se saldó con una respuesta semejante. El candidato tomó el micrófono que había dejado en la tribuna y contestó la pregunta del reportero desde los altoparlantes. No hay contradicción.

Las hidroeléctricas son otro tema distinto. Su importancia económica, la de contar con energía a menor precio, es un asunto estratégico para el país. Para él las hidroeléctricas son una alternativa si logran el consenso en los municipios donde estén instaladas. Guatemala cuenta con los recursos hídricos para ser energéticamente independientes, y si no hay aún mejores resultados es “por la falta de capacidad de negociación”. En su proyecto económico la manufactura es una pieza clave del desarrollo económico y uno de los requerimientos para ser competitivos en esta área es tener precios de energía eléctrica bajos. Las hidroeléctricas son, a su entender, la alternativa.

El candidato, los medios de comunicación y los costos de campaña
Para un político en campaña permanente una de las claves para permanecer en la mente del electorado es aparecer en los medios de comunicación. Su protagonismo va de lo moderado por temporadas hasta la omnipresencia en actos diseñados para la presencia mediática (presentación de denuncias, cartas a Casa Presidencial…).

Baldizón ve en esta relación una situación de mutuo beneficio. “Como trates serás tratado”, afirma. Siguiendo su concepción del candidato como marca, el político está seguro de que, por mucho que sea sujeto de bromas o burlas, la marca Baldizón está presente en su electorado.

Si bien a principios de año llegó al público con medio de spots y notas de prensa que el partido producía y se emitían en la televisión abierta, como los de la alcaldía capitalina y el gobierno central, pronto esta exposición desapareció.

−Ya no tiene los espacios en la televisión abierta que tenía a principios de año. ¿Qué pasó?

−Es normal, es el juego del poder. Ellos tienen el poder, ellos presionan o hacen lo que tienen que hacer. Yo ni quisiera pensar mal, porque podría cometer un pecado (risas). A veces no están los espacios y hay que pedirle a Dios que regresen. A veces están y hay que darle gracias a Dios.

−Ya no le ponen tanto en una situación crítica algunos medios como, por ejemplo, elPeriódico. ¿Por qué?

−Ha mejorado la relación. A través del diálogo, de ser mesurado, tolerante y paciente.

−¿Y la relación con los más grandes? Prensa Libre, por ejemplo.

−Mi relación es buena con todos los medios escritos.

−Con el grupo Emisoras Unidas se perciben tensiones.

−Los medios aquí son empresas y las empresas tienen hasta ministros. Hablar mal de los medios solo le complica la existencia. Es preferible que los medios hablen mal de uno.

−¿Es por eso que cuando ha existido la oportunidad de cambiar la distribución del espectro radioeléctrico, que implica a la televisión abierta por ejemplo, no pueden pelearse?

−Lo que pasa es que ya no era diputado cuando se discutió eso. Pero se ha buscado igualdad de condiciones y colocarle a un periódico virtual o de papel distintos impuestos, porque uno me cae bien y el otro mal. Es injusto. O colocarle a la televisión abierta más impuestos o la televisión por cable. Estuve dos años fuera de la televisión abierta, pero no me preocupa. Qué triste que no puedo salir. Bueno, entonces paso a hacer infantería: tener vallas, salir a caminar, realizar mitines. Tal vez con el beneficio de la televisión estaría más descansado.

−Más allá del cansancio, esta precampaña encarece el proceso electoral. ¿No es cierto?

El cansancio es el problema, porque los gastos los realiza la dirigencia local. Colocamos nuevas vallas porque debajo otros partidos pusieron las suyas. Es un tema de marketing político. Si uno deja un espacio vacío alguien lo cubre, como el vacío de poder.

−Es una escalada en movilización, propaganda, compromisos…

Es indudable que hay una escalada. El financiamiento debe estar controlado. No deben permitirse donaciones externas. Debe haber un buen financiamiento público, y control del Tribunal Supremo Electoral. Pero también debe ser un financiamiento público real. La doble moral aflora en las declaraciones en los debates de los candidatos. “Yo no entrego mi lista de financistas porque se van a enojar”, dicen. No, no es por eso, es porque ahora están cobrando las entregas.

−¿Cuánto costó la campaña anterior de Líder?

−Los Q40 y tantos millones que el TSE dice.

−Un estudio de Acción Ciudadana lo calculó en Q141.4 millones.

−La doble moral. Se puede decir: “se gastaron 40 y tantos”, pero no se dice cuanto gastó el candidato a alcalde, el candidato a diputado, etc., esos números nunca los conoce uno. Eso pasa en todos los partidos.

−Y cuando se hace la suma son diez veces más de lo reportado.

−Tal vez cuarenta veces más. Pero esos datos no se conocen.

El partido tendrá que responder en su momento por ese gasto.

El tema es ese. Los poderes locales responden por ese gasto y viene el clientelismo.

Mi propuesta es que se cumpla el dicho: “el que paga manda”. Que le pongan US$10 por voto al financiamiento público. Con dos millones de votos son US$20 millones. Eso ya comienza a ser realista para financiar una campaña. Media vez no sean realistas ni el TSE ni quien hace la ley, los otros actores van a seguir siendo una bola de mentirosos.

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