NARRATIVA – INVESTIGACIÓN – DATOS

Transcripción Un pollo ronco encerrado en un corral


Episodio 4 : Un pollo ronco encerrado en un corral.

 NARRADOR: El 24 de julio del 2003, una manifestación sembró el pánico en la capital de Guatemala.  
Audio manifestación

NARRADOR: Alrededor de 5,000 personas marcharon por las calles y avenidas. Blandían palos y machetes. Muchos llevaban el rostro cubierto con pasamontañas. Habían llegado temprano desde varios departamentos del país.

Los manifestantes prendieron fuegos, rompieron vidrios, pintaron paredes. Amenazaron a los periodistas, a los funcionarios públicos y a los que pasaban por allí. Las imágenes de hombres encapuchados adueñándose de la ciudad impactaron a un país aún traumatizado por la guerra.

Los que pudieron se encerraron en sus casas. Las calles eran un peligro mortal, decían los medios de comunicación. El Jueves Negro, como se le llamó, dejó una huella imborrable entre los capitalinos.

CLIP NOTICIARIO Desde tempranas horas de la mañana, cientos de personas hombres y mujeres con machetes palos y pasamontañas llegaron a la Corte de Constitucionalidad, a la Corte Suprema de Justicia y al centro empresarial en la zona 10 para mostrar su apoyo a Ríos Montt.

NARRADOR: La protesta fue organizada por el partido de gobierno, el Frente Republicano Guatemalteco. Un partido dirigido por dos hombres. El presidente de la República, Alfonso Portillo, y el presidente del Congreso, Efraín Ríos Montt. Ríos Montt, el exdictador, el general de las masacres y de los tribunales de fuero especial.

¿Por qué sembrar el pánico en un país que gobernaban? Ríos Montt quería presentarse a las elecciones presidenciales del mismo año. Sin embargo, la Corte Suprema le dijo no. La Constitución prohíbe la candidatura de personas que han dado un golpe de Estado. Y ese era el caso de Ríos Montt

Esta decisión enfureció al viejo general. Llamó a una manifestación. Advirtió de antemano que esta sería violenta.

EFRAIN RIOS MONTT: Con mucha pena quisiera argumentar que va a haber momentos en que probablemente se salga del control tras las acciones de algunos simpatizantes.

NARRADOR: Ríos Montt cumplió su amenaza. Sus propios diputados estaban en la protesta, entregando palos a los manifestantes.

Los periodistas sufrieron más que nadie de esa violencia. El FRG los declaró enemigos. Varios fueron vapuleados. Uno de ellos fue rociado con gasolina. Y en ese ambiente de máxima tensión, una víctima mortal. En la Zona 10, la turba se echó sobre Héctor Ramírez, periodista de Televisiete conocido como el reportero X. Ramírez intentó huir, pero cayó sobre el asfalto. Su corazón no aguantó más. Este fue su último reporte.

AUDIO REPORTERO X

NARRADOR: La acción del FRG fue exitosa. Mostró su poder, su violencia y su determinación. Ríos Montt fue inscrito como candidato, tal como él quería. Aquí, un clip de campaña

EFRAIN RIOS MONTT: El gobierno del FRG demostró que además de proteger la vida y la propiedad individual, garantizó el bien común, mejorando la calidad de vida de los más necesitados. Y no hubo muertes extrajudiciales. Por la seguridad, el bienestar y la justicia, con salud educación y trabajo, este 9 de septiembre, vote por la mano azul del FRG.

NARRADOR: Luego, el general perdió las elecciones. Quedó de tercero.

Pero algo más grande se jugaba en aquel jueves negro.

Uno de los blancos de la protesta fue el centro empresarial, una torre de oficinas en la zona de negocios. Los manifestantes amenazaron con quemar el edificio. Novecientos empleados, muertos de miedo, se atrincheraron en sus oficinas por más de doce horas. La policía no se movió para rescatarlos.

El centro empresarial es la sede de Corporación Multi Inversiones. Este conglomerado guatemalteco maneja 300 empresas en 14 países. Invierte en sectores como la comida rápida, la infraestructura, la telefonía móvil y la energía. Esta corporación es el buque insignia de la oligarquía nacional. Su presidente en aquellos años, Dionisio Gutiérrez, es uno de los hombres más ricos del país.

Una dura batalla se había encendido en Guatemala. Por un lado, los empresarios llamados tradicionales, como Dionisio Gutiérrez. Forman una élite constituida por familias poderosas que, desde la colonia, mantienen el poder real. Son los que siempre han maniobrado detrás de gobiernos dóciles. Son los que se sirven del Estado para acaparar una porción siempre mayor de la riqueza nacional.

En frente, surgía una nueva generación de empresarios, los emergentes. Una clase de nuevos ricos, que, años con año, competían mejor por los negocios y el poder. Entre ellos, había empresarios más dinámicos que los tradicionale. Pero también, personajes que hicieron fortuna con la corrupción, el tráfico de drogas y el lavado de dinero. Algo que comparten,  es cierto, con muchos tradicionales. Alfonso Portillo fue el mejor socio de este grupo durante sus cuatro años en el poder.

Un odio profundo, atávico, se formó entre Portillo y Gutiérrez. Un odio que escaló al nivel de guerra abierta con el ataque al centro empresarial.  

En el 2007, cuatro años después del jueves negro, se creó la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala. Su objetivo era desmantelar a los grupos criminales incrustados en el Estado. De inmediato, la CICIG se encontró en el fuego cruzado entre esos dos grupos que luchaban por el poder.

Entrada del podcast. Para No Ficción, Guatemala, esto es El Experimento.

Dos temporadas y doce capítulos para contar los éxitos y fracasos de la CICIG, el equipo internacional que reveló las entrañas corruptas del Estado de Guatemala.

Escrito y producido por Sebastián Escalón. Narrado por Guillermo Escalón.

Capítulo 4: Un pollo ronco encerrado en un corral

NARRADOR: Pollo ronco le dicen por la voz. Esa voz rasposa, tan acorde al personaje.

PERIODISTA: Buenos días. ¿Cómo lo está tratando el confinamiento?
ALFONSO PORTILLO: Pues a veces se desespera uno, porque llevo cuatro meses encerrado aquí en Zacapa. Pero sin ver a nadie, ni a los amigos. Parece que ahora ya está flexible entre los departamentos, sólo con la capital hay problemas.

NARRADOR:  Alfonso Portillo es uno de los políticos más hábiles del periodo democrático. Portillo es el prototipo mismo del oriental simpático, malhablado y bromista. Un zacapaneco de pura cepa. Uno de sus talentos especiales, es poderle decir a todos lo que quieren oír. Pasa de un discurso de izquierda a uno de derecha sin dejar de ser él mismo. Puede defender la justicia y el estado derecho, y al mismo tiempo, defender su propia impunidad. Como aquí, cuando habla de la creación de la CICIG. Una comisión que su gobierno intentó establecer en el 2003.

ALFONSO PORTILLO:  Hoy más que nunca, la situación del país demuestra que estábamos en lo correcto, en el sentido que el país no tiene instituciones. (…) Tenemos un poder judicial capturado por el crimen organizado y las élites económicas. Que tenemos un congreso atravesado por el crimen organizado y las élites económicas, y en Guatemala no ha existido estado de derecho. (…)

Lo interesante en mi caso es que (…), fui el primer perseguido político de la CICIG, y después de vivir de lo que viví, creo que no era una idea errónea tener una CICIG.

NARRADOR:  Su vida es una novela tropical. Portillo, de 51 años, es sociólogo y economista formado en la Universidad Autónoma de México. En los años 70, mientras vivía en Guerrero, en el sur de México, se acercó a los movimientos indigenistas. Se unió también a la guerrilla guatemalteca, al Ejército Guerrillero de los Pobres. No era combatiente, pero fue uno de sus cuadros políticos en el exilio. También era profesor en la Universidad Autónoma de Guerrero.

Un hecho ocurrido en 1982 puso fin a su carrera docente. Tras una fiesta, Portillo disparó contra dos estudiantes y los mató. Logró escapar de la justicia. Este hecho nunca se esclareció, pero Portillo asegura que fue en defensa propia.

En 1989 regresó a Guatemala. Dejó la lucha subversiva y se integró al partido de gobierno, a la Democracia Cristiana. En 1994, fue electo diputado. Y de inmediato, se pasó al FRG, el Frente Republicano Guatemalteco.

Esto fue más que un vulgar acto de transfuguismo político. Fue un viraje ideológico. El FRG era el partido del general Ríos Montt. Portillo, se pasó al bando de los militares. Al de los que desataron una campaña de masacres, un genocidio, contra la población indígena.  Esta pirueta es todo un clásico centroamericano.

ALFONSO PORTILLO: El general Ríos Montt es un hombre con gran experiencia, con gran visión, con gran madurez en el transcurso del tiempo. Tener a un hombre como el general Ríos Montt es una garantía de estabilidad, de madurez y de discusión.

NARRADOR:  En 1999, Ríos Montt cedió a Portillo la candidatura presidencial. Y Portillo ganó. Fácilmente. Con el 64% de los votos. Su discurso populista, anti-élites, le dio la victoria. La muerte de los dos estudiantes mexicanos le sirvió de argumento de campaña. En un país golpeado por la delincuencia, los votantes querían a un presidente capaz de matar.

Sus cuatro años de gobierno fueron caóticos. Por un lado, Portillo se enfrentó a la oligarquía. Atacó sus monopolios comerciales permitiendo la importación sin aranceles de azúcar, pollo y cemento. La oligarquía reaccionó con furia. Hizo valer su influencia en las cortes y en el congreso. Usó sus armas mediáticas. Intentó asfixiar financieramente al gobierno. 

Mientras tanto, Portillo tomó algunas medidas que le aseguraron una popularidad eterna. Subió el salario mínimo e impidió el aumento de la canasta básica. También creó una tarifa social para la electricidad.

Al mismo tiempo, su gobierno se caracterizó por una corrupción generalizada. Se puede decir que Portillo democratizó la corrupción poniéndola al alcance de todos, o de muchos. Gracias a él, las municipalidades pudieron realizar obras de infraestructura. Y de estas obras nacieron fortunas corruptas en todos los municipios del país

Alfonso Portillo abrió las puertas del gobierno al crimen organizado. El FRG era como el caballo de Troya de un grupo criminal nacido en el Ejército: la Cofradía. Este grupo dominaba el contrabando y la corrupción en las aduanas. Uno de sus integrantes, Javier Ortíz Arriaga, el teniente Jeréz, confesó ante un juez que la Cofradía entregaba cheques mensuales a Ríos Montt y a Portillo.

Su gobierno, además, saqueó sin medida las arcas del Estado. Hizo del ministerio de la defensa una piñata para los amigos.

En el 2004, la fiesta terminó para el FRG. Ríos Montt perdió en primera vuelta las elecciones. Y para la oligarquía, las cosas volvieron a su cauce normal. El presidente electo, Óscar Berger, gobernaría para ellos.

Dos días antes de entregar el poder, Alfonso Portillo dio un último discurso ante campesinos de Jalapa.

ALFONSO PORTILLO: Y dicen, y dicen un montón de argumentos y acusan al presidente Portillo de un montón… el gobierno más corrupto de la historia dicen… los ladrones. Sí, que lindo. El ladrón grita ahí va el ladrón. Los que saquean el pueblo, los que no respetan el salario mínimo, ya le aumentaron al pollo, ya le aumentaron a la sal, ya le aumentaron al azúcar, ya le aumentaron a la harina. Señores azucareros, ojo, tengan cuidado, tengan cuidado, no abusen de este pueblo, no crean que este pueblo es esclavo, no crean que este pueblo es de ignorantes.

NARRADOR: Pero estas advertencias ya no tenían peso. Fuera del poder, dos opciones quedaban a Portillo: la cárcel o el exilio. Escogió el exilio y regresó a México. Allí estuvo a salvo, aunque no por mucho tiempo.

En septiembre del 2007, la CICIG llegó a Guatemala. Carlos Castresana, el primer comisionado, se puso manos a la obra. Una de sus primeras tareas, fue definir una agenda de trabajo. De todos los delitos y crímenes recientes, escogió cuáles investigar y cuáles no.  El fiscal español se reunió con decenas de personalidades de todos los sectores de la sociedad. Cada cual trató de jalarlo para su lado. Las organizaciones campesinas querían que se castigaran las muertes de defensores del territorio. Las asociaciones feministas pidieron que la CICIG investigara los femicidios. Los activistas de derechos humanos pidieron que Castresana esclareciera las ejecuciones extrajudiciales cometidas por la policía nacional civil.

Y claro, las élites empresariales reclamaron la cabeza de Portillo. La oligarquía había apoyado la creación de la CICIG. Ahora, quería que la CICIG le devolviera el favor persiguiendo las redes del FRG.  

Carlos Castresana tuvo que ser salomónico. Entre tantos pedidos, dio prioridad a dos grandes casos: el caso Pavón, que implicaba al exministro Carlos Vielmann y a Alejandro Giammattei, y el caso Portillo. Y así, la CICIG entró en la arena donde se enfrentaban fuerzas emergentes y tradicionales.

El comisionado armó un equipo para investigar a Portillo. Estaba dirigido por un fiscal costarricense llamado Christian Ulate. Y así, en 2008, empezaron las averiguaciones. Flor Gálvez, joven abogada guatemalteca, fue parte de este equipo.   

PERIODISTA: ¿Me podrías decir qué es el caso Portillo? Me lo podrías explicar así en…
FLOR GÁLVEZ: En chiquito.
PERIODISTA: Sí, en chiquito.

NARRADOR: Flor Gálvez entró a la comisión en el 2008. Ella fue la encargada de presentar el caso Portillo ante los jueces.

FLOR GÁLVEZ: El caso Portillo era la sustracción de 120 millones del ministerio de la defensa, amparado bajo la figura de secreto militar. (…) el dinero fue sustraído de las arcas del Estado y fue físicamente sustraído del Banco de Guatemala por Jacobo Salán y Napoleón Méndez. En maletas y cajas de cartón envueltas en papel regalo.

NARRADOR: La tesis de la CICIG es que Alfonso Portillo y un grupo de militares, robaron Q120 millones de quetzales del ministerio de defensa. Según la comisión, Portillo modificó el presupuesto nacional para adjudicarle esos millones adicionales al ministerio. Luego, él y sus subordinados fueron sacando ese dinero a su antojo. Para que nadie pudiera verificar las cuentas, lo pusieron todo bajo el sello del secreto militar.

Según la CICIG, dos militares, Jacobo Salán Sánchez y Napoleón Rojas, fueron los encargados de los traslados de dinero. Lo metían en cajas envueltas en papel regalo. En una de estas operaciones, entregaron treinta millones de quetzales al director de un banco, Armando Llort. Ante los jueces, el banquero confesó que el dinero venía de parte de Portillo.

Cuando la CICIG empezó a investigar el caso, el expresidente seguía refugiado en México. En octubre del 2008, fue extraditado a Guatemala. Fue detenido en el aeropuerto de la Aurora, pero un juez le devolvió su libertad. Eso sí, a cambio de una fianza de 1 millón de quetzales. La fianza se pagó. En efectivo.
ALFONSO PORTILLO: Tuve un año y fracción, casi dos años, para moverme tranquilamente en el país. Tal vez mi error fue alertar mucho a mis enemigos al agradecer el apoyo de la gente. Y esto molestó y generó desconfianza y temor en algunos sectores. Por lo demás, estuve dando conferencias, clases. Pero fueron momentos difíciles porque yo sabía que se fraguaba conjuntamente con Carlos Castresana.

NARRADOR: En efecto, se fraguaba algo. Los investigadores de la comisión acumularon documentos y testimonios para trazar el camino del dinero robado. La CICIG armó el rompecabezas e identificó a los principales sospechosos: ministros, banqueros, oficiales del ejército entre los cuales, el propio hijo de Efraín Ríos Montt.

La CICIG también investigó una serie de trasferencias bancarias internacionales. Portillo había mandado dinero a Suiza, Luxemburgo y Francia. También había lavado dinero por medio de bancos norteamericanos. Para estas averiguaciones, la CICIG recibió una ayuda inesperada: la de la embajada de Estados Unidos.

Por supuesto mientras investigaba a Portillo, la CICIG gozó de todo el apoyo y amistad de la élite empresarial. Carlos Castresana cultivó buenas relaciones con Dionisio Gutiérrez durante esos primeros años. Buenas relaciones que, quizás, fueron más allá de lo correcto.

GISELE RIVERA: Yo le hablo de esto, porque los oficiales de seguridad de Carlos Castresana que eran compañeros de nosotros. Me empezaron a decir.

NARRADOR: Seguro recuerdan a Gisele Rivera, la fiscal de la CICIG que llevó los casos Pavón y plan Gavilán.

GISELE RIVERA: Gisele, los informes y las cositas que Castresana te pide que le hagás, Castresana se los pone en Power Point a Dionisio Gutiérrez. Y no solo lo del caso de esta estructura, sino lo del otro presidente… que era un sin vergüenza… que fue presidente…
PERIODISTA: ¿Alfonso Portillo?
GISELE RIVERA: Ajá. Los Gutiérrez tenían un interés contra Portillo por los impuestos, porque se le metió entre ceja y ceja cobrarles impuestos a ellos. 

NARRADOR: Otro investigador de la comisión nos dijo haber escuchado lo mismo en boca de los guardaespaldas de Castresana. El comisionado habría hecho una presentación en Power Point de los avances del caso Portillo en la casa de Dionisio Gutiérrez. Estuvieron presentes otros directivos de la Corporación Multi Inversiones y algunos periodistas. Castresana no quiso dar declaraciones a No Ficción.

Esa cercanía del fiscal español con las élites empresariales permite a Portillo a decir lo siguiente:

ALFONSO PORTILLO: Yo sabía que se venía una persecución encabezada por las elites económicas porque por primera vez había una política económica en contra de los monopolios y privilegios y no pedimos permiso para la política económica. Sabíamos. Después me enteré que Dionisio Gutiérrez, Álvaro Colom, Stephen McFarland se reunían para planificar mi persecución. Por eso digo que fue un malograda CICIG al principio. Pero se reconstruyó a partir de la llegada del señor Velázquez.

NARRADOR: Pero claro, Portillo omite un detalle: los indicios de corrupción que lo señalaban. Con o sin el apoyo de las élites, la CICIG tenía que investigarlo.

Pero esto ilustra un punto clave en la historia de la CICIG. La comisión nunca pudo aislarse del juego político. Era imposible. Con cada nueva investigación, unos salían favorecidos y otros perjudicados. Y claro, los perjudicados clamaban que todo era un complot de los favorecidos. Juraban que la CICIG era el instrumento de sus enemigos. O que se había politizado. Más adelante, en el 2017, los perseguidos fueron tan numerosos que decidieron unirse. Se formó el llamado pacto de corruptos. Hicieron de la CICIG su enemigo común.

Pero volvamos al 2010. Cuando el equipo de la comisión consideró que tenía suficientes pruebas contra el expresidente, pidió su captura. Lo fueron a buscar a su domicilio. No estaba. Lo buscaron por todos los lugares donde se movía. No lo encontraron. Tras dos semanas de búsqueda, se lanzó la alerta. Portillo fue declarado prófugo de la justicia. Y el 25 de enero:

CLIP NOTICIARIO: Tenemos mayor información de la mano de nuestro corresponsal Mario Rosales.

Que tal MagalÍ, efectivamente, hace muchas horas se capturó al expresidente Alfonso Portillo. Él se encontraba exactamente en Punta de Palma, que es una región turística. Y pues se sabe que helicópteros del Ejército de Guatemala están esperando ya en la base naval militar del Atlántico para que el expresidente sea trasladado a esta ciudad capital.

NARRADOR: El pollo ronco había caído. Iba camino al corral. Castresana declaró que lo habían capturado minutos antes de que huyera a Belice en una lancha rápida. Portillo lo niega. Asegura que estaba tranquilo en la casa que un amigo le había prestado.

Su primera cárcel, fue el peligroso preventivo de la Zona 18.

ALFONSO PORTILLO: Quiero decir que no me mandaron directamente con toda la población presidiaria, sino que me dieron dos cuartos apartados de los detenidos y gozaba de cierta privacidad. ¡Bueno! Hay una anécdota interesante. Uno de los jefes de las maras pidió hablar conmigo, cuando se rumoraba que peligraba mi vida. E  ntonces yo lo recibí. No me acuerdo cómo se llamaba, pero era un tipo grandote, enorme. Le vengo a expresar que de parte de nosotros no hay nada contra usted. Lo que están inventando es de parte de los poderosos de este país. Esa fue la expresión impresionante de un marero estando detenido.
PERIODISTA: ¿Qué recuerda de su periodo en prisión?

Acuérdese que después de estar en la zona 18, que estuve hasta el mes de julio, antes me mandaron para presionarme, que me tenía que entregar a Estados Unidos, me mandaron a la cárcel de alta seguridad de  Fraijanes 2, en donde uno no le ve el rostro a nadie, todo el mundo anda encapuchado. (…) Después de eso nos trasladaron y es cuando se creó, conjuntamente con los hermanos Váldez Paiz, inauguramos, se puede decir así, la cárcel de Mariscal Zavala.

NARRADOR: Las investigaciones de la CICIG produjeron una avalancha de presos VIP. Para no enviarlos con los presos comunes, el gobierno convirtió un sector del cuartel Mariscal Zavala en campo penitenciario. Desde entonces, es allí donde aguardan juicio decenas de políticos, empresarios y militares.

Alfonso Portillo tuvo que esperar un año para ser juzgado. Doce meses en los que pasaron muchas, muchas cosas. En junio, Castresana renunció. En agosto, el nuevo fiscal, Francisco Dall’Anese tomó las riendas de la CICIG. Alejandro Giammattei, investigado por la masacre de Pavón, fue capturado. Carlos Vielmann fue detenido en Madrid. Y ese mismo mes, una mujer fue nombrada por primera vez Fiscal General. Claudia Paz y Paz.  

Mientras todo eso ocurría, en su celda, Alfonso Portillo leía a los filósofos estoicos. Con ellos aprendió que, para alcanzar la felicidad, hay que desprenderse de las cosas materiales y transitorias.

Llegó el mes de enero del 2011:

CLIP NOTICIARIO: Y la justicia guatemalteca inició el juicio contra el expresidente del país Alfonso Portillo, por la malversación de unos 15 millones de dólares. El ex mandatario y dos de los ministros que fueron miembros de su gabinete están acusados de corrupción. La Fiscalía cuenta con más de 700 documentos que se servirán de prueba durante el proceso, y solicitará la declaración de más de 130 testigos.

NARRADOR: La CICIG pensó que tenía el caso amarrado. Los testigos, los documentos, las facturas: todo reforzaba su tesis. Pero no iba a ser fácil. Flor Gálvez, la abogada de la CICIG, tenía en frente a un equipo legal conformado por viejos coyotes como Telésforo Guerra, amo y señor de las artimañas jurídicas.  

PERIODISTA: Cuéntame las audiencias del juicio de Portillo. ¿Cómo viviste eso?
FLOR GÁLVEZ: Era mucha adrenalina. Y también he de decir, en esa fecha tenía 29 años, o treinta. Y para mí era importante no hacer un mal papel. Esta jovencita frente a unos abogados con una trayectoria, independientemente de que sea buena mala o cuestionable, tenían más experiencia. (…) Trataban de intimidarme, mirándome de una forma feo, riéndose. Esa es la parte emocional.
PERIODISTA: ¿Por parte de los abogados de Portillo?
FLOR GÁLVEZ: Y los que llegaban a apoyarlos, porque Arévalo Lacs es un personaje, como todo militar, muy... llegaba con su fuerza de militar y esa historia que sabe uno del tema de la Cofradía y el bagaje histórico que traen. Y en cierto momento uno dice, ¿dónde estoy?  Mi familia tenía temor.
PERIODISTA: Me hablas de la presión. ¿Recibiste amenazas?
FLOR GÁLVEZ: Ehhh, de eso preferiría no hablar

NARRADOR: Portillo será el hombre más amigable de Oriente. Pero, junto a él había personajes siniestros, asesinos, torturadores, secuestradores, protagonistas de la guerra sucia de los 80. La Cofradía, ese grupo criminal surgido de la inteligencia militar, también estaba en el banquillo de los acusados.

Durante cuatro meses, el juicio avanzó a trancas y barrancas. Y en mayo del 2011, en un fallo dividido de dos juezas contra una, Portillo fue declarado inocente. Ese día, en la torre de tribunales, la fiscal general, Claudia Paz y Paz, indignada, dio declaraciones a la prensa.

CLAUDIA PAZ Y PAZ: Existía suficiente prueba para emitir una sentencia condenatoria. Prueba sólida, prueba documental, también prueba testimonial. Pero, es un fallo que está dictado en el marco del estado de derecho y nosotros también vamos a utilizar los recursos del estado de derecho para impugnarlo.

Recordemos también, quiero ser enfática en este punto, que el delito de peculado es sumamente grave. Son 120 millones que se desviaron de los impuestos para las y los guatemaltecos para usos privados. Son 120 millones que pudieron servir para escuelas, para la salud de los y las niñas de este país y se desviaron para usos privados.

NARRADOR: En cuanto al fallo, las opiniones son diversas. Está la de un Portillo satisfecho.

ALFONSO PORTILLO: El tribunal se dio cuenta del montaje que hicieron. Porque los argumentos no se correspondían con la documentación que presentaron. Creo que fue el primer juicio político de la CICIG y el primer juicio político que pierde.

NARRADOR: Está la decepción de Flor Gálvez:

FLOR GÁLVEZ: Fue un fallo laxo. No le dieron valor probatorio a los peritajes, a los testimonios. Con unas explicaciones burdas, nada jurídicas ni explicativas.
NARRADOR: Está el punto de vista de analistas como Alejandro Rodríguez, director del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales:
ALEJANDRO RODRÍGUEZ: Yo he analizado ese fallo y es insostenible jurídicamente. Pero naturalmente prevaleció la impunidad en ese caso. Los magistrados declararon que no había delito con unas argumentaciones que dan pena, dan vergüenza.

NARRADOR: La sentencia enfureció al comisionado Francisco Dall’Anese. Incluso, estuvo a punto de abrir una investigación contra las juezas que habían absuelto a Portillo.

FRANCISCO DALL’ANESE:  De hecho, en la Comisión hemos tomado la decisión que una vez presentada la apelación, hemos entrado a estudiar la posible acusación penal contra estas dos jueces por el delito de prevaricato. Este delito lo comete un juez cuando dicta sentencias ilegales, y esto es lo que ha sucedido en este caso.

NARRADOR: Este fue el primer caso de alto impacto que la CICIG perdió en tribunales. Llegarían más, muchos más. Y esto llevó al comisionado Dall’Anese a decir que el organismo judicial favorecía la impunidad.

FLOR GÁLVEZ: No sé si hubo intimidación. No sé si hubo tráfico de influencia. No me atrevería a decir eso. Lo que si me atrevo a decir es que estas fuerzas todavía están incrustadas y siguen incrustadas, independientemente que sean militares, están dentro del sistema judicial.

NARRADOR: Pero el caso Portillo no acabó con su absolución. La vida del exmandatario dio un vuelco inesperado. Oímos a Claudia Paz y Paz decir, al final del juicio, que iban a apelar la sentencia. Pues no. No apelaron. Por una sencilla razón, que explica Christian Ulate, investigador de la CICIG.

CHRISTIAN ULATE: Se iba a apelar, pero en ese momento veníamos trabajando con la Fiscalía de distrito, con la fiscalía de Nueva York y tenían interés. (…) Entonces Dall’Anese dijo, ‘no se presenta recurso de apelación para que la sentencia quede en firme, y una vez en firme, se pueda proceder con la extradición.’ Aquí no lo vamos a lograr. Que vaya a una justicia en donde si va a recibir justicia.

NARRADOR: Dall’Anese había dejado de creer en la justicia guatemalteca. Por muchas pruebas, por muchos testigos que tuviera, los tribunales guatemaltecos no estaban listos para casos como este. Lo que Dall’Anese había logrado en Costa Rica, lograr penas de cárcel contra dos expresidentes, en Guatemala era imposible. Por eso, mejor que los juzguen Estados Unidos.

Y es que la potencia del norte había solicitado su extradición. Lo buscaban por lavado de dinero. Durante su mandato, el presidente recibió de Taiwán dos punto cinco millones de dólares. Ese dinero, según los taiwaneses, era para programas escolares, bibliotecas y refacciones para los niños. Pero en realidad, los cheques iban a nombre de Alfonso Portillo.  

Son las mañas corruptas que Taiwán ha desplegado en toda Centroamérica. Para seguir existiendo en el ámbito internacional, Taiwán necesita que por lo menos una nación la reconozca como país. El problema es que reconocer a Taiwán significa cortar relaciones con China, la segunda potencia mundial. A ningún país le conviene. Por eso, para Taiwán, la corrupción es una cuestión de sobre  vivencia. Por eso reparte cheques y favores a mandatarios de países pequeños. Quince países aún reconocen a Taiwán. Entre ellos Guatemala, Honduras, Belice, San Vicente y Granadinas… la mayoría juegan al futbol en la Concacaf. 

Ese dinero que Taiwán dio a Portillo pasó después por bancos estadounidenses. La fiscalía de Nueva York consideró, por lo tanto, que se había lavado dinero a través de su sistema bancario. Y eso, merecía penas de cárcel.  

Alfonso Portillo no está de acuerdo.
ALFONSO PORTILLO:  Lo trabajaron políticamente. El mío fue un caso trabajado. Al extremo que cuando me dan mi oportunidad para declarar ante el juez Patterson, el juez pregunta, señor ¿si los cheques están a su nombre, ¿dónde está el delito? Y yo le contesto, ‘pues pregúntele al fiscal, porque él es el que me está acusando.’

NARRADOR: Portillo considera que ese dinero era suyo. Taiwán se lo había regalado. Podía por lo tanto hacer lo que quisiera con él. Pero esto no cambió nada a su destino.

CLIP NOTICIARIO: Y que tras agotarse todos los recursos interpuestos en la Corte de Constitucionalidad y la Corte Suprema de Justicia, la Cancillería inició los trámites administrativos del proceso de extradición, y por su estado de salud y su permanencia en el hospital militar, el instituto nacional de ciencias forenses autorizó su traslado bajo condiciones especiales, en donde se requería un avión ambulancia.  

NARRADOR: Ya en Estados Unidos, Portillo entendió que las reglas eran diferentes. Frente a él tenía Preet Bharara, un fiscal temido por corruptos y narcos del mundo entero. No le quedó otra opción que declararse culpable. Y no porque tuviera remordimientos.

ALFONSO PORTILLO: Cuando uno está allá, uno aprende, y a uno le cuentan experiencias, y conoce hasta abogados detenidos y le cuentan la historia. Estados Unidos no se va a dejar un juicio. ¿y por qué? Si a usted lo declaran inocente después de dos o tres años en la cárcel, usted puede hacer una demanda multimillonaria que complica las finanzas del poder judicial. Entonces Estados Unidos no se da el lujo. Estados Unidos dice negociemos, y así ganamos el 95% de los casos. El 5% de los casos se van a juicio. Uno sabe de qué es inocente y corre el riesgo de que lo condene, si uno hubiera podido estar tres años, va a estar diez o quince. La lógica le dice, mejor negociar, pagar los tres años.

NARRADOR: Lo que dice Portillo es cierto. En Estados Unidos, solo el 5% de los casos van juicio. El 95% se negocia entre los acusados y los fiscales. Es una negociación en la que la culpabilidad o la inocencia del acusado es casi irrelevante. Las pruebas sirven más para intimidar al acusado que para contar la verdad sobre un hecho.

Con ese sistema, el acusado debe hacer un cálculo riesgo/ beneficio. Declararse culpable o declararse inocente. Si el acusado insiste en que es inocente, va a juicio. Y si pierde, se arriesga a pasar 10 o 15 años en la cárcel. En cambio, si se declara culpable, y de paso, colabora con la justicia, puede obtener una pena menor.  Portillo hizo sus cálculos y se declaró culpable. Y en efecto, obtuvo una sentencia reducida. Fue condenado a cinco años y diez meses. Como ya había cumplido tres años y medio en Guatemala, solo tuvo que quedarse dos más en una cárcel norteamericana.

¿Pero y los cheques de Taiwán? ¿Cómo los explica?

PERIODISTA: Acerca de los cheques de Taiwán, ¿cuál es la explicación que da usted ahora?
ALFONSO PORTILLO: La explicación es que el gobierno de Taiwán siempre ha apoyado a los presidentes. No solo a mí. A mí me apoyó para comprar una casa habitación. Y pues, yo lo acepté.
PERIODISTA: Pero, ¿es a cambio de algo?
ALFONSO PORTILLO: No. No la política de Taiwán es una política de que no pide nada a cambio. Se rumoraba, el fiscal argumentó de que a cambio de ese apoyo se iba a continuar con las relaciones diplomáticas con Taiwán, y Taiwán temía. Mentira. Allí están las relaciones con Taiwán y nunca ha habido peligro, a pesar de que Taiwán se ha quedado un poco sola. Pero es falso que recibí ese dinero a cambio de mantener las relaciones con Taiwán.

 NARRADOR: Si le creemos, a Taiwán le gusta comprar casas a los presidentes, y repartir dinero a cambio de nada. ¿Quién es uno para opinar sobre las tradiciones de otras culturas?

Dos años después, Portillo volvió a Guatemala. Fue recibido como un héroe por los suyos. Intentó volver a la política, pero sin éxito. Ahora, asegura que esa etapa quedó atrás, que ya está viejo, que ahora su papel es otro. Que es hora, para él, de escribir sus memorias.

Sin embargo, la historia de la corrupción del FRG no ha terminado. Los dos militares que llevaban el dinero en cajas envueltas en papel regalo, fueron condenados. Cinco años de prisión. La teoría de la CICIG sobre el asalto al ministerio de la defensa quedó probada con esta sentencia. Sin embargo, los oficiales siguen libres.

Siguen libres, porque, en Guatemala, siempre hay un juez o un magistrado dispuesto a ayudar a la gente bien conectada. Siempre hay un recurso, una acción para quien sabe manipular el sistema.

 El sistema de justicia se convirtió en el mayor obstáculo en el camino de la CICIG. En esos años, la mayoría de sus casos dejaron de avanzar en los juzgados. Una bronca se encendió entre la comisión y el organismo judicial. Y esto llevó al comisionado Francisco Dall’Anese a cometer errores. Errores tan graves que pusieron en riesgo a la comisión. Pero esto será en el próximo capítulo de El Experimento.

Créditos: El Experimento es un podcast producido por No Ficción Guatemala. Narrado por Guillermo Escalón. Investigación, guion y montaje Sebastián Escalón. Edición, Oswaldo Hernández. La música es de Lloyd Rogers.

El Experimento ha sido posible gracias al apoyo de la Seattle Foundation y del National Endowment for Democracy.

Material de archivo: Sin Reservas, Libre Encuentro, Canal Antigua, Russia Today, Prensa Libre, Tele Sur, CNN en español y Guatevisión.

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El Experimento es un podcast producido por No Ficción Guatemala. Narrado por Guillermo Escalón. Investigación, guion y montaje Sebastián Escalón. Edición, Oswaldo Hernández. La música es de Lloyd Rogers.El Experimento ha sido posible gracias al apoyo de la Seattle Foundation y del National Endowment for Democracy.

Material de archivo: Sin Reservas, Libre Encuentro, Canal Antigua, Russia Today, Prensa Libre, Tele Sur, CNN en español y Guatevisión.No Ficción cuenta a Guatemala a través de reportajes, crónicas y periodismo de datos. Búscanos en Twitter, Facebook, Instagram, o en nuestra página Web.

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